«Una nación permanece fuerte mientras se preocupa de sus problemas reales y comienza su decadencia cuando puede ocuparse de los detalles accesorios» ARNOLD.J.TOYNBEE (1889-1975) Introducción Aunque los clásicos de la sociología política contemporánea definen la aparición de las naciones, como un fenómeno del capitalismo, basados en la evolución histórica de las sociedades europeas, la historia […]
«Una nación permanece fuerte mientras se preocupa de sus problemas reales y comienza su decadencia cuando puede ocuparse de los detalles accesorios»
ARNOLD.J.TOYNBEE (1889-1975)
Introducción
Aunque los clásicos de la sociología política contemporánea definen la aparición de las naciones, como un fenómeno del capitalismo, basados en la evolución histórica de las sociedades europeas, la historia de la civilización árabe islámica, presenta el surgimiento y el desarrollo de la nación árabe en el siglo VII, como un hecho singular, en el marco del desarrollo integral de la humanidad, condicionado y determinado por circunstancias histórico – concretas peculiares, inherentes a la situación conflictiva imperante en la península arábiga, y sus alrededores. El más importante y célebre filósofo histórico de la civilización árabe islámica, ABDULRAHMAN BEN KHALDUN (1322- 1406), en su famosa enciclopedia INTRODUCCIÓN DE BEN KHALDUN, al estudiar los fenómenos sociales, buscando el alcance de la relelación entre «causas» y «efectos», sometiéndola a «leyes», hace un análisis profundo y global, de ese fenómeno, partiendo de su propio concepto de que … «la historia, en el conjunto de sus acontecimientos, está interrelacionada y entrelazada en el tiempo y el espacio, y no termina en un punto determinado». Aseveró explícitamente, que «el desarrollo es la ley de la vida social» ¡Es curioso! el principio de ARNOLD.J.TOYNBEE sobre la comprensión totalizadora e integradora de la (parte) y el (todo) en la filosofía de la historia, de una manera u otra, reproduce ese mismo enfoque.
Síntesis histórica
El gran cambio que significó La Revolución Islámica, encabezada por MOHAMMAD BEN ABDULLAH BEN HASHEM (570 – 633), provocó transformaciones político- sociales, económicas y ético-morales radicales, en la sociedad existente en aquel entonces, en la península arábiga, que tuvieron fuertes repercusiones en las civilizaciones circundantes y en las futuras conquistas islámicas, que se extendieron hasta la península ibérica en el Oeste y hasta la China en el Este.
A pesar del carácter idealista (divino) de la teoría ideológica que inspiró el cambio, en todo su alcance cognoscitivo, sus normas, preceptos, objetivos y prácticas, (cual teología de liberación), se convirtió en una fuerza material de gran envergadura, en las manos de los grupos sociales más desposeídos, pobres, esclavos y vulnerables, que devinieron una parte importante del Poder del Estado, constituido sobre criterios, fundamentalmente, ideológicos. No se aceptaba de ninguna manera divorcio alguno entre teoría y práctica, la ideología tenía que ser reflejada en la conducta de los sujetos sociales. Es por ello que se definían como enemigos irreconciliables del proceso a los fariseos, hipócritas, oportunistas y se les auguraba el peor castigo, tanto en la vida terrenal como «en la ulterior».
La evolución paulatina y positiva del proceso de cambio radical en la situación concreta de la península, fue posible porque la teoría transformadora, partió ante todo de las condiciones socio-económicas imperantes, reflejadas en una determinada estructura de valores políticos, ético-morales, que en su conjunto, formaban un escenario crítico, que demandaba, a gritos, dada la magnitud de las contradicciones de toda índole, un cambio radical. Incluso, proliferó un fenómeno de adivinadores y profecías, que auguraban la aparición de un sujeto único y diferente a todos los reyes y emperadores conocidos en la región, como expresión anímica del deseo y la necesidad histórica de c cambio.
La sociedad arábiga de entonces, estaba conformada por un conjunto de actores, tribus de distintos tamaños, recursos y poderes (desarrollo diferenciado), que determinaban sus conductas internas y externas, tanto entre las propias tribus, como entre las dos potencias vecinas del norte: el imperio romano y el imperio persa, ya que el imperio etiope (vecino del sur) se encontraba en decadencia y sin influencia. Sin embargo, existía un centro semi-urbano, con una fuerte posición económico-política, y poder militar considerable, que le garantizaba un liderazgo indiscutible en la península: LA MECA. Existía un gobierno de coalición (Quraish) formado por los grandes mercaderes, los más ricos y los notables de La Meca, históricamente conocidos como la élite.
Según Husein Muruwwah:
El dominio de la aristocracia financiera y comercial de Quraish, tenia que producir inevitablemente su institución política, conocida históricamente como Dar Alnadwah, lo cual quiere decir club, que fue la primera semilla del Estado de la sociedad de La Meca, que podría regular las relaciones de poder de ese dominio, con los demás grupos sociales, sometidos a su explotación económica en aquel entonces, dándole un carácter legal a esa relación, apropiado con la situación histórica, imponiendo su legitimidad sobre dichos grupos, que debían ser sometidos políticamente, al igual que económicamente, a la aristocracia gobernante de Quraish….
Al otro lado del escenario social, aparecían la mayoría de los individuos y grupos que no reunían tales méritos, condiciones y se clasificaban como desposeídos, esclavos y oprimidos. Este proceso de polarización social en La Meca se debió a la función económica de las tribus, y el tránsito de la actividad de servicios de hospitalidad a la actividad del comercio, hecho que condujo a la acumulación de riquezas en las manos de las élites tribales, representadas en el gobierno, dando así un golpe demoledor al sistema tribal, al abrir paso a la aparición de clases sociales, determinadas por la posición ocupada con respecto a la riqueza (capital financiero) y al comercio (capital comercial).
