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Entrevista a Xavier Marín sobre la situación política catalana (II)

«¡Trabajadores, pueblos y naciones del mundo uníos! sigue siendo una consigna válida»

Fuentes: El Viejo Topo

Nota edición: La entrevista, publicada en el mes de abril, se realizó durante el mes de febrero, antes de la irrupción del coronavirus.

* * *

Presentación del propio autor: “Javier Marín se define a sí mismo como un activista social con más de 50 años ininterrumpidos de lucha en el ámbito de la izquierda revolucionaria primero, y en la izquierda gradual y transformadora después. Sus distintas profesiones: metalúrgico primero, funcionario después, empresario de la formación hoy, son anécdotas temporales de su actividad principal: la implicación en la política activa para transformar el mundo.

Esa implicación tiene su concreción en 12 años de multiactivismo revolucionario en el PTE (1968-1979) y en 40 años de militancia muy activa en el PSC (1980-2020), donde ha sido el fundador y director de su Escuela de formación de cuadros durante 25 años, y miembro del Consell Nacional desde 1990 hasta hoy.”

Nos habíamos quedado aquí. Habla usted del PCE de antes, pero el PCE, salvo error por mi parte, sigue existiendo. Lo mismo que Izquierda Unida. Por lo demás, por sus referencias a UGT y CCOO, ¿debe entender que usted considera que son actualmente fuerzas pro-procesistas?

Sí, porque tanto el PCE como IU, tienen el mismo discurso que PODEMOS respecto a Cataluña, ambiguo. A veces del sí pero no, y otras del no pero sí. ¡Vaya!¡Como el que tenía el PSC entre 2011-2015!

Respecto a CCOO y UGT no es que yo les considere pro-procesistas, es que ellos se han sumado en dos ocasiones (2017-2018) a la “aturada de país” convocada por el Govern de la Generalitat que les subvenciona bajo la única consigna de la independencia.

Si no ando errado usted es vicepresidente de SCC. Desde su punto de vista, ¿qué representa a día de hoy Societat Civil Catalana?

Cierto, lo soy, a la vez que coordinador de Organización. SCC representa mucho menos de lo que a mí me gustaría y debería, en función de la masa de personas y votantes que no se identifican con la secesión y sí con la unión territorial.

Cuando nació SCC en 2014, como reacción y resistencia contra el proceso independentista, éramos la única organización que se atrevió a levantar la voz para decirle al Govern y a su aparato de propaganda que era mentira, que no éramos “un sol poble, una sola llengüa i una sola nació”, que Cataluña era un crisol de diversas culturas. Dimos voz a los sin voz. Visualizamos en la calle lo que era una realidad oculta por ignorada y oprimida. Somos la resistencia que ha frenado en las trincheras el avance de los secesionistas, contribuyendo a parar el golpe jurídico-institucional del 1-O-17. Gracias a nuestra movilización no se cumplió el sueño de los dirigentes independentistas de ver a los “tanques entrando por la Diagonal”, que hubiera alimentado su estrategia de la espiral de la violencia, del “cuanto peor, mejor”. “Nos han faltado 8 muertos encima de la mesa” llegaron a decir cuando hacían balance post 1-O para justificar su fracaso.

Ayer fuimos “La Resistencia”, hoy aspiramos a convertirnos en la gran Assemblea de Catalunya, de la Cataluña constitucionalista, que pasa de ejercer un papel reactivo a uno proactivo. Restablecer el “seny i la concordia” pasa por que desde SCC seamos capaces de transformarnos en un gran movimiento cívico-político que desde una postura unitaria, vigilante, activa y movilizadora, sea capaz de condicionar las veleidades nacionalistas y los intereses tácticos y cortoplacistas de los partidos, que diciéndose constitucionalistas, pierden la necesaria visión de Estado a medio y largo plazo.

Sin ningún ánimo de ofensa o sectarismo, ¿no es SCC un pelín (por decirlo suavemente) pepera? Más aún: ¿qué hace un ciudadano de izquierdas como usted en un lugar como ése? ¿Está cómodo en la organización?

Cada uno es de su padre y de su madre. SCC nació en 2014, bajo la égida de un gobierno del PP, y eso condicionó su composición inicial, que aunque se procuró transversal, sí estaba numéricamente más escorada a la derecha. De hecho, los cuatro presidentes que ha tenido la entidad provienen de ese sector y eso puede habernos estigmatizado ante el conjunto de la ciudadanía más progresista.

En estos momentos, de los 18 miembros de la Junta Directiva, un tercio se identifican más como votantes conservadores, un tercio como de centro, y otro tercio más a la izquierda variopinta: desde Podemos, Izquierda en Positivo y Socialistas, hasta un anarco-sindicalista. Nuestra transversalidad es la garantía de nuestra capacidad de movilización cuando toca salir a la calle. Lo que no han sido capaces de conseguir los partidos constitucionalistas, lo hemos conseguido nosotros.

