Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Secuelas de los ataques aéreos del régimen del pasado martes sobre el asediado enclave rebelde de Kafr Batna, cerca de Damasco (Foto: Amer Almohibany/AFP/Getty Images)
La magnitud del sufrimiento por toda Siria ha alcanzado niveles inimaginables con el bloqueo de tres importantes centros de población donde no puede entrar ayuda, creciente desplazamiento y más de 13 millones de personas en situación desesperada por todo el país, según declaraciones de la ONU.
La organización pidió el pasado martes un alto el fuego de un mes de duración para aliviar lo que describió de «situación tan extrema como nunca antes se había visto en momento alguno de una guerra» que pronto entrará en su octavo año. El conflicto ha estado marcado por un éxodo masivo de los ciudadanos sirios, asedios, hambre y una cifra de víctimas mortales que superó las 500.000 en 2016.
El secretario general adjunto de la ONU y coordinador humanitario regional para Siria, Panos Moumtzis, dijo que la organización se sentía prácticamente impotente para responder ante un «deterioro tan espantoso de la situación humanitaria», sobre todo en los dos últimos meses, al haber bloqueado las autoridades del gobierno sirio el acceso a las personas que se hallan en las zonas controladas por la oposición.
El asedio ha sido más grave en Ghuta Oriental, en las afueras de Damasco, donde 400.000 personas -el 94% de las cuales sufren el bloqueo del régimen- no han recibido alimentos, agua ni medicinas desde el pasado noviembre. Ghuta, un bastión de la oposición durante todo el conflicto, ha sido intensamente bombardeada por los aviones rusos y sirios durante el mes de enero, ya que ambos aliados intentan aprovechar sus recientes avances para presionar en otros ámbitos.
El humo lo inunda todo tras los ataques aéreos rusos sobre Saraqib, provincia de Idlib, 6 de febrero de 2018 (Foto: Anadolu Agency/Getty Images)
Sólo en los ataques aéreos del pasado lunes y martes, murieron 88 civiles, según declaraciones de médicos y activistas, mientras proseguía inmisericorde la campaña para romper la resistencia en las restantes zonas de la oposición.
Los activistas y los médicos dijeron que esas cifras iban aumentando según los equipos de rescate iban sacando más civiles enterrados de entre los escombros. Sólo en el este de Ghuta, los activistas dijeron que el número de muertos había aumentado el martes a 78.
«La mitad de los muertos eran mujeres y niños», dijo uno de los doctores del este de Ghuta.
Por otra parte, los ataques aéreos continuaron machacando la provincia de Idlib, en el norte de Siria, donde más de dos millones de seres, al menos la mitad de ellos desplazados desde otras partes del país, se encuentran acorralados cerca de la frontera turca. Los aviones rusos están atacándoles desde arriba mientras que las fuerzas de tierra bajo mando iraní les empujan desde el sur.
La ciudad de Afrin, en el norte de Idlib, fue atacada el pasado mes por el ejército turco y una fuerza interpuesta árabe, añadiendo una nueva capa de complejidad a una guerra en la que las alianzas van cambiando y las dinámicas internas han fragmentado los intentos para conseguir un frente unido de oposición contra el régimen de Asad. Mientras tanto, las potencias internacionales tratan cada vez más de ajustar el resultado de la guerra a sus propios intereses, descuidando absolutamente las crecientes necesidades humanitarias en toda la provincia.
Desde mediados de diciembre, en Idlib ha habido al menos 300.000 personas desplazadas, cuando se inició la ofensiva más reciente del régimen sobre el área. Casi la mitad de la población actual en la zona ha llegado desplazada de otros lugares de Siria, siendo algunos de ellos reubicados como parte de lo que las autoridades sirias denominan altos el fuego negociados a nivel local, que casi siempre han ido seguidos de largos bloqueos devastadores.
Un padre con sus niños en el duro campo para personas internamente desplazadas de Batabu, Siria, enero de 2018 (Foto: Omar Haj Kadour/AFP/Getty Images)
Idlib alberga también un gran número de combatientes yihadistas que controlan la mayoría de la provincia. Los yihadistas e islamistas conservadores han estado asediando dos ciudades chiíes cercanas a Alepo durante una gran parte de los tres últimos años. Los oficiales rusos y sirios han utilizado su presencia para afirmar que la verdadera oposición contra Asad fue efímera y que lleva mucho tiempo subsumida por la agenda yihadista global.
«Se han mantenido fieles a esa línea durante los últimos cinco años», dijo Manaf Jaled, un empresario de la ciudad de Zabadani, cercana a Damasco, que fue reubicado en Idlib el pasado septiembre. «Cuando llegamos aquí, fue la primera vez que los vimos. Ahora quieren decirle al mundo que todos somos como ellos. Es una trampa muy peligrosa y la gente debe ser consciente de ella».
La ONU dijo que en 2017, el gobierno sirio sólo concedió el 27% de sus peticiones de acceso a zonas de la oposición. Como las ofensivas militares han proseguido en Ghuta e Idlib, hasta ahora, este año, no se ha otorgado ni una sola petición. Se suponía que Idlib tenía que ser una zona de desescalada, donde las hostilidades se ralentizaban o detenían para allanar el camino a las negociaciones.
«Hay una percepción equivocada de que las zonas de desescalada han proporcionado paz y estabilidad, cuando lo que en realidad han sido son zonas de grave escalada», dijo Moumtzis, que renovó un llamamiento para dar una respuesta política a la crisis. «Nos sentimos realmente indignados. Se han ido acumulando los desarrollos dramáticos y hemos llegado a un punto donde ya no podemos mantener más silencio. Hay múltiples incendios a los que tenemos que dar respuesta, con un deterioro espantoso en muchos lugares».
Trabajadores de la defensa civil sacan a un hombre herido tras los ataques aéreos en Ghuta Oriental, Damasco, el pasado 6 de enero (Foto: Anadolu Agency/Getty Images)
Moumtzis dijo que la equivocada percepción de que la guerra siria estaba apaciguándose había reducido probablemente el impulso para lograr una solución política a la crisis, que seguía mostrándose esquiva a pesar de los tres procesos de paz (¿) separados en Ginebra, Astana y más recientemente en la ciudad rusa de Sochi. El proceso de Ginebra apoyado por la ONU lleva moribundo mucho tiempo, y lo único que ha logrado ha sido convocar una docena de reuniones. Los intentos de Rusia de tomar la delantera con la celebración de la cumbre de Sochi han acabado también fracasando, con un régimen sirio en ascenso, fuertemente respaldado por Irán y Rusia, que no está dispuesto a hacer concesión alguna mientras las condiciones en el campo de batalla sigan siéndole favorables.
Alaa al-Ahmad, de 27 años, de Ghuta Oriental, dijo: «Incluso durante la celebración de la cumbre de Sochi, el régimen siguió perpetrando masacres; incluso cuando estábamos hablando, seguían cometiendo crímenes masivos. Nos resulta sorprendente que se convoque otra conferencia para el próximo mes. ¿Acaso no pueden ver que siguen adelante sobre nuestra sangre y la de nuestros niños?
Martin Chulov cubre la información sobre Oriente Medio para The Guardian desde hace doce años. En 2015 recibió el Premio Orwell de periodismo.
Fuente: https://www.theguardian.com/world/2018/feb/06/we-can-no-longer-stay-silent-un-outrage-at-syrian-suffering
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