El cambio climático, la tasa de extinción de especies, los cambios en el uso del suelo y los flujos biogeoquímicos de fósforo y nitrógeno son los subsistemas que han quedado ya sobrepasados. Los patrones de consumo y producción humanos han superado ya hasta cinco de los nueve «limites planetarios» o «barreras seguras para el buen […]
El cambio climático, la tasa de extinción de especies, los cambios en el uso del suelo y los flujos biogeoquímicos de fósforo y nitrógeno son los subsistemas que han quedado ya sobrepasados.
Los patrones de consumo y producción humanos han superado ya hasta cinco de los nueve «limites planetarios» o «barreras seguras para el buen funcionamiento de la Tierra», ha advertido a EFE el director de conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF España) Enrique Segovia.
El cambio climático, la tasa de extinción de especies, los cambios en el uso del suelo y los flujos biogeoquímicos de fósforo y nitrógeno son los subsistemas que han quedado ya sobrepasados, lo que ilustra el creciente riesgo de las actividades humanas sobre el planeta.
Algunas evaluaciones científicas apuntan a la posibilidad de que un quinto límite, el del uso de agua dulce, también haya visto violado su umbral de seguridad.
Segovia reconoce que «aún no está claro» cuál es el rango del espacio operativo seguro en este caso, aunque «el Índice Planeta Vivo de agua dulce muestra que entre 1970 y 2012 se ha perdido el 81 % de las poblaciones de especies» que, además, son «las más alteradas y han sufrido un enorme impacto» durante este tiempo, por encima de las terrestres y las marinas.
Concepto de límites planetarios
El concepto de límites planetarios es «otra manera de medir la capacidad de la naturaleza para absorber el impacto del desarrollo humano», a partir de que existen características físicas y biológicas que la Tierra ha mantenido estables durante mucho tiempo, por lo que si esos patrones se distorsionan «podríamos entrar en un futuro incierto con cambios irreversibles para los recursos de los que dependemos».
A pesar de ello, existe incertidumbre científica sobre los efectos biofísicos y sociales de exceder los límites «y algunos de ellos no sabe todavía cómo medirlos».
Así, mientras el límite del cambio climático se mide por las concentraciones de CO2 en la atmósfera «existen otros como el de la pérdida de funciones ecológicas o el de los productos nuevos -organismos modificados genéticamente, microplásticos o residuos radiactivos-, cuya medición aún no está clara», ha reconocido Segovia.
Biodiversidad y condiciones climáticas, claves
Aunque todos los límites están interrelacionados, este experto señala la biodiversidad y las condiciones climáticas como «los dos factores que mantienen las condiciones de vida estables en el planeta» y los que podrían soportar «mucho mejor» el impacto en los demás.
Es decir, un ecosistema fuerte -con un gran número de especies- puede resistir mejor la transgresión y el deterioro en el resto de límites.
Algunos cambios en los límites planetarios se podrían revertir «con unas medidas drásticas y tiempo suficiente», como ha sucedido con la reducción del agujero de la capa de ozono tras el Protocolo de Montreal y las medidas de eliminación de los clorofluorocarbonos (CFC) de los sistemas de refrigeración y aerosoles.
En otros casos sólo se puede frenar el problema pero la recuperación como tal no es posible, como ocurre con la extinción de especies.
Además, los intentos de arreglar la situación también pueden ser negativos porque «si, por ejemplo, para luchar contra el cambio climático se promueven las energías renovables instalando plantas solares o cultivos energéticos por todas partes, esto también puede generar transformaciones importantes en el uso del suelo».
El sistema alimentario y el energético, responsables
Segovia ha insistido en señalar al sistema alimentario y el energético como principales responsables de la «extralimitación de la biocapacidad del planeta» puesto que «se desperdicia una tercera parte de los alimentos y el 45% de lo que se produce en los campos de cultivo se destina a la alimentación humana directa», mientras que un 33% es para la alimentación de ganado.
Para el experto de WWF, «aún no somos muy conscientes de lo que está pasando…, sólo que estamos entrando en un futuro incierto en el que el ser humano es el gran actor que cambia las condiciones ambientales».
Segovia ha insistido en señalar al sistema alimentario y el energético como principales responsables de la «extralimitación de la biocapacidad del planeta» puesto que «se desperdicia una tercera parte de los alimentos y el 45% de lo que se produce en los campos de cultivo se destina a la alimentación humana directa», mientras que un 33% es para la alimentación de ganado.
Para el experto de WWF, «aún no somos muy conscientes de lo que está pasando…, sólo que estamos entrando en un futuro incierto en el que el ser humano es el gran actor que cambia las condiciones ambientales».
Gráfico: Captura del Informe Planeta Vivo 2016 de WWF, con los límites planetarios. WWF