Presentar a Manuel Martorell (Elizondo, 1953) como la voz más autorizada en el Estado español sobre el pueblo kurdo puede parecer exagerado, pero no lo es. Reducir su contribución periodística a su pasión por el pueblo kurdo no le hace justicia, porque su horizonte, profesional y vital, es un Oriente Medio plural y defensor de […]
Presentar a Manuel Martorell (Elizondo, 1953) como la voz más autorizada en el Estado español sobre el pueblo kurdo puede parecer exagerado, pero no lo es. Reducir su contribución periodística a su pasión por el pueblo kurdo no le hace justicia, porque su horizonte, profesional y vital, es un Oriente Medio plural y defensor de sus pueblos y sus diferencias. Y ese Oriente Medio es y será kurdo. O no será.
Manuel Martorell presenta estos días su último libro, «Kurdos» (Catarata). Un título tan escueto como contundente es su mensaje a propios y extraños, amigos y enemigos: Ha llegado la hora del pueblo kurdo.
-¿Es la hora del pueblo kurdo?
-Yo creo que sí ha llegado la hora del pueblo kurdo, al menos en relación con siglos y hasta milenios de historia en la que siempre han sido los perdedores.
-¿Qué ha cambiado?
-Han coincidido una serie de elementos de carácter coyuntural en todas las partes de Kurdistán, una especie de conjunción astral que está colocando en primer plano al pueblo kurdo y a lo que representa ese pueblo en el conjunto de Orien te Medio.
-¿Qué elementos se han conjurado para ese desenlace?
-Hasta ahora, las grandes potencias tenían dos alternativas para la región: o la dictadura o el islamismo, radical o moderado, chií o suní. Por contra, esa realidad que representan los kurdos de un Oriente Medio diverso y plural, una realidad que existe, estaba oculta. Pero ahora, el apoyo a las dictaduras ha quedado fulminado por las primaveras árabes. Y el surgimiento de un islamismo ultra, el del Estado Islámico (EI) y el del Frente Al-Nosra, ha provocado el fracaso del islamismo moderado.
Eso se está viendo en Siria, donde pese a los intentos de Turquía de presentar una alternativa con rebeldes «moderados», estos acaban fagocitados por el EI o Al-Nosra.
-Y solo nos quedan los kurdos…
-En el conjunto de la región, el único pueblo que tiene capacidad y extensión geográfica, homogeneidad demográfica, una organización estructurada desde hace décadas y, finalmente, experiencia militar son los kurdos. Son ellos lo que demuestran que el EI puede ser derrotado, en Kobani, en Sinjar (Irak)…
La UE y EEUU deben darse cuenta de que hay alternativa y que esa realidad puede ser un Oriente Medio basado en los planteamientos federalistas que defienden los kurdos.
-¿Se puede derrotar al EI?
-Douglas Bazi, un sacerdote cristiano caldeo iraquí que fue secuestrado por yihadistas, asegura que el EI era ‘una cuadrilla de ratones que de la noche a la mañana y por culpa de la política de las grandes potencias y de los gobiernos de la zona se han convertido en un Ejército de dragones’. El EI es un tigre de papel que ha medrado porque el Estado sirio y el Estado iraquí se han desintegrado. En una situación de vacío de poder las organizaciones mejor estructuradas y mejor armadas ocupan ese espacio. El EI pilló a todo el mundo descolocado, por no usar otra expresión, pero ni es tan fuerte ni tiene el apoyo que pretende.
-¿Cómo ve el futuro de Rojava en Siria?
-Como en las otras zonas de Kurdistán, Siria ya no puede tener un proyecto político sin tener en cuenta las reivindicaciones del pueblo kurdo. Se le llame como se le llame, la futura Constitución siria tiene que reconocer una autonomía para los kurdos y para las otras minorías.
Rojava era la parte más indefensa de Kurdistán, por su orografía desértica, por su incapacidad para luchar con las armas frente a un Ejército como el sirio y por la consiguiente arabización, siquiera en las costumbres, de los kurdos de Siria.
Pero hoy, los kurdos deberán ser tenidos en cuenta en toda negociación, mal que le pese a Turquía, y en el diseño del futuro del Estadio sirio. De lo contrario, cuando acabe esta sangría, empezará una guerra entre los kurdos y el resto de Siria.
En Irak, el Gobierno Autónomo kurdo «aprovechó» la ofensiva del EI en 2014 para recuperar territorios históricos como Kirkuk. ¿Cree que la situación está consolidada o depende del desenlace de la guerra?
No creo que se vayan a devolver. Los kurdos están en una posición de fuerza, porque hacen de intermediarios entre los suníes, sus enemigos históricos, y los chiíes. A los primeros les viene bien que los kurdos hagan de contrapeso frente a los chiíes, y estos últimos saben que no tienen capacidad para enfrentarse a una futura e hipotética coalición entre suníes y kurdos.
La única solución para Irak, dejando aparte la división total del país, es que los suníes y algunas zonas chiíes disfruten de una autonomía similar a la de los kurdos. Y no lo digo yo, lo defienden exdirigentes del unionista partido Baath y partidos chiíes que gobiernan Basora.
-¿El Gobierno Rohani en Teherán y el tímido deshielo con EEUU puede beneficiar a los kurdos de Rojelat (Kurdistán iraní)?
