SURGE UNA UNIVERSIDAD En octubre del año 2000 la televisión cubana estrenó un nuevo programa: Universidad para Todos. Su primer curso estuvo impartido por los escritores cubanos Eduardo Heras León, Francisco López Sacha y Amir Valle, tres narradores de reconocido prestigio en el país que impartieron aquel famosísimo curso de Técnicas Narrativas. Unos meses antes […]
SURGE UNA UNIVERSIDAD
En octubre del año 2000 la televisión cubana estrenó un nuevo programa: Universidad para Todos. Su primer curso estuvo impartido por los escritores cubanos Eduardo Heras León, Francisco López Sacha y Amir Valle, tres narradores de reconocido prestigio en el país que impartieron aquel famosísimo curso de Técnicas Narrativas.
Unos meses antes una reunión del entonces presidente Fidel Castro con intelectuales y funcionarios de la cultura había desencadenado una cruzada por la masificación de la cultura, entendido el término no como vulgarización cultural sino como ampliación, extensión y diversificación a los mayoritarios públicos de la llamada Cultura General e Integral.
Fruto de esa lid precisamente surge el proyecto de Universidad para Todos que fue seguido en su horario de las siete de la mañana por cientos de miles de personas en todo el país.
Recuerdo que en muchas empresas y entidades de todo tipo se improvisaron aulas en salones de reuniones y oficinas para con un televisor cualquiera, convertirse de pronto, no importara la edad, en un alumno más.
El propio Fidel comentó en una ocasión que si bien el curso podría no formar escritores, al menos, ofrecería sobrada cultura literaria y formaría, eso sí, buenos lectores. Muchos descubrimos entonces a Augusto Monterroso, el escritor guatemalteco, autor del cuento más breve del mundo al decir de Heras León: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.»
Otros narradores entrarían repentinamente en el acervo cultural del cubano de filas, algunos de ellos de controvertida posición ideológica a los que, por sus sobrados méritos literarios, se les abrió sin ambages las puertas de la promoción masiva. Al respecto escuché decir una vez al Chino Heras que los profesores estaban un poco preocupados porque no podrían hablar de narrativa sin mencionar a ese grandísimo que es Vargas Llosa -en esos momentos sin Nobel aún- pero que les preocupaba la animosidad del peruano con respecto a la Revolución Cubana. Consultado casualmente con Fidel , que para entonces era el principal animador del proyecto, éste, con una de sus proverbiales respuestas les dijo que para enseñar estaban ellos y para combatir estaba él.
ANTECEDENTES
Este tipo de proyecto tiene antecedentes en Cuba: en los años treinta la emisora radial CMBZ estrenó el programa Universidad del Aire dirigido por el destacado intelectual Jorge Mañach con objetivos muy similares y que transmitiera en vivo conferencias sobre diversos temas culturales a cargo de los más ilustrados representantes de la alta cultura de entonces.
Este programa con temporadas esporádicas cerró sus transmisiones en 1960 al considerarse que en las nuevas oportunidades educativas abiertas por la Revolución recién triunfante ya no haría falta tal proyecto.
Sin embargo, treinta y cinco años más tarde la Emisora Radio Rebelde retomaría el programa esta vez con el nombre de Universidad Popular del Aire.
El EXPEDIENTE
Al contrario de lo que suele suceder en el sentido de que las televisoras generan los programas, en este caso, Universidad para Todos generó al Canal Educativo surgido dos años después y convertido en el soporte de producción y transmisión principal del proyecto.
En estos once años de trabajo se han impartido más de cien cursos de Universidad para Todos de los más variados temas: idiomas ( inglés, alemán, italiano, francés) Ortografía, Historia, Normalización y Metrología, Geografía, Energía Nuclear, Arquitectura, Biotecnología, Apreciación de las Artes, Matemáticas, Ajedrez, en fin, igual asuntos académicos que otros, que tengan que ver, por ejemplo, con cómo construir usted mismo su casa o cómo protegerse de los ciclones tropicales.
Decenas de especialistas de altísimo reconocimiento y rango han sido los profesores de estas clases diseñadas especialmente para que un público medio acceda sin dificultad a los conocimientos. Hace un año, el Festival Nacional de la Televisión en Cuba reconocería tardíamente y por primera vez, con un premio, a uno de los cursos de Universidad para Todos. Esta vez el galardón correspondió al Curso Qué pasó en el Medio Oriente impartido por el profesor Sánchez Porro, toda una autoridad en el tema. Uno de los nombres que habrá que mencionar siempre es el de Marta Julia Pérez Peraza una experimentada productora de televisión que se hizo cargo de coordinar desde el Canal la realización cotidiana del proyecto.
De cualquier manera no ha estado exento el camino de yerros. Algunos cursos no han tenido gran aceptación o, en ocasiones, a los profesores escogidos les ha faltado esa dosis de carisma y don de la comunicación que ha de tener quien enseña. Ha habido, realmente cursos aburridos y algunos en los que no se han explotado las potencialidades visuales que brinda la televisión moderna.
Sin embargo, puestos en la balanza los bienes y los males, pesan mucho más los primeros.
LOS RETOS
A estas alturas ha de replantearse el proyecto. Una década es suficiente soporte para validar la experiencia y acometer un rediseño que la actualice convenientemente.
Durante estos años la dirección del proyecto, ideado con sabiduría visionaria por Fidel, ha estado a cargo de un grupo de inexpertos jóvenes sin la capacidad académica para manejar los derroteros de un proyecto de tales presupuestos. Ello ha constituido, a mi modo de ver, un elemento retardatriz para mayores aspiraciones.
No ha habido la conciencia de situar a los mejores realizadores de televisión en estos cursos de manera que un lenguaje moderno, renovador, experimental y talentoso haga más eficaz el mensaje.
No se ha contado con profundos estudios de audiencia ni investigaciones sociales que apunten a mejorar horarios de transmisión, formas de realización y una selección de temas más acordes con los intereses mayoritarios de los públicos.
El Canal Educativo, planta matriz de generación de Universidad para Todos debe contar con recursos diferenciados ( sobre todo tecnológicos) para mantener y desarrollar el proyecto teleuniversitario, decidir de común acuerdo con un amplio Consejo Asesor- hasta ahora inexistente- temas , tiempos de cada programa, frecuencias, horarios, profesores y prioridades lo que requerirá una mayor vinculación con los claustros universitarios y otros órganos de la alta cultura.
A la par de los tabloides en soporte papel que comúnmente se editan deben crearse las condiciones para digitalizar y poner en el mercado discos compactos con los cursos y promover, incluso su venta o intercambio en el campo internacional.
La Universidad para Todos un programa del siglo XXI entró en su plena mayoría de edad, ahora nos corresponde a nosotros evitar que se nos ponga viejo.
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