Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos
Durante 40 horas en septiembre de 1982 miembros de la Milicia Falangista libanesa*, aliados de Israel, violaron, mataron e hirieron a una gran cantidad de civiles desarmados, la mayoría de ellos niños, mujeres y ancianos, dentro de los rodeados y sellados campos de refugiados de Sabra y Chatila. El número de víctimas (la cifra oficial dada por Israel) se calcula entre 700 y 3.500.
El 6 de junio de 1982 el ejército israelí invadió Líbano como represalia por el intento de asesinato del embajador israelí Shlomo Argov en Londres el 4 de junio. Ese mismo día los servicios secretos israelíes habían atribuido el intento de asesinato a una organización disidente palestina respaldada por el gobierno iraquí, que en aquel momento estaba deseando desviar la atención del mundo de sus recientes reveses en la guerra irano-iraquí [1]. La operación israelí, planeada mucho tiempo antes, se llamó «Operación Paz para Galilea».
En un principio el gobierno israelí había anunciado que su intención era penetrar sólo 40 kilómetros en territorio libanés. Sin embargo, el mando militar, a las órdenes del ministro de Defensa, Ariel Sharon, decidió ejecutar un proyecto más ambicioso preparado por Sharon unos meses antes. Una vez ocupado el sur del país y destruida toda resistencia palestina y libanesa ahí, y una vez cometidas también una serie de violaciones contra la población civil [2], el ejército israelí procedió a avanzar hasta Beirut. El 18 de junio de 1982 habían rodeado a las fuerzas armadas de la OLP en la parte oeste de la capital libanesa.
Según las estadísticas libanesas, la ofensiva israelí y especialmente el intenso bombardeo de Beirut, causó 18.000 muertos y 30.000 heridos, la mayoría de ellos civiles.
Tras dos meses de combates se negoció un alto el fuego con la mediación del enviado de Estados Unidos, Philip Habib. Según los términos de estas negociaciones, la OLP tenía que evacuar Beirut bajo la supervisión de una fuerza multinacional desplegada en la parte evacuada de la ciudad. Los Acuerdos Habib preveían que a continuación Beirut este quedaría bajo control del ejército libanés y que los estadounidenses garantizarían a los dirigentes palestinos la seguridad de los civiles [palestinos] que vivían en los campos de refugiados una que vez que aquellos abandonaran Líbano.
La evacuación de la OLP acabó el 1 de septiembre de 1982.
El 10 de septiembre de 1982 las fuerzas multinacionales abandonaron Beirut. Al día siguiente Sharon anunció que «2.000 terroristas» se habían quedado en los campos de refugiados palestinos que rodean Beirut. El 15 de septiembre, al día siguiente del asesinato del presidente electo Bashir Gemayel, el ejército israelí ocupó Beirut este, «rodeo y selló» los campos de Sabra y Chatila, en los que habitaban civiles palestinos y libaneses ya que todos los resistentes armados (más de 14.000 personas) habían evacuado Beirut y sus alrededores [3].
Historiadores y periodistas coinciden en que es probable que durante un encuentro entre Ariel Sharon y Bashir Gemayel en Bikfaya el 12 de septiembre se acordara autorizar a las «fuerzas libanesas» «limpiar» estos campos de refugiados palestinos [4]. El 9 de julio de 1982 Sharon ya había anunciado sus intenciones de enviar a las fuerzas Falangistas a Beirut este [5] y en su autobiografía confirma haber negociado la operación durante su encuentro con Gemayel en Bikfaya.[6]
Según unas declaraciones hechas por Ariel Sharon el 22 de septiembre de 1982 en el Knesset (parlamento israelí), la decisión de que los Falangistas entraran en los campos de refugiados se tomó el miércoles 15 de septiembre de 1982 a las 15.30 [7]. También según el general Sharon, el mando israelí había recibido las siguientes instrucciones : «se prohíbe a las fuerzas del Tsahal [8] entrar en los campos de refugiados. La ‘limpieza’ de los campos la llevarán a cabo las Falanges o el ejército libanés»[9].
Al anochecer del 15 de septiembre de 1982, los bombarderos israelíes sobrevolaban a baja altura Beirut este y el ejército israelí había asegurado su entrada. Desde las 9 am el general Sharon estaba presente para dirigir personalmente la penetración [del ejército] israelí, se había instalado en la zona del ejército general en el cruce de la embajada de Kuwait situado a la entrada del campo de Chatila. Desde el tejado del edificio de seis plantas se podía observar claramente la ciudad y los campos de Sabra y Chatila.