Otro elemento fundamental de la vida de aquella sociedad consistió en la aparición y desarrollo de un mercado interno, históricamente famoso y conocido con el nombre de UKADH que servia de factor unificador de la sociedad, al crear vínculos de interdependencia económica, social y cultural, pues las distintas tribus, grupos e individuos, acudían periódicamente a ese mercado, a intercambiar las mercancía mediante el dinero y/o el trueque, contraían matrimonios entre distintas tribus, como un medio de estrechar relaciones, hacer alianzas y establecer la paz; celebraban competencias de artes militares y de cultura literaria ( poesía y prosa) y practicaban sus rituales religiosos en un marco de unidad de la diversidad.
Se consagraba el atesoramiento de las riquezas (capital financiero) como instrumento de poder que determinaba la jerarquía de los integrantes del gobierno, se practicaba el comercio estacional, se obstaculizaba la redistribución y así se interrumpía el ciclo económico periódicamente, con implicaciones empobrecedoras para las bajas capas sociales, mientras se acrecentaban las riquezas de las altas capas, la élite. Esa polarizacion socio-económica estaba acompañada por una conjunto de valores ético-morales, que servían los intereses de poder de la élite, legitimaban su gobierno, y justificaban el statu quo y la estabilidad de aquella sociedad.
Con la aparición de la ideoogia de MOHAMMAD, que ridiculizaba y rechazaba aquella sociedad, empezó a gestarse una situación revolucionaria, que hizo estallar las ya antagónicas contradicciones entre los cambios experimentados acumulados en el contenido social, y la forma de gobierno. Se intentó llevar a cabo el proceso de cambio, con métodos pacíficos (lucha ideológica) pero aquello fue imposible, dada la magnitud de los privilegios de la élite. Hubo que recurrir a las vías violentas (lucha armada), sólo después de que MOHAMMAD y sus compañeros, fueron hostigados, torturarados físicamente (algunos asesinados), sitiados, y desterrados. El propio MOHAMMAD, fue objeto de un intento de asesinato premeditado, planeado y ejecutado por la élite (por unanimidad).
MOHAMMAD, cual profeta, adquiría su legitimidad dada por «DIOS», pero también, reunía las condiciones como un líder carismático indiscutible, y se convirtió en un paradigma de atracción social para la mayoría de la gente en toda la península y en las zonas vecinas (por ejemplo, Etiopia, Egipto).
Podríamos destacar algunos aportes interesantes de su concepción:
-MOHAMMAD asegura constantemente no tener ningún carácter divino, sino es un ser humano al igual que los demás.
-MOHAMMAD repudió a los reyes y a los emperadores, negándose a convertirse en uno de ellos. Previó la derrota de los imperios romano y persa, y su expulsión de las tierras árabes.
-Aún contando con autoridad máxima e indiscutible, MOHAMMAD, no practicaba la hegemonía de poder de decisión o de acción, siempre consultaba con sus compañeros buscando el consenso.
-Para él, el trabajo es la única fuente de la riqueza; el trabajo se combina con el culto y otorgándole prioridad y preferencia al primero que es un derecho y un deber social: «trabaje para su vida terrenal como si fuera a vivir eternamente, y trabaje para su otra vida como si fuera a morir mañana».
-Prohibir el atesoramiento de las riquezas, la obligatoriedad de ponerlas en circulación en el marco del ciclo de producción y redistribución de los bienes. Fustigaba tanto al oro y la plata, que sus compañeros pensaron que los iba a prohibir también.
-Fustigar al mercado ordenando a los seguidores… «no sean los primeros en entrar al mercado, ni los primeros en salir de él, el mercado es el caldo de cultivo de los diablos»..
-Prohibir tajantemente la usura, dando un golpe contundente al capital financiero y sus funciones improductivas, obligándolo a circular en la producción material. También, fue prohibida la monopolización de cualquier mercancía o bien, incluyendo el conocimiento.
-Rechazar el estilo de vida nómada sustituyéndolo por otro de estabilidad urbana, y el modelo tribal de los Árabes prevaleciente en la era preislamica, construyendo una nueva comunidad social, en la cual el individuo sustituye su lealtad a la tribu por su lealtad a la NACIÓN, cuyo pilar principal es la nueva doctrina (ideología)
-Asimismo, es importante tomar en cuenta que, la aparición por primera vez del concepto Nación en la historia política árabe, sin atribuirle el contenido étnico y racial, destaca el papel decisivo del idioma, como factor socio-cultural aglutinador en la formación de la nación, lo cual se convirtió progresivamente en un hecho real «…el árabe es una lengua, quien lo habla es árabe». Es de subrayar que la nueva ideología y sus prácticas físico-espirituales se encuentran planteadas y plasmadas en idioma árabe. Rechaza categóricamente cualquier tipo de fanatismo… «No es de nosotros quien abogue por fanatismo, no es de nosotros quien combata por fanatismo, no es de nosotros quien muera por fanatismo. No o hay fanatismo en el Islam».
-La consagración de la dignidad humana universal, por encima de cualquier otro criterio… «hemos dignificado a los humanos…». y la igualdad de los seres humanos independientemente de su raza, color o nación.
-Inmediatamente, después de la eliminación del modelo tribal, empezó a prevalecer un sentimiento de unidad de raza y de nación, hecho demostrado mediante la posición asumida por los nuevos árabes, hacia la liberación de YEMEN, del dominio etiope, y hacia las victorias logradas por las tribus árabes del norte sobre los persas en la batalla de «DHI QAR».
