El 2 de diciembre de 1977, luego de 30 años de la partición y 10 años de la ocupación total de Palestina, Las Naciones Unidas en su resolución 32/40-B, decidió que cada 29 de Noviembre se conmemore el «Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino». Para esos años la resolución era emotiva y en […]
El 2 de diciembre de 1977, luego de 30 años de la partición y 10 años de la ocupación total de Palestina, Las Naciones Unidas en su resolución 32/40-B, decidió que cada 29 de Noviembre se conmemore el «Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino».
Para esos años la resolución era emotiva y en cierta forma, una reparación moral por la decisión de la partición de Palestina el 29 de noviembre de 1947.
La resolución 181 de la partición del territorio, estableció dos Estados. Uno, para la continuidad de Palestina como Estado árabe, con Jerusalem internacionalizada dentro del mismo (55 por ciento). El otro, para un Estado judío (45 por ciento). La misma, fue votada por 33 países sobre los 59 que conformaron oportunamente la ONU. Sin embargo, Los dueños de la histórica tierra, mayoritariamente musulmanes, cristianos y una minoría judía, todos de nacionalidad palestina y bajo la ocupación británica, sin consultarlos, fueron convidados de piedra e ignorados en la determinación, la continuidad y la integración de su patria y su futuro.
La espinosa decisión de la ONU (a dos años de su creación), al resolver dividir una tierra lejana, extranjera, habitada y milenaria, y cambiar una población por otra, llegada de otros continentes, no tiene fundamentos ni explicación. En un profundo análisis jurídico, se puede llegar a considerar ilegitima y una violación a los derechos naturales de la tierra a sus habitantes originarios.
El Estado judío, al año siguiente de la partición, se llamó Israel y carcomió la tierra Palestina sobre la base del terrorismo sionista, la muerte, el exilio y la destrucción de 418 aldeas y ciudades palestinas, ocupando un 78 por ciento del desbastado territorio, incluyendo el sector occidental de Jerusalem. Violando la resolución madre.
Como consecuencia estalló la catástrofe palestina. El 15 de mayo de 1948 unilateralmente se declaró la creación de Israel. Inmediatamente fue reconocido. Al año siguiente la ONU, reconoció oficialmente e ingresó en su sistema al Estado de Israel e ignoró el Estado de Palestina. No solo eso, sino considero al pueblo palestino como una simple cuestión de refugiados.
Al equivocarse nuevamente la ONU en sus decisiones y reconocer solo a uno, inyectó el principio básico del conflicto palestino-israelí. No obstante, el organismo internacional pudo haberse reivindicado cuando el 15 de noviembre de 1988, el presidente Yasser Arafat, tendió su mano de convivencia y lanzó la Declaración de Independencia del Estado de Palestina sobre los territorios ocupados en 1967, con Jerusalem capital. Solo la observó y tomo nota en su resolución 43/177 (diciembre/1988).
Debido al rechazo y las presiones del lobby israelí-estadounidense, la ONU no se atrevió y no tuvo la capacidad política de reconocer definitivamente al Estado de Palestina, aplicar las resoluciones e ingresarlo al igual que Israel en su sistema. La posibilidad de solucionar el conflicto se diluyó.
Con el tiempo, Israel demostró que esta lejos de ser un Estado piadoso éticamente construido a la imagen de la religión judía. Para convertirse desde la década del ’50 en una potencia nuclear, entre los cuatro más importante del mundo.
Calado por su soberbia militar. En junio de 1967, Israel ocupó el restante 22 por ciento de Palestina, incluyendo el sector Este de Jerusalem. Ocupación que mantiene actualmente. Con el agravante, que esos 6.212 kms. cuadrados están saturados por los muros de apartheid, que superan los 820 kms. de longitud; por los 224 asentamientos ilegales, habitados por más de medio millón de israelíes y por los 308 controles militares (check points ), en la zona norte de Palestina (Ribera Occidental), ubicados en Jerusalem, 60; en Ramallah, 23; en Jenin, 15; Toubas, 4; Tulkarem, 13; Qalqilya, 29; Nablus, 14; Salfit, 44; Jericó, 6; Belén, 38 y en Hebrón, 62 (datos PMG, octubre ’08), los que diariamente estrangulan la vida palestina. Mientras, que Gaza está totalmente cercada y sacada del contexto palestino al igual que Jerusalem.
Si bien en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, el Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, celebra los 29 de Noviembre de cada año el Día de Internacional de Solidaridad, con solemnes discursos del Secretario General, el Presidente de la Asamblea General, el Presidente del Consejo de Seguridad y los representantes de la mayoría de los países, cargados de conmovedoras frases a favor de la autodeterminación y los derechos inalienables y legítimos del pueblo palestino. Al día siguiente, las palabras lentamente se evaporaron como el agua de lluvia.
Sin inquietarse por la bruma de las expresiones. Israel, ciñó su política de puño de hierro contra los 3,8 millones de palestinos bajo la ocupación y la presión al 1,5 millón de palestinos-israelíes en el territorio del ’48. Mientras, los países discursantes, desmemoriados, continuaron potenciando sus relaciones y firmando acuerdos de desarrollo económico-militar con la potencia ocupante. Esperando un nuevo 29N para tranquilizar sus conciencias cómplices de la tragedia palestina.
El 29N, principio intelectual organizado del holocausto palestino, luego de 61 años de la resolución de la partición; 60 años de la caída de Palestina y 41 años de ocupación israelí, la comunidad internacional debe dejar de lado la verborragia de los discursos y las vagas conmemoraciones para pasar a la activa acción de poner fin de inmediato a la ocupación de Palestina. Sobre el efectivo cumplimiento de las leyes jurídicas internacionales y las exigencias, con boicot económico, diplomático y militar a la potencia ocupante.
Quizás entonces, el año próximo se celebre con mentes más serenas y conciencias tranquilas. Con un Estado de Palestina independiente con Jerusalem capital. Sin ninguna influencia de Israel, ni muros, ni asentamientos.
De lo contrario, continuaran los fogosos discursos, mientras el pueblo palestino seguirá transitando su doloroso vía crucis que comenzó en aquel 29N.
(*) Ex Embajador del Estado de Palestina en la Argentina
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