Se conservan miles de fotografía s de la guerra civil española , pero la aparición de nuevas imágenes siempre es un acontecimiento, que pone de relieve la enorme significación y el gran valor emotivo que sigue teniendo para los ciudadanos españoles el período que se abre con la rebelión fascista de 1936 y sigue con […]
Se conservan miles de fotografía s de la guerra civil española , pero la aparición de nuevas imágenes siempre es un acontecimiento, que pone de relieve la enorme significación y el gran valor emotivo que sigue teniendo para los ciudadanos españoles el período que se abre con la rebelión fascista de 1936 y sigue con la reacción obrera y popular. Así ocurrió cuando, en 1992, se encontraron , en un cubo de basura, las fotografías hechas por un militar italiano del CTV, Guglielmo Sandri , en Vipiteno, en el Tirol italiano. Mucha mayor repercusión ha tenido el hallazgo de las fotografías de la maleta mexicana , como se ha denominado a la colección de negativos de Capa, Taro y David Seymour , Chim , depositada ahora en el International Center of Photography de Nueva York , que ahora puede verse en el MNAC barcelonés . Entre esas imágen es redescubiertas se encuentran algunas de las más not ables de Robert Capa, tal vez el mejor fotógrafo de guerra del siglo XX.
La historia de su pérdida y re descubrimiento es singular. Cuando Europa se adentraba en la catástrofe de 1939, Robert Capa decide escapar a Estados Unidos. Parecía una maldición: las tropas nazis se aproximaban a París, y, pocos meses antes, Capa había presenciado la caída de la República española y la oleada de refugiados que se dirigían hacia el norte. Las noticias era n cada vez más alarmantes, y, sin tiempo para organizar un traslado de sus pertenencias, a bandona París , porque teme, jus tificadamente, que su inclinación por los comunistas acarree su deportación cuando los nazis ocupen la capital francesa , y se embarca hacia Nueva York . Igual que Capa, m iles de personas se dirigen hacia el sur de Francia , huyendo de París , en una desbandada que ilustra la tensión y la angustia del momento . Capa tenía su estudio en el 37 de la rue Froidevaux , ante el cementerio de Montparnasse, y sus ventanas daban casi enfrente de la tumba de Maupassant. Su ayudante, Imre Csiki Weiss, recoge cuatro mil quinientos negativos de Capa, Taro y Chim , realizados durante la guerra civil española, para ponerlos a salvo, y se los lleva, en bicicleta, hasta Burdeos, donde tiene intención de enviarlos a México, aunque, en es os días confusos de la guerra, cuando todo parece hundirse, acaba entregándoselos a un conocido para que los lleve al consulado chileno. En ese punto se pierde el rastro de los negativos, entre los que se encontraban algunas de l as más famosas imágenes de Capa . Durante años se creyó que se habían perdido para siempre.
En los cuarenta años siguientes no se supo nada de los negativos, hasta el punto de que un hermano de Capa , Cornell, hizo un llamamiento público en 1979 ( con ocasión de la Biennal de Venecia, donde se expusieron fotografías de su hermano) para conseguir cualquier información sobre ellos. Sin embargo, después se ha sabido que, e n esos primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, l a valija con los negativos llegó a manos de un general mexicano, Francisco Javier Aguilar González , que era embajador en Vichy , aunque algunas fuentes cuestionan que se encontrase en Marsella en 1940, cuando, supuestamente, los negativos llegaron a sus manos . Aguilar volvió después a su país , con la maleta. Esa valija, que en realidad son tres cajas, reaparece en la década de los noventa, en México D.F, cuando parte de los objetos del general Francisco Agui lar son heredados por el cineasta Benjamin Tarver, al morir su tía, viuda del general . Tras algunos episodios confusos entre intermediarios y el hermano de Cap a, finalmente los negativos sale n de México hacia Estados Unidos, porque, e n 2007 , se n egocia su entrega al instituto ( International Center of Photography ) creado por Cornell Capa, hermano del fotógrafo , en Nueva York .