-La centralización del poder supremo en la idea absoluta de un DIOS ÚNICO y la aceptación de la autoridad profética como liderazgo único, sirvieron de una base organizativa del movimiento histórico hacia la instauración de un ESTADO CENTRAL, para una NACIÓN NACIENTE, que llevaría a los árabes a transitar de un estado tribal a otro estado nacional. MOHAMMAD instaura el primer Estado Islámico en Yathreb (la urbe que lo recibió cuando emigró de La Meca) y le brindó todo el apoyo material y moral necesario. Más tarde, MOHAMMAD cambia el nombre de Yathreb por Almadinah Almunawwarah, (que quiere decir la ciudad de las luces, como una señal de los nuevos tiempos que se avecinaban). El Estado contaba con sus instituciones correspondientes, para dirigir los procesos de cambio y poder ordenar la sociedad naciente y regular las relaciones internacionales con Etiopia, Egipto, Persia, Roma y otros reinos arábigos al norte y sur de la a península. Y así, parafraseando a José Martí, podríamos decir: Un principio justo desde el fondo de una cueva pudo más que los ejércitos.
Desde entonces, los factores geográfico, económico-social, e histórico-cultural, jugaron su rol en la cristalización y fortalecimiento de la nación árabe, que fue el núcleo decisivo de la difusión del ISLAM en el mundo conocido entonces y abrió el camino a la aparición de la «Nación Islámica»que difiere sustancialmente del concepto marxista y occidental del término. La nación islámica se basa única y exclusivamente en una supuesta unidad de ideología religiosa (…) «nosotros vivimos un nacionalismo impregnado de la religión, porque el Islam es el que le ha dado al arabismo su valor, cultura, dinámica, universalidad y extensión en el mundo (…)ha podido arabizar muchos pueblos mediante el Islam (…)no podemos separar la civilización árabe de la civilización islámica». Sin embargo, en la práctica histórica, los sistemas políticos, los regimenes políticos, los valores ético morarales religiosos, han sido tan disímiles y contradictorios, y muchas veces contrarios a los fundamentos originarios de su propia ideología, debido a que cada pueblo o nación convertida al Islam, le incorporaba elementos de su cultura, tradiciones, costumbres e intereses, consagrándolos en su práctica como si fueran componentes islámicos. Incluso, el propio Corán, no descarta el conflicto armado entre creyentes islámicos (facciones y Estados), y establece las normas que deben regir la actitud de los demás grupos, con respecto a la solución pacifica o violenta del mencionado conflicto hecho que demuestra que la unidad ideológica no es suficiente para evitar los conflictos de distinta índole, ya que en última instancia los factores económicos son decisivos.
Preocupado por la influencia mutua de los intereses materiales y espirituales en la interacción de las clases y grupos sociales, MAX WEBER (Erfurt 1864-Munich 1920), investigó los vínculos entre ideas religiosas y conductas económicas en las sociedades.
Si es cierto, en el caso de la naciente nación árabe, que las ideas religiosas desempeñaron un rol decisivo en la culminación del cambio de las relaciones económicas prevalecientes, dándoles un rumbo racional en su desarrollo ulterior, determinándolas en forma y contenido, es cierto también, que con el decursar del tiempo y la evolución de la sociedad, dicha influencia desaparece paulatinamente, y en algunos sectores de la economía y de la sociedad en general ha desaparecido completamente. Es decir, tales idedeas tuvieron influencia relativa, circunscrita a un momento histórico determinado, al depender de otros factores materiales, tales como el grado de desarrollo económico-social, naturaleza del poder político y del liderazgo,…etc. además de otros factores exteriores y objetivos, derivados de la estructura de las relaciones internacionales tanto políticas como económicas.
Sobre la evolucion de la Nacion Arabe
Aunque el Islam, en su surgimiento en tanto revolución social, no admite nacionalismo de ninguna índole, debido a su carácter internacionalista… «cada profeta fue enviado a un pueblo, y yo he sido enviado a toda la humanidad» en la práctica histórica, ocurrió todo lo contrario. La revolución de proyecciones universales no podía realizarse sin un vector social, y el mismo no podía ser sino árabe, ya que tanto el propio profeta como su obra, el Corán, su medio natural (humano, geográfico, cultural) eran puramente árabes. En realidad la nación árabe, como tal, nació simultáneamente con el Islam, donde se e fundieron sentimientos, esperanzas, objetivos, idioma, cultura y destino, en un nacionalismo árabe- islámico, que perdura hasta nuestros días. La nación árabe se fortaleció y alcanzó su auge civilizatorio con el Islam, hecho que no la eximió de decaer a manos de musulmanes no árabes.
En la historia de la nación árabe, se ha vivido esa contradicción milenaria, entre el ser nacional y el ser islámico, sin llegar a una solución definitiva del dilema. De manera que esa aparente «unidad de la dualidad», hace imposible concebir un componente sin el otro. En distintas épocas del desarrollo del Estado árabe islámico, se manifestaba esa contradicción dando lugar al debilitamiento del ser nacional árabe a favor del ser islámico, en el propio ESTADO, y en su LIDERAZGO. En nombre de esa realidad histórica, la nación árabe entró prácticamente en una hibernación prolongada -de cuatro siglos- bajo el dominio del imperio islámico turco (otomano), sumiendo a la nación en el atraso, la opresión y la peor explotación hasta la a primera guerra mundial (1914-1918). Sin embargo, la opresión otomana, sobre todo en los últimos tiempos de su dominio, constituyó un desafío a la nación árabe, al incentivar y fortalecer su nacionalismo, a la luz de «las reformas organizativas liberales (1839-1878) en el imperio otomano».
