¿Qué razón de Humanidad tiene la clase imperial? Su existencia, ¿no se corresponde con su ejercicio de la opresión sobre la mayoría de los pueblos del mundo? ¿Qué razón de Humanidad tiene la clase imperial para robar los bienes materiales, matar, para querer acabar con la cultura y la independencia, la soberanía, la libertad de […]
¿Qué razón de Humanidad tiene la clase imperial? Su existencia, ¿no se corresponde con su ejercicio de la opresión sobre la mayoría de los pueblos del mundo? ¿Qué razón de Humanidad tiene la clase imperial para robar los bienes materiales, matar, para querer acabar con la cultura y la independencia, la soberanía, la libertad de los pueblos, para borrar de la faz de la tierra y de la conciencia de la clase trabajadora el derecho a la igualdad, al bien común, al respeto? ¿qué razón de Humanidad tiene la dictadura imperial?
Se dice que el mayor peligro con el imperio viene en los tiempos en que apremia a sus virreyes para que ejecuten presión sobre otros, sea comercial, financiera, para que agiten y empleen la violencia como ayuda en su conquista. EEUU en los 242 años de su existencia tan sólo ha estado en paz con el resto del mundo durante 2 años. ¿Qué razón de Humanidad tiene la clase imperial, la dictadura imperial?
Como vemos, ese enemigo de los pueblos nunca ha cejado en su violencia, pero ahora esos días de conquista se actualizan con sus contradicciones internas y su poderoso armamento. Otra vez los días más peligrosos para la Humanidad han llegado.
Trump es la cara pública del sector dominante en la dictadura imperial. Trump ha sido lanzado por la reacción interna a los micrófonos, y ahí se desenvuelve a modo de encargado pistolero, su sector ha superado a Wall Street, a las aseguradoras y los fondos de inversión, a los militaristas como Cheney, y ha recogido el asco por lo institucional, por los dominantes en lo establecido. Al poco su grupo se ha visto disminuido a causa de las luchas que le plantan las restantes facciones desde fuera, con lo que se agudiza la lucha por el negocio causando una mayor decadencia política en los de dentro. Su grupo industrial busca el camino de vuelta más claro a los tiempos en que era la única potencia sin discusión, y además en sus días más primitivos, quiere reencontrarse con aquellas horas más racistas de EEUU, calculan que la vuelta atrás también incluye la vuelta de los capitales que se han ido a explotar a China, la India… para invertir en la reconstrucción de determinadas zonas abandonadas del país; el imperio en su intento de reafirmación se ha dispuesto a insuflar odio a lo que no considera parte de su condición estadounidense de clase, y cae sobre las diferencias en el mundo interno, e incide por tanto en la división de clases y de género, de origen… A eso se añade, ya hemos señalado, su guerra imperial contra quienes resultan competentes territoriales, comerciales, financieros, a los que hay que añadir los nuevos países que aspiran a las nuevas independencias, los pueblos que se emplean en sus nuevas soberanías, y contra esos que se le resisten desde antiguo y han sabido conformar una sociedad solidaria, defendiendo lo común, y proyectando justicia e igualdad hasta dónde, en medio del acoso imperial, se ha podido. ¿Qué razón de Humanidad tiene la dictadura imperial?
Sepan del progreso histórico: Para los antiguos griegos que poseían todo, el concepto de justicia encerraba lo que cada uno era y tenía por su posición, así su organización social establecía los diferentes estratos hasta la esclavitud.
De ahí viene la frase «A cada uno lo suyo» que se atribuye a Platón. Otro antiguo griego sostuvo el concepto de desigualdad basado en la mayor o menor influencia política, ese era Aristóteles. Pensadores de un tiempo pasado. Los estoicos sostenían que la naturaleza llevaba en su seno la justicia para todos, a eso le llamaban «derecho natural», dando como consecuencia una guerra interna en la sociedad: que se salve el más fuerte. En la Edad Media el cristianismo introduce como justicia el «derecho natural» basado en Dios como origen y fin de todas las cosas, de aplicación universal. En la Edad Moderna la lucha de clases ha introducido un nuevo concepto de justicia, lo justo proviene de la razón, hay un grado humano indiscutible, la justicia no desciende de Dios, no es divina. Para el caso se menciona a Maquiavelo (1469-1527) que sostiene que se ejerce la justicia desde el poder triunfante, y por tanto no se debe al dictado divino. Ahora bien, alcanzada la Ilustración en el siglo XVII el concepto de justicia no tiene que ver con la ostentación del poder, y sí debe responder al acuerdo social, a lo que se ha llamado el contrato social, que tiene como base la libertad y la igualdad. Ustedes comprenden el avance. El conjunto social cede el poder para que quien ejerce su mandato consiga estabilidad, así lo interpretaba Hobbes (1588-1679). También se hicieron otras interpretaciones, como la de Locke (1632-1704) que separaba el poder legislativo del ejecutivo con la intención de impedir un gobierno sin legitimidad, y desde ahí sostenía que el estado natural daba a los seres humanos los derechos fundamentales de la vida, la libertad y de la propiedad, y es el contrato social el que debe protegerlos, o de lo contrario pueden emplearse en el derecho a la resistencia. O la que hizo Montesquieu (1689-1755) que a esto último añadía la independencia de la judicatura. Sobre la progresión expuesta hubo dos pensadores que dieron los últimos impulsos de la Edad Moderna al concepto de justicia: Rousseau (1712-1778) estableció el concepto de la soberanía popular, teoría a la que respondió la misma Revolución en Francia con su consigna «libertad, igualdad y fraternidad». A continuación fue Kant (1724-1804) el que ultimó que el contrato social conllevase el acuerdo o la firma entre los pueblos y los Estados con el fin de garantizar la paz.
