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10 millones de razones… y una sola. Manos fuera de Venezuela.

Venezuela: Poética del Voto

Fuentes: Rebelión

Rebelión/Fundación Federico Engels

Nadie debe creer que sólo con votos se transforma el mundo. Como si fuese magia, como si fuesen dioses. Nadie ha de pensar que la «democracia» representativa burguesa, adicta a la corrupción, resolverá los estragos del saqueo y la explotación, la amargura de las personas, su dolor, sus desesperaciones. ¿Dónde se ha visto? Nadie en su sano juicio ha de esperar que la realidad cambie sin derrotar al capitalismo. Nadie en su sano juicio ha de suponer que cambiaremos al mundo sin construir el socialismo. Científico, claro. Una y otra vez la democracia de los burgueses traiciona los votos. No hay razón para tenerle confianza, para tener ilusiones. Una y otra vez la confianza de los pueblos se llevó una bofetada, una desilusión y una tanda de palos con muertos venidos de las manos de quienes se llevaron los votos y las esperanzas. No cometamos los mismos errores. Contemos con el ejemplo de Venezuela. No es lo mismo votar en el contexto de un proceso revolucionario, desde abajo, que votar en el contexto del fraude consuetudinario… Estas elecciones son una operación de envergadura mayor concerniente a la transición revolucionaria a su expresión margen de todo control imperial y contra la omnipotencia de la explotación y el saqueo… por suerte contamos con Venezuela.
Vienen las elecciones venezolanas a lomos de la Historia, a todo galope, vienen con su ejemplo decisivo y urgente, ratificación de la clase trabajadora, del campo y la ciudad, protagonista clave de la revolución. Ratificación del rumbo a favor del socialismo. Vienen las elecciones, ya se avizoran, con su deseo ardiente de impulsar su revolución hacia delante. Poesía pura que se siente eléctrica desde abajo.
Vienen las elecciones damas y caballeros, a favor de la revolución dentro de la revolución. Vienen las elecciones inflamadas de interés en las ideas del socialismo y el ambiente general revolucionario y militante de la base. Vienen las elecciones con un empuje inédito, sin deprimirse y bien peinadas… nadie se equivoque. Se trata de una manifestación magnífica, una oportunidad para luchar abiertamente por el socialismo. El futuro con pasión venezolana que baila su rumba de control obrero…cogestión, pué. Como uno se cansa de vivir desterrado de su propio voto se avecina la hora de ratificar en la revolución verdadera de Venezuela ese destino que lo pueblos acunan, de mil maneras, incluida la del voto contra toda realidad alienada de barbarie y explotación.
Este voto será un rito de la revolución como travesía terrena, rito siempre nuevo, como el sol de la revolución venezolana. El voto será un rito de confirmación que por su naturaleza volcánica y luciferina, no puede desligarse del socialismo científico que nos embelesa, el voto vendrá del ejercicio de la libertad y el ejercicio de la revolución para el derrocamiento absoluto de toda forma de alienación, saqueo y explotación y para la construcción de una sociedad, vida, amores y relaciones humanas nuevas… Y este es definitivamente el sentido primero y último que entraña la revolución permanente… conjugar el socialismo siempre en verbo futuro, tenerlo a la mano como la más alta y brillante estrella de la mañana.
Es un poema fenomenal que entusiasma, que florece en preguntas, movilizaciones, debates… que servirá para ilustrarnos sobre la inteligencia de los trabajadores. Nadie se engañe, todos sabemos de los peligros internacionales que acechan a la Revolución Bolivariana además del riesgo de tendencias burocráticas, la corrupción y el peligro de enfrentar a un grupo de trabajadores contra otro. Pero allá en Venezuela saben muy bien los trabajadores que tienen la capacidad de dirigir y mejorar efectivamente la administración, la producción industrial, de dirigir su revolución madurarla solidariamente. Eso es el corazón de una revolución. Vienen las elecciones y los trabajadores quieren demostrar que pueden dirigir la industria sin capitalistas. Vienen las elecciones y nadie quiere la revolución a medias.
El voto hablará del mundo entero de las resonancias del corazón de la Revolución percutido por el alma de Venezuela, el alma de todos los trabajadores, el alma en los ojos y en las manos… el alma en el dedo índice que dirá con su voto hacia dónde han de ir las relaciones económicas y políticas, la historia contemporánea, la batalla de las ideas, la lucha anti-imperialista y la Revolución Bonita. Hay que ganar las elecciones con Venezuela, ganarlas entre todos para legitimar, del dicho al hecho, el avance Revolucionario del socialismo, en Venezuela y en el mundo entero. Serán mucho más que 10 millones de votos. Ni lo duden.
