Leíamos la semana pasada el artículo La revolución cubana en su laberinto de los autores José Miguel Arrugaeta y Joseba Macías. Dicho escrito fue reproducido en Gara, Rebelión y Kaosenlared. Al margen de la controversia que pudiera suscitarse entorno al papel de los medios llamados alternativos en el estado español, quisiéramos plantear algunas consideraciones a […]
Leíamos la semana pasada el artículo La revolución cubana en su laberinto de los autores José Miguel Arrugaeta y Joseba Macías. Dicho escrito fue reproducido en Gara, Rebelión y Kaosenlared. Al margen de la controversia que pudiera suscitarse entorno al papel de los medios llamados alternativos en el estado español, quisiéramos plantear algunas consideraciones a las conjeturas e invectivas en este texto lanzadas contra el proceso revolucionario cubano actual.
Este tipo de artículos son los llamados caza-bobos, donde se increpa de manera «inocente» para ver qué otra verdad sacamos de todo esto: el chismorreo periodístico que no descansa sino que hace sensacionalismo con injerencia en ciertos asuntos que no les atañe o que son motivo de especulación fútil. Supeditados a la agenda del imperio, consciente o inconscientemente. Siempre instalados en una tercera vía que no conduce a nada más que al redil sistémico.
Los firmantes olvidan que las diferencias abismales que separaban a la Iglesia católica cubana dentro del sistema social de Cuba han ido desapareciendo en alto grado para integrarse al proceso y formar parte del nuevo movimiento teológico del ecumenismo, para ser un actor social más ajustado a la soberana actuación de la Isla dentro del contexto interno y externo. La propia actitud del imperialismo y sus lacayos son los que han creado el abismo entre ellos mismos y las denominaciones religiosas en Cuba y un acercamiento de estas últimas con el proceso socialista.
Cuba, desde 1959, ha actuado consecuentemente en el momento histórico en que vive, teniendo en cuenta lo más conveniente para el desarrollo del país, sin que sus decisiones sean empujadas por forzados condicionamientos que conlleven a traicioneras concesiones de principios. Cuba, ha estado sujeta desde 1959, a constantes campañas mediáticas de difamación y desinformación que manipulan la opinión pública internacional. Últimamente apareció la Isla en los medios de prensa capitalistas, resonando con fuerza el desafortunado fallecimiento de Orlando Zapata y el desmejoramiento de Fariñas por adherirse ambos a una huelga de hambre, bien sabido por todos, empujada por esos finísimos hilos que nacen en la SINA y que se vuelven tentáculos en la oportunista disidencia interna.
Inventarse motivos no faltarán; ayer era la comparsa de las Damas de Blanco por los encarcelados, hoy es la huelga de hambre de un hombre usado con vileza y por mezquinos intereses y mañana será porque aún el idioma nacional es el castellano y no el inglés. Siempre que haya Revolución, no faltará una campaña de injurias. Las hienas no paran hasta devorarlo todo. Arrugaeta y Macías, también olvidan que la Revolución cubana tiene sus propios canales de intercambio con los diferentes niveles de gobernación y el pueblo, los cuales no tienen nada que ver con la visión europeísta o norteamericana que dejan fuera en todos los casos al principal actor, la sociedad.
Las contradicciones existentes en la población cubana no sólo se crean por el tema económico de la Isla, sino también por cuestiones culturales, sociales y políticas que están perennes en la praxis diaria de cada cubano al enfrentarse a las dificultades que le crea el criminal bloqueo establecido por Estados Unidos y que dura más de 50 años. Pero también se generan por las dificultades creadas por otros gobiernos que con comportamiento indigno, se pliegan a los mandatos del poderoso imperio. Dentro de los mismos ha estado el gobierno de España.
Los autores han querido pintar, de una manera «disimulada», un desánimo generalizado que no existe ni cristalizará con tal fatalismo en la población de la Isla. Además, que la población cubana sea capaz de exponer sus inquietudes e infortunios en asambleas abiertas con el objetivo de buscar soluciones factibles, es muestra diáfana de la libertad de diálogo y participación que goza el pueblo cubano dentro de su proceso socialista. ¿Hay otro pueblo en algún otro país que tenga esa libertad de decisión sobre su destino?
Cuba es ejemplo de movilización humana tanto dentro como fuera de sus fronteras. Si el proceso social cubano estuviera en detrimento, cómo se puede explicar que millones de cubanos desfilen unidos cada Primero de Mayo como muestra de afirmación de identidad con la Revolución, que se aglomeren en las tribunas antiimperialistas para cantarle a la solidaridad, que se manifiesten contra el imperio y sus absurdas leyes de bloqueo, que le respondan enérgicamente a los parásitos de la disidencia vendida al enemigo, que asistan como una gran familia a las diferentes etapas de sus elecciones con más de un 94% como promedio desde 1976 (cuando se aprobó la nueva Constitución), que participen en trabajos voluntarios en la cuadra, centros de estudio y trabajo, que en sus organizaciones sociales se discutan las problemáticas del entorno y donde incluso directivos de empresas y gobierno rindan cuentas en el barrio o que entre otras vivencias más, se celebren las multitudinarias celebraciones por el 26 de julio revolucionario como la que se avecina. Entonces, ¿dónde está la tal crisis social?
Las aspiraciones del pueblo y gobierno cubanos son, por supuesto, de alcanzar un camino que mejore sus condiciones actuales como lo impone el natural desarrollo de cualquier sociedad. Ese camino será manteniendo la dignidad, soberanía e independencia alcanzada con el proceso revolucionario.
Y por último y no menos importante, no creemos que el ministro Moratinos buscara un acto protagonista para España dentro de la Unión Europea, sino el intentar limpiar con cierta dignidad la mancha dejada por Aznar, artífice del imperialismo yanqui frente a la Unión Europea para el establecimiento de tan infame sanción denominada «Posición Común».
Es lamentable que se expongan artículos con tales descalificaciones, los cuales sólo aciertan a definir a parte de la izquierda con una bizca visión o con inclinaciones, voluntarias o no, hirientes por desacertadas. Dentro del artículo de estos ilustres periodistas sólo cabe una media aceptación: «En realidad, más allá de especulaciones y conjeturas, los objetivos y razones de la decisión tomada por el Gobierno revolucionario se irán desvelando…» agregaríamos: «en consecuencia con la estrategia establecida por la dirección del país, como en el resto de las ocasiones.» Podrían exponer los autores alguna decisión anterior, en términos estratégicos, desacertada del Gobierno revolucionario cubano?
Ciertamente, es bien triste observar que cierta izquierda europea derrotada e incapaz de plantear alternativas creíbles de transformación social al capitalismo, emponzoña aún más su papel, con juicios descalificatorios hacia una Revolución socialista de más de medio siglo de vida.
¡Viva el 26 de julio, viva la Revolución cubana !
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.