Y, en esto, llegó Karl Marx (1818-1883) estableciendo la mayor importancia de la igualdad para que todos los seres humanos dispongan de los mismos derechos. Con la lucha por los derechos de la inmensa mayoría se cierra el paso a la esclavitud que concebían como natural los teóricos griegos y sus sucesores hasta la revolución francesa, mencionada con toda reserva, en la que se abrió un espacio humano que debía profundizarse.
La lucha entre la concepción de Karl Marx en defensa de la clase obrera en su derecho a la igualdad social, y la vieja teoría del mundo en el que el poder lo ejerce el más fuerte divisionista hasta la esclavitud, sigue viva. Pero la lucha por la justicia social, el progreso social a lo largo de la Historia, ha hecho que la clase que trata de conseguir la esclavitud del resto, su sometimiento, su reducción al estado más primitivo, la lleve, a esa clase explotadora, a mostrarse claramente cínica, corrupta, atómica asesina. ¿O es que hay alguna razón de Humanidad para la dictadura imperial?
Trump y su clase, contando con todos los presidentes anteriores a él, sostienen sus privilegios mediante la fuerza bruta, el vaciado ético y moral para ocultar o justificar su crimen con las armas, mientras sostienen la vieja idea de la desigualdad explotadora como un derecho proveniente de su fuerza bruta, y también alardean de tener ese derecho natural concedido por Dios. Con ello explican las invasiones y los genocidios, las guerras mediante bloqueos, la apropiación de territorios, y todas las formas de explotación que conocemos.
Las resistencias heroicas como la del pueblo palestino, al que EEUU y su grupo mercenario sionista ha robado su país y aún persigue a quienes no han salido como refugiados; la resistencia de Corea del Norte, destruida hasta los cimientos por EEUU y levantada hasta la modernidad por las manos de su propio pueblo soportando un bloqueo desde el primer momento de su lucha antiimperialista; la resistencia heroica del pueblo cubano desde 1959, la ocupación de parte de su territorio con la base militar de Guantánamo, la implementación y el desarrollo del terrorismo, la invasión, los más de 650 intentos de asesinato de quien fue su Jefe de Estado, el acto de guerra condenado por todo el mundo que es su bloqueo comunicacional, económico-comercial, de financiación, acto que ahora, en estos días, el representante imperial ha amenazado con matar de hambre al pueblo cubano, el genocidio por hambre. La dictadura imperial no demuestra más que su barbarie, su atraso humano, su mismo sistema contrario a la modernidad, aun habiendo nacido como nación en la misma época que la Revolución francesa y como resultado de ella, pero su nacimiento fue sobre el genocidio de los pueblos que habitaban aquella tierra: su clase dominante se empleó en el lado oscuro de la «libertad», e instauró el polo más opuesto a la filosofía del mundo contemporáneo, el de la Humanidad nacida en el derecho a la igualdad.
Al establecimiento de » a cada uno lo suyo» según su poder, lo llaman neoliberalismo. Son tantas y tantas las perversiones de lo ricos del mundo, de los grandes capitalistas, de los dictadores estadounidenses, lanzadas en todo Medio Oriente, en Asia, en África, en Europa, en América del Sur, ahí volviendo a sacar la doctrina Monroe, que ya no puede más que recordarse como descanso el estribillo de la canción «Pedro Navaja», de Rubén Blades: Pedro Navaja matón de esquina, quien a hierro mata a hierro termina».
Ilústrense, protejan su conciencia social, adviértanse de las resistencias heroicas al régimen dictatorial del imperio. Unidos en igualdad y justicia antiimperialista nos inoculamos contra la enfermedad del individualismo del todos contra todos, nos inoculamos contra el miedo y el consiguiente sometimiento, nos vacunamos contra la herrumbre aquella de la Historia que Trump y los suyos quieren que vuelva, que vuelva la esclavitud con la destrucción de todo lo que emerge libre.
