Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Desde la economía hasta la salud, pasando por aventurarse en los espacios públicos, las mujeres palestinas creen que su seguridad, a menudo, está en riesgo.
Una encuesta reciente mostró que tres de cada cuatro mujeres árabes en Israel están preocupadas por verse perjudicadas por las instituciones gubernamentales [Ammar Awad / Reuters]
Jaffa, Israel.- «Lo pienso dos veces antes de salir a Tel Aviv. Calculo a qué distancia debo ir, cuánto tiempo va a tomar, cuál es la ruta», dijo Sawsan Kurdi, de 53 años y madre de seis hijos, de Jaffa.
«Estamos hablando de las mujeres tradicionales con un pañuelo en la cabeza», agregó. «Si subes a un autobús te puede pedir que te bajes. O puede ser que traten de quitarte el pañuelo».
Jaffa, una de las ciudades portuarias más antiguas del mundo, también fue el centro de la vida palestina antes de 1948. Hoy la ciudad es parte de la municipalidad de Tel Aviv y se está gentrificando (*) rápidamente. Permanecen en ella alrededor de 20.000 palestinos, más o menos un tercio de los habitantes de Jaffa.
Sawsan, una palestina con ciudadanía israelí, dijo que las clínicas de salud en Jaffa son insuficientes para atender las necesidades de la población, por lo que viaja a Tel Aviv para este fin. Sin embargo, aunque la ciudad se encuentra a poca distancia en autobús, trata de evitar el viaje a menos que sea absolutamente necesario. «A veces llevo a mi hijo o a mi hija conmigo, otras veces no voy», dijo a Al Jazeera.
Una encuesta reciente del Centro de Investigación e Información de la Knesset, que se ocupa de la percepción de la seguridad personal de los residentes de Israel -la economía, la salud, el empleo, la sensación de seguridad en los espacios públicos- encontró que las mujeres palestinas son, con mucho, el grupo más vulnerable.
La encuesta, realizada en febrero y publicada en marzo, encontró que el sentido de seguridad personal de las mujeres en general era menor que el de los hombres. Se dividió a la población israelí en cuatro grupos: los ciudadanos judíos nacidos en Israel, inmigrantes rusos, religiosos y árabes. Entre las mujeres se encontró que las árabes son las que menos seguras se sienten, de las cuales un 73 % por ciento de las mujeres palestinas temen a la discriminación debido a su identidad, seguidas de las mujeres religiosas, en poco más del 30 %.
Mientras que el 30 % de los hombres y las mujeres en general dijo que los temores de detención o interrogatorio habían afectado su sentido de seguridad personal, el número se elevó al 79 % entre las mujeres árabes, que además son el grupo más con más miedo a ser dañado debido a su apariencia.
«En Jaffa, nos sentimos seguros, es nuestra casa» dijo Safa Younes, el fundador de Arous Elbahar, un centro que trabaja para fortalecer a la mujer palestina en esa ciudad. «Pero la mayoría de las mujeres no se sienten cómodas saliendo, especialmente las mujeres mayores, aquellas que no trabajan fuera de la casa. He oído historias de mujeres que han sufrido insultos o que alguien ha tratado de tirar de su hiyab«.
Estas preocupaciones se han visto magnificadas en medio de un clima de empeoramiento de la seguridad. Desde el 1 de octubre las fuerzas de seguridad israelíes o los colonos han matado a 199 palestinos, entre ellos manifestantes desarmados, observadores y presuntos atacantes en toda la Cisjordania ocupada, Israel y Gaza. También murieron al menos 28 israelíes, entre ellos varios soldados, la mayoría en ataques punzantes.
Los palestinos culpan de la violencia a la ocupación israelí, a la opresión y a la desilusión profunda ocasionada por el colapso de las negociaciones de paz hace dos años.
«Los árabes se han convertido en el enemigo dentro de la sociedad israelí», dijo Samah Salaime, escritora y trabajadora social que dirige un centro para mujeres víctimas de la violencia en Lyd y Ramala, dos ciudades pobres y mixtas cerca de Tel Aviv, donde los palestinos y los israelíes judíos viven en barrios-guetos. «Si había una diferencia entre los palestinos con ciudadanía israelí y los palestinos de los territorios ocupados, esa diferencia ahora se ha borrado», dijo Salaime a Al Jazeera.