Si en el milenio anterior, las olas sucesivas de las Cruzadas europeas y sus pactos nada sagrados con los tártaros y mongoles, buscaban eliminar al Islam y los musulmanes, y rescatar el «Santo Sepulcro»- sin lograrlo- en el siglo XIX empezó la ofensiva colonialista europea contra distintas regiones (provincias) de la Gran Patria Árabe, como continuación de aquellas guerras de exterminio, pero esa vez, con el objetivo manifiesto de dominar y saquear las riquezas naturales y humanas de la nación, sin descartar los actos de exterminio masivo contra la nación árabe, sobre todo en el siglo XX y en lo que va de siglo XXI, como lo atestiguan los casos de Argelia, Libia, Palestina e Iraq. No es casual que los colonialistas frananceses y españoles prohibieran en Argelia y en el Sahara Occidental, el aprendizaje, la enseñanza y el uso del idioma árabe y la religión islámica. Tampoco es casual, que los ideólogos y los líderes que dirigieron los Movimientos de Liberación Nacional Árabe, contra el colonialismo, han sido árabes islámicos. Esta vez se busca eliminar el vector social del Islam, cambiar el Islam o eliminar a ambos, sobre todo si sabemos que los ideólogos del imperialismo, auguran y promueven el choque y la guerra de las civilizaciones al decir de S. HUNTINGTON, mientras los nuevos césares, aprovechando la coyuntura internacional actual, caracterizada por un mundo unipolar, correlación de fuerza favorable, y supremacía militar absoluta, reclaman sin pudor revivir las cruzadas contra el «enemigo verde»: El Islam. O cuando menos, al decir de PARSONS… «el camino más eficaz del desarrollo, lo marca la evolución de la sociedad occidental. Por lo tanto, el ámbito de elección de las restantes sociedades, se limitaría a decidir si i se occidentalizan o por el contrario si desean mantener en vigor un sistema autóctono que las condena al atraso, o lo que no es mucho mejor, a un panorama de disolución permanente» (PARSONS, 1974; 1979). En otras palabras, o nos adaptamos al nuevo status quo o desaparecemos. Enfoque puramente apocalíptico.
El llamado erróneamente «mundo árabe», presenta en estos momentos una situación deplorable, que no tiene nada que ver ni con el Islam ni con el arabismo. Una nación desgarrada y dividida hasta el momento, en 22 supuestos «Estados Nacionales», supuestos gobiernos legítimos, publicitadamente islámicos o musulmanes, todos arabistas. Sin embargo, la realidad es totalmente distinta.
Es de señalar, que a lo largo de 14 siglos de la existencia de la nación árabe, no ha habido realmente, a nivel de toda la nación, ninguna revolución social en el sentido científico de la palabra, que cambiara radicalmente y negara dialécticamente la formación socio-económica, prevaleciente desde la comunidad primitiva. Lo que ha existido en general, y sobre todo, a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI, es transición o cambio de un régimen político a otro, en el marco del mismo sistema político imperante, en toda su diversidad, mutilaciones y metamorfosis. La península arábiga preislámica, vivía principalmente de la economía natural- el agua y el pastoreo definían las relaciones económicas y las alianzas políticas entre las tribus- simultáneamente, funcionaban elementos de otras formaciones, como la esclavitud (compra-ventata de esclavos, y esclavización de deudores y prisioneros), el feudalismo (en menor grado) y los nuevos elementos de un «capitalismo incipiente», como lo fueron los capitales financiero y comercial.
Esta situación no ha cambiado de esencia en la actualidad, pues, además de todo lo anterior, se suma la realidad de que ni siquiera ha triunfado alguna revolución burguesa genuina, en tiempos del capitalismo desarrollado y mucho menos en tiempos de imperialismo en fase de transición imperial.
La falta de revoluciones auténticas, cual procesos de transformación radical de los modos de producción, ha propiciado la convivencia de elementos tanto de la superestructura como de la infraestructura, trayendo como consecuencia un «desarrollo propio», que no sigue un modelo determinado. Por eso observamos, una nación en estado de conflicto permanente, ni ha preservado lo mejor de su acervo cultural y civilizatorio, ni ha podido emular e incorporarse al vehículo de la modernidad. La Nación está en una crisis aguda: polararizacion social, dinastías gobernantes, oligarquías financieras, dependencia total de sus enemigos históricos de la nación, regímenes dictatoriales contra los pueblos de la nación- algunos flagrantes y otros encubiertos- falta de legitimidad de los gobiernos, inclusive algunos regímenes presidenciales republicanos han hecho un aporte histórico trascendental a la ciencias políticas, al convertir el sistema republicano en monárquico hereditario, (al respecto el poeta nacional palestino MAHMUD DARWISH, en su poema a BEIRUT dice… «Dentro de un rato, se reunirán todos los reyes, con todos los tipos de reyes, desde el coronel hasta el mártir»), regímenes y capas sociales aliados estratégicos del imperialismo…y una nación que vive gobernada con el hierro y el fuego, sumida en la incultura, debido a la acción de sus gobernantes, que convirtieron la ideología de la nación (el Islam) de un arma liberadora del ser humano y de la nación, en un arma de enajenación, dominación y sojuzgación.
La teoría islámica rechaza el nacionalismo, omite la división de clases, no prohíbe la propiedad privada, prohíbe la división o sectarizacion de la sociedad sobre cualquier criterio, y recurre a los valores humanistas y de credo, además de leyes económicas, en busca de simbiosis y sinergias sociales.
