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Israel en camino de convertirse en un paria mundial

Fuentes: Counter Punch

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Estos son tiempos apremiantes para Israel. Mientras el primer ministro asesino Benjamín Netanyahu forma un nuevo Gobierno con personas que han dicho que los palestinos no son humanos y han pedido abiertamente el genocidio, él y ellos continúan hablando de sus preocupaciones de seguridad, de que el ejército israelí es el más mético del mundo, etc., etc. Sin embargo, más allá de las torres de marfil en las que se han instalado, pocas personas están comprando los harapientos bienes que están vendiendo.

Veamos algunos ejemplos.

La Corte Penal Internacional (CPI). Cuando Palestina firmó oficialmente el estatuto de Roma y se unió a la Corte Penal Internacional, Israel retuvo millones de dólares de impuestos pagados por los palestinos. Este dinero se necesita para pagar los salarios en Palestina. Pero aún más revelador que este acto ilegal de castigo colectivo es el hecho de que Israel se puso en contacto con varios países miembros de la CPI, implorándoles que redujeran la cantidad de dinero que pagan a la organización con el fin de mantenerla en funcionamiento. Recibieron rechazos de todas partes. El único país que podría haber aceptado reducir las donaciones era Estados Unidos. Sin embargo, como Israel, EE.UU. nunca ha condescendido a unirse a la CPI, creyendo, como su protegido Israel, que está por encima de la ley.

La FIFA (Federación Internacional de Fútbol). Palestina ha pedido a la FIFA que expulse a Israel de la organización más grande y prestigiosa del fútbol del mundo, argumentando que Israel impide que los jugadores palestinos viajen a los eventos, la compra de los equipos necesarios y otras maneras que impiden la participación plena de Palestina. Con el fin de evitar cualquier acción oficial en su contra, Israel está contactando frenéticamente con los jefes de las asociaciones de fútbol de otras naciones, desesperado por obtener apoyo para su (indefendible) posición. Los rumores son que Israel está incluso haciendo concesiones a los palestinos para frustrar lo que sería otra bofetada en la cara de la atribulada reputación internacional de Israel.

Las Naciones Unidas y los Derechos del Niño. En marzo, The Guardian informó de lo siguiente: «Los altos funcionarios de las Naciones Unidas en Jerusalén han sido acusados ​​de ceder ante la presión de Israel para no incluir a las fuerzas armadas del país en una lista de graves violadores de los derechos de los niños». Que Israel secuestra, detiene sin cargos, mantiene por meses y tortura a los niños, está todo bien documentado. Pero la ONU aún tiene que condenar oficialmente a Israel, a pesar de los informes de los organismos que indican claramente lo que es obvio. Pero Israel ha trabajado duro, no para rectificar los abusos incalificables con que las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) y acusan a los niños palestinos de terroristas, que es al parecer la política del gobierno, sino para evitar que las Naciones Unidas tomen medidas.

En el pasado Israel no se molestó con tales trivialidades, tenía a EE.UU. para hacer el trabajo sucio por él. Recientemente, en diciembre de 2014, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, llamó por lo menos a cincuenta jefes de Estado para que rechacen una propuesta en las Naciones Unidas pidiendo que se ponga fin a la ocupación para el año 2017. El agradecimiento que recibió por sus esfuerzos fue el controvertido discurso de Netanyahu ante el Congreso, el aumento de la construcción de asentamientos y la afirmación de que una Palestina independiente no existiría mientras él sea primer ministro. Al parecer, aún el desventurado señor Kerry y su incompetente jefe han sido insultados más allá del punto de flexión y no están corriendo por todo el mundo exigiendo respeto a Israel, al menos en estos asuntos.

¡Qué diferencia hace la buena publicidad en los medios sociales en años del genocidio! Otra gran diferencia se puede ver en dos ejemplos en los campus universitarios de Estados Unidos. En 2007 al profesor Norman Finkelstein, un erudito notable, hijo de sobrevivientes del Holocausto y abierto crítico de Israel, se le negó la titularidad en la Universidad DePaul en Chicago, por sus escritos y críticas cuidadosamente documentadas del apartheid que implementa Israel. Aunque esto generó cierta controversia menor en el momento, no fue bien publicitado.

