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La Cuba calurosa, humana, digna y esperanzadora

Fuentes: Rebelión

En una nueva y reciente visita a Cuba, como parte de un recorrido caribeño, encontré lo que nunca desparecerá en la llamada Isla Bonita, altas temperaturas equivalentes al calor humano, muchas esperanzas, resistencia, dignidad, además de transformaciones económicas en beneficio del país más solidario del mundo. No es ni mucho menos el paraíso, ni tampoco […]

En una nueva y reciente visita a Cuba, como parte de un recorrido caribeño, encontré lo que nunca desparecerá en la llamada Isla Bonita, altas temperaturas equivalentes al calor humano, muchas esperanzas, resistencia, dignidad, además de transformaciones económicas en beneficio del país más solidario del mundo.

No es ni mucho menos el paraíso, ni tampoco se han esfumado las dificultades generadas por más de 50 años de bloqueo de Estados Unidos contra ese pueblo, que aún persiste, e intentos de mantenerlo aislado por parte de regímenes aliados y obedientes a Washington.

Sin embargo, Cuba continúa caminando con marcado aliento y a pasos seguros, a pesar de obstáculos y errores, y dándole hoy la bienvenida a muchos que temían visitarla antes del 17 de diciembre del pasado año, cuando el presidente Barack Obama decidió apostar por el dialogo y variar la política agresiva de sucesivas administraciones norteamericanas hacia la mayor de las Antillas.

Los visitantes extranjeros se ven por doquier, delegaciones de empresarios interesados en hacer negocios, turistas, periodistas y los eternos amigos de la nación caribeña, uno de los países más seguros, para no decir el más, y también hospitalario del hemisferio occidental y del planeta tierra.

Pude constatar la presencia de grupos numerosos de ciudadanos estadounidenses, atendidos y bien recibidos por sus anfitriones sin rencor alguno, a pesar de la histórica confrontación y las agresiones escenificadas desde Washington.

Tuve además la oportunidad y el honor de intercambiar con Gerardo Hernández, uno de Los Cinco luchadores antiterroristas cubanos que permanecieron largos años injustamente en cárceles norteamericanas.

Gerardo, junto a Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González, han devenido en ejemplos para las nuevas generaciones de la Isla, que el líder histórico Fidel Castro y el presidente Raúl Castro, seguidos por sus compatriotas, la hicieron independiente, soberana y digna a partir de la Revolución del 1 de enero de 1959.

Particular emoción me causó asistir a un acto de fin de curso de un Circulo Infantil habanero llamado «Alba del Mañana», donde los niños hasta cinco años, como en muchos otros, son cuidados por educadoras entrenadas que se ocupan de los pequeños para que sus madres puedan trabajar.

Con limitaciones materiales visibles en esas «guarderías», pero con un marcado amor, a los «enanitos» se les enseña desde sus primeros años de vida a ser afectuosos y orgullosos de ser cubanitos, y sobre todo «reparadores de sueños», como en una de sus letras subraya el afamado cantautor Silvio Rodríguez.

Al cierre del acto de fin de curso los pequeñitos del «Alba del Mañana» corearon estrofas de dos afamadas canciones infantiles de la desparecida compositora cubana Teresita Fernández que dicen así: «dame la mano y danzaremos, dame la mano y me amarás, como una sola flor seremos, como una flor y nada más»… «Amiguitos vamos todos a cantar porque tenemos el corazón feliz, feliz, feliz»…

No lo dude nadie, los cubanos siempre tendrán el corazón feliz, y seguirán siendo hospitalarios, solidarios y dignos porque las nuevas generaciones continuarán el legado de sus ancestros.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.