El 5 de noviembre de 2005 ocurrió el crimen de Mariana, en Minas Gerais, Brasil, por el consorcio minero Samarco (Vale y BHP Billiton) . Se cumplen por tanto 5 años de esta catástrofe, por lo que el MAB (Movimento de Afectados por represas de Brasil) ha iniciado distintas actividades de recuerdo (ver aquí https://mab.org.br/category/especial/ ). Fue el mayor desastre ambiental sufrido en Brasil hasta que 3 años después, una de las empresas responsables, Vale, provocara otro con más muertos en Brumadinho. En Mariana los dique de contención colapsaron arrojando 50 millones de toneladas de lodos tóxicos procedentes de la lixiviación (lavado de roca para extracción de hierro) que lo barrieron todo y luego lo contaminaron. Los lodos encontraron el cauce del río Doçe como vía por la que fluir, contaminando los 800 kilómetros por los que transcurre hasta el mar, e incluida la costa. El saldo fue de 18 muertos y un desaparecido.
Como parte del acompañamiento de esta y otras luchas de las personas afectadas por represas en brasil y el resto de Latinoamérica, participamos en un panel internacional organizado para este 5º aniversario. A continuación el texto que compartimos con la companheirada.
A 5 años del crimen de Samarco, solidaridad
La tragedia de Mariana y de toda la cuenca del río Doçe no fue un accidente. Fue premeditado. Fue el resultado de la negligencia por abaratar costes ahorrándose en seguridad, en sistemas y en una forma de extracción altamente contaminante y destructiva.. Como dice el MAB, fue un crimen. En Europa, desde Movimiento de Personas Afectadas por el Modelo Energético, y desde muchas organizaciones, y también desde aquí en el País Vasco queremos mostrar nuestra solidaridad con todas esas víctimas, muchas de las cuales ni son reconocidas como tales por las instituciones y la empresa criminal. Y especialmente saludamos al MAB y los activistas que han apoyado estos 5 años de arduo trabajo y apoyo a las víctimas desde el primer día, y que no han cesado durante este tiempo de denunciar el crimen y quiénes son los criminales. En un día tan triste como este, recordamos a las víctimas y a sus familias, y compañeros y amigos, y a los que fueron enterrados en el barro.
La primera vez que escuché sobre Vale fue a través de un informe en el que participó el MAB «Empresas transnacionales brasileñas en América Latina: un debate necesario» de 2009, que incluía el artículo «La cara agresiva de Vale». Conocí otras empresas brasileñas que se comportaban de la misma manera que otras transnacionales, como Petrobras en Ecuador. El informe lo iniciaba una frase del presidente de Vale en 2006, Roger Agnelli: “Tenemos el mineral de hierro más barato del mundo. Necesitamos ser más agresivos y ocupar rápidamente este espacio o otros lo harán”. También decía el informe: “La agresividad en la ocupación de espacios (y territorios) es una forma muy adecuada de describir la estrategia comercial de Vale ”. Eso fue antes de los accidentes María y Brumadinho. Entonces se confirmó que la agresividad en la ocupación de espacios iba mucho más lejos. Y que Brasil no era excepción.
Estuve en Brasil por primera vez en 2012, en Río +20. Una de las muchas protestas que hicimos aquellos días de denuncia de la utilización de la cumbre para lavado de cara transnacional nos llevó a la puerta de Vale. Allá gritamos «Vai cair, a Vale vai cair» (Va a caer. Vale va a caer). Entonces la protesta se centraba sobre cómo Vale operaba en otros países, en Angola, en Mozambique, y también en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Indonesia, Perú y otros, donde trabajaba como una transnacional más. Entonces no podíamos imaginar que un crimen del nivel de Mariana y luego como el de Brumadinho pudiera ocurrir, en las mismas tierras brasileñas, en el mismo valle que le dio su nombre, el Valle del Río Dulce.
En esa ocasión, mi colega Iñaki Barcena subió a un camión logístico provisto con micrófonos para hablar a la multitud en representación internacional, diciendo que aunque Vale es una empresa brasileña, su comportamiento es idéntico al de otras empresas transnacionales. En este caso, la comparó con la empresa vasca por excelencia, Iberdrola. Iberdrola también opera en Brasil como Neoenergía, pero antes de operar en Brasil tuvo un balance desastroso, anti-democrático, de imposición, promoción de energías contaminantes y altamente tóxicas en Euskadi, con el apoyo de la dictadura y su aparato represivo, y que luego exportó a otrs lugares donde comenzó a operar. Fue expulsada de Bolivia y Guatemala por sus irregularidades, y aquí en Brasil replicó sus irregularidades en Belo Monte, Baguari, Baixo Iguaçu, Teres Pires y ahora quiere hacer lo propio en el mega-proyecto energético de Tapajós, paralizado por los tribunales.