Es a maleta perdida en 1939, con cuatro mil quinientos negativos de Capa, Taro, Chim y algunos de Fred Stein, es en realidad un conjunto de tres cajas de pequeños compartimentos cuadrados , cada uno con un rollo fotográfico. La caja verde es de Chim , y la roja de Capa y Taro. La maleta contiene ciento veintiséis roll os de fotografías, de Taro, Capa y Chim . Como si lo hubieran decidido de antemano , cada uno de los fotógrafos es autor de una tercera parte del contenido de la maleta, que alberga imágenes de la guerra de España, aunque también se encontra ron un par de rollos con escena s que captó Capa en Bélgica al finalizar la guerra civil española, y otro par de carretes con negativos de Fred Stein tomados en París en 1935. Los tres fotógrafos fueron maestro s del fotoperiodismo y defensore s de la libertad. Capa y Taro eran mil itantes comunistas, y Chim era un decidido antifascista. Los tres eran judíos. Por e sas terribl es casualidades de la historia , el tiempo que el destino les había sido otorgado fue escaso : murieron en accidentes , aunque fuera en combate , cubriendo los frentes de guerra . Gerda Taro murió en Brunete, en 1937; Capa, en Thá i Binh, Vietnam, en 1954; y Chim fue ametrallado en Egipto, en 1956.
Capa había nacido en Budapest, en 1913, con el nombre de Endre Ernö Friedmann. Con apenas dieciocho años fue expulsado de Hungría debido a sus acti vidades políticas, y se trasladó a Berlín, donde trabajó como recadero y , después , como fotógrafo, aunque la lle gada de Hitler al poder le llevó a abandonar Alemania, y, tras pasar algunos meses en Viena y Budapest, se instaló en París, donde participó en las grandes mo vilizaciones obreras y documentó gráficamente el triunfo del Frente Popular francés. Con veintitrés años recorre la España de la guerra civil, donde morirá su compañera Gerda, con quien iba a casarse, y, después, en una vertiginosa carrera para alcanzar a la historia desbocada que le perseguía , cubre durante siete meses, junto con Joris Ivens (un estimable realizador holandés que recibiría años después el Premio Lenin, y cuya tumba se encuentra hoy ante las ventanas de la rue Froidevaux donde Capa tenía su estudio parisino), la resistencia china ante la invasión del Japón fascista. Recoge la amargura de la caída de Barcelona en 1939, la derrota de la república española y el éxodo dramático hacia los Pirineos, y vive durante los meses posteriores en Francia, aunque viaja a México y a Estados Unidos en 1941, para encontrarse con Hemingway y Martha Gellhorn , que habían sido compañeros suyos de tareas en España. Cubre los frentes de la Segunda Guerra Mundial, en Túnez, Sicil ia, Campania, y desembarca en Normandía en junio de 1944, y tiene la satisfacción de participar en la liberación de París, en ese agosto luminoso donde, sin embargo , la guerra sigue arrasando Europa . Poco después, mantiene un la rgo romance con Ingrid Bergman, y , en 1947, funda la agencia Magnum y v isita la Unión Soviética con John Steinbeck. Capa, que había adquirido la nacionalid ad norteamericana , tiene que soportar que, durante la caza de brujas , el gobierno de Washington le re tire el pasaporte a causa de su militancia comunista. Después de la guerra, documenta la partición de Palestina en 1948, así como la resistencia vietnamita a la dominación francesa , acercándose al final : allí moriría, en Vietnam, el 25 de mayo de 1954, al pisar una mina , mientras acompañaba a un grupo de soldados franceses que participa ba n en una misión de rescate .
