A estas alturas, con cientos y cientos de civiles palestinos asesinados, con cinco millones de refugiados, con gran parte de su territorio minado por la perversión del sionismo, con la creación de un muro imperdonable que divide entre sí a más de 900 000 almas, con las cárceles sionistas llenas de mujeres y niños torturados, […]
A estas alturas, con cientos y cientos de civiles palestinos asesinados, con cinco millones de refugiados, con gran parte de su territorio minado por la perversión del sionismo, con la creación de un muro imperdonable que divide entre sí a más de 900 000 almas, con las cárceles sionistas llenas de mujeres y niños torturados, ¿cuál puede llegar a ser nuestra esperanza de que esta injusticia endémica llegue a su fin? ¿Cuál será el meteorito lejano que, como castigo redentor llegue a esa zona sagrada de la humanidad y detenga la injusticia?
Se cumplen hoy 29 años del día de la Tierra. Ese día toda la Palestina ocupada desde 1948, Gaza y Cisjordania ocupadas en 1967, estallaron en forma de una huelga general. Para los palestinos es un día de integración nacional y recuerdos patrios.
El drama palestino sin embargo, ha sido, según mi ver un buen indicador de la correlación de fuerzas en el mundo.
Cuando Hitler aprendía las primeras lecciones de aritmética, ya Theodor Herlz había publicado su libro el estado Judío y el Sionismo y celebraba tranquilamente un Congreso en Basilea, en la neutralísima Suiza. De manera académica defendió asombrosamente la doctrina de conseguir la reunión de todos los judíos en un Estado Judío, cuyo territorio sería Palestina. ¡Genial! Debido a que Dios le prometió aquella tierra, entonces era menester olvidarse de la población palestina que ya en 1880 era del 95%.
El sionismo es primo hermano del nazismo. Uno porque hay tierra prometida, el otro porque la prometida es la raza. Entonces por intermedio de los vaticinios divinos, los pobladores de Palestina, donde de forma natural pudieron convivir tres de las religiones más importantes del mundo, deberían acceder a ofrecer su territorio a unos intrusos que vivieron allí hace miles de años atrás. Por esa misma vía los árabes podrían regresar a la Alhambra, los mexicanos a California, y los italianos a Grecia
En nombre de una religión se construye un estado. Y mire Usted el tiempo que los hombres han tratado de separar las dos cosas.
Pero hoy no voy a referirme a lo humillante del sionismo, pues es evidente. Quiero reflexionar sobre algunos puntos colaterales que pueden conducirnos a algunas pistas, y lograr centrar nuestro interés en un punto diferente.
Durante la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña acordó con los árabes residentes entregarle la independencia si luchaban con los aliados en contra el imperio otomano. Pero por supuesto era una buena táctica del imperialismo. Ya habían firmado previamente el tratado Sykes- Picot, según el cual Gran Bretaña presumía secretamente dividir la zona con Francia y Rusia.
Es curioso. El Imperialismo norteamericano estrenado en Cuba en la guerra spano -norteamericana, nos había prometido a los cubanos lo mismo. Con dolor vimos izar la bandera de las múltiples estrellas en nuestro territorio. El imperialismo ha usado las mismas técnicas; no son tan complicadas de entender; sea el imperialismo norteamericano, sea el británico.
Tal cual menciona el periodista cubano Reinaldo Taladrid frecuentemente, una manera de entender la ruta de los poderosos es «seguir la pista del dinero» de tal suerte que en 1917, en virtud de la necesidad del dinero de los judíos, los británicos firman el acuerdo Bladfour, mediante el cual de manera muy tierna les garantizan «hogar a los judíos» a cambio por supuesto que la comunidad judía presionara para la entrada de los EEUU en la guerra y se comprometiera a ser «firme garante» del canal de Suez. .
¡Pero no en Londres! ¡No! En Palestina, en la tierra prometida. De esa manera, los británicos alentaron la inmigración de sionistas a Palestina.
Esta técnica sigue funcionando. Y no precisamente porque Georges Bush platique semanalmente con Dios. Para nada. Israel constituye para Estados Unidos una magnífica inversión a largo plazo. Israel se sitúa cual la torre del ajedrez en un cuadro de inigualable valor, precisamente en una zona donde descansan las mayores reservas de petróleo del mundo. Puede ser que la leche y la miel fuese una parábola y Dios les prometió a los judíos estar cerca de los yacimientos de petróleo y desde allí ayudar a su elegido norteamericano, que nacería milenios después.