Además de todos esos factores históricos, a lo largo de los últimos dos siglos (XIX y XX) la nación árabe ha sido objeto de invasiones y guerras de rapiña, ha sido balcanizada a manos de los ingleses y los franceses (el pacto de Syx-Picot 1916), en primer lugar para poder dominarla, en segundo lugar para impedir su reunificación futura y por último, para facilitar la incorporación, desde posición de fuerza, supremacía y liderazgo, del «Estado Sionista de Israel» a la zona, mediante el propagandizado plan yanqui «El Gran Medio Oriente», que sería el tiro de gracia, en caso de consumarse, para las esperanzas de reunificación y renacimiento de la nación árabe.
Indudablemente, la división de la Gran Patria Árabe desde el Atlántico hasta el Golfo, en 22 territorios, la instauración de regimenes políticos afines ( en diferentes grados) a Occidente, muchos impuestos por obra y gracia del viejo y nuevo imperialismo, y los que no, carecen de autoridad moral y legitimidad, tanto a nivel territorial como a nivel nacional, ya que la mayoría llegan al poder mediante golpes de estado violentos o pacíficos, y los menos mediante procesos seudoelectorales, pero todos tienen un factor en común: ilegales, ilegítimos, intentan perpetuarse en el poder, como i individuos, familias, tribu, secta o camarilla, en contra de la voluntad de sus pueblos y nación.
Durante las décadas que se ha prolongado esta situación, se han creado los llamados «estados territoriales» (algunos los llaman estados nacionales), como expresión de la intención de consagrar la división de la nación, pretendiendo, sobre la base de privilegios materiales, ansias de poder y de liderazgo, eternizar el status quo en detrimento de la unidad, los intereses vitales y el destino de la nación en su conjunto.
Si a nivel de regímenes políticos árabes, se han perdido las voluntades y fundamentos para reunificar la nación, a nivel popular y nacional, si se mantiene, mayoritariamente, el sentimiento de pertenencia, la unidad de las esperanzas, la historia, la geografía, la identidad, el idioma, la religión y la convicción de que, ese trance es transitorio en términos históricos, y la nación volverá a ocupar su lugar entre las demás naciones del mundo.
Realidades del presente de la Nación Árabe
La situación conflictiva actual que está viviendo la nación árabe se caracteriza por las realidades siguientes:
-Bancarrota e incapacidad del régimen oficial árabe (la sumatoria de los regimenes políticos territoriales) de preservar los intereses territoriales y nacionales de la nación árabe. La incapacidad de celebrar una cumbre de jefes de estados territoriales, en el marco de la «liga de los estados árabes», mientras la nación está enfrentando presiones externas y colosales desafíos, tanto en Palestina como en Iraq, demuestra la crisis política, de pertenencia y de identidad tanto de los dichos estados como de la Liga. La posterior celebración de dicha cumbre (22-23 de mayo 2004) no ha hecho más que demostrar la aseveración anterior.
-Crisis de la oposición, pues no ha sido capaz de presentar un programa alternativo, tampoco ha podido superar sus limitaciones subjetivas, para constituirse en una fuerza de vanguardia que atraiga a las masas populares e involucrarlas en las luchas multifacéticas, con la perspectiva de producir los cambios necesarios, en los escenarios territoriales, como premisa indispensable para lograr un nuevo cauce nacionalista unionista. La crisis envuelve a los distintos destacamentos del Movimiento de liberación Nacional Árabe, comunistas e islamistas tradicionales, así como nacionalistas clásicos.
-En respuesta a esta dura realidad, en las últimas décadas, han surgido nuevos actores político-militares, de carácter marxista leninista, islámicos radicales y extremistas retrógradas. Todos han sido objeto de persecución, hostigamiento e intentos de eliminación física, a manos del imperialismo, el sionismo, y sus lacayos y afines, a nivel territorial y nacional, mediante la repartición de las funciones y los papeles ad hoc, en el conflicto global.
-Se observa un aumento cualitativo en la conciencia política de las masas árabes en general, en su enfrentamiento a los desafíos externos que fundamentalmente, amenazan su existencia y su futuro como nación. Aunque esa conciencia empieza a materializarse, en muchos territorios, en acciones concretas como las manifestaciones contra el imperialismo, el sionismo, el boicot a las mercancías occidentales como arma de presión económica, el apoyo material y moral a las causas nacionales (el Líbano, Palestina, IRAQ), todavía no han alcanzado los niveles requeridos para impulsar cambios significativos en los sistemas políticos territoriales imperantes. Es que las masas populares árabes, junto a sus expresiones de vanguardia, están obligadas a librar una lucha compueuesta y compleja, lucha nacional contra el enemigo externo (el imperialismo y el sionismo) y lucha de clases contra el enemigo interno (los regimenes políticos en el poder).
La intensificación de la ofensiva imperial-sionista contra la nación en su conjunto, incluso contra sus propios «aliados». Esa ofensiva tiene cuatro vertientes principales:
La militar: escalada sin precedentes tanto en Palestina como en Iraq, buscando quebrantar la voluntad y el espíritu de dignidad, nacionalismo y lucha, genocidios y crímenes de guerra y de lesa humanidad, con el fin de imponer un status quo de larga duración favorable a sus intereses estratégicos.
La cultural: mediante la destrucción intencionada del patrimonio cultural y civilizacional de la nación, principalmente en PALESTINA E IRAQ.