-Al contrario. El final de las sanciones y del embargo estaría bien porque al final quien lo sufre es el pueblo iraní, pero ni EEUU ni la UE deberían olvidar la naturaleza del régimen de la República Islámica que, con Rohani, ha batido el récord de condenas a muerte -muchas contra militante kurdos- y no ha mejorado en nada la situación política ni los derechos humanos.
-¿El confederalismo democrático de Oçalan tiene futuro o los kurdos se van a ver forzados al fin a luchar por la secesión?
-Debería tenerlo. Al fin y al cabo, es una apuesta que se parece mucho a nuestro sistema foral.
-En ese sentido, ¿no tiene ese plan en el fondo reminiscencias otomanas?
-Exactamente. Son los viejos Principados Kurdos, que eran a veces gobernados ¡por mujeres!. Nadie venía desde la Sublime Puerta de Estambul a pedir explicaciones. Los kurdos se gobernaban según sus leyes.
-¿Y no cree que el presidente turco, Erdogan, neotomano confeso, ha perdido una oportunidad de oro al rechazar esa propuesta para solucionar de una vez el problema kurdo?
-Creo que sinceramente Erdogan se ha vuelto loco. Acaba de fulminar a su mano derecha (el primer ministro Davutoglu) porque disentía en algunas cosas y exige la convocatoria inmediata de su ansiado referéndum presidencialista.
Erdogan no perdona que la histórica irrupción de los kurdos del DHP en el Parlamento frustrara sus planes para convertirse en presidente plenipotenciario, cuando debería haberse dado cuenta de que era la mejor oportunidad para acabar con la guerra en Kurdistán Norte. Más aún cuando en febrero de 2015 se había alcanzado un acuerdo entre las dos partes que habría traido la solución.
Frente a ello, Erdogan optó por la violencia y, como le recordaron los militares en los primeros funerales por los soldados muertos, por reiniciar una guerra que se había acabado y solo para conseguir sus objetivos personales. Turquía está perpetrando una verdadera campaña de limpieza étnica con la pasividad y el silencio, cuando no la complicidad, de UE y EEUU. Kurdistán Norte está sufriendo masacres colectivas, ejecuciones sumarias, destrucción de núcleos de población enteros y la UE, de rodillas ante Erdogan por la crisis de los refugiados, no dice nada, salvo honrosas excepciones.
Hay sectores que, aun reconociendo que el primer y último responsable de la ruptura del alto el fuego es el Estado turco, opinan que el regreso a la lucha armada es un error estratégico del movimiento kurdo.
Más que por reiniciar la lucha armada, el error del PKK ha sido llevar la guerra a las ciudades kurdas. Eso ha supuesto la destrucción de núcleos urbanos como la histórica Diyarbakir, además de la muerte de cientos de los mejores militantes que tiene la organización en Turquía.
En fin, esa situación ha colocado al movimiento kurdo en una situación de extrema de bilidad política, con la ilega lización en ciernes, y en el Kurdistá n ha quedado completamente laminada toda esa compleja trama de organizaciones cívicas que se había conseguido articular para hacer frente a la ocupación militar. Ha sido un error y me temo que va a ser difícil recuperar lo logrado hasta ahora.
«No se puede ignorar la gran complejidad de Oriente Medio»
-¿Qué lleva a un periodista como usted a convertirse en una suerte de embajador del pueblo kurdo ante el mundo?
-Fue un cúmulo de sorpresas. La primera fue la revolución islamista iraní. Nuestro modelo de revolución era el bolchevique, el sandinista…. Yo hasta entonces repetía el mantra de que los kurdos eran unas tribus que manipulaba la CIA contra Saddam Hussein en Irak. Y cuando hice un trabajo sobre Irán, segunda sorpresa: el primer pueblo que se levanta contra Jomeini es el kurdo, su partido se declara marxista-leninista y su líder es profesor de la Sorbona. Ya cuando descubro que la mitad de los turcos malvive en Turquía, país de nuestro entorno , se me encienden todas las alarmas.
-¿Qué le ha supuesto una implicación tan profunda en el drama kurdo?
-El pueblo kurdo es un gigantesco máster para comprender la complejidad de Oriente Medio. La mejor manera de comprender el baasismo en Siria o en Irak, el supuesto kemalismo laico en Turquía o la supuesta democracia islámica iraní es hacerlo a través de los que luchan contra esos sistemas y los sufren. Conocer Oriente Medio a través de los kurdos me ha ayudado profesional y personalmente.
-¿De qué Oriente Medio habla?
-Los kurdos son mayoritariamente musulmanes suníes, pero reivindican una diversidad de las interpretaciones del islam, además de la variedad de credos entre los kurdos, desde el sufismo, el chiísmo, el cristianismo, el jezidismo… Están en las antípodas del wahabismo del EI.
-¿Cree que la izquierda ha comprendido la complejidad de Oriente Medio?
-Sinceramente, y por experiencia personal, creo que la izquierda no termina de comprender las ventajas de apoyar a los kurdos y a otras minorías para tener una visión más real sobre esa región estratégica. Tampoco ha estado a la altura en situaciones dramáticas como el genocidio de los yezidíes. Los kurdos piden armas modernas y apoyo aéreo para defenderse y salvar Oriente Medio. Ayudémosles en esa lucha desigual.