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Las expectativas económicas creadas en Lleida ante la llegada de la alta velocidad están aún lejos de alcanzarse

El Tren de Alta Velocidad no es la panacea

Fuentes: El Periódico

El tren de alta velocidad entre Madrid y Lleida es, un año después de su inauguración, una realidad a medio gas. Los problemas estructurales de la línea subsisten, pero los leridanos consideran positivo su impacto. Empresarios y políticos admiten, sin embargo, que no le han sabido sacar todo el provecho . A. Más hombres de […]

El tren de alta velocidad entre Madrid y Lleida es, un año después de su inauguración, una realidad a medio gas. Los problemas estructurales de la línea subsisten, pero los leridanos consideran positivo su impacto. Empresarios y políticos admiten, sin embargo, que no le han sabido sacar todo el provecho .

A. Más hombres de negocios que turistas

El viajero que llega a la estación de Lleida-Pirineus en el AVE suele ser «un hombre de negocios, con formación universitaria, de entre 33 y 44 años, que se desplaza por motivos laborales». Este perfil de usuario, facilitado ayer por Renfe, confirma el sentir generalizado del sector turístico leridano, que, antes de la llegada de la línea, había depositado todas sus esperanzas en el nuevo servicio. «El impacto ha sido sensible en la ciudad de Lleida, pero apenas ha repercutido en el resto del territorio», admitió ayer el presidente de la Federació d’Hosteleria, Juan Antonio Serrano.

Durante el primer semestre de este año, con el AVE ya en marcha, la ocupación hotelera en la capital fue del 51%, apenas un punto superior a la del mismo periodo del 2003, «aunque el número de camas ha subido», matizó el director de Turisme de Lleida, Félix Larrosa. Las agencias de alquiler de coches son, con todo, el gremio más favorecido con la llegada del tren, que les ha permitido incrementar en un 100% su volumen de negocio.

B. Los inversores se resisten a desembarcar

Lleida siempre tuvo claro, antes de la llegada de la alta velocidad, que iba a rehuir del modelo de crecimiento de Ciudad Real, transformada en ciudad dormitorio de Madrid con la llegada del AVE de Sevilla en 1992. Los políticos de la capital del Segrià aseguraron entonces que se apostaría por un modelo propio, con capacidad para generar riqueza en el mismo territorio.

Un año después, Lleida no ha experimentado ni lo uno ni lo otro: el ritmo de construcción de pisos está dentro de los parámetros del resto del Estado, según el presidente de los empresarios de la construcción, Joan Simó, y tampoco ha habido grandes inversiones de capital foráneo o local. Sí se han mantenido «interesantes contactos con compañías que tienen su sede en Madrid» y que podrían abrir delegaciones en la ciudad, según ha reiterado el alcalde, Àngel Ros.

El impacto del tren tampoco ha trascendido en los balances contables del sector comercial. Lleida sigue siendo ciudad de pequeñas tiendas al detalle, sin apenas grandes superficies.

C. Todas las esperanzas puestas en Barcelona

El verdadero despegue del AVE no llegará hasta que esté lista la conexión con Barcelona. Todos los sectores económicos potencialmente beneficiarios de la infraestructura coinciden en que, sea cual sea el modelo, Lleida no notará los efectos reales de la alta velocidad hasta que enlace con la capital catalana.

Éste es también uno de los principales anhelos del usuario, que destaca, como valores positivos del servicio, su rapidez, comodidad y puntualidad. Al pasajero convencional parece preocuparle muy poco que los trenes circulen únicamente a 200 kilómetros por hora –frente a los 350 prometidos por el anterior Ejecutivo–, pero se muestra contrariado porque, tras un año de servicio, el Gobierno aún no ha resuelto los problemas de cobertura de los teléfonos móviles. La mayoría cree que el precio del billete es demasiado caro y algunos lamentan que no se haya implantado «un sistema de abono para los pasajeros que usamos el AVE con cierta regularidad», manifestó ayer una usuaria.