«Israel debe ver la espada como el principal, si no como el único instrumento para mantener su moral alta, y del mismo modo, para mantener su tensión moral. Con este fin, debe inventar peligros y para ello debe adoptar el método de la provocación y la venganza. Esperemos que pronto haya una nueva guerra con […]
«Israel debe ver la espada como el principal, si no como el único instrumento para mantener su moral alta, y del mismo modo, para mantener su tensión moral. Con este fin, debe inventar peligros y para ello debe adoptar el método de la provocación y la venganza. Esperemos que pronto haya una nueva guerra con los países árabes, para que podamos finalmente deshacernos de nuestros problemas y adquirir nuestro espacio.» Declaración de Moshe Dayan, general sionazi.
La que conocemos como «Guerra de los 6 días» sirvió a los sionistas para ocupar lo que quedaba de Palestina, incluyendo el Sinai, de Egipto, y los Altos del Golan, de Siria. Con semejante invasión culminaban el proyecto colonial sobre Palestina completa. Con la derrota árabe sus fuerzas declinaron en favor del estado sionista de Israel, y se emprendió la traición de los gobiernos árabes que dejaron a Palestina sin defensa.
Se rememora el 5 de Junio, Día de Al Naksa (La derrota) como el día que vieron sus tierras de nuevo ocupadas, así como su capital, Jerusalén, fecha en que se afianzó el ente racista. ¿Debe existir una corporación colonial y racista, disponiendo como disponemos del Derecho Internacional, de los Derechos Humanos, de los organismos reguladores de Justicia?
El pueblo palestino se vio obligado a dejar sus casas, sus propiedades, y fue obligado a abandonar su país y constituir la población de refugiados mayor del mundo: hoy alcanzan la cifra de 7 millones y medio en campos distribuidos en Jordania, Siria, Egipto, Líbano, Kuwait, Iraq, Arabia Saudí, y en el resto del mundo. Ante semejante escena puede uno decir que el proyecto sionista avanza hacia sus objetivos coloniales.
Para que no se olvide el fondo de «La Guerra de los 6 días» por lo menos debemos conocer algunas de las declaraciones que los sionazis mismos hicieron posteriormente, y veremos que no es casual el método con que trabajaron y trabajan dentro y fuera de Palestina:
«En Junio de 1967, de nuevo teníamos que elegir. Las concentraciones del ejército egipcio en el Sinai no probaban que Naser estuviese dispuesto a atacarnos. Para ser honestos, decidimos atacarles.» Menahem Begin, primer ministro.
«Naser no quería atacarnos. Las dos divisiones que envió no eran suficientes para hacer una guerra ofensiva. Él lo sabía y nosotros lo sabíamos.» Yitzhak Rabin, jefe del Estado Mayor de Israel.
«Toda la historia del peligro de exterminio fue inventada en cada detalle y cada detalle lo exageramos para justificar la anexión de nuevos territorios árabes.» Mordechay Bentov, miembro del gobierno de unidad nacional en 1967.
«La tesis del peligro de genocidio que se cernía sobre nosotros en Junio de 1967, y la idea de que Israel estaba luchando por su supervivencia económica y social, no era más que un farol que nació y se crió después de la guerra.» Matetihay Peled, general sionazi.
Ese es su método de trabajo, matar y llorar, llorar y matar mientras invaden colonizan y expulsan a la población palestina del país al que pertenece.
¿Y a qué ha conducido el escenario de los Acuerdos de Camp David y los Acuerdos de Oslo? No hay paz ni seguridad, los sionazis llevan a cabo una guerra constante desde 1948, que desembocó en 1967 y llega a nuestros días. Los invasores no han devuelto Palestina ni a las fronteras del 48 ni a las del 67, ni han devuelto los Altos del Golán, y han continuado ocupando y masacrando, mientras provocan y se vengan, como táctica de su general Moshe Dayan. Les ha dado resultado, por eso desprecian todas y cada una de las Resoluciones de la ONU que les condenan, y así violan los Derechos Humanos, engordan los asentamientos coloniales, anexionan nuevos territorios, practican la discriminación racial a gran escala, ignoran todas las peticiones de solución pacífica, con el silencio internacional occidental y el apoyo de su patrocinador EEUU.
Al pueblo palestino en particular y a los pueblos árabes en general no les quedó más que la resistencia, escribiendo diariamente con dolor y sangre sus derechos legítimos, tanto para retornar a su tierra como para acabar con el bloqueo de Gaza y todas las medidas salvajes del colonialismo sionazi. Conocer al enemigo es la manera de evitar la repetición de sus triunfos bajo la provocación y la venganza. La unidad palestina y árabe es el camino que ha dado triunfos en el plano nacional e internacional, y no se ha puesto por delante desde 1967 más que en las Intifadas y las Marchas del Retorno y contra el Bloqueo, lo que ha movido a los pueblos del mundo y ha hecho avanzar internacionalmente la causa palestina.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: «Gaza 51 días», «Palestina. Crónicas de vida y Resistencia», «Dietario de Crisis», «Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero», y «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios». Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.
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