Estas elecciones serán un paso más contra el poder económico de la oligarquía para expropiar a la oligarquía e introducir la economía socialista planificada. Estas elecciones serán un paso más para resolver los problemas de la población venezolana. No serán milagrosas, no resolverán todo, son una ratificación necesaria y una reiteración tumultuosa de las esperanzas que ven realizaciones. Armadas con las cifras necesarias, los trabajadores caminaran hacia el futuro para demostrarnos que han aprendido cuál es su situación verdadera.
El paso siguiente es previsible. Los trabajadores celebrarán masivamente y batirán el récord de votación en cantidad de votos y con calidad de ideas. Será una gran victoria para los trabajadores y será ratificación de la señal para que muchos otros trabajadores, de Venezuela y del mundo, sigamos ese ejemplo. Demostrarán que el control obrero sólo podría desarrollarse seriamente si se nacionalizan las fuentes de trabajo con un programa claro y socialista en pleno siglo XXI, contra todo lo que haga peligrar sus triunfos. Las elecciones serán fundamentales en la lucha contra el Capitalismo, privado o de estado. No son unas elecciones cualquiera, estas elecciones tienen por base suprema la Revolución Bolivariana que si bien es indispensable perfeccionarla con ideas científicas, hace una diferencia monumental, es su matriz y su fuerza. Eso las hace distintas, especiales, nadie se equivoque. Las elecciones profundizarán los cambios no sólo para avanzar en el control obrero, también para elevar la discusión política, filosófica e ideológica sobre el rumbo hacia donde queremos, podemos o debemos ir. ¿No es eso hermoso?
Combatamos la indiferencia al voto revolucionario en todas sus formas; al juego irresponsable de la distracción, la palabrería abstencionista erudita, la especulación pura; no tengamos algo en común, con los pequeños y grandes burgueses y su espíritu plagado con todas las cobardías, todas las abdicaciones, todas las traiciones posibles… no nos impedirán que ratifiquemos el rumbo de la revolución a cambio bagatelas y derrota.
Estas elecciones probarán cómo los revolucionarios ejercen su voz, su voto y su movilización, cuál es su participación real y cómo se erigen en protagonistas verdaderos. Como, los venezolanos, luchan por el cambio a pesar de los pesares, contra todo tipo de frenos y obstáculos, contra la oligarquía y contra la burocracia. Estas elecciones serán también un paso más contra la burocracia, la corrupción y el arribismo. Contra todo lo que dentro y fuera intenta frenar el avance del socialismo y la conciencia de los trabajadores que son profundamente críticos y cada día más activos. Estas elecciones fortalecerán la columna vertebral de la revolución para que la clase trabajadora dirija no sólo las empresas, sino también la sociedad y el estado todo. Fortalecerá la dirección de los trabajadores en una economía socialista planificada basada en la nacionalización de la tierra, los bancos y las grandes empresas. Para eso servirán las elecciones, para elevar la calidad del voto y todo lo que eso exige como movilización concreta.