A principios de agosto de 2014, una oferta de trabajo al profesor Steven Salaita de la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign, fue retirada poco antes del inicio de las clases, debido a algunos «tuits» que envió, críticos de Israel. Para el 18 de agosto más de 1.200 académicos de todo el mundo habían prometido boicotear la universidad y ese número se ha incrementado drásticamente desde entonces; innumerables eventos programados se han cancelado y se espera que la Asociación Americana de Profesores Universitarios censure formalmente la escuela este verano.

No parece que Israel está a la fuga. Netanyahu ha formado el Gobierno del apartheid más racista que el mundo ha conocido durante generaciones, que hace que el régimen de apartheid que gobernó Sudáfrica durante tanto tiempo parezca casi benigno. Suecia se convirtió en el país número 135 que reconoció a Palestina en octubre de 2014 y solo en los últimos días el Vaticano ha hecho lo mismo. Mientras que sin duda es un pequeño país, su líder es también el líder de miles de millones de católicos de todo el mundo, por lo que la importancia de este reconocimiento no puede menospreciarse. Los festivales de cine y de música en Israel reducen su duración, ya que la participación internacional se ha reducido. Cada vez más artistas están tomando una posición contra el apartheid. Los acuerdos académicos entre Israel y otras naciones también están en declive, por no hablar de las muchas empresas que ya no van a hacer negocios con empresas que trabajan en los territorios ocupados.

El último bastión importante de apoyo a Israel es Estados Unidos, y aunque el presidente Barack Obama ha hablado de un «reajuste» de las relaciones con Israel, no se espera que suceda mucho, siempre y cuando el AIPAC (Comisión de Asuntos Políticos de América e Israel) continúe moviendo los hilos del Congreso. Y el cabildeo es el nombre del juego en EE.UU. Justo comenzando la carrera para la nominación presidencial republicana, el senador de Florida Marco Rubio está condenando cualquier crítica ligera de cualquier candidato, anunciada o en potencia sobre Israel como jamás se ha hecho. Esto no es sorprendente, teniendo en cuenta que uno de sus principales donantes es Norman Braman, empresario de Florida y firme defensor de los asentamientos ilegales, que espera gastar entre 10 y 25 millones de dólares para ayudar a Rubio a conseguir un contrato de arrendamiento de cuatro años en la Casa Blanca. No hay espacio para los principios, y desde luego tampoco para los derechos humanos, cuando dichas sumas se obtienen por violarlos.

 EE.UU. está actualmente tratando de aprobar una legislación para neutralizar el BDS (movimiento para el boicot, desinversión y sanciones) y si bien es probable que logre la aprobación, es poco probable que se confirme cuando se produzca el inevitable recurso judicial. El primer ministro canadiense, Stephen Harper, con la esperanza de consolidar el voto judío en su próxima campaña para la reelección, está sugiriendo acusar a los que critican a Israel bajo las leyes de crímenes de odio. Esto no es bien recibido al norte de la frontera, donde los derechos humanos y los derechos civiles parecen tener más importancia que en EE.UU. Y cualquier pensamiento de que los votantes judíos apoyen indiscriminadamente los crímenes israelíes es desmentido por la cantidad de organizaciones judías establecidas para combatir esos delitos.

Por lo tanto, parece que el tiempo se está acabando. Israel puede ser capaz de evitar sanciones por parte de la FIFA, de la Corte Penal Internacional y de la ONU este año, pero esa nación se está convirtiendo en el paria mundial, rechazado por sus atroces violaciones de los derechos humanos en Palestina y en el propio Israel, donde hay leyes separadas para los israelíes, y diferentes para los africanos o árabes. Con el apoyo de EEUU, Israel se convirtió en una potencia mundial y ahora está en declive, y por lo tanto resulta muy peligroso. El sufrimiento palestino aumentará en el corto plazo, pero, inevitablemente, Palestina será libre. Y una vez más EE.UU. será uno de los últimos en la fiesta, prefiriendo permanecer afuera con el matón internacional, mientras los otros invitados brindan por la libertad.

 Empire, Racism and Genocide: a History of US Foreign Policy (Red Pill Press) es el último libro de Robert Fantina.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2015/05/22/israel-on-the-run/