Y sin embargo a mi me sigue llamando la atención que una compañía, que ademas su nombre es el mismo nombre de ese valle, el valle del rio Dulce, que contaminó, que mató durante tantos kilómetros, y que luego replicó en Brumadinho, que esa compañía tuviera tan poca condescendencia, tan poca ética con el valle mismo y con las personas que en él viven. Sabiendo lo que es el capitalismo, sabiendo lo que son las compañías transnacionales, todavía me cuesta entender.
El capitalismo provoca el agotamiento de recursos, recrudeciendo el proceso extractivo.
Debemos entender el crimen de Mariana y luego de Brumadinho desde el punto de vista capitalista, como consecuencias de ese capitalismo arrollador, incondescendiente, en el contexto actual, en la situación ambiental y económica actual. Nos encontramos en un momento de una reducción de los recursos (lo que se ha llamado el Pico de Todo (Peak All en inglés) debido al sobre-extractivismo y al sobre-consumismo. La reducción de recursos minerales afecta sobre todo los indispensables para la economía, a los minerales que sirven para producir energía como petróleo, carbón y gas, y uranio, y también de minerales básicos en el capitalismo como son el hierro, como el cobre, etc, y también el oro y la plata, que son los patrones monetarios. Eso hace que el reducir los recursos los métodos de extracción sean todavía mucho mas violentos, y mucho más sofisticados. Sobre todo por que esos recursos minerales se encuentra cada vez en mucha menor cantidad, una cantidad más minúscula, microscópica, que ya no se encuentran en grandes vetas, en grandes yacimientos que se pueden extraer totalmente, sino dispersos en roca que hay que machacar, que hay que lavar, que hay que lixiviar.
Esas formas de extracción mucho mas agresivas conllevan a su vez la eliminación total de los ecosistemas, la eliminación de la tierra, del subsuelo, dejando grandes huecos, extensiones yermas, pero también produciendo toneladas y toneladas de residuos, de tierra mezclada con químicos, con metales pesados. Residuos que el medio ambiente, los ecosistemas no pueden absorber, que no pueden metabolizar, no pueden regenerar y que se van acumulando hasta el punto de que en un momento dado ya no hay forma de contenerlos más y entonces es cuando colapsan y cuando invaden otros campos de vida humanos y otras zonas naturales, provocando desastres como los que nos ocupan.
Estos son casos concretos, pero también son reflejo de una dimensión enorme, poniendo de manifiesto el lado oscuro del extractivismo, del capitalismo; esa incapacidad de esconder, de reducir, de controlar los residuos en todo el mundo, en cualquier parte en la que se esta realizando estas formas extractivas. Esos costes no incluidos en el precio del recursos extractivos son cargados en la cuenta del medio ambiente o de las comunidades. Todo ello ocurre gracias a la condescendencia de las instituciones. En nuestro caso, a los días de volver de participar en el 1º aniversario del crimen de Brumadinho, el 6 de febrero 2020, ocurría en Euskal Herria (País Vasco) el colapso de un vertedero, el de Zaldibar, que causó la muerte también de dos trabajadores.
Con ello también tenemos que recordar que este es un crimen de Samarco, de Vale, es un crimen generado en Brasil, pero es un crimen capitalista, es un crimen neoliberal, de una forma de su sustentar la economía a base de sustraer recursos de la Madre Tierra sin importar las consecuencias, a toda costa, abaratando costes para poder ser competitivo, para poder mantener esa demanda, para poder mantener esa economía, mientras que la economía se esta yendo al garete, el país esta yendo al garete y mientras para el medio ambiente, para la sociedad, las personas, las comunidades lo único que va a quedar es miseria. Es una solución cortoplacista como siempre ocurre en el capitalismo, porque se obvian las consecuencias a largo plazo. Los impactos son externalizados, o escondidos para que luego se encarguen otros, para no ser tenidos en cuenta y luego sea el gobierno o instituciones quienes corran a cargo de ellos. Para que el pueblo se haga cargo de ellos, porque es dinero público el usado para pagar por recuperar esas tierras, por ayudar a la gente, ayudar en el desastre, ayudar a las comunidades y sobre todo a aquellos que tienen poco y se quedan todavía con menos. Los que pierden todo.