Gerda Taro se llamaba, en realidad, G erta Pohorylle y era una alemana nacida en Stuttgart en 1910. La llega da de los nazis al poder la puso en un a difícil situación por lo que abandonó el país. En 1934, conoce a Capa en París, y se convierten en una pareja inseparable : es él quien le hace interesarse por la fotografía, y, a partir de 1935, empieza a colaborar con agencias fotográficas , y ella inventa el nombre de Robert Capa para su Friedmann húngaro . En 1936 , la dulce y decidida chica alemana adopta el nombre de Gerda Ta ro, y, en agosto de ese mismo año, amb os están en España , cubriendo para publicaciones franceses la resistencia de los obreros españoles: en Barcelona, Taro fotografía a milicianos, y , después , en los frentes de guerra de Aragón, Madrid, C órdoba, documenta el heroísmo y la decisión de los trabajadores que pugnan por levantar un ejército que resista a la sublevación fascista, durante una visita que dura dos meses. Vuelven en febrero de 1937, y captan imágenes en el frente de A lmería, y en Madrid. Capa retorna a París, pero Taro sigue en España hasta finales de marzo, trabajando para la prensa comunista francesa, y ambos van y vuelven de París a España , con una frenética actividad que, sin embargo, va a detenerse para siempre . En mayo , Taro se encuentra en Navacerrada, durante la ofensiva republic ana en la que se basaría Hemingway para definir los escenarios donde se mueve el personaje de Robert Jordan en Por quién doblan las campanas . En julio de 1937 , Taro está en Valencia, en el II Congreso Internacional para la Defensa de la Cultura , y, después, d ocumenta la batalla de Brunete, en las que serán sus últimas imágenes: sólo tenía entonces veintiséis años. El 25 de julio, en la víspera de su regreso a París, durante una retirada desordenad a y caótica, cerca de Brunete, un tanque republicano la aplasta por accidente . Tres días después de su muerte, Paul Nizan acompaña su cadáver desde Valencia a París, y el Partido Comunista Francés organiza un emocionado funeral de homenaje el mismo día en que Gerda Taro hubiera cumplido veintisiete años. El PCF encargó a Giacometti que esculpiera la tumba de Taro en el Père Lachaise : una sencilla lápida con una copa y un halcón recuerda a aquella chica alegre que murió cerca del Madrid de la resistencia.
David Seymour, Chim , era un polaco nacido en Varsovia en 1911 como Dawid Szymin , a quien encontramos en Par ís en 1934 trabajando para la publicación comunista Regards . Fotografía las movilizacione s obreras y las ocupaciones de fábricas, así como las luchas políticas que culminan en la victoria d el Frente Popular, y , como Capa y Taro, trabaja también en los frentes de de la guerra en España, de cuyo esfuerzo son especialmente emotivas sus fotografías de los bombardeos fascistas sobre Barcelona, y el éxodo de la derrota republicana. Durante la guerra mundial trabaja para el ejército norteamericano, mientras sus padres son asesinados por los nazis en 1942, aunque él no lo sabrá hasta seis años después. Después, participa en la fundación de la agencia Magnum, y continúa trabajando como fotógrafo, interesándose por los niños huérfanos de guerra, por la fundación de Israel, y por la dura vida cotidiana en la Europa de postguerra. Tiene poco más de cuarenta años, pero también se acerca al final. En noviembre de 1956, durante l a guerra de Suez que desata la intervención colonial de Gran Bretaña, F rancia e Israel contra Egipto, mientras se dirige a fotografiar un intercambio de prisione ros de guerra heridos, en Qantara , es asesinado , ametrallado por soldados egipcios .
De esos tres excepcionales fotoperiodistas son las imágenes de la maleta mexicana , y, aunque es sobradamente conocida la importancia de su obra, tal vez sean las imágenes de Gerda Taro que ahora podemos contemplar las que revelan su extraordinaria aportación, considerada secundaria hasta ahora. En la España de la guerra civil, l os tres fotógrafos trabajaron exclusivamente en la zona republicana, aunque viajaron con frecuencia a Par ís . Regards , una revista del Partido Comunista Francés, publicaba regularmente las fotos de los tres, así como Ce Soir , un diario comunista francé s que dirigía Louis Aragon . Entre los negativos de la maleta, está l a imagen de Gerda Taro escribiendo a máquina, captada por Fred Stein en París, en 1935, y, e n las otras fotografías del carrete , la vemos sonreír, fumar. También está la foto grafía de Taro durmiendo, hecha por Cap a en París, el mismo año , junto a otras, d onde Taro tiene otra posición. E sa imagen, donde la chica e stá con pijama, tenía un enor me valor sentimental para Capa, que n o podía imaginar que a Gerda Taro apenas le quedaban dos años de vida : por eso, la conservó durante muchos años . En la exposición del MNAC puede verse también el telegrama con que el mayor jefe de la 39 División republicana informa , el 30 de julio de 1937, a las oficinas de Ce Soir en París de la muerte de Gerda Taro en España.
