Todos los países y todos los habitantes somos responsables del futuro de la Tierra, en especial las nuevas generaciones que heredarán un mundo en estado de coma. La Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP , por sus siglas en inglés, tendrá su 25 reunión anual en Madrid, España entre el […]
Todos los países y todos los habitantes somos responsables del futuro de la Tierra, en especial las nuevas generaciones que heredarán un mundo en estado de coma. La Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP , por sus siglas en inglés, tendrá su 25 reunión anual en Madrid, España entre el 2 y el 13 de diciembre del 2019. Aquí Jefes de Estado y/o Gobiernos se reunirán para adoptar acuerdos y medidas destinadas a mitigar los efectos de la acción humana que son ya evidentes en todos los continentes y en cada uno de los países.
Esta reunión será decisiva para imponer la racionalidad, reforzar el multilateralismo y el compromiso de gobiernos, sector privado, la academia y la sociedad civil para tomar medidas concretas destinadas a salir de la inercia y recuperar el tiempo perdido, reduciendo las emisiones antes de que sea demasiado tarde.
Nuestra casa común
El mundo académico está de acuerdo en que desde 1850, aproximadamente, el aumento de las emisiones ha tenido una progresión geométrica en el mundo. Si bien todos los países somos responsables del aumento de las emisiones, unos lo son más que otros. El tema hoy no es buscar responsables sobre quién ha emitido más, sino qué medidas concretas debemos tomar para frenarlas y/o disminuirlas.
Sabemos que el uso creciente de los fósiles es una de las principales causas del aumento del CO2 y somos conscientes de que no es realista pensar que terminará su uso de un día para otro, sino que será un proceso que dependerá de la voluntad política de los gobiernos o de los acuerdos que puedan adoptarse a nivel internacional. Si bien desde el inicio de las COP , (Río de Janeiro, 1992), los gases de efecto invernadero no han dejado de subir, sí han logrado ralentizar su aumento, y además han generado un positivo efecto en la ciudadanía y en los gobiernos que han incrementado el uso de recursos renovables.
Por ello es fundamental saber qué harán las otras grandes potencias del mundo. ¿Qué medidas propondrán países como China, Alemania, Francia, India o Brasil? No lo sabemos, pero el mundo espera de ellos su contribución para evitar una catástrofe.
Recientemente la revista Science publicó un estudio completo efectuado por un equipo multidisciplinario científico, financiado por Alemania y que contó con el apoyo del Instituto Tecnológico de Zurich ( ETH ) y de la FAO , que ha mostrado una solución basada en la naturaleza para mitigar temporal y significativamente las emisiones. Se trata de un plan para restaurar tierras degradadas y de reforestación en el mundo que comprendería unos 900 millones de hectáreas, equivalentes a un millón de millones de árboles nuevos, que tendría un impacto planetario debido a que éstos son un eficiente agente natural que absorbe el CO2 que los humanos producimos.
Si logramos materializar este plan, en los próximos 20 años se podrían balancear las emisiones y durante ese plazo la concentración de gases en la atmósfera no se agravaría. Los países tendrían un tiempo razonable para implementar otras alternativas -intensas en capital- usando energías y medios de transporte menos contaminantes, así como para repensar el modelo de crecimiento.
Las propuestas técnicas por tanto existen y es posible realizarlas en el curso de una generación que podría ser la última en tener la posibilidad de frenar el cambio climático. Solo requiere de pequeños detalles: la voluntad política de los gobiernos para realizarlo y fe de que el altruismo imperará sobre el egoísmo entre las personas y las naciones. Es aquí donde está la posibilidad de dar una oportunidad al multilateralismo para materializar un acuerdo gubernamental e iniciar un plan de restauración de tierras degradadas y de reforestación en todo el mundo.
Por lo tanto, se puede proponer un escenario de implementación en tres subregiones del mundo.
1 / AMÉRICA. En las actuales circunstancias es probable que Estados Unidos no participe a nivel federal, pero si lo podrían hacer algunos de sus estados. Se puede contar con países como Canadá, México y Brasil, a los que se sumarían la mayoría de los otros de la región. Juntos podrían aportar su esfuerzo y alcanzar el equivalente a un tercio de la meta global.
2 / EUROPA Y ÁFRICA. Pueden desarrollar un plan masivo de restauración ampliando los esfuerzos que hoy realizan 11 países africanos en la Gran Muralla Verde. Esta ampliación ayudaría a sumar un segundo tercio del objetivo final.
3 / ASIA. Un esfuerzo en ese continente, liderado por China, India y Rusia, con apoyo financiero de Japón, Australia y Corea y que involucre a todos los estados insulares, puede alcanzar el último tercio necesario para dar un respiro a la humanidad en los próximos 20 años.
La COP 21, efectuada en París en el 2015, fue el primer acuerdo vinculante entre todos los países a nivel global sobre el clima y por ello lamentamos que Estados Unidos anunciara su retiro. Hoy las evidencias científicas no han dejado lugar a duda alguna sobre el efecto de la acción humana. Entonces, ¿qué podremos esperar de la próxima reunión en Madrid? Dependerá de cuánto ha afectado a la opinión pública y a los gobiernos los dramáticos aumentos de temperatura, sequías e inundaciones que estamos presenciando. El año 2019 será recordado como el que ha registrado las más altas temperaturas desde que hay registros.
Pero seguramente será peor en los años venideros. El cambio climático no es un problema ideológico, es uno de supervivencia. En materia forestal, muchos países han predicado con el ejemplo y pueden ahora promover esta iniciativa global que nos daría el tiempo necesario para que otras opciones del sector transporte y de energía maduren y nos permitan culminar la tarea de mitigar el cambio climático inducido por el ser humano.
René Castro Salazar, Subdirector General encargado de cambio climático, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ( FAO ).