El pasado 18 de Mayo, tuvimos la oportunidad de asistir, en la Universidad Carlos III de Getafe, a la conferencia que, dentro de las Jornadas Sobre Derechos de los Animales en varias ciudades de España, tuvo lugar en Madrid. Gary L. Francione, Catedrático de Derecho y Nicholas de B.Katzenbachs, distinguido Académico de Derecho y Filosofía […]
El pasado 18 de Mayo, tuvimos la oportunidad de asistir, en la Universidad Carlos III de Getafe, a la conferencia que, dentro de las Jornadas Sobre Derechos de los Animales en varias ciudades de España, tuvo lugar en Madrid.
Gary L. Francione, Catedrático de Derecho y Nicholas de B.Katzenbachs, distinguido Académico de Derecho y Filosofía de la Escuela de Derecho de la Universidad de Rutgers-Newark, New Yersey (EEUU), lleva más de 20 años enseñando Derecho y derechos de los animales, siendo la mayor figura internacional en dicha materia.
En su exposición, Francione dejó clara su postura crítica hacia la teoría del bienestar animal -que defiende el uso de los animales con ciertas garantías-, por considerar que es la abolición de la explotación animal y no su mera regulación, lo que conducirá a un verdadero reconocimiento de los derechos de los animales y a su consideración de seres libres y dignos de protección.
En la actualidad, tanto moral como legalmente, se considera a los animales como propiedades, por lo que su interés en no sufrir no goza de una protección significativa, quedando supeditado al valor que nosotros queramos otorgarle. Para Francione, es contradictorio afirmar que nos tomamos en serio los intereses de los animales, y luego seguir tratándolos como objetos, sometiéndoles a un trato que sería considerado tortura si de humanos se tratase. «Tratamos a algunos animales: perros, gatos, etc. como miembros de nuestras familias; sin embargo, clavamos tenedores a otros animales que no son diferentes de nuestros compañeros».
Francione también habló del especismo (término acuñado por el psicólogo británico Richard Ryder), que se refiere a la utilización de la pertenencia a una determinada especie para decidir en qué forma podemos tratar a los animales. Los especistas afirman que algunas características humanas son «especiales», y los animales son considerados «inferiores» al carecer de ellas. Según el profesor, no existe relación lógica entre la característica especial y el derecho a no ser tratado como propiedad. Esto es claro cuando se trata de humanos. Un humano puede carecer de una característica específica (ej.: racionalidad), que puede ser relevante para algunos propósitos, pero no para determinar si usamos a este humano sin su consentimiento en un experimento o como donante de órganos.
El profesor criticó la postura utilitarista de Peter Singer, que argumenta que es aceptable usar animales ya que ellos, por sus diferencias cognitivas, no poseen interés por vivir; no les importa si los usamos o los matamos, sólo cómo los tratamos. A esta tesis contrapuso varias ideas, como que ser sintiente implica tener un interés por una existencia continuada, y que la capacidad para sentir implica autoconciencia.
Para Francione «el único criterio para negar a los no-humanos el derecho a no ser propiedad es la especie, y eso no es diferente del uso de la raza, sexo, orientación sexual, etc., para negar a algunos humanos su pertenencia a la comunidad moral. El especismo no es diferente del sexismo, el racismo o la homofobia».
Como conclusiones, Francione señaló tres factores en orden a terminar con la esclavitud de los animales:
A nivel social, la importancia de la educación en el abolicionismo; la dieta vegana como estilo de vida respetuoso con este principio a nivel personal; y en el orden legal/político (tema en el que fue menos optimista señalando que a fecha de hoy es improbable que surjan grandes cambios en este aspecto, dado el estatus de propiedad de los animales y los intereses creados), destacó que los pasos que se den en este sentido deben dirigirse a la erradicación incremental del estatus de propiedad, o hacia las prohibiciones que explícitamente reconozcan el valor inherente de los no-humanos.