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El proyecto de constitución: un análisis sobre el preámbulo y el lugar del pueblo

Fuentes: Rebelión

«Ese pueblo somos nosotros hoy». «El pueblo, la revolución y la vida de cada uno de nosotros son inseparables.» FIDEL Cubanos y cubanas de todas las edades en todas partes analizan y discuten el proyecto de Constitución del país como si estuvieran guiados por estas ideas cardinales de Martí: «El primer deber de un hombre […]

«Ese pueblo somos nosotros hoy». «El pueblo, la revolución y la vida de cada uno de nosotros son inseparables.»
FIDEL

Cubanos y cubanas de todas las edades en todas partes analizan y discuten el proyecto de Constitución del país como si estuvieran guiados por estas ideas cardinales de Martí: «El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo» y «Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado.» A contrapelo de la inveterada campaña de sus enemigos históricos sobre la existencia de una sociedad amordazada, el pueblo cumple, presidido por la honradez, con el ejercicio democrático de convertirse en presencia y voz de una constituyente sui géneris para sellar con sus opiniones el proyecto aprobado por la Asamblea Nacional, para después confiar que esta recoja sus propuestas y alertas y cumpla su función constituyente de darle forma definitiva al proyecto, y luego la retorne enriquecida y perfeccionada para darle finalmente su vigencia mediante el voto universal, directo y secreto en el referendo que convocará oportunamente.

Como señalara el compañero Raúl, ello implicará un esfuerzo colosal de meses y días para conciliar el extenso espectro de propuestas y consideraciones, en que seguramente las propias matrices, ópticas y metodologías de discusión y análisis en el seno de la Comisión encargada del texto inicial, así como en el seno de las Comisiones y en las Sesiones plenas de la Asamblea Nacional, deberán sufrir cambios o adaptaciones, que permitan mejorar lo que fuera visto en las sesiones iniciales a la hora de abordar los criterios individuales de los diputados.

Basado en el análisis de la lectura del Proyecto de la Constitución, sugiero se consideren algunos aspectos contenidos en el mismo.

Sobre el estilo de la redacción del texto definitivo, debía valorarse el principio de la equidad de género, gústenos o no, que es un enfoque vanguardia a nivel internacional, y que ya tuvo su expresión en la Constitución Bolivariana de Venezuela, para no tener que esperar que otra generación haga lo que podemos hacer hoy como revolución primera en América Latina y ejemplo a nivel mundial. Además, realizar una acuciosa revisión de la redacción, pues es posible detectar fallos y hasta contradicciones.

En relación con el PREÁMBULO pienso que deben revaluarse algunos enfoques de la actual Constitución que han sido omitidos, y recomiendo los añadidos en los párrafos siguientes:

5. por los aborígenes que se resistieron a la sumisión, (AÑADIR) simbolizados por el cacique Hatuey, primer rebelde de Cuba y América.

Esto se fundamenta en que si el Padre Las Casas en su Historia de las Indias fue justo y preclaro en rescatar del anonimato e inmortalizar su figura, que fue, además, el primer rebelde de América frente a los conquistadores y dejó un ejemplo para todos los tiempos de no aceptar el arrepentimiento frente a los enemigos aún a costa de la muerte física y espiritual, nosotros deberíamos incluirlo, pues su ejemplo es el repunte más alto de nuestra historia conocida como pueblo.

8. por los patriotas que en 1868 iniciaron las guerras de independencia contra el colonialismo español, (AÑADIR) fundando la República de Cuba en Armas.

Se fundamenta en el resalte del hecho cardinal que fue la fundación de la República de Cuba y la redacción de su primera constitución como Estado.

15. por el ideario y el ejemplo (AÑADIR) de CÉSPEDES, Martí y Fidel, y las ideas político sociales de Marx, Engels y Lenin.

Esta adición es justa en un año en que se conmemora el 150 aniversario del inicio de las luchas independentistas y, por tanto, según dijera Fidel, de una sola Revolución Cubana. Merece estar el nombre de Céspedes, porque fue el iniciador de la Revolución, porque fue el presidente de la primera Asamblea Constituyente y fundador de la Republica de Cuba en Armas, porque fue su primer presidente, porque sacrificó sus bienes y parte de la familia, y luchó desde su cargo y fuera del mismo hasta morir en combate contra el enemigo español. Porque por algo es reconocido como el Padre de la Patria, y sus ideas son de las más esclarecidas del pensamiento cubano de la época. ¿Acaso no debe acompañar su nombre, también con sus ideas y ejemplo, a los nombres de Martí y Fidel, que son los tres grandes de Cuba, y son venerados juntos en el Cementerio de Santa Ifigenia, así como Marx, Engels y Lenin lo son de las ideas comunistas?

17. (AL FINAL DEL PARRAFÓ CUYAS LINEAS DICE): realizó las transformaciones democráticas e inició la construcción del socialismo, (AÑADIR) y continúa con el ideal de formación y construcción comunista de la sociedad.

En relación al lugar que debe ocupar EL PUEBLO en el articulado del CAPÍTULO I, debe tenerse en cuenta que el sujeto protagónico del Estado denominado República de Cuba es el pueblo cubano, tal como se reconoce en el Preámbulo histórico y doctrinario y todo lo demás que se deriva de su existencia, historia, cultura, trabajo, lucha, creación y sueños.

