Justo antes de la manifestación organizada por los sindicatos (DISK, KESK, TMMOB, TTB), frente la estación de trenes en Ankara, dos bombas suicidas han causado más de 90 muertos y 186 heridos. Estamos ante un ataque criminal cuyo autor aún no ha sido declarado. Sin embargo, el responsable de este ataque es el mismo Gobierno, […]
Justo antes de la manifestación organizada por los sindicatos (DISK, KESK, TMMOB, TTB), frente la estación de trenes en Ankara, dos bombas suicidas han causado más de 90 muertos y 186 heridos.
Estamos ante un ataque criminal cuyo autor aún no ha sido declarado. Sin embargo, el responsable de este ataque es el mismo Gobierno, como lo era en las masacres de Diyarbakir y de Suruç. El Presidente y su Gobierno, que no pudieron digerir los resultados de las elecciones del 7 de junio y que pusieron en marcha todos los métodos oscuros para salvaguardar su poder, como no pudo «aclarar» la autoría de las masacres de Diyarbakir y Suruç tampoco pudo «impedir» este nuevo ataque en la Capital.
Este asesinato es la continuación de la política gubernamental de toques de queda y de declaración de zonas de «estado especial» en las ciudades de las provincias kurdas, de permanentes detenciones sobre sectores kurdos y progresistas, de la cacería a los medios de la oposición. Como hicieron antes en las masacres de Soma, Reyhanli y otras zonas, esta vez también el ministro del interior declara que no había ningún fallo en las medidas de seguridad. Pero ¿cómo pudo no haber ningún fallo de seguridad en el mayor atentado de la historia del país, ejecutado justo en el centro de la ciudad capital? ¿Cómo un Gobierno que decía que «en Oriente Medio ni una hoja se mueve sin que lo sepamos nosotros» no tenía ni idea de este atentado que ocurre junto a sus oficinas? Ante esta falta de medidas de seguridad ¡tienen que dimitir inmediatamente el ministro de Interior, el jefe de los servicios de inteligencia, el jefe de la policía nacional y el Gobernador de Ankara! O están mintiendo cuando hablan del poder de su seguridad y de su inteligencia, o están utilizando ese poder para provocar y aprovecharse de esas masacres. Con su actitud ante el atentado, el Gobierno una vez más deja claro que está decidido a aterrar a las fuerzas de paz y democracia y a las clases trabajadoras.
Es claro que el Gobierno, que no pudo alcanzar sus objetivos en sus criminales planes anteriores, esta vez tampoco logrará hacer retroceder la lucha de los pueblos de Turquía. Llamamos a todos a condenar este nuevo ataque criminal y a la movilización para acabar con este gobierno asesino.