Debido a su soberanía y su justicia social, a su proyecto de igualdad, Cuba con su Revolución pasó de ser el más atrasado del Caribe a situarse en la cima educativa en el mundo, pasó del analfabetismo a la universidad. La educación social hace ciudadanos libres con opinión política, con formación y conciencia sobre lo que es su proceso histórico y su responsabilidad. Cuba es el país con más profesores per capita del mundo, un profesor por cada 12 alumnos, su método de trabajo se utiliza en todo América del Sur, desde México hasta el Cabo de Hornos, en África, en Asia, en Europa, en Oceanía. Contra esa igualdad en pleno desarrollo guerrea la dictadura imperial, dispuesta a mantener en el analfabetismo a los 800 millones de personas que aún permanecen en él. Educar es el primer paso de los revolucionarios por la igualdad.
En sanidad el éxito de Cuba es innegable, un país en vías de desarrollo por todas las limitaciones del bloqueo imperial, se basa en su propia gente y en sus escasos medios y con ello ha conseguido la mejor sanidad del mundo, para empezar es gratuita y de carácter universal. La ONU ha llegado a reconocer a Cuba como ejemplo para todo el mundo. Cuba tiene más de 50.000 médicos ayudando a quien lo necesita en más de 60 países. La Organización Mundial de la Salud ha declarado que «Cuba es el único país que tiene un sistema de salud estrechamente relacionado con la investigación y el desarrollo en ciclo cerrado. Es esta la dirección correcta, porque la salud humana no puede mejorar sino es con la innovación». Todo eso a pesar de la ley Torricelli, más prohibiciones y multas a quien pueda vender a Cuba cualquier medicamento o equipo médico. La dictadura imperial no ha podido impedir que Cuba tenga el índice más bajo de los países desarrollados en mortalidad infantil y materna, y es tan claro que la misma UNICEF lo ha reconocido. Contra esa igualdad guerrea la dictadura imperial.
La vulnerabilidad de la economía cubana debido al cerco imperial es una de las mayores preocupaciones de gobierno y la sociedad cubanos, pero de la resistencia de los años 90 del siglo pasado se ha abierto el camino y ya viene dándose el crecimiento, se han estrechado relaciones con otras potencias y se empieza a desarrollar el turismo. Contra esa igualdad también guerrea la dictadura imperial. Ya hemos oído a Trump la prohibición de viajes a estadounidenses y las multas y presiones políticas a empresas y gobiernos que intercambien con Cuba.
Por lo que se refiere a la alimentación de la población bajo el bloqueo, el gobierno cubano considera la alimentación del pueblo un problema de Estado, e implementa los recursos para que la guerra del bloqueo no deje a ningún sector expuesto al hambre. Hay escasez, pero los alimentos llegan y principalmente a la infancia. Un asunto poco conocido que afecta a la obtención de alimentos es el trabajo que Cuba desarrolla contra la sequía, fenómeno meteorológico que sufre, ha llegado a destacarse en su gestión integral de la agricultura y el sector hidráulico, hasta el punto que la responsable de la ONU a tales fines ha declarado que «Cuba tiene mucho que compartir con los países del área que pasan por la misma circunstancia como Haití o República Dominicana». También contra esa igualdad concebida como filosofía contemporánea guerrea la dictadura imperial. Es así una y otra vez.
¿Hablamos de participación social? ¿de trabajo común, por ejemplo, para resolver la catástrofe dejada por los huracanes? Contra la igualdad en cualquier parte del mundo guerrea la dictadura imperial, pero no puede con Cuba, cuyo internacionalismo solidario y antiimperialista ha colocado a la islita de 12 millones de habitantes en el lugar de una potencia mundial, pues su filosofía, su política basada en la justicia social, es un ejemplo de lucha contra la rijosa esclavitud estadounidense llevada a cualquier parte en base a su poder militar de destrucción.
¿Qué razón de Humanidad tiene la dictadura imperial? ¿Qué razón de Humanidad tiene la clase imperial para querer acabar con la igualdad?: la vuelta al esclavismo mediante lo que llaman neoliberalismo, mediante el «a cada uno lo suyo»según la fuerza de que disponga, mediante el salvajismo de todos contra todos, y la auto atribución del «derecho natural y divino».
No, el imperio no se mueve en el campo de la razón, la clase imperial es enemiga declarada de ella, de la Humanidad. La razón, la igualdad desde la que Cuba, tratando sus problemas, nos enseña.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: «Gaza 51 días», «Palestina. Crónicas de vida y Resistencia», «Dietario de Crisis», «Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero», y «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios». Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.
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