La central nuclear de Leibstadt, en el norte de Suiza, el 22 de mayo de 2011 AFP/Archivos / Fabrice Coffrini Los suizos aprobaron este domingo por mayoría en un referéndum abandonar progresivamente la energía nuclear y desarrollar las renovables. El 58,2% de los votantes suizos apoyaron el cambio, según el balance final tras la […]
La central nuclear de Leibstadt, en el norte de Suiza, el 22 de mayo de 2011 AFP/Archivos / Fabrice Coffrini
Los suizos aprobaron este domingo por mayoría en un referéndum abandonar progresivamente la energía nuclear y desarrollar las renovables.
El 58,2% de los votantes suizos apoyaron el cambio, según el balance final tras la consulta dominical.
Solamente cuatro de los 26 cantones votaron por el «no».
Este proyecto de revisión de la ley es el resultado de un largo proceso de reflexión iniciado después del accidente nuclear de Fukushima, provocado por el gigantesco tsunami que golpeó las costas japonesas en marzo de 2011.
La nueva ley prevé impulsar energías renovables como la hidráulica, la solar, la geotérmica y la biomasa
La votación deja el camino libre al gobierno para implementar gradualmente estas medidas a partir del próximo mes de enero.
Los partidarios del cambio se mostraron eufóricos al comprobar que las nuevas energías habían recibido tanta aceptación, ya que las últimas encuestas insinuaron que el «no» estaba ganando terreno.
Histórico
«Es un día histórico para el país», manifestó la parlamentaria de los Verdes, Adele Thorens, en la radio pública RTS.
«Suiza entrará finalmente en el siglo XXI en términos de energía», añadió.
Esta cuestión parecía generar menos interés respecto a otros más recientes referéndums, el fundamento de la democracia directa suiza.
En esta ocasión, la participación fue del 42,3%. Pero, esta baja cifra entra en la media de participación electoral de los dos últimos años, según la agencia ATS.
La estrategia energética gubernamental para 2050 es desmantelar los cinco reactores nucleares que producen casi un tercio de la electricidad del país, al llegar a su vida operacional útil y segura.
Pero, las centrales nucleares suizas tienen licencias de explotación indefinidas, y no existe una fecha límite clara sobre cuándo cerrarán.
En noviembre pasado, los suizos rechazaron acelerar la eliminación de las plantas limitando su vida a 45 años, algo que habría hecho clausurar este año tres de las cinco centrales.
El nuevo plan energético no contempla un calendario claro para la eliminación completa de la energía nuclear, pero tiene un ambicioso objetivo para reducir el consumo de energía y mejorar su eficacia.
Fija valores indicativos de consumo energético promedio por persona en un año, estableciendo como marcador el 2000, con un objetivo de reducir esta cifra en 16% para 2020 y en 43% para 2035
El primer objetivo ya casi se ha alcanzado, con un consumo de energía en la actualidad del 14,5% más bajo que a principios del milenio, según el gobierno.
Asimismo, el plan también incluye el incremento del uso de las energías renovables.
¿Ducha de agua fría?
El Parlamento apoya la nueva ley, pero el principal partido suizo, la Unión Democrática de Centro (UDC), antieuropea y anti-inmigración, pidió celebrar un referéndum, estimando que la puesta en marcha de este texto tendría un costo elevado, amenazaría el abastecimiento energético y cambiaría el paisaje al introducir estructuras eólicas y paneles solares.
Según la UDC, la reforma del sistema energético tendrá un costo de casi 200.000 millones de francos suizos (183.000 millones de euros) hasta 2050.
Para un hogar de cuatro personas, esto representa 3.200 francos suizos adicionales (2.900 euros) por año en costos e impuestos, afirmó la formación.
«Es pagar 3.200 francos más (…) por una ducha de agua fría», ironizaba la UDC en un cartel electorales.
El gobierno rechaza estos cálculos y estima que para un hogar con cuatro personas con consumo estándar, el costo adicional será de 40 francos suizos por año.
Además, sostiene que esto podría quedar compensado por una mayor eficacia energética, citando como ejemplo una reducción del costo de la calefacción.
A finales de 2016, los electores suizos rechazaron la iniciativa de los Verdes, apoyada por la izquierda, de limitar a 45 años la vida útil máxima de un reactor.