Por eso no solo nos solidarizamos con esas comunidades, recordamos lo que pasó para que no vuelva a ocurrir en el medio ambiente, pero sobre todo tenemos que pensar en las generaciones futuras, también en las que van a vivir en ese en ese lugar afectado de Mariana, de la cuenca del río Dulce, de Brumadinho. El capitalismo prioriza los beneficios a los daños sin predecir riesgos ni impactos en largo plazo como ocurre con el cambio climático.
En 2017 eu estuve en Mariana también y me llamó mucho la atención como dos años después todavía se podía distinguir perfectamente donde había estado el lodo, porque estaba todavía depositado, pero seco – pero sobre todo se podía distinguir porque ya no crecía nada, aparte de alguna planta super-resistente como el amaranto.
En esa ocasión, pudimos también entrevistarnos con las personas damnificadas, muchas de ellas que no viven ya en la zona porque desaparecieron sus casas, pero sobre todo desaparecieron sus formas de vida, sus lugares de trabajo, terrenos y que se encontraban en ciudades lejanas como Bello Horizonte u otras. Por lo que hemos sabido, después de cinco años, esas personas todavía no han recibido una solución. Así que desde aquí nuestra solidaridad con ellas y de nuevo denunciamos a la Samarco, a la Vale, denunciamos a las instituciones brasileñas que sabemos siempre han estado a favor del lado de las grandes empresas, de los poderosos, también de los poderosos brasileños y demandamos justicia.
En esa visita supimos también que la razón para que Samarco evitara el indemnizar a las víctimas del crimen fue sobre todo porque consiguió crear una empresa paralela que sirviera de intermedia entre la propia empresa y los damnificados. Esa empresa, Renova, sirvió para obstaculizar todo el proceso y que no hubiera indemnización y soluciones a los damnificados. Samarco (Vale) es culpable de no haber cumplido las medidas de seguridad, de querer rentabilizar la extracción de hierro de forma que luego paguen las comunidades o el estado, de priorizar el beneficio directo a los impactos sociales y ambientales, es culpable de esconder tanta mierda y ahora es culpable de querer evitar el que se haga justicia y es culpable de ignorar y ningunear a las víctimas por cinco años.
Reconocimiento del MAB
A ese nivel, reconocemos la importancia que ha tenido en ese proceso y que esta teniendo ahora en Brumadinho y en muchos otros procesos, el hecho de que existiera una organización a nivel nacional (con lo que eso implica en un país de la escala de Brasil) como es el MAB que atesora experiencia, pero que sobre todo ha desarrollado e inculcado una idea muy clara de quienes son las personas afectadas y quienes los criminales. Qué es la compañía y qué responsabilidad corresponde a ésta, al gobierno y como se debe jugar con el poder para que hechos así no se vuelva a repetir. Ademas de la parte económica, de la parte humana, de la parte de las víctimas, hay una parte política ineludible, que es la que busca el socializar este caso, el que la sociedad lo conozca y lo interiorice, de forma que estos y otros proyectos sean rechazados y que no se repitan. Por su experiencia y por el papel jugado por el MAB en Mariana, las personas afectadas consiguieron que no se creara un empresa intermediaria y que Vale negociara directamente con ellas. Desde aquí, desde Euskal Herria, desde Europa, nuevamente nuestra admiración.
Este año, en el 2020 (pasa rápido!), tuvimos la ocasión de nuevo de ir a Brumadinho. Allá coincidimos con muchos de los afectados de esa tragedia, pero también con muchos afectados de Mariana y también de la cuenca del río Dulce, de pescadores, de tanta y tanta gente bonita que dejó todo para sumarse a las protestas por el año del crimen, que apoyó a sus hermanos y hermanas de Brumadinho cuando el crimen ocurrió. Sus caras las tengo muy presentes, en la ocupación de las vías de la Vale, en las ceremonias, en las asambleas… Porque como decimos, es el mismo crimen. Y como decimos, también es el crimen del capitalismo. Sus caras las tengo muy presentes, en la ocupación de las vías de la Vale, en las ceremonias, en las asambleas… en los abrazos, porque entonces nos podíamos abrazar! Mucha gente que se sumó a la lucha y que se sumó al MAB, y que siguen ahí.