Las elecciones nacerán de los talleres, las reuniones, en cada sección de la fábrica… nacerán de un debate en la casa, en las escuelas, en las oficinas… ideas para llevar a la práctica el entusiasmo y la urgencia de futuro. Estas elecciones nacerán del impulso paciente de los movimientos revolucionarios de la clase trabajadora venezolana, con el perfume emocionado del carachazo heroico en febrero de 1989, pasando por las victorias extraordinarias del presidente Chávez, las derrotas propinadas a la oligarquía en abril de 2002 y el triunfo ejemplar contra la huelga patronal contrarrevolucionaria, este voto es el voto que triunfó en el referéndum y ahora insistirá en su rumbo hacia le socialismo…
Estas elecciones venezolanas sabrán a gloria. Se verán las caras de los trabajadores, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, orgullosos de su revolución y sus convicciones en plena acción, con su mirada alegre y decidida que es la única garantía de que esta revolución no tiene retorno, nada es comparable con esto. Estas elecciones ayudarán a hombres y mujeres a pensar y actuar como individuos libres, no como esclavos. Trabajadores capaces de luchar e instaurar medidas anti-burocráticas, como el derecho de revocación, la limitación de los salarios de todos los funcionarios, la inspección de gastos, etc., y el «socialismo científico del siglo XXI»
La revolución avanza, «El problema de la burocracia, la corrupción y el arribismo es el centro de la ecuación. Estas son las herramientas utilizadas por la contrarrevolución para detener la revolución en su camino. La oligarquía y el imperialismo están intentando encontrar puntos de apoyo dentro del movimiento bolivariano, luchan por introducir un caballo de Troya en sus filas para poder acabar con sus defensas. La lucha por el poder en Venezuela se decidirá en la lucha de tendencias opuestas dentro del movimiento bolivariano que, en última instancia, reflejan la lucha de oposición y de intereses de clase incompatibles entre sí.1» La conciencia crece a pasos agigantados. Los trabajadores discuten el socialismo, luchan por el control obrero y el nacimiento de una cultura nueva con valores nuevos, solidarios y socialistas. Obtienen conclusiones muy avanzadas a partir de sus experiencias y sus necesidades. Se preparan para tomar el poder, no sólo en las fábricas, sino también tomar en sus manos la sociedad. Estas elecciones son un paso más. Con más de 10 millones de votos.
No será mediante «campañas políticas» de cartón, llenas de declaraciones estereotipadas, que sea posible conseguir liberar toda la fuerza de los votos con su espíritu revolucionario y no será con palabrería que se liberará el hombre nuevo socialista y fraterno; por el contrario es sólo por la vía de la afirmación y de la ratificación, 10 millones de veces contundente, y más, que la fidelidad inquebrantable al socialismo con todos sus potencias de emancipación del espíritu y del hombre, habrá de impulsarnos, con aproximaciones sucesivas y dialécticas a la revolución permanente.
Estas elecciones son una batalla que nos llama y nos exige hacer nuestra parte solidaria, necesaria, hombro con hombro con los venezolanos más avanzados. Estas elecciones nos atraviesan y nos competen nadie puede hacerse tonto, mucho de nuestro destino depende de que sepamos estar junto a los trabajadores y campesinos en su lucha. Que sepamos estar con los revolucionarios verdaderos contra los reformistas, los burócratas y la quinta columna de la oligarquía. Poner todo de nuestra parte para que Venezuela sepa cuánto y como solidarizamos con sus avances y sus ideas rumbo al socialismo científico como arma que puede proporcionaros, a todos, dentro y fuera, las armas para llevar esta lucha a una conclusión victoriosa mundialmente. Con crítica fraternal, tras el ejemplo de Venezuela.
Se hablará para siempre de la alegría, franca, noble de Venezuela hoy… su condición esencial de alma revolucionaria que nos inspira e incentiva. Los votos ahora aguardan semblante apacible, aguardan ahora como noticia promisoria de que algo nuestro se levanta en el horizonte nuestro. Su voto será un nosotros. Y será nuestros padres con sus luchas saboreando esta hora suave salida del hogar. Su voto será los caminos venezolanos nuevos que llevan el corazón a galope. Su voto hablará latiendo en el corazón de los recuentos y los proyectos. Su voto camina con el amanecer y con el mar caribe para sanar nuestra orfandad con urnas repletas de pueblo hospitalario y enamorado. Su voto, señoras y señores, debe dolerle mucho al enemigo. Su voto es curativo.
Nuestra tarea es defender ala Revolución Bonita, día y noche, ayudarla a florecer y a expandirse, incluso nuestra tarea consiste en comprender, aunque nos cueste, la magnificencia poética de la revolución el poderío de sus verdades mejores, sus núcleos racionales y emocionales… la vida misma como poesía, nuestra tarea es desconfiar de cualquier modo burocrático o sectario de pensar, nuestra tarea es exaltar lo maravilloso de los votos en una democracia genuina, desde abajo, obrera y campesina socialista y fantástica que no es falsa, que está en marcha, que exige esfuerzos y que tiene futuro…
No hay en la Venezuela revolucionaria voto neófito y eso fascina al mundo, donde la luz y sombra, bien y mal, amor y odio, placer y dolor se identifican en un pensamiento socialista que ilustra de manera explícita las tesis de una revolución que aumenta su intensidad en los hechos para que cada mañana el reloj prodigue raudales de vida. Estos 10 millones de votos, al menos, traspasarán todas las barreras donde la vida se fuma una tregua terca y nos ofrece todos sus malabares de historia nueva, nunca antes vistos, en la nave de los locos que sueñan una revolución plena. Venezuela va ala vanguardia.
