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El New York Times reconoce que si EEUU tuviese la tasa de mortalidad que Cuba se salvarían 2.212 niños

¿Sanidad? Pregúntenle a Cuba

Fuentes: The New York Times

Traducido para Rebelión por Manuel Talens

Hay un hecho incuestionable: si los Estados Unidos tuviesen una tasa de mortalidad infantil tan buena como Cuba, salvaríamos 2,212 bebés estadounidenses adicionales por año.

Sí, he dicho Cuba. Es menos probable que los bebés sobrevivan en los Estados Unidos, con un sistema de asistencia médica que suponemos el mejor al mundo, que en la empobrecida y autocrática Cuba. Según el último World Factbook de la CIA, Cuba es uno de los 41 países que tienen mejor tasa de mortalidad infantil que los Estados Unidos.

Y lo más preocupante es que la tasa ha empeorado aquí en los últimos tiempos.

Desde 1958, la tasa de mortalidad infantil de los Estados Unidos fue mejorando año tras año o al menos se mantuvo estable. Pero en 2002 empeoró: de cada mil nacimientos vivos 7 bebés fallecieron, mientras que el año anterior la tasa había sido de 6,8 fallecimientos.

Estas cifras, sepultadas en un reciente informe de los Centers for Disease Control and Prevention, no llamaron mucho la atención. Pero forman parte de un modelo estadístico proveniente del gobierno federal que sugiere que la vida de nuestros ciudadanos más desfavorecidos es cada vez más cruel en nuestra nueva Edad de Oro.

«Los niños estadounidenses corren hoy mayor riesgo que hace una década», ha dicho el doctor Irwin Redlener, decano asociado de la Mailman School of Public Health de la Universidad Columbia y presidente del Children’s Health Fund. «El aumento de la tasa de mortalidad infantil es una advertencia anticipada de que vamos por el mal camino, sin mejoras a la vista».

Es demasiado pronto para conocer el impacto de este aumento de la mortalidad infantil de los bebés estadounidenses en 2002. Todavía no disponemos de datos fiables sobre los años 2003 y 2004. Sandy Smith, de los Centers for Disease Control, ha afirmado que los estadísticos están bastante seguros de que en 2003 no continuó la tendencia al deterioro, pero aún no se puede saber si hubo una mejora o sólo un estancamiento en la tasa más elevada.

Singapur posee la mejor tasa de mortalidad infantil en el mundo: de cada 1,000 nacimientos vivos, 2,3 bebés mueren antes de cumplir 1 año de edad. Suecia, Japón e Islandia poseen una tasa inferior a la mitad de la nuestra.

Si tuviéramos una tasa tan buena como Singapur salvaríamos a 18,900 bebés cada año. O, dicho de otra manera, puede que nuestros fracasos políticos en Irak estén matando estadounidenses a una tasa de aproximadamente 800 por año, pero nuestros fracasos en la asistencia médica dentro del país producen incomparablemente más muertes… de lactantes. Y también de sus madres, porque las mujeres tienen un 70 por ciento más de probabilidad de morir en el parto en los Estados Unidos que en Europa.

Por supuesto, las muertes en los paritorios ocurren una por una y no generan la atención, la pena o la alarma nacional de una explosión en Faluya o de un maremoto en Shri-Lanka, pero son mucho más frecuentes: cada día, una media de 77 bebés mueren en los Estados Unidos y una mujer muere durante el parto.

El mantenimiento de la salud pública no es tan espectacular como el presupuesto de 300 millones de dólares para un solo cazabombardero F/A-22, pero puede ser una manera mucho más eficiente de proteger a los estadounidenses.

Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial el auge del empleo significó que muchos estadounidenses pobres disfrutaron por primera vez de una asistencia médica regular. Así, incluso si 405,000 estadounidenses murieron en la guerra, la esperanza de vida en los Estados Unidos aumentó entre 1940 y 1945, prolongándose tres años e el caso de los blancos y cinco en el de los negros.

Es verdad que la mortalidad infantil y muchos otros problemas sanitarios estadounidenses se deben en gran parte a la pobreza y la experiencia sugiere que ni la izquierda ni la derecha tienen soluciones fáciles para la pobreza más extrema. Pero algunos pasos que el gobierno está tomando o dice que va a tomar -tales como la reducción de los derechos a las prestaciones de ayuda social, en particular las que dan acceso a los niños a la asistencia médica- van a agravar la situación. El año pasado, un estudio del Institute of Medicine, que depende de la Nacional Academy of Sciences, estimó que la carencia de cobertura del seguro médico causa 18,000 fallecimientos innecesarios por año.

Los lectores saben que suelo quejarme con frecuencia de la brutalidad del gobierno chino en el encarcelamiento de disidentes, cristianos y, hace poco, de Zhao Yan, un colega del New York Times en Beijing. Pero a pesar de su crueldad, los dictadores chinos han logrado rebajar la tasa de mortalidad infantil en Beijing a 4,6 por mil; por el contrario, la tasa de la ciudad de Nueva York es de 6,5.

Deberíamos celebrar esta libertad de la que disfrutamos en los Estados Unidos protestando y tratando de subsanar las bolsas existentes de pobreza y los fracasos de nuestro sistema de asistencia médica. Es sencillamente inaceptable que cualquier bebé tenga menos probabilidad de sobrevivir en los Estados Unidos que en Beijing o en La Habana.