Los grupos de derechos humanos y miembros palestinos de la Knesset israelí han acusado en repetidas ocasiones al Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu de incitar contra sus propios ciudadanos palestinos.
«En estos días es suficiente que un hombre judío diga que una mujer tiene un cuchillo en el bolso», dijo Salaime. «Eso es lo que ocurrió en Lyd. Cuando Fauzya Jamal fue atacada llamaron a la policía y la policía golpeó a la mujer y a su hija delante de todo el mundo. Cuando buscaron no encontraron nada en su bolso».
Incidentes como estos, así como los casos de más alto perfil, como el de Israa Abed, quien recibió un disparo en medio de acusaciones de que tenía la intención de llevar a cabo un ataque punzante, una acusación que más tarde se demostró que era falsa, han empeorado el ya difícil entorno para las mujeres palestinas en Israel, dijo Salaime.
«Se supone que los organismos de seguridad deben proteger a las mujeres, no dañarlas», dijo. «La población árabe perdido la seguridad y la confianza en el sistema».
Empecemos por determinar que la responsabilidad no ha sido fuerte. El índice de Seguridad de las Mujeres, una coalición de grupos de mujeres, emite cada año una investigación que analiza la seguridad de las mujeres desde diferentes perspectivas. En 2013 se encontró que las mujeres palestinas eran casi dos veces más propensas a temer a las instituciones gubernamentales -tanto las encargadas de la seguridad como las civiles- que las mujeres israelíes. La encuesta reciente mostró que más de la mitad de las encuestadas estaban preocupadas por verse perjudicadas por las instituciones del Gobierno, una cifra que saltó al 74 % entre las mujeres árabes.
Según el grupo de derechos humanos Adalah, desde 1948 Israel ha aprobado más de 50 leyes que discriminan directa o indirectamente a los ciudadanos palestinos de Israel, que suman 1,8 millones de personas, o sea el 20 % de la población. Una enmienda de 2003 a la ley de ciudadanía, que prohíbe la unificación familiar cuando uno de los cónyuges es israelí y el otro es de Cisjordania o Gaza, ha tenido un efecto particularmente negativo en las mujeres. La mayoría de los aproximadamente 8.000 casos de cónyuges que viven ilegalmente en Israel son mujeres, dijo Sawsan Zaher, abogada veterana de Adalah.
«Sobre todo las que se casaron y tienen un permiso, dependen de su marido. Si se divorcian tienen que salir. Hay mujeres atrapadas en el matrimonio y por supuesto son víctimas de la violencia» relató Zaher a Al Jazeera Aida Touma Suliman, miembro de la Knesset por el partido comunista-socialista. Hadash, que forma parte de la lista conjunta, dijo que a medida que las instituciones se vuelven «más violentas y más discriminatorias», las mujeres en particular han sentido los malos efectos.
Suliman -que dirige el comité de la Knesset sobre la situación de las mujeres y la igualdad de género que encargó la encuesta- dijo las mujeres palestinas son objeto de discriminación, tanto a nivel de género como en el plano de ciudadanas.
«El hecho de que las instituciones no se ocupen seriamente de la violencia de género dentro de la sociedad permite a los autores continuar con lo que están haciendo porque no tienen miedo», agregó Suliman. «Mira los casos de asesinato. La mayoría de los casos que involucran a las mujeres judías se resuelven, mientras que más del 50 % de los asesinatos de mujeres árabes no se investigan».
Naila Awwad, coordinadora de Mujeres contra la Violencia, una organización que apoya a las mujeres palestinas que viven en Israel, dijo a Al Jazeera que antes de octubre del año 2000 el 40 % de las mujeres que venían a refugiarse de la violencia doméstica había presentado una denuncia policial. En la actualidad, el número se ha reducido al 20 %.
«Yo misma me cuido de hablar árabe en público o de abrir mi bolso,» dijo Salaime a Al Jazeera. «Algunas mujeres evitan contestar al teléfono en público, mientras otras han empezado a cambiar su vestimenta, llevan su pañuelo de diferente manera. Los servicios de seguridad y la policía no son predecibles».
Nota de la editora:
(*) Gentrificación es una adaptación adecuada al español del término inglés gentrification, con el que se alude al proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor.
Fuente: http://www.aljazeera.com/news/2016/05/vulnerability-palestinian-women-israel-160502072755923.html
Esta traducción se puede reproducir libremente condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.