Recomiendo:
0

Ventana lejana

Fuentes: Berria

Traducido para Rebelión por Daniel Escribano

La secuencia, desgraciadamente, no es nueva. Un atentado contra una sede del PSE-EE y al día siguiente redada policial. La serie de sucesos de estos días parece una especie de remake de una vieja película. Tras las imágenes que parece que están dando vueltas una y otra vez hay una realidad cambiante. Por eso las mismas respuestas que se dan a un problema no tienen las mismas consecuencias cuando se utilizan una y otra vez, porque la situación no es la misma. Después del fracaso del intento de solución, todas las partes saben que tienen la necesidad de llegar a parámetros y medios de solución. Ir en la dirección contraria no hace más que alargar el dolor. Después del atentado de Bilbao, el partido socialista se ha agarrado al mensaje habitual: «dureza y unidad de los demócratas». Pero sabe que con ese mensaje no puede llegar muy lejos. Tal y como lo demuestra el embrollo de las mociones de censura.

Salta a la vista que la dinámica de mociones de censura contra los alcaldes de ANV ha encontrado más resistencias de las que el partido socialista pensaba: un sector del PNV, EA, Aralar, un sector de IU-EB, las listas independientes… En Mondragón mismo, si los electos de la coalición EB-Zutik no cambian de opinión, la moción de censura no prosperará. ¿A qué se debe esta resistencia? Hay más de un factor. Cada pueblo es un mundo y los equilibrios políticos de cada pueblo no suelen coincidir con los que hay entre los partidos. Como los militantes de EB de Mondragón, muchos ciudadanos advierten «ansia de poder» tras las mociones de censura. No le dan credibilidad a la proclama «ética». Con todo, la clave principal de la resistencia está relacionada con la esterilidad de la medida. La ciudadanía no quiere dar marcha atrás, no le gustan las medidas que no traen la solución, no quiere andar a la sombra del pacto de Ajuria Enea.

La lección de Currin. Esta semana la revista de Lokarri, Haritu, ha publicado una enjundiosa entrevista con el abogado Brian Currin, un experto sudafricano en resolución de conflictos. Brian Currin siguió de cerca el último proceso de negociación y actualmente, a instancias de la Red Europea de Fundaciones, está participando en la iniciativa para impulsar el diálogo y la paz en el País Vasco. Destaca dos criterios principales de cara a la resolución de los conflictos. Por un lado, «es imprescindible el diálogo entre todas las partes». Por el otro, «ni un solo conflicto se ha resuelto con la vieja fórmula de la imposición de la fuerza de la ley, sino mediante el diálogo a fondo y sincero». Esta visión también está enraizada en la sociedad vasca, por encima de los fracasos habidos hasta ahora. En general, la ciudadanía no está de acuerdo con la «estrategia de resignación» que está proponiendo el partido socialista para acabar con el problema de la violencia: mantenerse unidos, hasta que el otro se resigne.

De cara al futuro, destaca la importancia de recuperar la confianza y, en ese terreno, Brian Currin avisa del daño que se ha hecho a sí misma ETA rompiendo el alto el fuego. Asimismo, señala que tener en la cárcel a unos de los interlocutores sólo sirve para empeorar la situación. Es patente que recuperar la confianza y crear las condiciones para un nuevo proceso no será fácil. Se necesitará tiempo. Pero en los momentos en que no se ve la salida del túnel, es digna de consideración la reflexión esperanzadora de Brian Currin. Piensa que habrá «oportunidades» nuevamente. «Los próximos cuatro años serán como abrir una ventana a la oportunidad de solucionar el conflicto vasco.»

¿Dónde ve Currin el principal embrollo? En el meollo político: «España tiene miedo a dar vía al derecho a decidir de la ciudadanía vasca y también a los cambios que eso implicaría».

No parece que haya opción de superar esos miedos a corto plazo en el planeta del partido socialista. Ni de cara a la izquierda abertzale ni de cara al PNV. Zapatero se ha marcado el objetivo de estabilizar el estado en el inicio de la legislatura, priorizando para ello el apoyo del PP. Han empezado rápidamente a negociar los acuerdos sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Se espera que el cambio sea posible antes del verano. Pero se necesitará más tiempo para debatir y acordar otros pactos de estado, porque el PP tiene su congreso en junio.

En esta situación, el espacio para hablar con el PNV y el lehendakari Ibarretxe y lograr un acuerdo es muy pequeño. Están percatándose de ello también en el PNV y han empezado a preocuparse por un plan B (un terreno de juego sin acuerdo). A todo eso hay que añadir los movimientos que han empezado de cara a las elecciones al Parlamento vasco. El PSE-EE y Patxi López no pierden ninguna oportunidad para poner en cuestión la actividad del lehendakari Ibarretxe. Esa misma postura pone en duda la legitimidad de las intenciones del partido socialista al defender las mociones de censura y proclamar «la unidad de los demócratas». Asimismo, con esa postura agresiva Patxi López deja patente la debilidad del acuerdo entre el PSE-EE y el PNV a favor de las mociones de censura. Eso muestra la respuesta de ayer de Miren Azkarate [1] a Patxi López. Le ha dicho que se tranquilice si no quiere perder el apoyo que necesita en Mondragón. La respuesta es señal del malestar que han creado en el tripartito las críticas de los socialistas. El tripartito está incómodo siguiendo la línea fijada en Madrid y, al mismo tiempo, recibiendo críticas. Pero poner otra vez en cuestión el apoyo que el PNV y EA han comprometido en Mondragón (a pesar de que luego se matice) expresa falta de convencimiento y de dirección. El efecto bumerán de las mociones de censura.

Berria, 19 de abril de 2008

http://www.berria.info/testua_ikusi.php?saila=harian&data=2008-04-19&orria=012&kont=006



[1] Consejera de Cultura y portavoz del gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca. (N. del t.)