La construcción del «Muro», que el Gobierno de Israel llama «Security Fence» («Barrera de seguridad») y que deberá aislar el 47% de la superficie de Cisjordania en enclaves, se inició el 16 de junio de 2002. La barrera, que alcanzará 650 km. de largo con una altura variable entre 2,5 y 9 metros, consiste en […]
La construcción del «Muro», que el Gobierno de Israel llama «Security Fence» («Barrera de seguridad») y que deberá aislar el 47% de la superficie de Cisjordania en enclaves, se inició el 16 de junio de 2002. La barrera, que alcanzará 650 km. de largo con una altura variable entre 2,5 y 9 metros, consiste en una serie de paredes de cemento, trincheras, alambre de espinos, redes eléctricas, y carreteras de control, a las que acompañan torres de observación, sensores electrónicos y térmicos, telecámaras y medios terrestres y aéreos de reconocimiento. Para comparar, el Muro de Berlín tenía 155 km de largo y entre 1 y 3,6 metros de alto. Una vez terminado, el «Muro» aislaría y separaría de sus propias tierras al 22,2% de los habitantes de las aldeas y ciudades palestinas de Cisjordania, más de medio millón de personas, y el 53% de la superficie de Cisjordania (*) sería «de hecho» sustraída a los palestinos y adquirida por las colonias israelís. Algunas localidades como Qalqiliya o Belén serán severamente penalizadas, contenidas en un recinto que impide la expansión.
El Gobierno de Israel dice que el «Muro» es una estructura temporal para prevenir futuros ataques suicidas en territorio israelí. Sin embargo, la localización de la barrera, que penetra profundamente en el interior de los Territorios Ocupados (solo el 20% de la longitud total del «Muro» sigue la Línea Verde de 1967, el límite reconocido por la Comunidad internacional entre Israel y los Territorios Ocupados) suscita interrogantes sobre los objetivos de esta infraestructura. A petición de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia ha examinado el caso y se expresa el 9 de Julio de 2004 condenando al Estado de Israel a suspender inmediatamente la construcción, derribando las secciones ya existentes, y a resarcir de los daños a todas las personas naturales y legales afectadas por el «Muro». A pesar de la sentencia, la construcción del «Muro» continúa: más de un tercio del recorrido total se ha terminado.
El 20 de Febrero de 2005, el Gobierno israelí corrigió parte del trazado previsto para evitar el total aislamiento de las aldeas al sur de Hebrón y al oeste de Belén del resto de los Territorios palestinos, pero ha dejado inalterado el porcentaje de territorio de Cisjordania que se verá anexionada al Estado hebreo, penetrando en el corazón de los Territorios palestinos al oeste de Nablus y al este de Jerusalén. Hablamos con Jamal Jumaa, Coordinador de la campaña contra el «Muro» promovida por las ONGs de la sociedad civil palestina.
(*) Los Territorios Ocupados palestinos(TO)se componen de dos regiones: Cisjordania, que comprende Jerusalén Este, y la llamada Franja de Gaza. Esta última ya está rodeada por una barrera de protección desde 1994, pero se preve reforzarla con una barrera electrificada de 55 km de largo y 8 mts. de altura.
¿Qué impacto tiene la construcción de este «Muro»?