Votar ahora en Venezuela comporta una actividad conciente para transformar el mundo vinculada a la actividad de construir el socialismo científico del siglo XXI . Votos que son banderas de todos los problemas humanos, bajo todas sus formas, con las fuerzas de un proceso revolucionario que exige tiempo, ratificación, profundidad y ampliación. Que todos los revolucionarios preñados por el socialismo científico sepan ser inspiración de la poesía de propaganda, del lirismo de la lucha, de la época de los triunfos, poesía totalmente revolucionaria capaz de insuflar fuerzas confianza de sí, razón de sí y certeza de futuro. Negación de los determinantes históricos que frenan a la humanidad, defensa de la cultura revolucionaria, entrega sin reservas para que la revolución venezolana siga dando sus frutos. Venezuela va adelane.
La «política» vieja, la de las componendas criminales, aúlla en los anaqueles de la historia, no por su derroche de «buenos modales» sino porque hay un pueblo que pasó ser protagonista de su vida. El voto venezolano no es esa «mercancía» barata que prometen ancianamente los centristas a una multitud de espejos desvencijados por el caballo de Troya de la demagogia. De eso está plagado el mundo entero. El voto venezolano tomará indistintamente la forma de la revolución y nos hará mirarnos al espejo del mundo. El voto de Venezuela es de la humanidad entera y se halla en el fondo de nuestros bolsillos, en los peines y en las sábanas más blancas. El voto de los venezolanos abre la puerta siguiente de nuestro pecho jadeante, el voto de los venezolanos es corazón de esperanzas entre los dedos que apuntarán las elecciones.
Se ha hablado tanto de Venezuela y se ha dicho tan poco. De su solidaridad inmensa, de sentirla, de juzgarla, de contar sus cicatrices, de palpar las injusticias en su contra. Se ha hablado tanto de Venezuela, han sido tantos tus críticos… sus detractores, que por doler nos duelen las calumnias, los el petróleo robado, las penalidades de la clase trabajadora y la injusticia económica, política y social… nos duele Venezuela en todo el mundo… pero nos alegra en ella la humanidad entera que cuenta ahora con las elecciones como guía.
El voto es un frente mundial de centenares de millones de hombres rumbo al socialismo en serio. Científico pues. Ese voto en Venezuela cuenta con nuestras voces que por todas partes anhelan decir a cada venezolano cuánto importa que triunfe nuevamente su Revolución en las urnas, en las fábricas recuperadas, en las tierras reapropiadas, en sus debates y en sus escuelas… Ese voto es una táctica y estrategia dialéctica con el programa de transición hacia el socialismo. Coro mundial los sueños venezolanos y de todos.
Votos frente al peligro, votos cada vez más reales, indicios que ensanchan todas nuestras especulaciones sobre una vida digna. Voto que termine con cualquier reflexión peregrina y sea nata pura revolucionaria quintaesencia… leche de la lucha. Voto lácteo e innumerable, vía láctea, vía madre. Es hora de aunar los dictámenes de la revolución a los del voto. Ninguna acción individual o colectiva, sobre todo revolucionaria, puede prescindir de cualquier herramienta que enriquezca a la revolución misma.
A estas horas sabemos que el voto se ejercerá como un relámpago; conjugará los aspectos más urgentes de nuestra realidad mundial y será una concreción de peldaño, un salto adelante, un descorrer las cortinas para que entre el sol de un día nuevo. La revolución necesita tiempo. Hay que salir a las calles y vivir la transparencia de las elecciones venezolanas, vivir esa casa de cristal que son sus calles enfiestadas de revolución y virtud socialista, salir a las calles nítidas y contagiosas con su ebriedad de triunfos y futuro, su exhibicionismo de fraternidad. Bailar ese estremecimiento de calidez caribe y oleaje profundo. Salir a las calles a olfatear los votos, salir a leerlos en los asuntos íntimos de la existencia que pasa revista a sus tareas de construcción colectiva. Votos que andan ya sobrevolando Venezuela como pájaros que buscan nido en la primavera de la voluntad, en los solsticios del socialismo… nuestro y de ellos. Todo el tiempo. Manos fuera de Venezuela.

1 http://venezuela.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=2048