Muchas de las imágenes que se conservaron entre los negativos de la maleta mexicana son notables. La f oto grafía de Chim , por ejemplo, donde se ve a una mujer que amamanta a su bebé, y que se confundió después con una escena captada durante un ataque aéreo en la guerra, pero que, en realidad, fue tomada durante una reunión por la reforma agraria cerca de Badajoz, a p rimeros de mayo de 1936 . Es, probablemente, la más famosa fotografía de Chim . Y la imagen de Gil Robles con sombrero de cinta, denominado » führer de los clericalfascistas » por el semanario procomunista alemán AIZ, Arbeiter Illustrier te Zeitung , que editaba Willi Münzenberg . Y las f otos de Lorca, Pasionaria, y de Victoria Kent. O l a portada de Regards con la Pasionaria: «Una mujer, una militante, un jefe». Y o tras foto grafía s de Chim , sobre el desfile por el 19 aniversario de la revolución bolchev ique, el 7 de noviembre de 1936, junto a las fotos que documentan los bomba rdeos fascistas sobre Madrid, hechas por Capa y Taro.
En Madrid y Valencia, Taro fotografía la vida cotidiana, los carteles, rótulos, los vendedores callejeros, los niños, la destrucción y los mutilados por la guerra . También, la formación del Ejército Popular, donde capta a Miaja, al Campesino . O las manifestaciones de duelo, como el funeral del general Lukács , en Valencia, el 12 de junio de 1937, fotografiado por Taro y Capa. Lukács era el sobrenombre de Béla Frankl, un escritor revolucionario húngaro conocido como Máté Zalka , que se había incorporado a las Brigadas Internacionales, y que había muerto el día anterior en Huesca. En el entierro, Taro recoge la magnífica escena donde se ve a tres mujeres obreras que saludan con el puño alzado, con una niña que se refugia entre ellas. A veces, elige escenarios donde reina el dolor y la muerte que el fascismo ha desatado sobre España, como en las fotos que hizo Taro del depósito de cadáveres y de un hospital, en Valenci a, en mayo de 1937. Sin olvidar las manifestaciones de solidaridad, el empeño por hacer llegar la cultura y la instrucción incluso en medio de una guerra, como en las imágenes que toma, en julio de 1937, cuando se celebra el II Congreso Internacional para la Defensa de la Cultura , en el Ayuntamiento de Valencia. Taro fotografía a Malraux, Ehremburg, Sigvard Lund, Nordahl Grieg, Claude Aveline, Martin Andersen Nexø, José Bergamín, Julien Benda.
La exaltación de la resistencia y el reconocimiento de la lucha obrera está n presente s en las fotografías que toma Chim a los mineros dinamiteros, en Asturias, que habían participado en la batalla de Oviedo. Y la denuncia política , en las f otos de Capa hechas durante la batalla del Se gre, en noviembre de 1938, donde, entre otras, se ve a Hemingway con Líster; Capa hizo allí su más dramático reportaje s obre la guerra civil española. Al igual que en las captadas e n el frente catalán, en diciembre y enero de 1939, cuando el desastre se precipitaba. Capa iba entonces con el V Cuerpo de Ejército, con Líster, a quien vemos en la portada de Regards , del 19 de enero de 1939, apenas una semana antes de que las tropas fascistas ocupasen Barcelona, la capital de la República. Muchas fotografías ilustran el horror de la guerr a y la ferocidad del fascismo, e intentan contribuir al esfuerzo de resistencia, como las que toma Capa del avión Heinkel alemán que fue derriba do y expuesto en los jardinets del Paseo de Grà cia, en enero de 1939, para elevar el ánimo de la pobl ación .
