En febrero de 2017 el Banco Popular Español dio por finalizada la etapa del anterior presidente, Ángel Ron, quien abandonó la entidad -tras doce años al frente- dejando unas pérdidas que en 2016 se elevaban a 3.485 millones de euros. Pese a los resultados, el directivo cobrará una pensión vitalicia de 1,1 millones de euros […]
En febrero de 2017 el Banco Popular Español dio por finalizada la etapa del anterior presidente, Ángel Ron, quien abandonó la entidad -tras doce años al frente- dejando unas pérdidas que en 2016 se elevaban a 3.485 millones de euros. Pese a los resultados, el directivo cobrará una pensión vitalicia de 1,1 millones de euros anuales. También el juez ha impuesto una fianza de 9,5 millones de euros al expresidente de CaixaBanc, Narcís Serra; el exdirector general, Adolf Todó y otros miembros del Consejo de Administración antes de que se les juzgue por supuesto perjuicio patrimonial a la entidad financiera. Las 125 sociedades cotizadas en el mercado continuo español alcanzaron en 2016 unos beneficios de 27.624 millones de euros, lo que supone un aumento del 13,3% respecto al año anterior. Otra noticia reciente de los periódicos es la condena a tres años de prisión impuesta por la Audiencia Nacional a dos exdirectivos de Eurobank por la quiebra de la corporación en 2013.
Casi al día podría actualizarse el libro «IBEX 35. La historia herética del poder en España» (Capitán Swing, 2017), del sociólogo Rubén Juste, quien realizó su tesis doctoral sobre las «puertas giratorias» en el IBEX 35 y ha dedicado los últimos años a espigar los balances presentados por las empresas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El sentido del libro se justifica con apenas tres cifras. En primer lugar, la que cuantifica el peso de estas grandes sociedades en la economía española: son 35 empresas que representan el 50% del PIB, y que en 2013 empleaban a 1,2 millones de trabajadores (el 7,3% de la población ocupada). Sin embargo, algo no encaja cuando se observa su aportación, 8.500 millones de euros en el impuesto de sociedades de 2015 (sólo el 7,5% del total de los ingresos fiscales ese año).
Los nombres de estas grandes sociedades no resulta un arcano, ni tampoco sus ingresos, beneficios y sueldos de los directivos. Pero tal vez sí el nudo de conexiones y la trama de intereses que subyacen a su imperio económico. Los orígenes del IBEX 35 se retrotraen al 14 de enero de 1992. En aquella época, recuerda Rubén Juste, algunos medios informativos ejercían la crítica, «pero la España del PSOE, Polanco y González tenía una imagen que arrasaba». Dos fotografías antagónicas ponían de manifiesto el cacareado progreso de la sociedad española. El color de la integración en Europa se contraponía a la instantánea en blanco y negro de la España de los años 40 y 50. «Un país totalmente aislado y pobre, a ello conducía la derecha». En el libro «El final de la época dorada» (Taurus, 1997), el exministro de Industria y Economía, Carlos Solchaga, ya defendía aligerar la carga del estado industrial y protector para insertarse en una economía global, desregularizada y con mayor peso de la iniciativa privada. Sin embargo, en la constitución del índice bursátil de las 35 empresas con mayor capitalización, el Estado y el sector público empresarial resultaron decisivos. Juste lo resume en una frase lapidaria: «El Estado lo crea y el IBEX se lo lleva».
Se trataba de «crear grandes empresas multinacionales privadas desde el Estado y con el apoyo y complicidad de sagas de empresarios afines», resume el sociólogo, que también analiza los entresijos del «selectivo» español en la revista CTXT. Durante el primer periodo de Solchaga en el Ministerio de Economía (1985-1991) se privatizaron 45 empresas. Así pues, las empresas públicas empujaban con fuerza al IBEX. Seis de ellas -FECSA, Repsol, Telefónica, Sevillana, Tabacalera y Endesa- llegaron a representar en los años 90 cerca del 40% del indicador bursátil. El PSOE en sus diferentes administraciones -estatal o autonómica- nutría los consejos del IBEX con 43 antiguos responsables políticos (14 designados por Carlos Solchaga). Pero rastreando en los papeles de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Juste también descubre los nombres de otros 35 consejeros de grandes empresas en los años 90 que provenían del aparato político-institucional franquista: Alejandro Fernández Sordo (Huarte), Alfonso Gota Losada (Tabacalera), Rafael Candel Comas y Fernando Suárez González (Urbis), Gonzalo Fernández de la Mora y Mon (Banco Popular), José Ángel Sánchez Asiaín (BBV), entre otros.