Para el mediodía los campos de Sabra y Chatila – que en realidad son una única zona de campos de refugiados en el sur de Beirut este – estaban rodeados por tanques y soldados israelíes, que habían instalado checkpoints rodeando por completo los campos para controlar la entrada o salida de cualquier persona. Durante las últimas horas de la tarde y la noche los campos fueron bombardeados.
El jueves 16 de septiembre de 1982 el ejército israelí controlaba Beirut este. El portavoz militar israelí declaró: «el Tsahal controla todos los puntos estratégicos en Beirut. Los campos de refugiados, en cuyo interior se concentran terroristas, están rodeados y sellados». La mañana del 16 de septiembre el alto mando del ejército emitió la siguiente orden: «los Falangistas y el ejército libanés llevarán a cabo la búsqueda y limpieza dentro de los campos»[10].
Durante aquella mañana se lanzaron bombas contra los campos desde la altura y francotiradores israelíes disparaban contra la gente que había en las calles. Aproximadamente para el mediodía el mando militar israelí dio luz verde a la milicia Falangista para entrar en los campos de refugiados. Poco después de las cinco de la tarde una unidad de unos 150 falangistas entró en el campo de Chatila desde el sur y el sudeste.
En ese momento el general Amir Drori telefoneó a Ariel Sharon y le anunció: «nuestros amigos están entrando en los campos. Hemos coordinado su entrada». A lo que Sharon respondió: «¡Enhorabuena! Se aprueba la operación de nuestros amigos»[11].
Durante las siguientes 40 horas la milicia Falangista violó, asesinó e hirió a una gran cantidad de civiles desarmados, la mayoría de ellos niños, mujeres y ancianos que estaban dentro de los campos «rodeados y sellados». Estas acciones, acompañadas o seguidas de redadas sistemáticas, respaldadas o reforzadas por el ejército israelí, causaron decenas de desaparecidos.
El ejército israelí tenía pleno conocimiento de lo que estaba ocurriendo en los campos hasta la mañana del sábado 18 de septiembre de 1982 y sus dirigentes estaban en continuo contacto con los jefes de la milicia que estaban perpetrando la masacre. Sin embargo, [los israelíes] no intervinieron en ningún momento. En vez de ello, impidieron a los civiles escapar de los campos e iluminaron estos durante toda la noche con focos lanzados desde sus helicópteros.
La cifra de víctimas fluctúa entre 700 (la cifra oficial israelí) y 3.500 (en al investigación realizada por el periodista israelí Amnon Kapeliouk). Nunca se podrá determinar la cifra exacta porque además de las aproximadamente mil personas enterradas en fosas comunes por el Comité Internacional de la Cruz Roja o en los cementerios de Beirut por sus familiares, una gran cantidad de cuerpos quedaron sepultados bajo edificios derribados con bulldozers por los propios miembros de la milicia. También cientos de personas fueron sacadas vivas de los campos en camiones, especialmente durante el 17 y 18 de septiembre, hacia destinos desconocidos y nunca regresaron.
Nunca se ha considerado que las víctimas y supervivientes de la masacre tuvieran derecho a una investigación formal de la tragedia, ya fuera en Líbano, Israel o en cualquier otro lugar. Después de que los medios de comunicación internacionales difundieran una manifestación de 400.000 israelíes que tomó las calles para protestar por la masacre, el parlamento israelí (Knesset) nombró una comisión de investigación, que sería presidida por Yitzhak Kahan, en septiembre de 1982. A pesar de las limitaciones del mandato de la Comisión (limitado puesto que era un mandato más político que judicial, y porque se ignoraron completamente las voces y demandas de las víctimas), la Comisión concluyó que el ministro de Defensa [Ariel Sharon] era personalmente responsable de la masacre [12].
Ante la insistencia de la Comisión y las manifestaciones que siguieron a este informe, Sharon dimitió de su cargo de ministro de Defensa, pero permaneció en el gobierno como ministro sin cartera. No sirvió de nada que durante la manifestación de Peace Now que hubo inmediatamente antes de la «dimisión» de Sharon los manifestantes fueran atacados con granadas lo que provocó la muerte de un joven manifestante [13].
Varias investigaciones e informes no oficiales, incluyendo los de Sean MacBride y de la Comisión Nórdica, basados principalmente en el testimonio de testigos occidentales, así como otros artículos periodísticos y de investigación histórica, han ido reuniendo elementos vitales de información [14].
A pesar de las pruebas de lo que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas describió como una «masacre criminal» y de que en la memoria colectiva de la humanidad las masacres de Sabra y Chatila se encuentran entre los crímenes más espantosos del siglo XX, el hombre que fue considerado «personalmente responsable» de este crimen, así como sus asociados y las personas que llevaron a cabo las masacres nunca han sido perseguidos o castigados. En 1984 los periodistas israelíes Schiff y Ya’ari concluyeron su capítulo sobre la masacre con esta aleccionadora reflexión: «Si existe una moral para el doloroso episodio de Sabra y Chatila, tendrá que ser reconocido»[15]. A día de hoy la realidad de esta impunidad sigue siendo verdad.
