La relación entre Ucrania y Rusia gira actualmente en torno al eje «proeuropeo» y «prorruso». Pero quizás lo que no se ha explicado tanto es que estos dos países comparten una larga historia de liberación y opresión de las personas LGTB. Hace ya casi un siglo, durante la Revolución de Octubre de 1917, la emancipación […]
La relación entre Ucrania y Rusia gira actualmente en torno al eje «proeuropeo» y «prorruso». Pero quizás lo que no se ha explicado tanto es que estos dos países comparten una larga historia de liberación y opresión de las personas LGTB.
Hace ya casi un siglo, durante la Revolución de Octubre de 1917, la emancipación de la clase trabajadora conllevó también la despenalización de la homosexualidad como enfermedad, al igual que el aborto, el divorcio y muchas otras leyes que se habían aprobado durante el dominio de los zares.
La revolución eliminó todas las leyes zaristas que reprimían la homosexualidad y que eran «contradictorias con la conciencia y la legalidad revolucionaria». En 1923, un prominente médico de Moscú aprovaba el nuevo código legal diciendo: «La legislación soviética se basa en el siguiente principio: declara una total ausencia de interferencia del estado y de la sociedad en los asuntos sexuales, siempre y cuando no se afecten los intereses de ninguna otra persona».
Contrarrevolución
Esta situación duraría muy pocos años, justo hasta la ascensión al poder de Stalin, que puso a la familia tradicional en un pedestal, dejando atrás todos los avances de las mujeres y las personas homosexuales.
A partir de ahí, se efectuó una cruzada contra la población homosexual, que acabó con encarcelamientos, expulsiones y mucha represión.
Aún hoy, con las nuevas legislaciones anti gay, se puede percibir aquella cruzada que empezó en 1933 volviendo a prohibir la homosexualidad y echando atrás lo que significó una verdadera revolución sexual.
El proceso de despenalización de la homosexualidad se retrasó hasta el 27 de mayo de 1993, cuando fue publicado en la Ley de Reformas al Código Penal. Esto se hizo principalmente por la presión de la opinión pública internacional, para facilitar la adhesión de la Rusia al Consejo de Europa. Pero esto no implicó un fenómeno súbito de aceptación de la homosexualidad en la sociedad rusa. La homofobia y el miedo estaba muy enraizado en el pueblo, y en una encuesta realizada en ese mismo año sólo un 2,3% de la población rusa encuestada no tenía ningún problema con la homosexualidad, una gran mayoría consideró tener problemas con la homosexualidad, y peor aún, una significante proporción de estos dijeron que la solución adecuada para la homosexualidad es el encarcelamiento y la muerte para aquellas personas que la practican.
Rusia en la actualidad
Antes de la segunda presidencia de Putin se vivió un clima de supuesta calma para la población homosexual. Se podía celebrar el día del orgullo, podían salir sin peligro por ciertas zonas de las ciudades más cosmopolitas y no sentían que todo el mundo arremetía con su manera de afrontar su sexualidad.
El cambio vino cuando Putin comenzó a perder popularidad entre la gente debido al estado de la economía rusa. Esto motivó un cambio en su discurso que lo ha llevado a hablar del «santo imperio ruso» y a su mandato como un intento de salvar el «alma rusa» de la decadencia occidental. El parlamento ruso, la Duma, tomó medidas profundas para recortar los derechos y la seguridad de la ciudadanía LGTBI.
En junio de 2013, el gobierno de Putin aprobó una ley que prohíbe la «propaganda homosexual» -un término que abarca todo lo que queda incluido entre las descripciones positivas de la vida queer en los medios hasta las representaciones negativas de las parejas heterosexuales. En julio, Putin firmó una ley que prohibió las adopciones por parte de parejas homosexuales, así como a personas que vivan en cualquier país en que exista leyes de matrimonio igualitario.
A partir de esa fecha empezaron a surgir grupos de jóvenes neonazis, liderados por Maxim Martsinkevich, un cabeza rapada ultranacionalista, que tienen atemorizados a las personas homosexuales residentes en Rusia.
Razias en locales LGTBI, quedadas falsas con hombres por la red para poder agredirles y asesinatos bajo previa humillación cibernética son algunas de las cosas que están sucediendo en ese país. Masha Gessen, activista, escritora y lesbiana, tuvo que emigrar a EEUU con su hija biológica y su hijo adoptado por estar en el centro de todas las miradas, temiendo por la seguridad de su familia.
«Ha habido un inmenso aumento de la violencia anti-gay de distintos tipos. Cada vez que hay una protesta por los derechos de los LGTB, aparecen unos llamados activistas ortodoxos que vienen con palos, gas lacrimógeno y a menudo condones rellenados con heces y orina. Arrojan estas cosas a la gente. La policía por lo general se queda mirando un rato, y después detiene a los activistas LGTB», explica Gessen.
También nos habla del bajo nivel de movilización existente en Rusia de la población homosexual: «No había un gran movimiento. Es todavía muy joven, en un nivel de construcción comunitaria. No podéis esperar que gente que no existía como comunidad para nada hasta hace veinte años haya formado ya un movimiento político. Este ataque sobre la comunidad LGTB ha sido muy traumático para la gente que se consideraba activista. Están jugando en la arena ¡y de pronto llegan los tanques! ¿Qué se supone que hagan? ¿Usar la palita de plástico para hacer retroceder al tanque? Pero desde la salida de la legislación de propaganda homosexual, la gente ha dado un paso al frente, se ha comenzado a educar políticamente, y ha crecido a pasos agigantados».
Un presentador de TV, Anton Krasovsky, presentador del noticiero de televisión, fue despedido de inmediato de su trabajo en la red KontrTV -controlada por el gobierno- en enero, después de que anunciara que era gay durante una emisión en vivo.
De la misma manera que las personas homosexuales sufren asedio en Rusia, no hemos de olvidar que también se están represaliando, agrediendo y asesinando a personas migradas, mujeres y otros colectivos que no forman parte de la pureza de la nueva «alma rusa» (como ejemplo a las Pussy Ryot que fueron encarceladas durante dos años por manifestarse contrarias al régimen).
Ucrania
En Ucrania sucedió lo mismo que en Rusia pero un año antes.
En el año 2012 se promulgó una ley contra la propaganda homosexual que también pretendía proteger a la infancia de las posibles agresiones de la población LGBT.
Antes de aprobarse la ley se hizo una encuesta a la población donde se preguntaba si estaban o no de acuerdo con prohibir la propaganda homosexual. El 80% de la población estuvo a favor. El día 25 de mayo del 2012 se celebró una pequeña manifestación de personas homosexuales que fueron boicoteadas, neutralizadas y agredidas por grupos ortodoxos «AntiGay».
Como se puede observar, sea en Rusia o en Ucrania, los derechos humanos básicos no se respetarán si no combatimos la homofobia y el sexismo.
Las personas no heteronormativas tendremos que seguir luchando por superar los obstáculos que en la mayoría de los países se nos están imponiendo. Una fuerte organización será básica para acceder al poder y poder cambiar aquellas leyes que no nos permiten la existencia en igualdad.
No habrá revolución sexual hasta que no haya revolución social.
No podemos seguir pensando que en Rusia y Ucrania se respetan a las minorías sociales como en los años de la revolución. Tenemos que empezar a combatir los actos fascistas que están aconteciendo en la actualidad.
Dani Celma (@celmi909) es militante de En lluita / En lucha
Fuente: http://enlucha.org/diari/