Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Un anciano palestino inspecciona las ruinas de un parque de juegos demolido por las fuerzas ocupantes israelíes el 12 de abril en el pueblo de Zaatara, cerca de Nablus, Cisjordania.
El parque de juegos había sido subvencionado por Bélgica y figura entre las decenas de millones de euros de la infraestructura financiada por la UE que Israel ha destruido
(Nedal Eshtayah/APA Images)
Un proyecto agrícola por valor de 9,7 millones de euros, un parque de juegos cerca de Nablus por 54,4 millones de euros y una escuela primaria para una comunidad beduina al este de Jerusalén: todo destruido por Israel.
Esos son sólo unos cuantos ejemplos de las al menos 150 estructuras financiadas por la U.E. en la Cisjordania ocupada que Israel demolió en los primeros tres meses de 2016.
Israel ha destruido más casas, comercios e infraestructuras públicas en estos meses que en todo 2015, según un nuevo informe publicado por la organización sin ánimo de lucro Euro-Mediterranean Human Rights Monitor o Euro-Med.
Cada mes se demolieron o destruyeron parcialmente una media de 165 estructuras financiadas con capital privado o internacional, cifra que triplica la tasa anterior de 50 demoliciones al mes perpetradas entre 2012 y 2015.
Más de 900 palestinos se han quedado sin hogar este año, según estadísticas de la ONU (OCHA), y varios miles más han visto afectados sus medios de vida como consecuencia de la oleada israelí de destrucción.
Euro-Med dice que el coordinador adjunto de la ONU para el proceso de paz en Oriente Medio, Robert Piper, ha sugerido que el aumento de las demoliciones es la respuesta a la escalada de los enfrentamientos violentos entre los palestinos y las fuerzas de ocupación israelíes que empezó en octubre de 2015.
Pero el político israelí Moti Yogev, que ha venido presionando a dichas fuerzas ocupantes para que incrementaran las demoliciones, dijo: «No tengo duda de que la firme postura del gobierno es en parte consecuencia de las medidas unilaterales adoptadas por Europa», en referencia a la decisión de la U.E. de etiquetar los productos procedentes de los asentamientos, decisión tomada a finales del pasado año.
Si así fuera, las demoliciones podrían ser el «precio» que los colonos están haciendo pagar a los palestinos y sus propiedades como forma de venganza ante políticas que no son de su agrado.
Ausencia de reacción por parte de la U.E.
La discrepancia en las explicaciones puede deberse en parte al hecho de que los funcionarios europeos han intentado rebajar el alcance de la destrucción israelí de la infraestructura financiada por la U.E. para evitarse el bochorno ante su ausencia de reacción, según la investigadora de Euro-Med Cécile Choquet.
En 2012, Chris Davies, miembro británico del Parlamento Europeo, y Štefan Füle, ex comisionado europeo para la Política de Ampliación y Vecindad Europea, remitió una lista con los proyectos financiados por la U.E. que Israel había destruido en los primeros once años del segundo milenio.
La lista de 82 estructuras recogía pérdidas por valor de 49,7 millones de euros.
Pero, desde entonces, los burócratas de la Unión Europea han mantenido en secreto este tipo de datos, según Euro-Med, que estima que la suma total de la ayuda de la U.E. desperdiciada desde 2011 alcanza los 66 millones de euros. De esta suma, 23,1 millones de euros acabaron destruidos durante el bombardeo israelí de Gaza en 2014.
Aunque los diplomáticos europeos han emitido declaraciones condenatorias, no se les ha ocurrido cuestionar aún los acuerdos comerciales económicos y militares que sustentan las relaciones entre Israel y la U.E.
Por ejemplo, el pasado mes, la U.E. criticó la «lamentable tendencia israelí a ejecutar confiscaciones y demoliciones desde principios de año, incluida la ayuda humanitaria financiada por la U.E.», después de que Israel destruyera los refugios de una comunidad beduina próxima a Jerusalén.
Pero el comunicado no contenía indicio alguno de que estuvieran dispuestos a acometer alguna medida para hacer que Israel rinda realmente cuentas por sus actos.
Según Haaretz, cada vez hay más presiones políticas sobre la representante de la política exterior de la U.E., Federica Mogherini, para que se enfrente a Israel por la demolición de los proyectos financiados por la U.E.
Mogherini ha declarado que hay algunos miembros de la U.E. que están exigiendo indemnizaciones a Israel.
Al parecer, el enviado de la U.E. ante Israel, el embajador Lars Faaborg-Andersen, advirtió la pasada semana a altos funcionarios israelíes que si las demoliciones seguían a tal nivel, las relaciones entre Israel y la U.E. iban a deteriorarse.
La misión de la U.E. en Tel Aviv no respondió a la petición de comentarios efectuada por The Electronic Intifada sobre qué consecuencias, si es que iba a producirse alguna, tendría que Israel no detuviera las demoliciones.
Este mes hay fijada una reunión entre funcionarios de la U.E. y el ministerio de Asuntos Exteriores de Israel para discutir la congelación de la demolición de las estructuras financiadas por la U.E.
Imposible construir nada
Las demoliciones se producen mayoritariamente en el Área C, el 60% de la Cisjordania ocupada que está bajo el control total de Israel en función de las disposiciones de los acuerdos de Oslo de 1993.
Más del 70% de los palestinos que viven en ese área no están conectados a una red de agua. Entre 2000 y 2014, las autoridades israelíes aprobaron sólo el 1,5 de las solicitudes palestinas de permisos de construcción en el Área C.
Pero COGAT, la burocracia israelí que se ocupa de la ocupación palestina gestionando el régimen de carácter militar en el que viven los palestinos del Área C, ha insistido en que las demoliciones son medidas «contra las construcciones ilegales».
La organización de extrema derecha israelí Regavim se ha apropiado del lenguaje de los grupos internacionales que critican la construcción de asentamientos por Israel, tildando los proyectos de la U.E. en Cisjordania de «construcciones ilegales en el Área C».
Las inversiones de la U.E. en el Área C están en consonancia con su compromiso político respecto a lo que denominan la solución de los dos Estados.
Con ese mismo fin, la U.E. es el mayor donante de la Autoridad Palestina (AP). Desde 1994, ha proporcionado a la entidad que gobierna nominalmente a los palestinos en la Cisjordania ocupada y la Franja de Gaza 5.600 millones de euros en ayuda.
La mayor parte de la ayuda que la U.E. canaliza hacia la AP es para apoyar las actuaciones diarias: los salarios de los funcionarios y las fuerzas de seguridad.
Entre 2007 y 2015, la U.E. destinó 2.488 millones de euros al gobierno de la AP. Desde 2000, la Comisión Europea, el ejecutivo de la U.E., ha destinado 704 millones de euros a atender las necesidades humanitarias básicas de la población palestina en la Cisjordania ocupada y en la Franja de Gaza.
Mientras tanto, la U.E. y sus Estados miembros han seguido adelante con su comercio de armas con Israel.
La científica política francesa Caroline du Plessix dijo a Euro-Med: «En estos momentos no hay Estado palestino. La pregunta que cabe hacerse es: ¿Qué es lo que estamos financiando? ¿Estamos ayudando a Israel a que mantenga la ocupación o estamos ayudando realmente a los palestinos a construir su independencia?».
Charlotte Silver es una periodista independiente y colaboradora habitual de The Electronic Intifada. Vive en Oakland, California, aunque lleva informando desde Palestina desde 2010. Puede contactarse con ella: en [email protected]
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.