El capitalismo negacionista
Pero ese capitalismo es también orgulloso: tiene una fe ciega en su capacidad, en su poder, en la tecnología, y en su infalibilidad. Cualquiera poniéndolo en duda es acallado, insultado. Ahora en Nafarroa, llevan años empecinados en aumentar la pared de la represa de Yesa. Pero la ladera en la que se asienta ha sufrido deslizamientos, por lo que la represa y todo el agua que la contiene tiene riesgo de colapsar. A pocos kilómetros se encuentra la ciudad de Sangüesa, de 5000 habitantes. Para ellos, ese proyecto es un riesgo tremendo que suscita mucho temor. Para ellas, lo ocurrido en Minas Gerais es también – tristemente- prueba de que el infalible desarrollo se puede equivocar, como lo demuestra constantemente, con consecuencias no deseables. Pero para ellas este caso también es el caso de no cejar, de organizarse para plantar cara y paralizar estos proyectos irresponsables. El pasado 15 de octubre la ministra española “para la Transición Ecológica” paralizó el proyecto, para en 3 minutos, darle licencia de nuevo!!
De la misma forma, nuestro compañero italiano Renato di Nicola, se refirió en Brumadinho al accidente de Vajont que causó 2000 muertos. Como en España ocurrió en 1998 en Aznalcóllar con la rotura de una represa de residuos mineros que provocó un desastre ecológico en el Parque natural de Doñana, o en 1982 la de Tous y muchas otras (sí, son muchas y por ello, el recordarlas todas hasta contraporducente). El mismo año pasado 2019, colapsó otra gran represa en India, y el anterior otras cuatro en Kenia con 47 muertos, en Afganistán con 13, en Birmania con 4 y en Laos con 36 muertos, 98 desaparecidos, 6600 personas sin hogar…. En la historia de las grandes represas, se registran en el mundo más de 86 accidentes con un saldo de más de 200.000 vítimas, siendo el más terrible el de la represa de Banqiao y Shimantan (China) en 1975, con 171.000 muertos y 11 millones de personas sin hogar. Todos ellos se entienden como daños colaterales del supuesto progreso. Todos ellos se obvian en la imposición de cada uno de las represas a construir.
Un crimen contra los trabajadores
Como en el caso de Zaldibar en Euskal Herria (País Vasco), no podemos pasar desapercibido que el crimen fue principalmente contra trabajadores, contra la clase obrera. De las 19 víctimas mortales, 14 eran trabajadores de la empresa, ya que la avalancha de lodo primero se llevó a los que allá estaban trabajando. Por tanto, los trabajadores son los que son expuestos a riesgos, a pagar las negligencias de la empresa por no invertir en seguridad. De ellos, de los 14, trece eran subcontratados, lo que nos prueba también cual es la fórmula de la empresa minera, el emplear a sus trabajadores a partir de empresas secundarias para así negarles derechos o incluso pagarles menos. Después del crimen de Mariana, la Vale (Samarco) fue denunciada por el INSS (Instituto Nacional do Seguro Social) por esa contratación terciarizada considerada ilegal y por fallas en el sistema de seguridad laboral. Este aspecto, por su mayor número de víctimas sería sobrepasado en Brumadinho, donde perecieron 130 trabajadores de la empresa minera. La BBC lo denominó como “el mayor accidente laboral jamás registrado en Brasil”. Por ello, en este aniversario queremos recordar que este también fue un crimen contra la clase trabajadora y a todos los trabajadores que perecieron en el lodo.
Por lo tanto, deducimos, que en este sistema laboral neoliberal que recorta derechos y exprime aún más a las y los trabajadores, la muerte es un precio más a pagar por ellos, y los accidentes que las puede causar, no sólo algo puntual, sino en muchos casos también de dimensiones también masivas.
Abrazo solidario con las víctimas y las activistas
Desde aquí, desde Europa, nuestro abrazo, nuestro saludo solidario con todos ustedes, pero también nuestra reafirmación en la lucha anticapitalista internacional, porque aunque luchamos contra otras empresas, contra otros proyectos, aunque el objetivo concreto sea distinto, estamos en una misma lucha.
“Essa luta é nossa, essa luta é do povo, só lutando se constrói um mundo novo”
Y sobre todo reafirmar nuestro compromiso también porque se haga justicia, por no perder la memoria de lo que ocurrió, allá en Mariana con Vale, con Samarco, y nuestro compromiso también para que la gente aquí, en Europa, en el mundo, también sepa que ocurrió y a que nivel puede llegar el capitalismo o estamos llegando en esta fase neoxtractivista, de forma que causa tantas y tantas muertes y tanto desastre natural. Saludos a todos ustedes, respeto y ánimo en la lucha.
Memória, reparação e justiça
¡A luta continua!
Martintxo Mantxo. A Planeta