Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Ahed Tamimi, la activista de los derechos palestinos de dieciséis años, ante el tribunal militar que dictó su detención, en la prisión de Ofer en Cisjordania. Fuente: Medium.com@SIPTU]
Recientemente el público y los medios han prestado considerable atención a la detención y enjuiciamiento de Ahed Tamimi, la adolescente que fue filmada abofeteando a soldados israelíes en la propiedad de su familia poco después de que un soldado disparase a su primo en la cabeza a corta distancia. Una vez que el video del incidente se viralizó, Tamimi fue arrestada, procesada a puerta cerrada en un tribunal militar israelí y finalmente condenada a ocho meses de prisión.
Tamimi es una de los aproximadamente 800,000 palestinos no ciudadanos que Israel ha detenido desde 1967. De hecho toda la población palestina no ciudadana ha sido encerrada en una colosal cárcel o, más bien, en una red de cárceles inconexas. Israel ha cerrado la Franja de Gaza al tiempo que rodea Cisjordania con un muro y lo divide en enclaves. Sin embargo no solo los palestinos han sido sometidos a encarcelamientos masivos y a la restricción del movimiento físico. Como muestro en dos artículos recientes y un libro, Israel también parece resuelto a restringir y limitar su pensamiento y comunicación.
Encarcelamiento mental en prisión
Muchos ex prisioneros palestinos han hablado de la prisión israelí como un lugar para elevar su conciencia y adquirir valioso conocimiento político. Estas cárceles han sido llamadas «academias de activismo político», «universidades», «escuelas» y «salas de conferencias». Dichas imágenes se refieren, entre otras cosas, a los grupos de estudio informales de los presos y también, hasta hace poco, su inscripción en cursos de la Universidad Abierta de Israel, sujeto a la discreción de las autoridades penitenciarias israelíes. Estos cursos fueron muy populares, con un promedio de alrededor de 250 presos palestinos inscritos cada año, en su mayoría bajo el patrocinio de la Autoridad Palestina.
A través de estos estudios informales y académicos, los prisioneros palestinos se involucraron en el pensamiento crítico, particularmente con respecto a lugares y tiempos diferentes a los suyos. Según los informes, sus grupos de estudio autoorganizados hicieron hincapié en el examen de los paralelismos y las diferencias entre los regímenes militares y coloniales, así como en el estudio de las experiencias políticas de los movimientos de liberación fuera de Israel/ Palestina. De manera similar, la popularización de los cursos de la Universidad Abierta entre los presos palestinos anima repetidamente a los estudiantes a extraer lecciones críticas de lo que describe como el pasado y presente «colonial» de países como Estados Unidos y Australia. Uno de los libros del curso también usa el término «colonial» en referencia al tratamiento de Israel a los palestinos, tal vez insinuando paralelismos a través del tiempo y el lugar.
Sin idealizar el poder emancipatorio de la educación, estos estudios representan, en cierto sentido, lo que el antropólogo Esmail Nashif describió una vez como la «pedagogía revolucionaria» de los prisioneros palestinos: su práctica de «leer/escribir [como una forma de] … resistencia … no solo en sí misma, sino más importante aún, como parte del proceso de construcción de la comunidad … como un espacio entre los cautivos que trascendió el espacio de las prisiones».
Los palestinos no solo han sido sometidos a encarcelamientos masivos y a la restricción del movimiento. Israel también busca restringir y limitar su pensamiento y comunicación. Las restricciones a la educación de los prisioneros palestinos, su acceso limitado a los medios y a las visitas y la separación cada vez mayor de los reclusos menores y adultos, todos esto como metodología para encarcelar la mente de aquellos que ya están encarcelados físicamente. Esta encarcelación de la mente dentro de las cárceles israelíes resuena como los mecanismos de control externos de Israel.
Las autoridades israelíes han advertido en repetidas ocasiones a los presos palestinos de que fomentan la conciencia política colectiva a través de estas y otras actividades. En 2007, por ejemplo, las autoridades penitenciarias de Israel advirtieron que los presos palestinos de estaban tratando de «convertir la prisión en un lugar de entrenamiento, instrucción y [formación] de ideología… Además, los presos intentan operar varios comités para organizar la [educación] … instruyendo a prisioneros». Un año después, un artículo en el diario de las autoridades penitenciarias describió la prisión como la «academia palestina para el liderazgo nacional» y como «una etapa en el desarrollo nacional, personal y colectivo» de [los prisioneros palestinos]. «Estos presos», continúa diciendo, «han profundizado en los asuntos israelíes, principalmente leyendo [y traduciendo libros israelíes]… Han tenido debates ideológicos sobre los modos y medios de adquirir la independencia política palestina… [y] el carácter del futuro Estado palestino. «Señalando específicamente que «los estudios de la Universidad Abierta también se hicieron disponibles en prisión», agrega el texto, que los prisioneros palestinos «completaron licenciaturas y maestrías dentro de los muros de la prisión y unos pocos prosiguieron con éxito los estudios de doctorado… No en vano se ha llamado a la prisión ‘la academia nacional palestina’ «.
