Casi la mitad de la riqueza mundial está en manos de un 1% de la población. Esta diminuta minoría privilegiada amasa una fortuna que asciende a 110 billones de dólares, es decir, una cifra que multiplica por 65 la riqueza de la mitad de la humanidad más pobre. Y España tiene su propia ración: los […]
Casi la mitad de la riqueza mundial está en manos de un 1% de la población. Esta diminuta minoría privilegiada amasa una fortuna que asciende a 110 billones de dólares, es decir, una cifra que multiplica por 65 la riqueza de la mitad de la humanidad más pobre. Y España tiene su propia ración: los veinte españoles más ricos tienen la misma fortuna que los 9 millones y medio más pobres juntos. Los datos que arroja el nuevo informe de Intermón Oxfam -y el anexo preparado por la sección española- son demoledores y atestiguan cómo las desigualdades no han dejado de acentuarse en los últimos 30 años.
La ONG habla de «concentración de riqueza», «monopolización de oportunidades«, «inequidad en la representación política» e incluso «secuestro de la democracia«, problemas que no sólo afectan al llamado Tercer Mundo. El 70% de los seres humanos -3.000 millones de hombres y mujeres adultos- vive en países donde la desigualdad económica ha aumentado durante las últimas tres décadas y sólo disfruta del 3% de las riquezas mundiales. En el otro extremo se encuentra la élite: 85 personas poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población del planeta.
En los países considerados «desarrollados», la tendencia es la misma. En EEUU, por ejemplo, el 1% más rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90% más pobre se ha empobrecido aún más. «Esta masiva concentración de los recursos económicos en manos de unos pocos supone una gran amenaza para los sistemas políticos y económicos inclusivos», advierte el informe
Intermón Oxfam alerta también del peligro de «fractura social» debido a este aumento de la desigualdad. «La mayoría de la población cree que las leyes y normativas actuales están concebidas para beneficiar a los ricos. Una encuesta realizada en seis países (España, Brasil, India, Sudáfrica, el Reino Unido y EEUU) pone de manifiesto que la mayor parte de la población considera que las leyes están diseñadas para favorecer a los ricos», recoge. En España, el 80% está de acuerdo con esta afirmación.
Las élites se «apropian» de la democracia
El informe critica duramente la desregulación financiera, los paraísos fiscales y la inequidad de los sistemas impositivos y llega al punto de afirmar que existe una «apropiación de los procesos políticos y democráticos por parte de las élites económicas» que afecta igual a países ricos y pobres. El trabajo señala que las élites tienen una capacidad muy grande de influir en los procesos políticos.
Entre las regiones que han disminuido la desigualdad, Intermón Oxfam destaca América Latina, que lo ha logrado «gracias a una fiscalidad más progresiva, los servicios públicos, la protección social y el empleo digno». «La política ciudadana ha sido fundamental en la consecución de este avance», señala. La ONG también pide una «mayor regulación de los mercados» para lograr un crecimiento «equitativo y sostenible».
La Europa de la austeridad
En cuanto a la UE, las políticas de austeridad se están cebando con los pobres y, al contrario de lo que ocurre en América Latina, la desigualdad está creciendo, precisamente por la aplicación medidas económicas contrarias. Entre todos los datos que arroja el informe, hay uno muy revelador: la riqueza de las diez personas más ricas de Europa supera el coste total de las medidas de estímulo aplicadas en la UE entre 2008 y 2010 (217.000 millones de euros frente a 200.000 millones de euros).
Por otro lado, las clases medias también están soportando gran parte del peso de la austeridad, incluso en países más igualitarios como Suecia o Noruega. Además, Intermón Oxfam apunta a que es probable que la concentración de la riqueza sea, en realidad, mucho mayor, ya que el uso de paraísos fiscales hace imposible calcular la magnitud exacta. Sea como fuere, la desigualdad está creciendo en países como Francia, Alemania e Italia, así como en todos los países de renta alta del G-20, excepto Corea del Sur.
Por último, la austeridad, mediante políticas bajo presión de los poderes financieros, están desmantelando servicios públicos como la Sanidad o la Educación, así como los derechos laborales. Estos mecanismos, que servían de colchón a la desigualdad, están destruyéndose pese a las protestas ciudadanas.
La crisis, un impulso para las élites
Lejos de corregirse, la capacidad de las élites para acaparar la economía y la política es cada vez mayor. Según destaca el informe, en el último cuarto de siglo la concentración de la riqueza no deja de crecer y hoy es un fenómeno mundial. Durante el año 2013, 210 personas se han incorporado al «selecto club de los multimillonarios» que superan los mil millones de dólares, actualmente formado por 1.426 personas.
La crisis, por tanto, no parece haber sido un obstáculo, sino más bien todo lo contrario. «Los beneficios empresariales, los salarios de los directores y las transacciones bursátiles baten récords cada día, y no parece que vayan a reducirse», concreta el documento. Hoy, en EEUU, la participación en la renta nacional estadounidense en manos del 10% más rico de la población se sitúa en el 50’4%, es decir, el porcentaje más elevado desde la I Guerra Mundial.