EL Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó la masacre con al resolución 521 (19 de septiembre de 1982). Esta condena fue seguida con una resolución de la Asamblea General del 16 de diciembre de 1982 que calificó la masacre como un «acto de genocidio».
Notas:
* N. de la t.: Recordemos que esta milicia libanesa tomó su nombre de la Falange Española y de las JONS.
[1] El «Consejo Revolucionario», más conocido como «Grupo de Abu Nidal», cf. Z Schiff and E Ya’ari, Israel’s Lebanon War, New York, Simon & Schuster, 1994, 97-100, página 99: «Los tres detenidos [arrestados por el Scotland Yard] también revelaron que un enviado del emisario de Bagdad les había traído órdenes de llevar a cabo el asesinato y que habían recibido las armas de la oficina del agregado militar de la embajada iraquí en Londres». El nombre del responsable iraquí es mencionado en [el libro de] Dilip Hiro, Iran under the Ayatollahs, London, Routledge, 1985, 211: «el detonante del ataque de Israel fue el intento de asesinato de Shlomo Argov, el embajador israelí en Gran Bretaña, la noche del 3 de junio. El cerebro de la operación en Londres fue Nawal Al Rosan, un ‘comerciante de alfombras’ iraquí que se descubrió que era un coronel de los servicios de inteligencia iraquíes». (Se omiten las notas a pie de página). Vale la pena indicar que posteriormente el embajador Argov denunció la guerra de Ariel Sharon en Líbano.
[2] Para un catálogo detallado de las violaciones de la Convención de Ginebra respecto a la población civil, véase el informe de la Comisión MacBride (Premio Nobel de la Paz en 1974), «Israel in Lebanon, The Report of the International Commission to enquire into reported violations of International Law by Israel during its invasion of the Lebanon, 28 August 1982 – 29 November 1982,» Londres, Ithaca, 1983, 187-192 (Conclusiones) – en adelante conocido como Comisión MacBride.
[3] Según Kapeliouk, Sabra et Chatila: Enquete sur un massacre, París, Seuil 1982, donde cita el diario Haaretz del 15 de septiembre de 1982, el general Eitan declaró el día anterior en la comisión del Knesset de Asuntos Exteriores que «en Beirut no quedan más que algunos terroristas y una pequeña oficina de la OLP», Kapeliouk, p 30.
[4] Benny Morris, The Righteous Victims, New York, A. Knopf, 1999, p. 540.
[5] Schiff y Ya’ari, Israel’s Lebanon War, New York, Simon and Schuster, 1984, p. 251.
[6] Ariel Sharon, Warrior: An Autobiography, Simon and Schuster, New York, 1989, p. 498.
[7] Sharon ante el Knesset, Anexo del informe de la Comisión Kahan, The Beirut Massacre, The Complete Kahan Commission Report, Princeton, Karz Cohl, 1983, p. 124 (En adelante conocido como informe de la Comisión Kahan).
[8] Fuerzas de Defensa Israelíes [traducción literal del hebreo; la palabra tsahal es un acrónimo de esta frase].
[9] Informe de la Comisión Kahan, p. 125.
[10] Informe de la Comisión Kahan, p. 14.
[11] Kapeliouk, p. 37
[12] Informe de la Comisión Kahan, p. 104: «Hemos concluido … que el ministro de Defense es personalmente responsable». Volveremos sobre esta edificante conclusión.
[13] Emil Grunzweig. Avraham Burg, el actual portavoz del Knesset, fue herido durante esta manifestación.
[14] Los más conocidos son los informes de la Comisión Kahan, de la Comisión MacBride y de la Comisión Nórdica, y los libros de Robert Fisk, Ze’ev Schiff y Ehud Ya’ari, Amnon Kapeliouk, Thomas Friedman, Jonathan Randall y otros. Nunca se ha publicado una investigación del fiscal militar libanés que concluyó que los ejecutores de la masacre no eran responsables. Tabitha Petran, The Struggle Over Lebanon, New York, Monthly Review Press, 1987, p. 289.
[15] Schiff y Ya’ari, p. 285.
Este texto es un extracto de la querella presentada en Bélgica contra el [entonces] primer ministro israelí Ariel Sharon, Amos Yaron y otros responsables israelíes y libaneses de la masacre.
Enlace con el original: http://electronicintifada.net/bytopic/145.shtml