Los sionistas no cuentan con ninguna excusa histórica o religiosa para su barbarie, mas este no es el tema. No argumentemos más, pues argumentos nos están sobrando, ni denunciemos más, porque las denuncias se las lleva el viento. Es un hecho que no debemos aliarnos más a los que, en nombre del dinero, van a traicionarnos tarde o temprano.
Por eso los movimientos de resistencia, cuyos miembros han demostrado el gran valor de morir por su tierra deban entender lo profundo de esta verdad: Por más desprestigiadas que resulte las teorías socialistas, en nombre de la espantosa práctica del socialismo real europeo, la historia triste de Palestina se explica a través de sencillas categorías sociales y económicas, reseñadas con más o menos precisión en la teoría marxista, enriquecida favorablemente en todo el siglo XX.
El sionismo y sus aberraciones éticas surgen después de los intereses económicos y no al revés. Por eso debemos ser radicales, que no es más, como dijera José Martí que ir a la raíz de los acontecimientos. El nazismo y el sionismo son verrugas pestilentes de un mismo sistema social oprobioso.
La lucha por la autodeterminación en Palestina debe buscarse por vías revolucionarias y no reaccionarias.
Es triste ver como nos quedamos los revolucionarios observando la forma en que los burgueses se ponen de acuerdo. Firman miles de tratados que no se cumplen; diseñan humillantes hojas de Ruta; fabrican muros; dictan conferencias… y los revolucionarios sólo quedamos para criticar la diplomacia burguesa, mientras nos asesinan a compañeros de la INTIFADA e incluso a civiles, frente a una cámara de televisión.
Sólo algunos ejemplos de lo simpática que es la democracia burguesa:
Primero que nada, la tragedia nazista el genocidio incalculable a los judíos, el sufrimiento más atroz de la historia contra millones de personas inocentes, no lo pagó Alemania, lo pagó Palestina, cuyo pueblo nada tuvo que ver con aquella contienda. La famosa y triste resolución 181 de Naciones Unidas fue la primera vergüenza quizás de esa instancia internacional.
Será iluminador por otra parte si nos detenemos a ver las votaciones: La URSS de Stalin votó favoreciendo la resolución, ningún país socialista, llamado socialista, mejor decir, votó en contra. Por fortuna Cuba se encuentra entre las 13 naciones cuyo voto fue negativo.
La Carta Magna de la ONU, por ejemplo, considera obligatorio el respeto del principio de la autodeterminación. De forma directa en los artículos 1 y 55 y de forma indirecta en los artículos 73 y 76. Ese principio goza del reconocimiento internacional unánime manifestado desde entonces en numerosas resoluciones del máximo órgano internacional
¿Y eso que significa para Palestina?, aunque está en la constitución, no le hace, es retórica no más, para eso se inventó el sacrosanto y humillante derecho al veto.
Nosotros debemos hacer lo que hizo Lenin al no creer en la diplomacia burguesa justo al establecerse el primer estado obrero del mundo: El tratado Sykes- Picot fue hecho público por los bolcheviques al llegar al poder sorbe la base de su política de «abolición de la diplomacia secreta». La declaración de Bladfour no la hizo pública Lenin (ya que Rusia no tenía nada que ver con ella), pero se conoció públicamente por las mismas fechas. Los árabes, que habían cumplido su parte del acuerdo de organizar la revuelta contra el imperio otomano, al principio incluso se negaron a creer la veracidad de los documentos.
Eso debemos hacer nosotros. No confiar más en la diplomacia burguesa, la cual siempre va a traicionarnos. Nunca se resolverá el problema de la tierra en Palestina si el sistema capitalista rige los acuerdos, a nos ser que nos conformemos en Palestina con un estado como el que Estados Unidos quiere colocar en Iraq.
