Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Omar Arif Bisharat frente a los escombros de su casa en al-Hadidiya. Annelies Verbeek
Con la atención enfocada en la demolición planificada de la aldea de Khan al-Ahmar, otras áreas del valle del Jordán han caído fuera del radar. Sin embargo, fuera de la vista, la consolidación de Israel sobre el valle del Jordán continúa a ritmo acelerado. El mes pasado el ejército israelí demolió varias estructuras palestinas en las comunidades de al-Hadidiya y en el área de al-Musafa al este de la aldea de Jiftlik.
En al-Hadidiya, en el norte del valle del Jordán, las excavadoras llegaron la mañana del 11 de octubre dejando a Omar Arif Bisharat y ocho familiares, entre ellos cinco niños, sin hogar. Las palomas se posaron sobre los escombros de su casa. Levantó las manos, luchando por transmitir la calamidad de lo que le había sucedido. Además de su hogar, el ejército demolió otras seis estructuras, incluyendo varios corrales de animales. Las palomas, explicó Bisharat, habían sido criadas por su familia. Las jaulas con las palomas en su interior, habían sido demolidas junto con las otras estructuras y las aves ahora rodeaban su antiguo hogar. Las ovejas de la familia también estaban sin hogar.
«No tenía idea de que venían», dijo Bisharat a The Electronic Intifada. «Cuando vi el jeep militar, pensé que iban a venir a la casa de mi vecino», agregó, y dijo que si bien había recibido una orden de demolición, pensó que el caso estaba pendiente y nunca recibió una notificación de que su hogar iba a ser demolido.
La amenaza de demolición de viviendas es un peligro siempre presente para los palestinos en el Valle del Jordán, parte de la llamada Área C de la Cisjordania ocupada sobre la cual Israel mantiene el control civil y militar completo. Como consecuencia, a los palestinos no se les permite construir casas, instalar carpas, cavar pozos de agua a más de 100 metros, construir carreteras o instalar paneles solares o tuberías de agua sin los permisos expedidos por Israel. Estos casi nunca se otorgan.
Bisharat y la comunidad de 112 miembros de al-Hadidiya se quedan ahora tratando de forjarse una vida con los pocos recursos que tienen estos ganaderos. Los aldeanos viven en chozas y carpas de chapa metálica debido a la falta de permisos de construcción y recursos limitados.
Las autoridades israelíes también se niegan a conectar la red eléctrica o de agua a la comunidad. Incluso acceder al pueblo se ha convertido en un gran reto. Se podía llegar al pueblo a través de un camino pavimentado. Pero cuando se construyó la cercana colonia ilegal de Roi en 1976, los colonos levantaron barreras para bloquear el acceso de los palestinos.
Lucha constante
La comunidad se vio obligada a cavar un camino de tierra desde la carretera principal hasta su aldea. Sin un vehículo con tracción en las cuatro ruedas, esta carretera solo se puede bajar a un ritmo extremadamente lento. En invierno, el camino se vuelve embarrado y los autos a menudo se atascan. En partes, la carretera se atasca por pilas de tierra que las autoridades israelíes tiraron allí en un intento de bloquear el acceso.
Un niño rodeado por los escombros de al-Musafa, una comunidad agrícola pobre en el norte del valle del Jordán. Annelies Verbeek
Los lados de la carretera están llenos de restos de tuberías de agua que el ejército israelí cortó después de que los aldeanos intentaran conectarse a la red de agua de la aldea cercana de Tamoun.
Bisharat no sabe qué hacer. Los soldados le dijeron que no podía reconstruir su casa. Pero no tiene otra opción. Por el momento él y su familia se alojan en la casa de un vecino.
El valle del Jordán siempre ha sido un área de importancia estratégica. Los planificadores militares israelíes consideran que la franja de tierra en el este de Cisjordania proporciona una capacidad territorial estratégica vital, que la separa de sus vecinos árabes en el este. Como resultado -independientemente de si el proceso de Oslo estaba en marcha o no- los líderes de Israel nunca consideraron renunciar al control del área después de su ocupación en 1967.
Geográficamente el valle del Jordán divide Cisjordania en dos. La inminente demolición de Khan al-Ahmar se debe en parte a su ubicación junto a la autopista Jerusalén-Jericó. Israel desea utilizar esta área para la expansión de colonias como parte de un plan general, el plan E1, para conectar la parte de Jerusalén ilegalmente anexada con el valle del Jordán, rodeando la ciudad con colonias y dividiendo Cisjordania en dos.
