Una historia inconclusa remece Europa. Podemos, en España; Syriza, en Grecia, se levantan contra las políticas neoliberales de ajuste que han llevado a la quiebra a Grecia e hundido en la miseria a millones de europeos. La clave de todo es un sector financiero, sobre todo alemán, que presta a países quebrados, pero cobra. Para […]
Una historia inconclusa remece Europa. Podemos, en España; Syriza, en Grecia, se levantan contra las políticas neoliberales de ajuste que han llevado a la quiebra a Grecia e hundido en la miseria a millones de europeos. La clave de todo es un sector financiero, sobre todo alemán, que presta a países quebrados, pero cobra. Para eso, un bien montado esquema político y financiero sirve de apoyo a esas demandas y se transforma en una enorme «aspiradora», que transfiere recursos de los Estados del sur hacia los del norte de Europa. Impone, además, drásticos recortes de servicios y empleos públicos, y aplican medidas para abaratar el costo de la mano de obra que precarizan el empleo.
Surgen entonces movimientos como Syriza, en Grecia; o Podemos, en España. Syriza ganó las elecciones en enero y formó gobierno. Su primera medida fue anunciar el fin del programa de ajustes: no más privatizaciones ni despidos. Su desafío es como financiar los gastos públicos que, a cambio de las política de privatizaciones y recortes, hasta ahora eran sostenidos por la banca europea: más deudas, para pagar deudas.
Si Syriza gobierna Grecia, en España el fenómeno Podemos asusta a los demás partidos y a los políticos conservadores europeos.
Una derecha, conformada por la más tradicional, la de origen franquista, y la otra, derivada de la debacle socialista, los ataca todos los días, en un intento por ahogar en el huevo al nuevo partido.
«Universidad» conversó en Madrid con Carlos Fernández Liria, figura destacada de Podemos, autor de libros polémicos, entre ellos uno que escribió con Luis Alegre, secretario general del partido en Madrid: «Comprender Venezuela, pensar la democracia».
Con un ojo puesto en los acontecimientos políticos a este otro lado del océano, no debe extrañarnos que Fernández Liria nos advierta que «Latinoamérica ha mostrado que el neoliberalismo no es invencible».
Lo que sigue es un extracto de la entrevista con el dirigente de Podemos.
GL – Ud. dice que «Gente de veinte años, no se sabe cómo, ha construido un acontecimiento histórico, seguramente el más importante que ha ocurrido en España desde la transición». ¿Puede explicarnos como, en su opinión, fue esto posible?
CFL – Podemos comenzó con «Juventud sin Futuro». Y «Juventud sin Futuro» surgió del ámbito universitario de Madrid, de alumnos que estuvieron contra el proceso de Bolonia, una iniciativa neoliberal para la universidad. Personas muy jóvenes, de 18, 20 o 22 años, de pronto convocaron a una manifestación que, de forma inexplicable, reunió a una cantidad de gente que nadie podía esperar.
¡Eso fue el inicio de todo, un mes antes del 15 mayo del 2011! (el 15M que luego se desarrolló como el «Movimiento de los Indignados»). Habían hecho una campaña muy distinta a la tradicional, sin banderas rojas, ni republicanas. Iban con camisas amarillas, sin identificarse con ningún partido. Eso explica parte de su éxito.
Los periodistas dijeron que sus demandas era muy conservadoras. Pedían casa, derecho a trabajo fijo y a permanecer en España, sin necesidad de inmigrar para encontrar trabajo, a tener una familia, a esperar un pensión. También hablaban contra la agresión neoliberal a la educación.
Después hubo dos años de manifestaciones continuas, muy masivas. Pero la gente sentía que se iba a casa y no pasaba nada más. Quedaba muy deprimida… Había mucha burla. La dirigente del Partido Popular en Madrid, Esperanza Aguirre, decía que los manifestantes no alcanzaban ni para llenar el estadio Santiago Bernabéu, del Real Madrid. «Haced lo que queráis, no les vamos a hacer ningún caso», decían. Si son una fuerza importante, «preséntense a las elecciones».
Por eso el líder de Podemos, Pablo Iglesias, dice que Esperanza Aguirre fue quien les sugirió presentarse a elecciones. La gran sorpresa es que se presentaron a las elecciones europeas y sacaron 1,5 millones de votos, cinco eurodiputados y empezaron a dispararse en todas las encuestas. En este momento Podemos es ya la primera fuerza política del país.
