No es verdad que todos pensáramos que vivíamos en el mejor de los mundos posibles. Ni mucho menos. Unos años antes del hundimiento de la feria de las vanidades guardé una publicación que me impactó porque anunciaba que todo aquello que nos vendían era una inmensa burbuja a punto de explotar, una pompa de jabón […]
No es verdad que todos pensáramos que vivíamos en el mejor de los mundos posibles. Ni mucho menos. Unos años antes del hundimiento de la feria de las vanidades guardé una publicación que me impactó porque anunciaba que todo aquello que nos vendían era una inmensa burbuja a punto de explotar, una pompa de jabón a punto de ser tragada por el sumidero de la cloaca más profunda. Se trata de un ejemplar de marzo del 2005, el número 10 de la revista Cancha, órgano de información y divulgación de Caja Navarra.
Una parte de sus páginas estaba dedicada a una conferencia que el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz había impartido en Pamplona el 23 de febrero de ese año, invitado por Caja Navarra, dentro de su programa empresarial de Viálogos, a la que asistieron más de 300 personas, incluyendo unos 150 empresarios. Aquel día por la mañana el profesor visitó además la oficina central de Caja Navarra, en compañía de su director general, donde saludó a algunos empleados y pasó unas horas con el equipo directivo de la entidad financiera. Por la tarde se reunió con los miembros del Consejo de Administración y de la Comisión de Control de la caja, con el presidente del Gobierno de Navarra a la cabeza. La revista presenta algunas fotografías de todo aquello y también recoge sus respuestas en el debate posterior de la conferencia.
Dos de sus contestaciones me dejaron sorprendido porque anunciaban que la especulación inmobiliaria y crediticia era una bomba de relojería a punto de estallar. En ambas hacía referencia a la situación explosiva de la economía financiera y su endeudamiento, tanto en Estados Unidos como en España. Reproduzco las dos preguntas y sus respuestas:
Pregunta del público: ¿Qué prevé para la economía española en el contexto mundial?
Stiglitz: No pretendo ser un experto, pero lo que digo está documentado: el crecimiento económico en España en los últimos años no ha sido equilibrado, se ha basado demasiado en el sector de la construcción, apoyado en un alto nivel de endeudamiento. Algo similar ha ocurrido en Estados Unidos, la gente está pagando hipotecas muy altas a intereses muy bajos. Pero los tipos de interés acabarán subiendo, lo que disparará la oferta y, como consecuencia, bajarán los precios de la vivienda. Es una bomba de relojería.
Pregunta del público: ¿Existe riesgo de una burbuja inmobiliaria?
Stiglitz: Sí. En mi país tenemos un mercado hipotecario muy curioso. El consumo ha sido impulsado por esa burbuja: la gente refinanciaba sus hipotecas para mantener su nivel de vida y seguir consumiendo. Si esto para, porque suben los tipos de interés o los precios se desploman, bajará el consumo y bajará la inversión.
La revista Cancha también aportaba una entrevista exclusiva con Stiglitz realizada después de la conferencia. Allí afirmaba que la economía española, basada en la construcción y el turismo, estaba agotada ya para inicios del 2005 y que solo serviría para que los alemanes compraran una segunda residencia para su veraneo de sol y playa, según decía en una de sus refinadas y sutiles réplicas, que transcribo a continuación:
Pregunta: ¿Qué opina de la sostenibilidad de la economía española y su competitividad en el entorno de Europa y también en su propio contexto?
Stiglitz: A largo plazo, va a ser difícil sostener el crecimiento basándose en el sector inmobiliario. En economía, debes producir algo que quiera comprar otra persona. España produce, entre otras cosas, turismo. Una parte de esa construcción se dedica a segundas viviendas para alemanes, etc. Es un servicio de turismo. Quizás durante un tiempo se pueda tener una base más firme para el crecimiento, basado en la construcción, que en otras circunstancias. Sin embargo, a largo plazo, hacen falta otras bases para el empleo y el crecimiento.
Tal y como se puede colegir de las respuestas cabales y atinadas de Stiglitz que me impresionaron en su día, surgen varias preguntas:
1- ¿De qué sirvió invitar y pagar a un Premio Nobel de Economía, si luego no aprovecharon su diagnóstico para solventar la debacle económica que se veía venir?
2- ¿Qué responsabilidad cabe presumir al director general de Caja Navarra y a todos los expertos, banqueros, empresarios, políticos y autoridades que oyeron o leyeron las palabras de Stiglitz e hicieron caso omiso a comienzos del 2005, cuando todavía había tiempo para reaccionar?
3- ¿Qué intereses materiales y sesgos cognitivos hicieron posible que las ajustadas advertencias de Stiglitz fueran ignoradas?
Dejo estas preguntas en el aire, como burbujas, porque las respuestas están por los suelos, como lombrices. Y añado una última pregunta burbujeante, aunque no es mía. El editorial de la revista mencionada, firmado por el director general de la desaparecida Caja Navarra, tenía por título una interrogación: «¿Conoce otro banco o caja igual?».
* Publicado en: http://www.noticiasdenavarra.com/2013/06/13/economia/stiglitz-predijo-la-crisis-invitado-por-caja-navarra
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