El «Muro» es parte de una operación política para crear nuevas fronteras «de hecho» y confiscar la tierra. Por un lado, confiscan las tierras a lo largo del trazado del «Muro» por razones de seguridad. La amplitud de la franja de protección del «Muro» puede alcanzar los 300 metros!. Por otro lado, muchas de las tierras fértiles y de las reservas hídricas son separadas de las aldeas circundantes, en particular entre la Línea Verde de 1967 y el «Muro». Tales áreas se llaman «zona militar cerrada», y el acceso para los campesinos que viven dentro del «Muro» se regula a través de un sistema de permisos arbitrario. Estos se conceden frecuentemente solo a la mitad de los solicitantes. Esta semana, por ejemplo, estamos siguiendo la causa de los habitantes de la aldea de Qaffin, cerca de Tulkarem. De las 1.600 solicitudes presentadas por sus 8.000 habitantes, solo 650 han sido concedidas. Con frecuencia, los permisos son concedidos a los titulares de las tierras y no a quien las trabaja, y los titulares son ancianos y no pueden trabajar las tierras, quizás ya han muerto, ¡cómo ya ha ocurrido!. Además los permisos son de pequeña duración (3-6 meses), y esto frena cualquier inversión en la mejora de la producción, porque nadie te garantiza poder recibir un segundo permiso. El acceso está obstaculizado por una razón precisa. Según la Ley Otomana, que regula el régimen inmobiliario en los TO, si la tierra no se disfruta durante tres años consecutivos, puede ser confiscada. Las autoridades israelís conceden pocos permisos de acceso a esas tierras, y apoyándose en la claúsula apenas descrita confiscan después de algunos años aquellas tierras que los respectivos propietarios o usuarios no han podido trabajar. Entre las aldeas de Falamya y Jayyus, por ejemplo, en un espacio de pocos km. se han secado 20.000 árboles de cítricos porque los campesinos no han podido conseguirlos para regar. Los palestinos perderán las mejores tierras, como las plantaciones de cítricos a lo largo de la Línea Verde y los oasis del Valle del Jordán.
Pero el «Muro» es defendido por el Gobierno israelí como una medida indispensable de prevención antiterrorista.
Si el «Muro» estuviese construido sobre la Línea Verde, se entendería como una medida de seguridad. En realidad penetra profundamente en los TO. Para que vea que la construcción del «Muro» es algo inadmisible, quiero contarle un episodio revelador. Una vez me encontré en medio de una manifestación de protesta de campesinos a los que les sustraían tierras en la región de Tulkarem. Un oficial israelí cogió el magáfono y trató de convencer a los campesinos para que se retiraran diciendo que el «Muro» era temporal y que serviría no sólo para la seguridad de los israelís, sinó también para la suya, porque el ejército no bombardearía más sus aldeas. La cosa me pareció tan absurda que tomé la palabra y le dije al oficial que habríamos conseguido el mismo objetivo con un plan mejor, quizás construyendo el «Muro» a lo largo de la Línea Verde. El oficial no me respondió.
¿Cómo se ganarán la vida los palestinos con el «Muro»?
Las pérdidas económicas palestinas ligadas al «Muro» no afectan sólo a la agricultura, sinó también al comercio. Muchas de las ciudades palestinas situadas en el interior de los TO y cerca de la Línea Verde mantenían estrechas relaciones comerciales con ciudades árabes situadas en territorio israelí. Estas relaciones ahora están interrumpidas completamente con el «Muro». Se prefigura un escenario económico desigual. Los Acuerdos de Oslo preveían la construcción de 11 zonas industriales a lo largo de la Línea Verde para promover el intercambio económico entre los dos pueblos. Ahora, esta zonas están previstas cerca de las colonias israelís en el interior de los TO. La idea es potenciar económicamente las colonias utilizando la mano de obra palestina bajo control israelí. Así cambia completamente la filosofía de estas inversiones.
¿Estará también comprometida la libertad de movimiento entre las localidades palestinas?
Los desplazamientos en los TO son ya muy difíciles. El Acuerdo de Oslo se ha revelado como una trampa en este sentido, porque ha dividido los TO en zonas A, B y C dejando bajo jurisdicción israelí la gran parte del territorio, sobre el que han sido construidas las colonias y un sistema exclusivo de carreteras que conectan las colonias entre sí, aislando y rompiendo la continuidad entre las comunidades palestinas. La «ghettización» se inicia con Oslo. Actualmente, por ejemplo, son más de 700 los puestos de control (checkpoints) y otros obstáculos físicos en las carreteras. La construcción del «Muro» no hará otra cosa que hacer materialmente visible la división entre las comunidades palestinas. En 24 áreas, los habitantes estarán completamente rodeados por el sistema de cerco israelí. El ejemplo más alarmante es el de la ciudad de Qalqiliya, en donde viven 42.000 personas. En los planes israelís, las diversas áreas cercadas estarán comunicadas entre sí por carreteras en túneles o a un nivel inferior a la superficie: la idea es que los palestinos estén físicamente debajo, y los israelís de las colonias encima. También el acceso a los servicios educativos y sanitarios será terriblemente complicado.