Posiblemente debido a estos asuntos, las autoridades israelíes han restringido recientemente los estudios de los prisioneros palestinos. Los grupos de estudio informales fueron sometidos a fuertes regulaciones: a los reclusos de una celda se les prohibió asistir a grupos de estudio en otras celdas y se revocó una disposición que les permitía enseñar a otros presos en su sala. Como resultado, estos grupos de estudio han disminuido. En 2011, el Gobierno israelí también anunció una prohibición de la inscripción de prisioneros palestinos en cursos de la Universidad Abierta, decisión que los tribunales israelíes ratificaron posteriormente. Según el Gobierno israelí, el objetivo era presionar a Hamás para que liberara al soldado israelí Gilad Shalit de su cautiverio en Gaza. La verdad, sin embargo, es que los prisioneros palestinos ya habían sido excluidos de tomar cursos antes de la captura de Shalit.
Además de restringir las vías del pensamiento y la comunicación palestinas, las autoridades israelíes cada vez más han privado a estos prisioneros de la información y contacto externos que están disponibles para los prisioneros israelíes: libros, visitas de miembros del Parlamento y medios (no israelíes). Los prisioneros palestinos que las autoridades israelíes consideran especialmente problemáticos, como los huelguistas de hambre, están aún más radicalmente aislados de sus compañeros reclusos y del mundo exterior. Como resultado, en 2017, más de mil prisioneros palestinos se declararon en huelga de hambre y exigieron (sin éxito), entre otras cosas, «volver a permitir la educación a través de la Universidad Abierta Hebrea», la «introducción de libros [y] periódicos» así como agregar canales satelitales no israelíes adecuados para las necesidades de los presos [palestinos «.
Restringir la transferencia intergeneracional de conocimientos en la cárcel
En el pasado Israel tenía a todos los niños palestinos prisioneros, así como a los detenidos de dieciséis años en adelante, con adultos palestinos. Inadvertidamente, esto permitió a los presos palestinos transferir lo que consideraban conocimiento político valioso de una generación a otra, incluso a través de sus actividades de estudio organizadas por ellos mismos. Una y otra vez, el poder judicial israelí expresó su preocupación por esta transferencia generacional de conocimientos. En 2003, por ejemplo, un tribunal militar israelí advirtió contra la exposición de un convicto palestino de doce años «a… ideologías de [antiguos] prisioneros» y ordenó su separación de los «adultos palestinos que deseaban capturar su alma». El Tribunal Supremo israelí expresó reiteradamente una preocupación similar en una serie de sentencias dictadas entre 2007 y 2014: «Nadie desea que los menores (u otros que son muy jóvenes)… [Declarados culpables de] delitos terroristas asciendan en la criminalidad y [que] la prisión se convierta en su universidad para la ciencia terrorista».
Desde el cambio de siglo, una serie de cambios legales casi han eliminado el encarcelamiento conjunto de niños y adultos. En 2009, Israel también estableció el primer y único «tribunal militar juvenil» del mundo, aunque no se han producido cambios perceptibles en las pautas de sentencia ni en las sentencias reales impuestas a los niños palestinos. A diferencia de la negación del acceso de los prisioneros palestinos a la educación, la información y las visitas, la separación de adultos y niños ha escapado en gran medida al comunicado crítico.
Esta separación, sin embargo, puede ser perjudicial para estos prisioneros de varias maneras. Entre otras cosas, la justificación habitual para separar a los niños de los delincuentes adultos no parece aplicarse a los presos políticos palestinos, que no son delincuentes en el sentido común de la palabra ni se tienen con quienes están clasificados como «presos criminales». De hecho, varias fuentes sugieren que antes de esta separación los reclusos adultos palestinos proporcionaban a los menores un apoyo crucial -que no proporcionaban las autoridades israelíes- además de representar en sus cuidados a la administración de la prisión.