La política: principalmente mediante la imposición de la rendición total a la nación árabe tanto a los regímenes políticos como pueblos, la consagración de la existencia del artificial, ilegal e ilegítimo (desde el punto del vista del derecho internacional) «Estado de Israel», como un hecho consumado, bajo la influencia del poder militar de supremacía absoluta a escala mundial, la imposición del plan del gran Medio Oriente y el plan de reformar y democratizar el mundo árabe). La ideológico- espiritual: mediante la destrucción del Corán y la tradición del profeta, es decir el Islam, ya que está en circulación por Internet una nueva versión del Corán, que lo desvirtúa y lo tergiversa por completo, y mediante la latinización del idioma árabe, cambiando su abecedario por letras latinas. Por último, y como consecuencia de las dos vertientes militar y política, propagar la frustración y la desesperanza entre las masas árabes e imponerles la resignación al determinismo imperial.
La guerra yanqui -sionista contra la religión islámica y el idioma árabe, traerá como consecuencia, ya visible, el arraigamiento de los sentimientos e identidades cultural y nacional y radicalizará la animosidad a EE.UU. y Occidente. Pese a todo ese sombrío panorama, existen otras realidades, que señalan el camino, fortalecen las convicciones, la esperanza y los sentimientos nacionalistas progresistas, con perspectivas promisorias capaces de sacar a la nación del atolladero actual:
1) El nacimiento y desarrollo de nuevos actores de islamismo, patriotismo, nacionalismo y marxismo leninismo, militantes y combatientes, conscientes y comprometidos con la patria y la nación, mediante la lectura, interpretación, y aplicación de la teoría, a la luz de las condiciones histórico concretas actuales, sobre todo en lo que se refiere a la teoría islámica del conflicto, y su interpretación del tablero del conflicto internacional, sus prioridades, sus fuerzas, sus contradicciones y sus proyecciones. Por primera vez, la Nación Árabe en la etapa contemporánea recupera con la fuerza de las ideas y de las armas, territorios árabes ocupados y usurpados por «Israel». La Resistencia Islámica de HIZBOLLAH, realizó esa hazaña al expulsar a las tropas de ocupación militar sionista del sur del L Líbano en mayo 2000. Anteriormente en 1983, obligó a las tropas yanquis acantonadas en Beirut, a retirarse incondicionalmente después de inflingirles, en una acción de legítima y legal defensa de la patria, cuantiosas bajas militares.
Los movimientos de la resistencia islámica HAMAS y YIHAD en Palestina, desempeñan un papel activo y principal, junto a los demás destacamentos de la Resistencia (patrióticos, nacionalistas, marxistas) en defensa del pueblo palestino ante la barbarie sionista.
En Iraq, la resistencia contra la ocupación militar yanqui ha aglutinado en buena medida, a los factores y actores territoriales y nacionales, en torno a la lucha armada por la liberación y la recuperación de la dignidad de la nación. Participan lo mismo sunitas, shiitas y nacionalistas, en la epopeya. A pesar del poderío militar y tecnológico, incluyendo las armas de exterminio masivo en manos de EE.UU e «Israel», la alianza y su coalición no han podido y no podrán quebrantar la voluntad de la nación de liberase y vivivir con dignidad. La firmeza de ideas y convicciones religiosas o no, junto a las modestas armas bélicas, podrán más que todo el arsenal tecnológico-militar, de los neofascistas, huérfanos de ideas, sentimientos y justicia.
Para mayor sorpresa, nada más y nada menos que el filosofo de la ultraderecha conservadora, Samuel HUNTINGTON, padre de la teoría de choque de civilizaciones, abogó públicamente por la retirada de las tropas de Iraq, porque el piensa que la victoria es imposible. Dice textualmente…
«el presidente Bush ha puesto a los EE.UU en guerra contra el Pueblo Iraqui, donde no podrá lograr la victoria. Por ello es ineludible reducir la presencia militar allí, y entregar el PODER, al Pueblo Iraqui (…)la guerra no ha logrado ventajas sino ha convertido a los iraquíes en un nuevo enemigo de los EE.UU»(…)recordó sus declaraciones del año pasado, cuando expresó que » los EE.UU libró dos guerras en Iraq: la primera contra Saddam logrando la victoria; y la segunda contra el Pueblo Iraqui, en la cual jamásás podrá lograr la victoria»(…)aseveró asimismo «lograr la victoria en una guerra depende de dos elementos: intereses nacionales y valores éticos a defender. Ambos no existen en la actual guerra contra Iraq…».
2) La naturaleza del excluyente plan enemigo (peligro externo) provocará inevitablemente una respuesta (oficial) interna, que de alguna manera obstaculizaría la ofensiva desenfrenada. En el plan yanqui no hay cabido ni siquiera para sus mas cercanos «aliados». Esta cruda verdad está provocando distintas reacciones (respuestas) en los distintos regímenes políticos gobernantes:
• Indiferencia total como si no tuvieran nada que ver con la ofensiva.
• Adaptación total o parcial a las exigencias (presiones) yanquis.
• Rendición preventiva frente a guerras preventivas.
• Oposición pasiva
• Oposición semiactiva
• Indecisión con perspectivas de sumisión.