Estos diagramas con flechas que conectan la administración pública y la política con las grandes sociedades perduran hasta hoy. De los 449 consejeros de todas las empresas del IBEX en el año 2010, 91 (20%) eran antiguos altos cargos del Estado. El porcentaje en 2007 se situaba en el 13%. Tal vez quien mejor entendiera el mecanismo fuera el Banco Santander, que jugaba a todas las bazas: UCD (Matías Rodríguez Inciarte), PSOE (Guillermo de la Dehesa y Luis Ángel Rojo) y PP (Abel Matutes e Isabel Tocino). Actualmente, de las 10 mayores fortunas españolas ocho destacan como propietarias de empresas que cotizan en bolsa, asegura Rubén Juste; y cinco, de sociedades del IBEX 35. En enero de 2016, Intermón Oxfam señalaba que España era el país «en el que más ha avanzado la desigualdad durante la crisis». El sociólogo llega a la misma conclusión con los datos de la revista Forbes: los diez mayores patrimonios del estado español duplicaron su fortuna entre 2008 (54.008 millones de dólares) y 2014 (100.405 millones). Y no se trata sólo de un ultraliberalismo de última hora. «Hay apellidos que han cubierto las páginas de revistas de la alta sociedad durante todo el siglo XX», apunta el autor del libro. Por ejemplo, los Urquijo, Alba, Espinosa de los Monteros, Benjumea, Echavarría, Del Pino, Calvo-Sotelo, March, Entrecanales…
Que el IBEX opera como un club de socios restringidos es algo que puede certificarse con sólo mirar las retribuciones. «Les une el buen apellido y el nivel económico que pueden llevar, no apto para cualquiera», subraya Rubén Juste. Tanto es así que en 2014 la remuneración media de un consejero se situaba en los 318.000 euros, pero el promedio se elevaba hasta los 1,3 millones de euros en el caso de la alta dirección; y más aún, hasta los 3,36 millones de euros si se trataba de presidentes de empresas del IBEX 35. Cuando hay políticos a los que corporaciones privadas abonan estos sueldos cabe preguntarse por las contraprestaciones. Entre la miríada de ejemplos, Juste cita uno, el de Ángel Acebes, consejero de Iberdrola y de quien la eléctrica resalta -además del paso por diferentes ministerios- el siguiente mérito: «Su experiencia profesional en la administración de entidades financieras como BFA, donde ha desempeñado el cargo de presidente de la Comisión de Auditoría y Cumplimiento». Se da la circunstancia que el «rescate» del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) y su filial Bankia supuso un desembolso, según cifras oficiales, de 22.429 millones de euros en ayudas públicas (los peritos del Banco de España, según publicó El Mundo en abril de 2016, elevan al doble el volumen de las ayudas).
El sociólogo y doctor por la Universidad Complutense ha trabajado como consultor político en América Latina e impartido clases en diferentes facultades. También ha publicado artículos académicos sobre redes empresariales. En el libro editado por Capitán Swing desenreda algunas de las grandes tramas empresariales tejidas en España durante los últimos 25 años. Por ejemplo cómo Aznar de deshizo, con la ayuda de su compañero de Pádel, el periodista Pedro J. Ramírez, del expresidente de Telefónica, Juan Villalonga. El periódico El Mundo informó en 1998 de que Villalonga había adquirido «opciones sobre acciones» de Telefónica valoradas en 200 millones de pesetas, con un préstamo de la banca pública Argentaria.
También informa de las peripecias de las «Beautiful People» del PP y del PSOE, de los cantos a la recuperación económica de Rajoy («España vive un momento fantástico, llega dinero de todas partes», celebraba en 2013 el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, desde Nueva York); la llegada de fondos de inversión -Amber, Blackrock y otros- y sus ataques especulativos a la baja contra grandes constructoras y corporaciones mediáticas en el estado español. Qué ocurrió en 2010 para resolver los apuros financieros de empresas como Telefónica -con una deuda de 45.000 millones de euros-, Ferrovial (más de 23.000 millones) o Sacyr (12.000 millones). La trayectoria del «consejero de oro» del IBEX y actual presidente de Gas Natural Fenosa, Isidre Fainé; O cómo los próceres del PP extendieron sus tentáculos, a partir del control de Caja Madrid y Bancaja, en los sectores eléctrico, de seguros, alimentación y tecnológico. El libro y su autor han sido elegidos por el máximo dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, para dar cuenta de los tejemanejes de La Trama.
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