Asociaciones de personas con discapacidad aportan herramientas para la gestión de desastres con enfoque inclusivo en Cuba, una iniciativa que busca apoyar el sistema nacional de la Defensa Civil con acciones para grupos vulnerables específicos. En la provincia Guantánamo, a 915 kilómetros de la capital cubana, los colectivos locales de la Asociación Nacional del Ciego […]
Asociaciones de personas con discapacidad aportan herramientas para la gestión de desastres con enfoque inclusivo en Cuba, una iniciativa que busca apoyar el sistema nacional de la Defensa Civil con acciones para grupos vulnerables específicos.
En la provincia Guantánamo, a 915 kilómetros de la capital cubana, los colectivos locales de la Asociación Nacional del Ciego de Cuba (Anci), la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (Ansoc) y la Asociación Cubana de Limitados Físico y Motores (Aclifim) desarrollan una experiencia en la gestión de desastres, específicamente ante sismos y huracanes.
Atender las especificidades y reconocer las potencialidades de estos grupos es el objetivo principal de la experiencia que surgió en 2015 en el municipio cabecera y en Baracoa, villa ubicada en la costa norte de esa provincia oriental.
«En el caso de la comunidad sorda, nos vemos afectados porque no nos llega todo tipo de información, independientemente que se visualice en la televisión. También hay otros factores que influyen y demuestran la necesidad de trabajar de manera directa y permanente con las comunidades de personas discapacitadas», comenta Yanicet Ramos Ramírez, presidenta provincial de la Ansoc.
Ramos Ramírez participó en la presentación del proyecto durante el X Congreso Internacional sobre Desastres, celebrado en La Habana del 2 al 6 de julio.
Talleres, campañas de sensibilización y el diseño de materiales y planes de emergencia familiares forman parte de esta iniciativa, que contó con la participación de personas con discapacidad, la comunidad, sus familiares o cuidadores.
«Realizamos materiales accesibles a las distintas discapacidades con productos impresos, audiovisuales con subtítulos e intérpretes de lenguaje de señas», explica Ibia Vega Cuza, de la Aclifim en Santiago de Cuba.
Entre los productos está el diseño de un plan familiar para enfrentar desastres naturales. Las medidas incluyen desde ubicar las zonas seguras de la casa, la mochila de emergencia con suministros y documentación necesarios, así como los lugares y puntos de encuentro de la familia, además de quiénes serán los responsables de infantes y ancianos.
«Es muy importante la documentación que identifica el tipo de discapacidad que tenemos para que las personas de la Cruz Roja y del equipo de Rescate y Salvamento sepan cómo actuar en nuestra evacuación», enfatiza Natasha Bell Álvarez.
Para la presidenta municipal de la Anci en Guantánamo, son imprescindibles las alianzas con actores de la comunidad como la Defensa Civil, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y la Cruz Roja. La propuesta incluye la realización de talleres con representantes de estos sectores sobre primeros auxilios a personas con discapacidad, haciendo hincapié en las particularidades de los distintos grupos.
El sistema nacional de la Defensa Civil rige en Cuba la prevención y respuesta ante desastres. Por más de 50 años se ha perfeccionado este mecanismo que es reconocido internacionalmente por su efectividad en la protección de las vidas humanas. Integrar a este sistema la perspectiva inclusiva de la gestión de riesgos es un llamado desde las asociaciones de personas con discapacidad en el país.
«El principal resultado de este proyecto es el empoderamiento de las personas con discapacidad, que se conciban no como entes pasivos que necesitan ser protegidos, sino como personas que tienen muchísimas capacidades y pueden aportar en la gestión de riesgo», declara a SEMlac Ibia Vega Cuza, de la Aclifim en Santiago de Cuba.