Para nadie es un secreto la existencia del bloqueo, un tema que en estos días retoma importancia. Sus efectos sobre la economía interna son indiscutibles. Las cifras que lo respaldan, pueden ponernos los pelos de punta. No me cuestiono su veracidad pero su efecto merece ser pensado con detenimiento. El determinismo de Estados Unidos sobre […]
Para nadie es un secreto la existencia del bloqueo, un tema que en estos días retoma importancia. Sus efectos sobre la economía interna son indiscutibles. Las cifras que lo respaldan, pueden ponernos los pelos de punta. No me cuestiono su veracidad pero su efecto merece ser pensado con detenimiento. El determinismo de Estados Unidos sobre Cuba no ha sido totalmente abordado.
Las pérdidas a la nación que ha ocasionado el bloqueo ascienden a más de $930 mil millones según cifras oficiales. 10 veces el PIB cubano. Ese es todo el dinero que hemos dejado de tener, ya sea en costos reales o costos de oportunidad. De no existir el bloqueo, todo ello se tuviera gastado o invertido en algo. En un ejercicio de abstracción, se pudiera construir un escenario donde el bloqueo nunca hubiese existido e incluir todas esas pérdidas en nuestros movimientos económicos, aunque no todo el monto tributase al PIB.
Suponiendo que una parte fuera a inversiones y al consumo interno, la calidad de vida de los cubanos mejoraría ostensiblemente. El PIB per cápita se incrementaría rápidamente y el IDH sería mayor. Con una política económica inteligente, priorizaríamos la infraestructura y la inversión inicialmente en lugar de gastarlo todo de una vez en proyectos sociales que luego no tienen base económica para ser sostenibles.
¿Quién no querría vivir en una isla socialista con una economía capaz de generar tanta riqueza? Dada la connotación de las cifras, la cosa del bloqueo es ciertamente seria. El grado de indignación de los cubanos debería ser incalculable. Cuando se hace un análisis comparativo de los números, no parece haber forma de exagerar sobre los efectos del bloqueo en nuestra economía de escasez. Tiene mucha responsabilidad en que el programa del Moncada sea una asignatura pendiente.
Sus números revelan el mundo posible que se nos privó. Se puede pensar que en Cuba se hubiesen juntado las condiciones para la sociedad superior a la que aspiraron nuestros padres. Si las de Asia son Tigres, ¿qué seríamos nosotros, leones? Pensemos dónde estaríamos hoy con esos 930 mil millones de dólares más, que nos arrebataron. ¿Hubiésemos tenido una economía que generara tanto de no ser por el bloqueo? Quizás no.
Especular sobre cuál sería el uso de ingresos que nunca tuvimos, es un ejercicio estéril
El crecimiento económico nunca ha sido garantía de desarrollo doméstico, menos en la historia de Cuba. Además, las últimas décadas explican cómo la relativa bonanza económica en Cuba se tradujo en la postergación de cambios necesarios, o la dilapidación de recursos en quimeras. Entonces, toca seguir luchando contra el bloqueo pero conscientes de que nuestros problemas no son solo ese, hay otros internos que a diferencia de una política estadounidense, está en nuestras manos cambiar.
Nuestra causa contra esta medida arbitraria que afecta la vida de todos los cubanos -dentro y fuera-, es justa. Pero su daño es mucho más grande que cualquier cifra, porque también ha provocado una mentalidad de barricada y reacciones internas dañinas que costará mucho erradicar. En eso es lo que hay que enfocarse, cambiar lo que puede, y debe ser cambiado.
Fuente: http://jovencuba.com/2019/05/18/una-cuba-sin-bloqueo/