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La situación en Cuba

Un nuevo 26 de julio

Fuentes: Rebelión

Este 26 de julio se conmemora el 51 aniversario del intento revolucionario de tomar el cuartel Moncada, protagonizado por Fidel Castro y un grupo de jóvenes audaces, la mayor parte de los cuales pereció en el intento. El movimiento revolucionario que triunfó en 1959, provenía de la pequeña burguesía inconforme, de intelectuales reformistas, estudiantes radicales […]

Este 26 de julio se conmemora el 51 aniversario del intento revolucionario de tomar el cuartel Moncada, protagonizado por Fidel Castro y un grupo de jóvenes audaces, la mayor parte de los cuales pereció en el intento.

El movimiento revolucionario que triunfó en 1959, provenía de la pequeña burguesía inconforme, de intelectuales reformistas, estudiantes radicales y campesinos pobres. El gobierno de los Estados Unidos, utilizando a la CIA, comenzó a organizar el derrocamiento armado del gobierno de la isla. Las medidas de beneficio popular que Fidel Castro iba dictando le conquistaron un mayor apoyo y en un breve lapso tuvo a su lado una impresionante unanimidad. Cuando Estados Unidos inició sus intentos de ahogar el proceso revolucionario la dirección cubana se tornó hacia la Unión Soviética que impulsaba gestos de amistad.

La invasión de Bahía de Cochinos, ocurrida en 1961, por un contingente armado y financiado por la CIA, marcó un punto de giro. Al derrotar a los invasores, el pueblo cubano disfrutó de un lapso de respiro, pero pronto el nuevo gobierno de Kennedy continuó con los planes agresivos creados por Eisenhower. Ahí surgió la iniciativa de situar misiles en Cuba y ello condujo a la Crisis de Octubre, en 1962. Cuba nunca llegó a adoptar el rígido modelo burocratizado de los llamados países socialistas y mantuvo rasgos frescos, creativos, originales, basados en un nacionalismo de larga tradición.

El derrumbe de la Unión Soviética, tras el torpe intento de reforma de Gorbachov, planteó la necesidad de nuevas vías. Grandes corporaciones canadienses y españolas han empleado fuertes sumas en promover la industria turística y la minería. El gobierno cubano no ha abandonado los beneficios sociales, especialmente lo alcanzado en materia de educación, cultura, salud pública y adelantos científicos para impedir que el país se convierta en un coto de la economía privada y el ruinoso neoliberalismo tal como se hizo en Rusia y en los países del este de Europa.

La oposición interna en la isla ha estado constituida por fantoches del gobierno estadounidense, sin un proyecto alternativo que pueda ser considerado con seriedad. Se han colocado bajo las órdenes directas de la representación diplomática de Estados Unidos y actúan como peones para lograr una imposible desestabilización social y política. Los exiliados de Miami no abandonan las posiciones emocionales y vengativas y promueven el terrorismo como arma de combate, si bien algunos de sus sectores han recapacitado y se muestran más razonables y conciliatorios.

La Revolución ha dejado huellas muy firmes en la conciencia cubana que no permitirían un retroceso hacia la sociedad anterior a 1959. Nadie anhela repetir los errores de Rusia, un país conducido económicamente por una mafia de forajidos que ha visto desmoronarse su potencial en pocos años y han propiciado la contrarrevolución y el retroceso social.

Cuba estima que el embargo norteamericano hacia la isla le ha causado pérdidas por cien mil millones de dólares. La Cámara de Representantes y el Senado, de Estados Unidos, votaron sendas iniciativas que permitieron las ventas de medicinas y alimentos a Cuba. También se aprobó otro proyecto que facilita los viajes de turistas norteamericanos a la isla. Sin embargo, el cabildeo de los legisladores cubano americanos afectos a la Fundación Nacional Cubano Americana, la principal organización del exilio recalcitrante, lograron que para tales intercambios Cuba no podría solicitar créditos de bancos norteamericanos, ni financiamiento gubernamental.

Actualmente la isla, gran consumidora de arroz, tiene que importarlo de China y el trigo viene de Europa. Eso pudiera obtenerlo, con un costo de transportación mucho menor, trayéndolo de los estados sureños. Cuba compra anualmente 750 millones de dólares en alimentos, solamente a Francia, importe que pudiera desviarse hacia los agricultores de Louisiana, Missisippi, Alabama, Norte y Sur Carolina, e incluso hasta los del distante Illinois.

Pese a los trastornos de la economía Cuba ha demostrado su capacidad de resistencia ante las adversidades. En 1990 la isla exportaba tres mil millones de dólares a la Unión Soviética con precios de mercado mundial y un año después ese intercambio se había extinguido dejando a la isla sin su principal socio comercial. Para Europa este revés de la historia significó el desplome de los regímenes del llamado socialismo real, sin embargo Cuba adoptó drásticas medidas de emergencia y con el «período especial» sobrevivió el contratiempo. Las recientes medidas del gobierno de Bush de limitar las remesas, los encuentros familiares y los viajes a Cuba, de reducir el gasto posible de los visitantes aspiran a crear las condiciones para un colapso.

Cuba es hoy un país en guerra no declarada, con todas los atolladeros, limitaciones y peligros que ello conlleva, pero el contraste con los demás países latinoamericanos abrumados por la pobreza, las carencias y las crisis financieras es demasiado sobresaliente para que deje de ser advertido por los propios cubanos que saben que disfrutan de una comunidad sin opulencias pero sin penurias, con dificultades pero más independiente que nunca, más orgullosa de ser una sociedad sin ataduras ni compromisos que enajenen su libertad.

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