¿Qué hago yo en SCC? Para no repetirme, creo que algo de eso ya te respondí en una pregunta anterior.

Sí, sí, tiene razón. Por si quiere añadir algo más.

Cada uno de nosotros somos fruto de nuestra propia educación política y de nuestras vivencias. Yo soy hijo de los tiempos de la “unidad de acción de todas las fuerzas izquierda contra el Franquismo”. Sin esa unidad de acción, que finalmente fue tan transversal que se amplió a la derecha social-cristiana liberal catalanista, no habríamos conseguido tirar abajo el régimen fascista. Ese era el enemigo común que nos unió.

Ahora estoy aplicando la misma estrategia de “unir todo lo susceptible de ser unido en contra del enemigo principal” y mis actuales compañeros de viaje del PP o C,s saben, desde la honestidad intelectual con la que les hablo, que el día que la amenaza independentista esté neutralizada, volveré a dedicar todos mis esfuerzos y tiempo de militancia política a combatir sus concepciones económicas liberales, que en eso radica principalmente la diferencia entre la derecha y la izquierda, en a qué hay que dedicar los Presupuestos Generales del Estado, a la privatización o a la socialización de los servicios públicos.

¡Socialización, nada menos!

Sí, socialización, no tan amplia a la que aspiramos desde el Socialismo, pero socialización parcial sin duda: ¿cómo si no le llamamos a unos servicios públicos universales y gratuitos, como el Sistema público de Sanidad o de Educación?

¿Y por qué cree que SCC tiene tanta mala prensa en sectores amplios de la ciudadanía catalana (y también en sectores de la española)?

Seguramente por lo mismo que te comentaba antes. Los primeros cinco años de vida de SCC nos estigmatizaron como una iniciativa del PP, y el aparato de agitación y propaganda del Govern de la Generalitat, que ya nos avezaba como su gran enemigo, contribuyó a propagar esa falacia.

Otros medios más progresistas como el grupo PRISA nos mantuvieron en cuarentena, hasta que Alfredo Pérez Rubalcaba nos hizo el honor de presentar a SCC en el Club Siglo XXI, y de eso sólo hace un año.

Otra explicación de manual son los falsos complejos que la izquierda y los medios de comunicación que riegan ese huerto siempre han tenido sobre España, su bandera y la unidad territorial. Nos ha faltado pedagogía para explicarlo e inteligencia para entender que nuestro país ha avanzado, y más que avanzará, con unidad y no con división, como todos los proyectos que en el mundo han sido o quieran ser.

¿Y de dónde, en su opinión, esos falsos complejos que asolaron y siguen asolando los huertos de las izquierdas, sobre todo de las que dicen ser más alternativas, más anticapitalistas?

Complejos en no saber rectificar a tiempo nuestros postulados dogmáticos históricos, “adaptando la situación concreta a la realidad concreta”, que dirían los clásicos marxistas. Lo de la autocrítica siempre fue un dogma teórico de nuestras izquierdas, sancionado con la extrañación cuando lo poníamos en práctica. Incluso cuando lo ponemos en práctica ahora. Ya no nos “fusilan”, pero te apartan inmediatamente, esperando que dejes de insistir, te aburras y te vayas a tu casa a hacer de “insurrecto errante

Hay una parte de la Izquierda española que se quedó en aquellas consignas de 1975 de “autodeterminación o disolución de los cuerpos represivos”, y ni han evolucionado, ni aportan otras alternativas posibles.

Los falsos complejos a los que me refería, tienen que ver con nuestros viejunos conceptos de España, su unidad territorial y su bandera. Contra Franco valía todo, y en ese embudo ideológico alternativo lo metíamos todo, sin muchos análisis, ni de causas, ni de efectos. 50 años después la realidad nacional e internacional ha cambiado para mejorar. Las desigualdades económicas en el mundo y en España no tienen las mismas magnitudes que entonces. Las libertades políticas tampoco. Hoy España es una de las 20 naciones más avanzadas del mundo, en cuanto a derechos sociales y políticos, y eso, a la izquierda tradicional, le cuesta mucho reconocerlo y ponerlo en valor, por los lastres dogmáticos de nuestro pasado contra el régimen de Franco.

En su opinión, ¿cuáles deberían ser las tareas esenciales de la hora de las fuerzas políticas y sociales disconformes (y más que disconformes) por la deriva secesionista del nacionalismo catalán? ¿Qué puede hacer un ciudadano o ciudadana que quiera aportar su granito de arena?

Sobre las tareas: primero ser tan inteligentes, pragmáticos, y no sectarios como lo son nuestros adversarios principales, siendo capaces de catalizar esa tan necesaria “unidad de acción”

Segundo, saber enfocar esa sinérgica unidad de acción para hacerles perder las próximas elecciones autonómicas, y con ellas el Govern de la secesión que lleva diez años enfrentando a los catalanes y rompiendo amistades y familias.

