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Manifestaciones en diciembre

Un año de lucha por la vivienda

Fuentes: Diagonal

Especulación, corrupción y políticas de vivienda ineficaces han provocado el surgimiento de nuevos movimientos que reclaman el derecho a una vivienda digna. En Barcelona la tónica fue la reacción ante el proyecto de ley de vivienda del recién estrenado tripartito, en Málaga la ocupación de un edificio de los servicios sociales abandonado por el Ayuntamiento, […]

Especulación, corrupción y políticas de vivienda ineficaces han provocado el surgimiento de nuevos movimientos que reclaman el derecho a una vivienda digna.

En Barcelona la tónica fue la reacción ante el proyecto de ley de vivienda del recién estrenado tripartito, en Málaga la ocupación de un edificio de los servicios sociales abandonado por el Ayuntamiento, en Valencia la primera convocatoria nutrida desde el inicio del movimiento. Y en Madrid, una vez más las cargas de la policía con heridas de diversa gravedad y detenciones.

El 23 de diciembre V de Vivienda reapareció o se presentó en 20 capitales de todo el Estado. De nuevo la llamada no respondía a siglas, sino a la convocatoria anónima de un correo electrónico. El seguimiento fue desigual: de las 20.000 personas en la capital catalana, hasta el centenar de concentrados en Zaragoza. Nada espectacular comparado con la incidencia social de los altos precios de la vivienda.

Según argumenta el texto Persiguiendo a V de Vivienda, elaborado por un grupo militante madrileño que investiga el fenómeno, al margen de su poder de convocatoria el movimiento «no se autopercibe como un gueto, y de ahí la alegría que circula» en sus manifestaciones. En el último caso, con el omnipresente lema «no podemos volver a casa por Navidad porque no tenemos una».

La próxima cita común es el 31 de marzo. Pero la forma de encararla no es tan común, como ejemplifican los casos barcelonés y madrileño. En Barcelona la Asamblea va en solitario y plantea de forma contundente que la solución no pasa por construir más vivienda protegida, sino por considerar los pisos vacíos -unos 70.000 sólo en Barcelona capital- como posibles pisos sociales. El discurso y las recetas son similares, pero en Madrid hay dos espacios que están dinamizando las protestas. La Asamblea y la plataforma de organizaciones vecinales, sindicales y políticas están en contacto y coinciden en la necesidad de abrir asambleas de barrio que, al modo de parte del movimiento antiguerra de 2003, permitan un contacto más directo con la población. De momento, no tienen previsto llevar a la práctica esta idea de manera conjunta.

Mientras, el movimiento se desarrolla en un momento delicado política y económicamente. Entre las acusaciones mutuas de corrupción en el patio político y el inicio del pánico en el patio financiero, puede hacerse realidad otra de las fijaciones presentes en la mayoría de las expresiones de V de Vivienda: conseguir que la burbuja inmobiliaria pinche a lo largo de 2007.