Según usted, ¿que ocurrirá a largo plazo?
Si termina la construcción del «Muro», temo que los habitantes de las aldeas sin más tierras abandonarán las zonas rurales y se desplazarán a las ciudades, que se convertirán en auténticos y característicos «ghettos» densamente poblados. La política de segregación llegará a su estadío final, donde las condiciones de vida serán insostenibles y la gente comenzará a emigrar. Los primeros en desplazarse serán aquellos que viven en «zonas militares cerradas», aquellas situadas entre la Línea Verde de 1967 y el «Muro». Las personas que las habitan deben solicitar un permiso especial para seguir viviendo allí. El sistema es muy arbitrario y los permisos se conceden por un periodo máximo de seis meses, convirtiendo lo que era un derecho a vivir en la casa propia en un privilegio. También el personal médico y humanitario internacional debe solicitar un permiso para entrar en esta zona, mientras los israelís están exentos. Actualmente son 12.000 los palestinos afectados por esta situación. Si el «Muro» se termina, 26 aldeas serán «aprisionadas» entre la Línea Verde y el «Muro». Estos constituirán la primera ola de expulsiones «voluntarias».
Me han contado que algunos políticos palestinos tienen intereses económicos en la construcción del «Muro». ¿Es verdad?
Según nosotros si. Se habla lo mismo entre los campesinos afectados por la construcción del «Muro». Egipto vendió 114.000 toneladas de cemento a bajo precio a la Autoridad Palestina para construir casas. Sospechamos que una empresa propiedad del Primer Ministro Abu Alà había especulado con esta partida de cemento y la había vendido a un precio superior a los israelís, que la han utilizado para construir el «Muro». El Consejo Legislativo Palestino (el Parlamento de la Autoridad Palestina) concluyó una investigación en el verano del 2004, pero esta investigación no fue publicada. Sus resultados están ahora en manos de la Corte Palestina, que no ha avanzado en la investigación. Esta empresa no es nueva en tales operaciones: trabajó también en la construcción de la criticada colonia israelí de Har Homa, que separa Jerusalén de Belén.
¿Cómo juzga la revisión del trazado del «Muro» aprobada por el Gobierno de Israel a finales de Febrero?
Si bien se han efectuado modificaciones en el trazado en torno a algunas aldeas como Az-Zawiya (cerca de Salfit), Beit Anan y Beit Surik (al noroeste de Jerusalén), o en las áreas al sur y oeste de Hebrón, el «Muro» continuará como antes en el resto de Cisjordania, anexionando el 47% de la superficie. Confinará a los palestinos en ghettos o semi-ghettos, comunicados por túneles y puentes bajo control israelí. La novedad está en el hecho que la revisión del trazado se ha aprobado en el ámbito del «disengagement plan» que americanos y europeos han decidido considerar como parte de la «Hoja de ruta». El «Muro» se va construyendo según la visión israelí y occidental de la «paz», perpetuando en realidad el proyecto colonialista sionista.
La situación es difícil. ¿Cree que su campaña puede hacer cambiar las cosas?
Soy pesimista, sinceramente. La gente no puede más después de cuatro años de Intifada y con el «Muro» que avanza. El 55% de la población de los TO vive bajo el umbral de la pobreza (2 dólares/persona/día). El Acuerdo de Oslo ya es papel mojado y con la creación de este sistema de ghettos la Autoridad Palestina no tiene razón de existir, no tiene futuro. Por otro lado, sin embargo, la gente se moviliza, quiere luchar por sus derechos. Son ya 54 los comités locales de palestinos que hacen campaña activamente contra el «Muro» en los TO. La sentencia de la Corte Internacional de Justicia nos ha animado y nuestra campaña recibe adhesiones en todo el mundo, incluso en Israel. Lo que queremos es que la movilización internacional obtenga los mismos resultados que en la abolición del apartheid en Sudáfrica.
Información:
Palestinian Stop the Wall Campaign www.stopthewall.org
Sentencia de la Corte Internacional de Justicia sobre el «Muro» www.icj-cij.org