Tercera, una vez rota la pata del Govern, desmontar las otras tres patas que aguantan la mesa de la independencia: TV3 y los medios de comunicación públicos, el aparato de adoctrinamiento escolar; y el sistema de seguridad pública. Todos ellos perfectamente diseñados y alineados para configurar un gran sistema de control social sobre la población, que les ha dado buenos frutos. Pasar de un 10% de auto-posicionamiento identitario independentista a principio de este siglo, a un 43% en 2020 es un fiel reflejo de la eficacia de su aparato de control social. Ahora nos toca “desalambrar

Sobre el ¿qué hacer? Obvio: ¡¡ayudarnos para ayudarse!!

A quienes ya estén militando en un partido constitucionalista, forzar a sus respectivas direcciones a que abandonen sus intereses tácticos cortoplacistas e inviertan esfuerzos en arreglar la situación de Cataluña que ha contaminado y paralizado hasta ahora el funcionamiento del Gobierno de España.

A los que quieran ayudar, sin implicarse en la lucha partidista, pedirles que se incorporen a SCC para convertirla en la gran Asamblea de la Cataluña Constitucionalista, desde la que diseñar e implementar proyectos y acciones movilizadoras que laminen y neutralicen definitivamente la amenaza de la secesión. Y cuando esa amenaza haya desaparecido y seamos prescindibles, podremos hacer lo que todos en SCC ansiamos: ¡¡disolvernos!!

¡Hacerles perder las próximas elecciones! ¿No confunde usted la realidad con el deseo? A día de hoy, lo que señala, según todas las encuestas habidas y por haber, parece una quimera, la más utópica de las utopías.

Seguro que todos nuestros lectores ya conocen las últimas encuestas, después del anuncio de nuevo adelanto electoral en Cataluña, el quinto consecutivo desde que nos Gover-nen els procesistes,

El bloque independentista está roto y diputan entre ellos una feroz batalla por el liderazgo. Los liberales demócrata-cristianos catalanes renacen de sus cenizas y reclaman volver a vivir sólo con el horizonte estratégico de la autonomía, y conociéndoles, vivir de la autonomía, por qué no decirlo abiertamente.

La derecha catalana se está reorganizando e intentan agrupar fuerzas.

Hay un centro político que intenta emerger con Manuel Valls. En definitiva, hay nuevos actores que pueden determinar un nuevo escenario de futuro a corto plazo.

Eso unido al hartazgo ciudadano respecto a las mentiras del procés y a sus nefastos efectos económicos y de división social, pueden hacer que los resultados de estas nuevas elecciones, a seis meses vista, puedan hacer cambiar el Govern. Esa es mi con fianza; y a ello me dedico con ahínco.

¿Quiere añadir algo más?

Sí. Puesto que los buenos comunicadores –orales y escritos- siempre nos aconsejan adecuar el mensaje al auditorio y en tanto nuestro auditorio hoy afortunádamente es de izquierdas; quiero hacer un recordatorio y un llamamiento:

Recordatorio a nuestro gran ideólogo de la izquierda, Antonio Gramsci, citándole: “Al poder político solo se llega después de haber conquistado la hegemonía del poder cultural”; que es la herramienta con la que transmitimos los valores que generan el relato y las emociones, añado yo.

Y llamamiento a la pedagogía política, poca o mucha, que pueda haber conseguido en esta entrevista. Ellos avanzan (la derecha y los secesionistas) cuando están unidos en torno al objetivo principal. Orillando coyunturalmente diferencias de programa máximo. Nosotros (la izquierda plural) retrocedemos cuando dejamos de pedalear. La lucha por el progreso político y social de la clase social mayoritaria, los trabajadores, es como si todos fuésemos pedaleando en un tándem cuesta arriba. Cuando algunos, parte o todos, dejamos de pedalear y nos paramos, la tendencia natural es a retroceder, ni siquiera a mantener las posiciones. Los logros en cuanto a derechos sociales y políticos que hemos alcanzado en estos 40 años de democracia en España, no están consolidados; son reversibles. Si nos acomodamos y dejamos de pedalear, retrocedemos. Si quieren comprobarlo, compárese nuestra situación con la de hace 15 años.

En consecuencia, mi llamamiento es a la UNIDAD DE UNA IZQUIERDA ESPAÑOLA Y SIN COMPLEJOS. Que teorice, sí, pero que actúe unida, aunque sea por pragmatismo. Primero para vencer a la derecha nacionalista catalana; luego a la derecha nacionalista española, después al creciente auge de la derecha europea y por último a favor del avance de las ideas socialistas en el ámbito internacional.

Para mí, ¡trabajadores, pueblos y naciones del mundo uníos!, sigue siendo una consigna válida.

(*) Primera parte. Entrevista a Xavier Marín, miembro del Consell Nacional, sobre la situación política catalana. “Cataluña no ha sido nunca una colonia española» https://rebelion.org/cataluna-no-ha-sido-nunca-una-colonia-espanola/

Fuente: El Viejo Topo, abril de 2020.