Por tanto, recomiendo que se valore dar la preeminencia AL SUJETO PUEBLO, pasándolo del 10mo artículo al 3ro, su debido lugar, tal como lo establece la Constitución vigente, y que quede así:

ARTICULO 3ro: – En la República de Cuba la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las Asambleas del Poder Popular y demás órganos del Estado que de ellas se derivan, en la forma y según las normas fijadas por la Constitución y las leyes.

A este enunciado, podría agregarse los contenidos que el actual Proyecto incluye en el artículo 3ro, como complemento de la definición anterior.

Esta propuesta se fundamenta, además de las consideraciones anteriores, en hechos fundamentales, ya que es el PUEBLO quien constituye el Estado cubano y es el pueblo quien elige a los órganos del poder popular representativos en todos los niveles territoriales. Es el pueblo quien ahora se ha convertido en una gigantesca asamblea constituyente para darle forma definitiva a la Constitución, y que será la Asamblea Nacional, electa por él, quien debe perfeccionar el Proyecto, y será el pueblo quien la apruebe finalmente para hacerla suya. Además, hay que recordar el papel que Fidel siempre confirió al pueblo en todas las épocas y circunstancias. Su fe en el pueblo desde el Moncada estuvo presidiendo su actuación, la creación social y política-ideológica, las estrategias y luchas contra los enemigos de la Revolución. Hasta la defensa suprema de la nación frente a una invasión extranjera la concibió estratégicamente como «una guerra de todo el pueblo».

Para meditar en torno a este asunto, quizás basten estas ideas de Fidel: «No hay pueblo que pueda ser derrotado, no importa qué poderoso sea el enemigo ni cuanta tecnología ni cuantos inventos tenga, porque lo que no se ha inventado nunca, ni se inventará, es la forma de dominar a un pueblo rebelde, a un pueblo decidido a luchar y a morir por los valores que considere más sagrados. Ese pueblo somos nosotros hoy». «El pueblo, la revolución y la vida de cada uno de nosotros son inseparables.»

«La fuerza .La fuerza del pueblo está en su unión; la fuerza del pueblo está en su mayoría; esa mayoría que… decide hoy sus destinos y que decide de acuerdo con sus propios intereses, siguiendo su propio camino.»

Considerando que han sido creación del pueblo en Revolución la fundación del Partido, de la UJC, de las organizaciones de masas y sociales (formas legales de la sociedad civil) y también la existencia de las instituciones religiosas, deberían aparecer como está estatuido en la Constitución vigente, que pienso tiene un orden más lógico que el que plantea el Proyecto; o sea, artículo 5 para el Partido, el artículo 6 para la UJC, el 7 (en el Proyecto está en el 14) para las organizaciones de masas y sociales, y el 8 (en el Proyecto en el 15) para las instituciones religiosas. Todas ellas son el todo representativo del pueblo y de la sociedad cubana.

El hecho de que el Estado cubano sea de carácter socialista confiere importancia vital al hecho de que el Partido sea reconocido en el texto constitucional, aunque pudiera resaltarse al inicio que «la Revolución Cubana es la obra más acabada y trascendente de nuestro pueblo a lo largo de sus duras batallas por la autodeterminación, libertad y justicia, y el Partido Comunista de Cuba, alza toda la historia gloriosa de nuestro pueblo y la proyecta hacia el futuro.

Por su propio nombre y fines y el de la UJC, y muchas razones heredadas de la construcción socialista en nuestra Patria, debía incluir entre sus fines, al final del párrafo, «el avance hacia la sociedad comunista», como lo recoge la actual Constitución, aunque no podamos barruntar en qué periodo histórico y circunstancias eso sea posible.

Lo enunciado en el primer párrafo del artículo, tal vez sea conveniente analizar su redacción a la luz de las ideas planteadas por Fidel, y que aparecen en la primera hoja del carné que portan los militantes del Partido. Estas son: «De la unión y de la idea, de la unidad y de la doctrina, en el crisol de un proceso revolucionario se ha forjado este Partido. Y por esas dos cosas tendremos que velar siempre: por la unidad y por la doctrina, porque son nuestros pilares fundamentales. Por el imperio del mérito en el seno del Partido, de las virtudes revolucionarias, de la sencillez y de la modestia, por la vinculación con las masas, de la cual jamás podrá separarse nuestro Partido, porque eso es lo que le da razón de ser y eso es lo que le da su prestigio, su autoridad y su fuerza. ¡Nunca por encima de las masas, siempre con las masas y siempre en el corazón del pueblo! ¡Que nuestra autoridad no emane de ser el Partido de la Revolución o de la autoridad que nos da el Partido por sí mismo, sino que nuestra autoridad emane siempre de la idea, del concepto que el pueblo tenga de los militantes y de los cuadros del Partido.»

De la lectura del Proyecto se infiere que se trata de un texto que recoge una visión integral para actualizar aspectos de nuestra realidad y configurar un futuro largo previsible. Su contenido seguramente se enriquecerá con las opiniones francas de todos los sectores de nuestro pueblo, cuya cultura del debate se profundizará y alcanzará una dimensión superior. Lo más importante es que la Revolución salga fortalecida en lo que respecta a su unidad y sus proyecciones sociales transformadoras, y se garantice su futuro.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.