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Sobre la cuestión de la legitimidad revolucionaria y popular

Fuentes: FPLP

«La dirección de la OLP, antes y después del fallecimiento de Arafat, tenía que haber abierto una vía para el dialogo político con todas las fuerzas políticas nacionalistas e islámicas, en aras de acordar una agenda integral sobre las reivindicaciones palestinas democráticas, así como, las normas y las bases de éste proceso que, tendría que […]

«La dirección de la OLP, antes y después del fallecimiento de Arafat, tenía que haber abierto una vía para el dialogo político con todas las fuerzas políticas nacionalistas e islámicas, en aras de acordar una agenda integral sobre las reivindicaciones palestinas democráticas, así como, las normas y las bases de éste proceso que, tendría que reflejarse de forma global y seria»

Cualquier liderazgo oficial palestino, básicamente, alcanza su legitimación a través de su reafirmación y trabajo para con las constantes nacionales y los objetivos de la lucha nacional; además, el pueblo palestino, se encuentre donde se encuentre, es quien otorga a cualquier liderazgo la legitimidad y la cobertura nacionales. Pero, si las circunstancias de la Lucha Nacional Palestina, no permitiesen en un tiempo determinado completar la legitimidad nacional y revolucionaria para el liderazgo palestino a través de la participación popular y el mecanismo de las elecciones directas (creo, que ésta opción es posible hoy), entonces la cohesión nacional, que antaño fue la fuente de legitimidad, ya no es posible ante el agudo contraste sistemático sobre cómo ha de dirigirse la batalla contra la ocupación.

Al mismo tiempo, al hallarse las condiciones para la celebración de las elecciones legislativas en Cisjordania, Gaza, Jerusalén y para un amplio sector de nuestro pueblo en la diáspora, se supone que se ha de acatar la decisión de las urnas para el proceso de construcción de la OLP puesto que considerar que las elecciones legislativas son parte de las elecciones generales para el Congreso Nacional, remodelando a éste, y eligiendo a la dirección de las instituciones de la Organización, constituye, al día de hoy, la base para reafirmar la legitimidad de cualquier liderazgo y de cualquier programa político para la lucha palestina.

Sobre ésta base, la dirección de la O.L.P., antes y después del fallecimiento de Arafat, tenía que haber abierto una vía para el dialogo político con todas las fuerzas políticas nacionalistas e islámicas en aras de acordar una agenda integral sobre las reivindicaciones palestinas democráticas, así como las normas y las bases de éste proceso que, tendría que reflejarse de forma global y seria.

Construir una dirección unificada

En este sentido, como las instituciones palestinas ya tienen un carácter transitorio, siendo necesario su reconstrucción, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, junto a todas las fuerzas políticas nacionalistas e islámicas, reclamó la construcción de una dirección unificada como Autoridad Suprema para dirigir a nuestro pueblo y, facilitar las condiciones del proceso de construcción democrático para la casa interior palestina.

Sin embargo, el dominio del método partidista que se había consagrado a lo largo de décadas de lucha nacional, y el afán de la dirección dominante dentro de la O.L.P. y FATAH para tratar caprichosamente con las reivindicaciones, este individualismo menospreció las necesidades de cohesión nacional y partió el proceso electoral, tratando a la ley electoral según le convenía a los intereses partidistas y personales de la dirección de FATAH y de los miembros del Consejo Legislativo, separando a las elecciones presidenciales de las legislativas, intencionadamente, para espantar a varias fuerzas políticas que contemplan sus derechos de forma integral, rechazando la ley electoral de las instituciones de la ANP, cuya base jurídica está en el acuerdo de Oslo.

Este asunto se reflejó en la limitación participativa de las facciones populares. Además, celebrar las elecciones bajo la sombra dominante de la ocupación y la continuidad de sus crímenes, redujo la confianza de las masas de nuestro pueblo sobre la utilidad de este proceso. Por su parte, la ANP y la dirección dominante, no trataron de emplear el derecho a celebrar elecciones, dentro del marco de la lucha para desmantelar a la ocupación, y es por ello, por lo que hay que estar atentos más adelante, ya que, no se puede celebrar elecciones legislativas bajo la bayoneta de la ocupación, porque ello consagra, en la práctica, la división de funciones entre la ANP y la ocupación.

En este sentido, el F.P.L.P., reclamó desde el anuncio de la convocatoria de elecciones, antes del fallecimiento del Rais Arafat, la necesidad de vincular las elecciones y la lucha contra la ocupación, y exigió situar éste proceso en el marco de las reivindicaciones por una protección internacional provisional para nuestro pueblo, a través de un mecanismo de supervisión internacional, avalado por Naciones Unidas, sobre todo el territorio ocupado en 1967, incluido Jerusalén, en éste caso, y después de realizarse ésta reivindicación, que es una obligación para la comunidad internacional, las elecciones se convertirían en un mecanismo para que nuestro pueblo ejerza su derecho a la Autodeterminación, construir su estado independiente y ejercer su soberanía sobre su tierra.

* Ahmad Saadat es secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). Publicado en el sitio web del FPLP el 8 de abril de 2005 . Traducido del árabe para CSCAweb por Jamal Halawa