Ustedes me preguntaran, que con quien entonces se firmarían los acuerdos, ya que el Socialismo ha desaparecido. Pues muy sencillo…Que siempre se tenga como signatario a la Revolución Palestina, y que sea ésta quien elabore las futuras «hojas de ruta»
La lucha por la tierra pasa por concebir en Palestina un verdadero proceso revolucionario de proyección social. Creo que debemos dejar de confiar en la democracia corrompida e interesada. Sucedió antes, cuando el presidente Yasser Arafat hizo lo indecible para buscar soluciones de paz.
En una publicación del Frente Democrático residente en La Habana se expresa, en relación a los acuerdos de Oslo
«Desde los países del destierro, donde la revolución tuvo su principal peso, pasando por la tierra de la patria sobre la cual se erigió en 1948 el Estado de Israel, hasta Cisjordania y la franja de Gaza, que fueron escenarios de la Intifada, el pueblo palestino no dejó de luchar de forma mancomunada en aras de alcanzar sus nobles objetivos consistentes en la recuperación de su identidad, entidad y personalidad política, de acuerdo con la otra parte de la Resolución Internacional No. 181, y dentro del marco de las fronteras del 4 de junio de 1967; las resoluciones del Consejo de Seguridad reconocen unánimemente a Cisjordania, Jerusalén Este y la franja de Gaza como territorios palestinos ocupados y no como territorios en litigio, tal como lo impuso Israel, apoyado por EEUU, en los Acuerdos de Oslo. Israel prosiguió sobre esta base las confiscaciones de tierras y el establecimiento de nuevas colonias».
Y en relación a lo ocurrido recientemente en SHARM AL- SHEIKH . Declara el Frente Popular por la Liberación de Palestina residente también en Cuba, y publicado en marzo del 2005:
«El Buró Político del FPLP partiendo de su preocupación e interés de no perder la consagración y los sacrificios de nuestro pueblo durante más de cuatro años de resistencia y de lucha reafirma»:
«Rechaza el Frente Popular a que nos impongan una agenda que ya se ha demostrado su fracaso, llegando a un callejón sin salida y afirma que ejercemos nuestro derecho legal y democrático para luchar con todas las formas políticas y de masas. Contar los intentos de Dirección de la Autoridad a imponer su visión política»
«No era correcto llegar a un acuerdo con Israel antes de que éste anuncie el cese de la construcción del muro y que respete y cumpla con la resolución de la Asamblea General de las naciones Unidas que oficializó la Resolución de la Corte Internacional de la Haya , que llama al desmantelamiento del muro»
No es nada nuevo. Ni es propiedad privada de Palestina. Acuerdos, convenios y resoluciones últimamente nos está sirviendo tan sólo para perder el tiempo y gastar corbatas y turbantes.
La diplomacia burguesa y el parlamentarismo se deben usar, pero para nuestros propósitos y no para creernos parte del sistema, y pensar que podremos llegar a acuerdos a través de buenas intenciones.
El invaluable revolucionario guerrillero argentino Mario Roberto Santucho nos lo aclara en su trabajo Poder Burgués y poder revolucionario:
«Una política revolucionaria debe saber utilizar todo tipo de armas incluso aquellas que han sido creadas y son usadas con ventaja por la burguesía como el parlamentarismo, para avanzar en la propagandización de las ideas revolucionarias, para avanzar en la movilización de las masas, para introducir la crisis , la división y la desorientación en las filas enemigas»
Tampoco el camino está en la desesperación que nos invade producto de la impunidad del enemigo. No lo digo, no, por el pueril temor de que nos llamen terroristas. Ese termino no tiene ni color ni forma, es un concepto vacío, pues es indefinible.
Mi propuestas compañeros y camaradas, es que los convenios lo podemos hacer entre nosotros ¿Y quienes somos nosotros? Pues los revolucionarios de la amada Palestina, y los revolucionarios del mundo.
Debemos reorganizar y repensar la lucha para establecer un movimiento permanente de resistencia coherente y pertinaz en todos los territorios ocupados de largo alcance ¿Podrá la Autoridad Palestina, los países árabes, la llamada comunidad internacional, los extraterrestres, dar o no solución a los problemas cruciales de los presos políticos, del muro, del genocidio en Palestina? No lo sabemos, pero yo no dejaría nuestra suerte tan sólo en esas manos. Y digo «nuestra», porque la causa del pueblo palestino es para todos los comunistas tan «nuestra» como es nuestra la causa de Cuba, de Venezuela y de Iraq. Ninguno de estos conflictos va a resolverse en salones dorados lleno de traductores.