Junto a esas imágenes, ilustrándolas, crónicas de Samuel L. Shneiderman, un periodista polaco que vía en París, cuñado de Chim , que escribe artículos sobre España que se publican en Haynt , un diario yiddish de Varsovia. Sheiderman publicará un libro, Guerra en España , y una crónica sobre el ghetto de Varsovia, El diario de Mary Berg . O reportajes como el de Mijail Koltsov para Regards sobre el desastre italiano en Guadalajara, en 1937, y noticias anónimas que daban cuenta de la resistencia, que transmitían el mismo lenguaje que las fotografía s de Capa o Taro. Y algunas películas, como la que hicieron Car tier-Bresson y Herbert Kline, en 1938, y que titularon Con la Brigada Abraham Lincoln en España , cinta que se descubrió no hace mucho, en el archivo de la Brigada Lincoln en Nueva York. La película se proyectó en muchas salas norteamericanas durante los años de la guerra civil. Dura 18 minutos, y, en ella, hay también escenas de Capa. Se ven los tranvías de Madrid, y un gigantesco poema «Salud, Asturias «, que cubre todo un edificio, y la cola del rancho, donde se alimentan los internacionalistas.
También se guardaban en la maleta l as triste s fotos de C apa que muestran las consecuencias de la derrota republicana y el hacinamiento y el frío en Argelers, el Barcarès, Bram y Mo ntolieu, en Francia, donde se ve a los refugiados levantar una ciudad de la nada, para miles de personas, sobre la arena, con trapos y maderas viejas, y donde, pese a todo, muchos siguen pensando en la resistencia, aunque la guerra esté perdida: allí se mezclan los soldados derrotados del Ejército popular, los ciudadanos que huyen del fascismo, los republicanos que habían acariciado la idea de una España nueva y q ue se resisten a creer la dura evidencia que más tarde recogería Camus: «Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa». Junto al rostro de la derrota, en las fotografías de Capa, aquí o allá, se aprecian signos de vida, músicos con sus instrumentos, tiendas de campa ña hechas de retales viejos, aunque los senegaleses siguieran patrullando a caballo, como si vigilaran criminales; se ven soldados que saben que hay que empezar de nuevo, aunque sea entre las barracas de madera que parecen las de los campos de exterminio nazis.
Tal vez sean las fotografías del final las que siguen impresionándonos más , no tanto por lo que muestran como por su significado: Capa cubriría la caída de Barcelona, la c apital de la república española , y , entre otras, son esas escenas las que ahora podemos ver, guardadas en la maleta mexicana , en es a valija perdida . A principios de noviembre de 1938, Capa, junto con Hemingway, Herbert Matthews y Hans Kahle (un coronel de las Brigadas Internacionales) , sale del Hotel Majestic del Paseo de Gràcia para visitar el frente del Ebro y para entrevistar a Líster, jefe del Cuerpo de Ejército . El derrotismo hace mella en la retaguardia, pero muchos creen que la resistencia es posible. El fotoperiodista q uiere saber si las tropas republicanas van a replegarse al otro lado del río. No podía imaginar que, apenas dos meses y medio después, las tropas fascistas se aproximarían a Barcelona. Hay otras fotografías de esas semanas finales, también con escenas que nos muestran el esfuerzo desesperado de resistencia que encabezan algunos dirigentes republicanos en Barcelona, mientras otros huyen considerando perdida la guerra. En una de es as imágenes, de Robert Capa, se ve a unos niños en los Jardinets del Passeig de Gràcia , que juegan encaramados al fuselaje de un avión Heinkel He 111 , un bombardero, que los republicanos habían abatido y que se exhibía como muestra de la eficacia del ej ército republicano y para estimular la resistencia. Los niños ríen, inocentes y felices, en un frío y soleado día de enero de 1939, casi ajenos al dramatismo del final de la guerra y a la vida que les espera : Capa fotografía esas escenas cinco días antes de que las tropas fascistas ocupen Barcelona.
Película de Cartier-Bresson y Herbert Kline:
http://www.youtube.com/watch?