El problema es que esos regímenes, en general, pusieron históricamente todas las frutas en una sola cesta, la occidental, y su presencia en el poder político, ha sido condicionada a «los servicios» que deben ofrecer a cambio sin demora y sin discusión. Ninguno ha tenido realmente en su historia una estrategia seria para enfrentarse al imperialismo o al sionismo, porque siempre han tenido a las masas y a los pueblos ausentes y al margen de cualquier batalla. Temen más a sus pueblos que al imperialismo. Pero a la vez, ya tienen sus propios intereses y privilegios territoriales, que ahora están amenazados por el supuesto plan de reforma y democratización. Poror ello, manifiestan su inconformidad con el Plan, pero a la vez no lo pueden rechazar (están entre dos fuegos, el menos caliente quema). Los regímenes árabes están precisados a tomar decisiones, bajo las presiones externas (EL PLAN YANQUI) y las internas (las necesidades y demandas de los pueblos de cambios favorables). Es increíble que ninguno de ellos ni siquiera de forma oportunista, haya pensado en «reconciliarse» con su «pueblo» e insisten en ese divorcio legal e irreversible entre gobernador y gobernado. 3) El frente POLISARIO, líder legítimo del pueblo saharaui y de la Republica Árabe Saharaui Democrática, aunque actualmente está en un proceso pacífico-legal, tendiente a lograr sus anhelos históricos en la liberación y la independencia, sin renunciar a su derecho legítimo de recurrir a las armas si es necesario, constituye otro ejemplo positivo de firmeza y resistencia de la nación frente a los enemigos.
4) El plan yanqui en Iraq ha entrado irremediablemente en una derrota estratégica. Esa situación, junto a la de Palestina y el Líbano, pueden ser el pivote de un nuevo despertar árabe nacionalista, a lo largo y ancho de la Patria, con consecuencias imprevisibles tanto para los regímenes territoriales como para los planes de hegemonía imperial-sionista en la zona y en el mundo.
Conclusiones
De toda esta breve exposición, se puede llegar a las conclusiones siguientes:
1- La Nación Árabe y la ideología islámica surgieron simultáneamente, fundiéndose en un hecho histórico que ha pasado las pruebas del tiempo, creando la civilización árabe – islámica, que propició en buena medida el renacimiento europeo, a través del legado civilizatorio en la península ibérica. Cualquier actor en el escenario árabe (sea cual fuera su ideología) que pretende realizar el cambio social, tendrá que partir de esa realidad si quiere culminar su gesta con el éxito.
2- La unidad de la Nación Árabe, desde hace 14 siglos, ha atravesado momentos históricos que han amenazado su ser y su desarrollo. Sin embargo, según TOYNBEE, «siempre ha tenido la capacidad de respuesta a los desafíos efectivos, dentro de su PODER DE VOLUNTAD. Nada puede detener la voluntad de las masas y vencerán, y ese triunfo se convertirá en un fuerte factor de la construcción de la unidad…LA ENTIDAD SIONISTA, constituye un desafió a la Nación Árabe, que tiene la capacidad intrínseca y la voluntad histórica de responder a ese desafió y expulsarlo definitivamente, de la tierra de los árabes».
3- La división actual de la Nación Árabe, responde fundamentalmente, a poderes extraterritoriales (colonialismo, imperialismo y sionismo) y marca un momento histórico transitorio. Al decir de TOYNBEE, «el tiempo histórico no tiene el porque limitarse a nuestra vida actual»…el conflicto impuesto a la Nación Árabe «tiene una raíz civilizacional histórica» La Nación tiene poder de resistencia y continuidad, y la historia no termina en un punto determinado. «Mi Nación se extinguirá cuando ame la vida y odie la muerte».
Perspectivas
Al partir del enfoque materialista de la historia y de su movimiento, del momento histórico que está viviendo la humanidad, caracterizado por la globalización, cual proceso objetivo de desarrollo del mundo, con sus «contras» y sus «pros», y a la luz de la sentencia islámica: » Dios tiene sus peculiaridades en el espacio y el tiempo», se puede observar la existencia de factores que impulsan la nación hacia la unidad, como proceso histórico, en el cual se conjugan lo subjetivo y lo objetivo, lo histórico-concreto y lo nuevo, lo material y lo esespiritual, con énfasis en la transformación del ser humano, como sujeto esencial en cualquier proceso de cambio social. «Dios no cambia la situación de un pueblo hasta que cambien lo que tienen en sus almas».
Pese al fracaso del primer intento contemporáneo de unificación árabe: «La Republica Árabe Unida 1958-1961» entre Siria y Egipto de JAMAL ABDULNASSER, que desató una fiebre nacionalista panárabe… «derrocando al gobierno separatista libanés de Kamil Simon, y al Reino Hashimita en Iraq» y una histeria imperialista que tuvo su clímax en… «la intervención militar yanqui en el Líbano y la intervención militar británica en Jordania (1958), (que Según Reuter y Associeted Press), más de medio millón de libaneses marcharon, a pie, desde su territorio hasta Damasco, para patentizar su compromiso con NASSER, que estaba de visita en Siria».
Existen en la actualidad algunas realidades que justifican esta perspectiva:
• «El mundo árabe» evidencia alto grado de nivelación económico-social, que no existía en los 50 y los 60, cuando el desnivel civilizacional y social entre los territorios árabes fue un obstáculo infranqueable ante el proceso de la unificación. Los ingresos del petróleo y la migración dentro y fuera de la Patria Árabe, posibilitaron lograr altos niveles de desarrollo económico y desarrollo de las instituciones sociales, educativas, sanitarias y de servicios a la vez se incierta en el proyecto cosmopolitizador global.
• Existe un salto estratégico en el nivel de la conciencia general en los territorios árabes, a raíz de la nivelación de las élites intelectuales, ideológicas y políticas de los territorios del Oriente Arábigo y Egipto, con sus homólogas en los territorios del Oeste Arábigo, el Golfo, Arabia Saudita y Yemen. Habría una maduración en sus conceptos sobre nación, patria, ciudadanía, racionalidad política…que provocaría alto grado de acercamiento conceptual, ideológico y personal.
• Las últimas tres décadas, evidenciaron mayor movimiento expedito e intercambio entre las élites ideológicas árabes, en eventos celebrados a lo largo y ancho de la patria árabe…esas élites ya manifiestan un sentimiento de la necesidad de reanudar- después de la segunda guerra del Golfo- sus proyectos culturales y políticos, más allá de los limites estrechos trazados por los regimenes territoriales.