Todos los revolucionarios de Palestina y los comunistas en particular tienen ante sí el hermoso reto de convertir a Palestina en un verdadero Viet Nam.
No, no es imposible, basta que de manera urgente vuelva a tener en esa región del mundo abandonada a su suerte, sentido y voz la palabra Revolución Social
El 30 de marzo de 1976 hubo huelga general. Volvamos a ella. Frente a la alternativa de que nos sigan matando a niñas que marchan a su escuela, mejor que nos maten combatiendo ¡Eso sí! necesitamos la unidad de los revolucionarios en Palestina. Para hacer algo distinto, en lugar de esperar por paces indecorosas y burlescos convenios, convoquemos a todos los revolucionarios. Viet Nam es la pista. Recuerden lo que dijo el Che «A los imperialistas ni un tantito así».
La única manera viable para lograr recuperar la tierra y lograr el retorno de todos los hermanos es promover la resistencia revolucionaria, con una dirección no corrupta, y que mire más el cañón de su fusil, que la tinta de la pluma con la que firma los acuerdos.
Eso hicieron los compañeros vietnamitas con el camarada Ho Chi Minh al frente, y eso hizo polvo al aparheit en Sudáfrica con la ayuda internacionalista y organizada del pueblo cubano.
El 30 de marzo debe recordarse con ardor, con ánimo para la lucha, con valor, con prudencia, con estrategias precisas y con unidad. Claro con la unidad para los que sean unibles… Basta de esperar de las oligarquías, lo que es teóricamente imposible que nos ofrezcan.
En el poema Abdala escrito por José Martí siendo casi un niño, se narra la angustia de una madre árabe que ve marchar a su joven hijo al combate en defensa de su patria contra el invasor. El nombre de aquella patria imaginaria del mundo árabe era Nubia. Pero pudo ser Palestina o Iraq o tantos pueblos de esa sufrida región del mundo.
Dice Abdala en unos de sus versos:
«El amor, madre a la Patria
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestra plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime;
Es el rencor eterno a quien la ataca;»
El amor a Palestina, a Cuba, a Venezuela a Iraq, no pasa por recordar platónicamente nuestros cielos azules y nuestros verdes valles, que definitivamente son los mismos. El amor, según Martí a la Patria pasa por odiar a muerte a quien la ataca. Es un amor comprometido desde el punto de vista de la posición humana ante la historia…
Y acá queridos compañeros tenemos una sutil ventaja. El invasor es siempre el mismo.
Debemos unirnos los desposeídos, los humildes, los explotados. Para luchar por Palestina seremos esos los que luchemos con mayor eficacia. Esa clase social que a decir de Carlos Marx no tiene nada que perder tan sólo sus cadenas, será la que pueda con mayor empeño, levantar la bandera de la unidad nacional contra el sionismo.
Y no estoy pecando de sectaria. Los revolucionarios de Palestina tienen ante sí una gran misión: Son los que pueden organizar con mayor perspectiva una verdadera resistencia.
El reto es convertir a Palestina, Iraq, etc. en los muchos Viet Nam que soñaba el Che, pero esta vez en el mundo árabe.
Entonces tendremos que encontrar el equivalente de Ho Chi Minh y su partido comunista para la contienda. Y este papel se lo ganan los partidos políticos en la batalla y no en los papeles, se lo ganan cuando la población sienta en su conjunto la valentía la disciplina, la organización que hizo a Estados Unidos no soportar la guerra en Indochina. Los partidos comunistas, los que no se hayan degenerado por el peso del estalinismo o por el reformismo barato, que para el caso nos da igual, junto a las organizaciones revolucionarias deberán ser los primeros en tomar un arma en La Intifada. Sino son absolutamente desechables…
Palestina debe salir de este estado de llanto permanente, de acuerdos incumplidos, de ser víctima de la prepotencia y el horror, para caminar victoriosa por los caminos revolucionarios, que harán posible la victoria
No sólo la Tierra, estamos necesitando… la revolución.
Ya ‘umaal al-‘aalam itahedu! 1
1 ¡Proletarios de todos los países uníos! (en árabe)