Aun cuando variadas experiencias por todo el mundo dan cuenta de acciones y resultados favorables en la prevención, atención y liderazgo de las mujeres frente al Virus de Inmunodeficiencia Humana (causante del sida), el estigma, la violencia y la discriminación las mantienen bajo alto riesgo y en situación vulnerable. «La oportunidad para las mujeres, en […]
Aun cuando variadas experiencias por todo el mundo dan cuenta de acciones y resultados favorables en la prevención, atención y liderazgo de las mujeres frente al Virus de Inmunodeficiencia Humana (causante del sida), el estigma, la violencia y la discriminación las mantienen bajo alto riesgo y en situación vulnerable.
«La oportunidad para las mujeres, en la toma de decisiones, es todavía limitada», reconoció Kristen Schoultz, directora de la Coalición Mundial para las Mujeres y el Sida de ONUSIDA, durante un intercambio con la prensa acreditada a la XVII Conferencia Mundial de VIH/sida, que tiene lugar en esta capital, del 3 al 8 de agosto.
Aunque hay subregistros en los datos, se calcula que, en el mundo, existen 40 millones de personas seropositivas al VIH y cerca de la mitad son mujeres.
Las más altas tasas de infección se registran en países donde la epidemia se ha generalizado y la transmisión ocurre primordialmente a través de relaciones sexuales, frecuentemente dentro del matrimonio, señalan los estudios.
Sin embargo, ellas suelen estar fuera del diálogo sobre sus derechos y apenas se les toma en cuenta en los programas nacionales de acción y prevención, señalaron en la Conferencia Mundial varias representantes de la YWCA Mundial y la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/sida (ICW).
Tanto la YWCA Mundial, que agrupa a más de 25 millones de mujeres y niñas en 125 países, como la ICW, única red internacional integrada y dirigida por mujeres VIH positivas, tuvieron a su cargo la organización del Foro de Mujeres Positivas, celebrado en julio del pasado año en Nairobi, Kenia, como parte de la Cumbre Mundial de Mujeres sobre VIH y sida.
Un estudio realizado en 179 países comprobó que en sólo 10 por ciento hubo participación femenina en los planes nacionales contra el sida, señaló Schoultz.
«Si queremos avanzar en la lucha contra el sida, todos los programas tienen que tener en cuenta los derechos sexuales y reproductivos de todas las personas y los de las mujeres positivas también», enfatizó.
De los cerca de 15 millones de mujeres con VIH que se estima hay en el mundo, sólo 10 por ciento sabe su condición, según datos manejados en la conferencia de prensa, en la cual fue presentado el informe «Nada sobre nosotras, sin nosotras», del Foro Social de Mujeres Positivas. «El estigma impide que muchas se hagan la pruebas y reciban tratamientos», acotó Schoultz.
En el documento, el foro llama a desarrollar el liderazgo femenino, a promover la igualdad de género y los derechos humanos de las mujeres y las niñas, a garantizar su seguridad física, sexual y psicológica; su educación y seguridad económica y expandir el acceso a los servicios, entre otras acciones críticas para el cambio.
«Las mujeres con VIH no siempre se involucran, y su participación es necesaria para que realmente los programas las beneficien», dijo la doctora Alice Welbourn, ex presidenta de la Comunidad Internacional de Mujeres viviendo con VIH y sida.
El Foro de Mujeres Positivas, la reunión más grande de este tipo que logró reunir a casi 300 personas, identificó al estigma, la discriminación, el irrespeto a los derechos humanos, la falta de acceso a tratamiento, a cuidado y soporte, como sus grandes desafíos.
El glosario de pesares que deben padecer las mujeres positivas es incalculable. El informe da cuenta de situaciones que van desde casos de algunas que han sido apedreadas a muerte debido al VIH, hasta otras obligadas a abortar o a someterse a una esterilización bajo la amenaza de negarles el acceso a los servicios.
Por otro lado, millones carecen de acceso a los métodos de prevención que ellas pudieran controlar, como el condón femenino y los microbicidas, cuando ha quedado claro que la abstención, la fidelidad y los preservativos masculinos no les funcionan.
A juicio de Musimbi Kanyoro, ex Secretaria General de la YWCA Mundial y actual Directora del Programa de Población de la Fundación David y Lucille Packard, todavía falta mucho para incorporar a las mujeres en la dimensión que ellas necesitan. «Para reducir la retórica y convertirla en actos, hay que respaldar esta estrategia con acciones y recursos», manifestó.