GL – Ud. dice que «La ley no está hecha para la gente rica». ¿Bastaría con hacer cumplir la ley -que se cobren los impuestos que hay que cobrar, etc- para hacer viable el programa de Podemos que los más conservadores afirman ser inviable?
CFL – Sí, eso precisamente es una cosa sobre la cual Luis Alegre ha insistido mucho. Mucha gente nos dice que el programa de Podemos es inviable económicamente.
No había que ser comunista para hacer este movimiento. Se trataba de mostrar que este sistema no te permite alcanzar los derechos más fundamentales.
Alegre dice que bastaría con que se cumpla la ley para que fuera viable. Pero nos contestan que si obligamos las empresas a cumplir la ley, se van del país.
Está claro entonces que las empresas están fuera de la ley. Si es así, ¿en que sistema estamos? Esto no es un Estado de derecho cuando nos dicen que no podemos hacer leyes contra el dinero, porque se va. No se puede hacer que el dinero cumpla las leyes.
GL – Podemos es tratado ya como una alternativa de poder. ¿Lo es, cómo se transformó en eso?
CFL – Podemos es alternativa electoral al bipartidismo. Al poder, me parece mucho decir. El poder no lo tienen los partidos, lo tienen los bancos, el Banco Central Europeo (BCE) y Alemania.
Ese es el problema de los griegos: han ganado las elecciones, pero no tienen el poder. A Podemos nos va a pasar lo mismo. Podemos ganar las elecciones, pero el poder habrá que conquistarlo después.
GL – Si, en su opinión, «fuera de Podemos no va a quedar más que una oposición golpista pero muy poderosa», ¿en caso de una victoria de Podemos (como la de Syriza en Grecia), surgirían escenarios golpistas en Europa?
CFL – En Europa no hace falta recurrir a golpes de Estado militares. Pueden estrangularnos con golpes de Estado financieros.
Para eso montaron el Tratado de Maastricht, un Banco Central Europeo independiente, sin control parlamentario, y para eso quieren montar el TTPI, una nueva versión del Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI). No hace falta entonces golpes de Estado.
De todos modos generarán violencia en las calles. El último recurso, como ya vimos, es promover «revoluciones naranja», como en Ucrania.
GL – Dentro de Podemos se renueva un viejo debate sobre la organización del partido, sobre el papel de los dirigentes, sobre lo que deben ser las estructuras democráticas, sobre la unidad de la izquierda. ¿Cómo se da eso dentro de Podemos?
CFL – Ahora Luis Alegre ocupa la candidatura de Podemos en la capital. Su principal rival era la lista que encabeza Miguel Urbán. Si Luis hubiera perdido habrían ganado los que quieren la «no organización». Sería el fin de Podemos en la comunidad de Madrid.
Hay muchas críticas desde la izquierda. Hay quienes dicen que ganar las elecciones no es importante. Eso es una trampa, un peligro gravísimo.
Pero, ¿si realmente tenemos un programa de izquierda, qué daño nos puede causar tener acceso a la televisión, a muchos más medios de los que tenemos ahora?
Tampoco Izquierda Unida va a sobrevivir. Se va a hundir por completo. Tania Sánchez, excandidata de Izquierda Unida a la presidencia de la Comunidad de Madrid, se ha salido del partido y detrás de ella va a salir toda la gente buena de IU.
Hay un problema muy grande. Los votantes de Podemos no quieren saber nada de IU, porque, para ellos, IU es parte de lo que llaman «la casta». Los votantes quieren algo distinto, que no haya existido, algo refrescante.
¿Qué hacemos? No nos podemos unir, porque la gente no lo quiere.
¿Qué debería de pasar? Que Tania y los que se han salido monten una plataforma de convergencia.
En Madrid, además de Podemos, está también Ganemos Madrid. Ellos no quisieron meterse en Podemos. Podemos tampoco había querido unirse a ellos porque ahí estaba IU.
Piensan que vale más la pena lo municipal. Quisieron montar una candidatura conjunta para el ayuntamiento de la capital y eso está pendiente de resolverse. Es lo que se llama la confluencia de todas las fuerzas de izquierda para ganar los ayuntamientos. La salida de Tania de IU ha sido un primer paso importante en esa dirección.
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