El asombroso desarrollo de los medios de comunicación vía satélite e Internet, ha desbaratado las fronteras territoriales y liberado a una parte de los ciudadanos árabes de la hegemonía del pensamiento único del Estado gobernante…el monopolio y la censura a la información, en los marcos territoriales, ya no funcionan, donde el empleo de la nueva tecnología de las comunicaciones se ha extendido. Las fuerzas unionistas pueden aprovechar esas ventajas de la revolución informática, para fomentar una corriente popular amplia en los distintos territorios. El concepto de seguridad política en el «mundo árabe» tendrá que cambiar inevitablemente con la revolución informática. La seguridad preventiva (bloquear las ideas y las ininformaciones y el control de su filtración) perderá su papel paulatinamente, y se encontrará ante dos alternativas: intensificar los medios de represión directa, para frenar las posibilidades del cambio y la revolución; o aceptar amplias reformas en su estructura política, que garantice mayor participación en la toma de la decisión política y las riquezas económicas.
• La vida política actual de los territorios árabes, sin excepción, manifiesta una tendencia «tímida y vacilante» hacia la apertura política y hacia dosis graduales de libertades políticas, debido al desarrollo y la maduración de las élites intelectuales, sus necesidades de expresión, su conciencia crítica, su gestión en aras de participar en la toma de decisión, y el uso de los medios de la revolución informática.
También se debe esa apertura, en parte, a las presiones externas ejercidas por el PODER DE LA SUPERPOTENCIA, en el marco de su plan de hegemonía regional y global, desde una posición oportunista de fuerza que busca:
• Ejercer mayores presiones sobre los regímenes políticos territoriales para obtener mayores concesiones de todo tipo, que beneficien su estrategia e intereses nacionales en la región. (Entiéndase petróleo, mercado y la seguridad estratégica de Israel).
• Presentarse ante los pueblos árabes territoriales, ansiosos de libertades y derechos vulnerados por sus propios regímenes políticos, como «el Cristo salvador» y así comprometer a cualquier posible y futuro régimen político.
(…)». Además los próximos diez años traerían muchas sorpresas, tales como la ausencia de un numero de los lideres tradicionales en el «mundo árabe», la apertura de espacios ante una nueva élite que accederá al gobierno, y sería distinta (en mentalidad, lógica y lenguaje) a los lideres políticos conservadores tanto del gobierno y como de la oposición…
La maduración de esas tendencias positivas y el control de sus cursos, llevándolas a su destino, planteará ineludiblemente la cuestión de la Unidad Árabe sobre el tapete.¿ cómo lograrla?». La historia siempre tiene la virtud de sorprendernos.
Notas:
1-Pronósticos de TOYNBEE sobre la unidad árabe y la desaparición de Israel», 01-01-2002. www.azzaman.com.
2-Idem
3-Las tendencias materialistas de la filosofía árabe islámica» Tomo I, Pág.230. IV edición. Editorial Alfaraby. 1988 Beirut. Archivo del autor.
4-Para más detalles ver la obra de Waldo Díaz García, Mahoma y los árabes. Pág. 130-131. Ciencias sociales de la Habana, 1990.
5-Cita del profeta Mohammad. Patrimonio cultural árabe. Archivo del autor.
6-Idem.
7-para más detalles ver la obra de Sayyed M. alqomny, Las Guerras del Estado del Profeta, Pág. 193.Archivo del autor.
8-Cita del profeta. Patrimonio cultural árabe
9- Ídem
10- Corán, capitulo 17 (ISRAA), Aya 70.
11- Ver la obra de Sayyed. M. Alqomny, Las Guerras del Profeta, Pág.194.
12-Su eminencia erudito referencial Mohammad Husein Fadlalah. Ver ponencia «Entre el Islam y el Arabismo». www.bayynat.org/www/arabic/moukhtarat/quds.htm.
13-Ver detalles en Corán, capitulo 49, Aya 9.
14- Cita del profeta Mohammad. Patrimonio cultural árabe.
15-Ver Paul Salem «conceptos de nacionalismo y el caso árabe». Revista Dimensiones, mayo 1995. www.lcps-lebanon.org.
16- Ver diccionario critico de ciencias sociales/ teoría de las transiciones.
17- Arabismo: pertenencia a una sola nación (arábiga) de un contenido civilizatorio peculiar vinculado con el Islam.
18-Mahmud Darwich, un fragmento del poema «elogio a la suprema sombra», 1982.Archivo del autor.
19-entrevista de S. HUNTINGTON con el periódico italiano La Republica, mayo 2004. [email protected].
20-Ver «Pronósticos de TOYNBEE sobre la unidad de la nación árabe y la desaparición de Israel».01-01-2002. www.azzaman.com.
21- Idem
22- Cita del profeta Mohammad. Patrimonio cultural árabe.
23- Cita del profeta Mohammad. Patrimonio cultural árabe.
24- Ídem
25- Ver Dr. SSafwat Hatem, ponencia «La unidad árabe y las interrogantes del nuevo siglo». 5 de mayo 2004. www.arabs48.org.
26-Ver Dr. SSafwat Hatem, ponencia «la unidad árabe y las interrogantes del nuevo siglo». 5 de mayo 2004. www.arabs48.org.
27- Ídem.
28-Ídem
29-Ídem
30-Ver Dr. SSafwat Hatem, ponencia «la unidad árabe y las interrogantes del nuevo siglo». 5 de mayo 2004. www.arabs48.org.