El área también posee un tercio de las reservas de agua de Cisjordania. En un pasado la zona más rica de Palestina, tiene un gran potencial para el desarrollo y sería esencial en la construcción de cualquier futuro Estado palestino.
Pero alrededor del 90 por ciento del valle del Jordán está en el Área C, bajo el control administrativo y militar de Israel. Israel utiliza estas áreas para la expansión de colonias ilegales y obstruye todo tipo de desarrollo palestino.
Al-Musafa
El mismo día en que se demolió la casa de Bisharat, las fuerzas de ocupación israelíes también demolieron la casa y varios corrales de animales más al sur, en el área de al-Musafa. La casa y los corrales pertenecían a Odeh Naji Abu Saoud, de 23 años, quien se casó recientemente y tiene un hijo de 14 meses, Khaled.
«Tengo mucho que decir», dijo a The Electronic Intifada, «pero no sé cómo». Abu Saoud se esfuerza por encontrar las palabras mientras prepara una tienda de campaña donada por la Cruz Roja, dijo, para su familia, sin hogar por segunda vez. La casa anterior de Abu Saoud fue destruida el año pasado.
«Era una buena casa de concreto, con un techo de chapa de hojalata», dijo. Las autoridades israelíes le habían dicho entonces que vivía en una zona de tiro, una zona militar cerrada, y le dijeron que se moviera 100 metros hacia abajo. Abu Saoud y su esposa se mudaron a este lugar y vivían en una caravana donada por la Unión Europea, dijo Abu Saoud. Sólo dos meses después de la mudanza recibieron un nuevo aviso de demolición.
«La Unión Europea, la Cruz Roja… Sería fantástico si pudieran proteger realmente los materiales que nos entregan», dijo a The Electronic Intifada Rashid Sawafta, coordinador del grupo de activistas Solidaridad con el Valle del Jordán que hace campaña por los derechos de los palestinos en el área.
Desde 1970 hasta 2012, Israel designó aproximadamente el 56 por ciento del Valle del Jordán como una zona militar cerrada. Según Sawafta, esto tiene poco que ver con las necesidades militares y todo con la apropiación de tierras. Declarar un área zona militar, dijo, a menudo precede al establecimiento de una colonia ilegal.
Se prohíbe formalmente la presencia palestina en zonas militares cerradas. Aún así, y de acuerdo con el grupo de derechos humanos Al-Haq , 38 comunidades palestinas viven en esas áreas en Cisjordania, de las cuales el 80 por ciento están en el área del valle del Jordán y el Mar Muerto o en las colinas del sur de Hebrón.
Las palomas vuelan sobre los escombros de la casa de Bisharat en la pequeña comunidad de al-Hadidiya en el Valle del Jordán. Annelies Verbeek
El ejército israelí organiza regularmente ejercicios de combate en estas áreas, durante los cuales el ejército expulsa temporalmente a los palestinos de sus hogares. Fátima, que prefiere que no se use su nombre real, recibió un aviso en septiembre para que ella y su familia abandonaran su hogar en la comunidad de Ein al-Hilweh antes de los ejercicios militares.
Cuando regresaron, la familia encontró varias de sus vacas fusiladas. Dos murieron, otras dos murieron después de sus heridas. La muerte del ganado fue una enorme pérdida financiera para la familia de Fátima. Una de las vacas aún no había tenido terneros y valía 3.800 dólares, dijo Fátima. Aún visiblemente preocupada por lo que sucedió, Fátima dijo que estaba segura de que el ejército israelí planeaba -eventualmente- expulsarla a ella y a su familia.
«Pero no tenemos otro lugar para ir», dijo. Las familias Bisharat y Abu Saoud expresaron sentimientos similares.
«¿Qué puedo hacer?», Preguntó Bisharat. «Donde quiera que me mueva habrá una ocupación racista». Los israelíes no están interesados en los derechos palestinos sobre la tierra, agregó. «Los israelíes no quieren la convivencia. Sólo quieren un Estado judío».
Abu Saoud ahora planea construir una casa por tercera vez. Esto no es solo un acto de resistencia, sino de necesidad. No hay ningún lugar al que moverse y ningún lugar con espacio para que los animales pasten.
«Reconstruiré mi casa y tal vez vendrán y la demolerán por tercera vez», dijo, sacudiendo la cabeza. «¿Cómo daña mi casa a Israel que necesita destruirla?»
Annelies Verbeek es una periodista belga que vive en Ramallah.
Fuente: https://electronicintifada.net/content/nowhere-go-nowhere-live/25886
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.