Un niño que había sido detenido con adultos dijo a la ONG israelí B’Tselem: «Los detenidos [adultos] nos trataron bien [a los niños]… me sentí cómodo… Al principio, tenía miedo y lloraba a veces, porque mi familia estaba muy lejos… los adultos detenidos se ocuparon de mí». Dado que a los niños palestinos bajo custodia israelí generalmente se les deniega el contacto con sus padres, los reclusos adultos podrían haber sido el sustituto más cercano al cuidado parental, como sugiere la descripción de este niño. Además la separación de estos reclusos adultos ha dejado a los niños palestinos menos protegidos contra el abuso y la violencia por parte de las autoridades israelíes, así como por otros niños, en cuyas violentas disputas los reclusos adultos solían mediar pacíficamente.
En una muestra de apoyo al contacto intergeneracional, recientemente los prisioneros palestinos se aseguraron el derecho de elegir a unos pocos adultos que cumplen largas condenas para supervisar a los reclusos palestinos durante el día, mientras permanecen aislados por la noche. Según se informa, esto ha tenido consecuencias tanto beneficiosas como perjudiciales para los niños palestinos. Por un lado estos adultos les brindan asistencia y apoyo valiosos. Por otro lado, los informes sugieren que las autoridades israelíes han intentado engañar a los menores sospechosos para que confiesen deteniéndolos con informantes palestinos adultos que se hacen pasar por supervisores. Las autoridades israelíes, entonces, podrían estar usando la limitada interacción intergeneracional que los reclusos palestinos les han exigido contra los niños a los que se pretendía ayudar.
La prisión mental fuera de la prisión
Las restricciones a los grupos de estudio autoorganizados de los presos palestinos, la prohibición de su inscripción en estudios de la universidad abierta, su acceso limitado a libros, medios y visitas y la separación cada vez mayor de los reclusos menores y adultos. Todas estos medidas, a pesar de sus diferencias, comparten una función similar. Estas restricciones operan, no necesariamente con éxito, para encarcelar la mente de aquellos que ya están encarcelados físicamente, para impedir el movimiento y la continuidad del pensamiento palestino en el espacio y el tiempo.
Esta encarcelación de la mente dentro de las cárceles israelíes comparte paralelismos con las experiencias de los palestinos no ciudadanos en general. La fuerte restricción de Israel al acceso de los palestinos a la educación de ninguna manera se limita a la prisión. Desde el año 2000 Israel prohibió a los estudiantes de Gaza estudiar en Cisjordania. Un número relativamente pequeño de estudiantes de Gaza puede viajar a instituciones académicas en el extranjero a través de Jordania, pero el tiempo de sus permisos de salida generalmente no tiene ninguna correlación con las fechas del año académico. En 2016, la prensa israelí también informó de que se demoraba la entrega de unos 300.000 libros de texto de ciencias y matemáticas de Cisjordania a la Franja de Gaza para que Israel los examinase y aprobase. Mientras que los palestinos de Cisjordania no están actualmente sujetos a tales prácticas, en el pasado, su plan de estudios universitario y escolares, estaban todos bajo vigilancia y censura israelíes
La educación en Gaza sufrió otro golpe durante la ofensiva militar israelí de 2014, ya que se destruyeron siete bibliotecas, incluida la destrucción de 16.000 libros en las bibliotecas de Beit Hanoun y Shujayea Club. Las autoridades israelíes también habían prohibido anteriormente la entrada en la Franja de Gaza de ciertos periódicos palestinos de Cisjordania. Cuando se levantó la prohibición en 2010, Hamás prohibió la entrada de estos periódicos debido a su apoyo al movimiento rival Fatah. Las fuentes electrónicas de información en Gaza (internet y teléfonos celulares) se ven gravemente afectadas por la permanente escasez de electricidad. Dicha escasez se puede atribuir, entre otras cosas, a severas restricciones a la entrada de equipos y combustible, la dificultad de obtener permisos para usar nuevas tecnologías y la política de Israel de décadas de duración en el retroceso en el desarrollo económico de Gaza.
Al igual que el encarcelamiento en el sentido físico, la encarcelación de la mente dentro de las prisiones israelíes resuena como los mecanismos de control externos de Israel. Además de hacer que la Franja de Gaza y Cisjordania parezcan prisiones en el sentido físico, Israel también ha erigido, en diferentes momentos y en formas específicas aún más importantes, barreras al movimiento del pensamiento, la información y la comunicación.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.