Recomiendo:
0

Polémica sobre privatización del agua en Perú

Fuentes:

La persona que escribe la nota que viene anexa, dice ser el representante de los limeños sin agua. Leyéndolo uno puede tener la impresión, sin embargo, de que está ante el gerente de relaciones públicas de una de las empresas privadas que administran servicios de agua en el mundo. No es del derecho al agua […]

La persona que escribe la nota que viene anexa, dice ser el representante de los limeños sin agua. Leyéndolo uno puede tener la impresión, sin embargo, de que está ante el gerente de relaciones públicas de una de las empresas privadas que administran servicios de agua en el mundo. No es del derecho al agua y de la obligación de atenderlo que nos habla Abel Cruz. No señor. Sino de su fe absoluta (¿ideología?), de que los intereses de los grandes capitales de aumentar sus negocios van a coincidir con la urgencia de los más pobres de resolver sus necesidades. No voy a discutir aquí de la antigüedad de este precepto, ni del Partido al que sospecho pertenecen tales ideas.

Lo importante es que el señor Cruz es un propagandista de la privatización y la persona que se presta a darle un sello de ‘interés por los más pobres’. Peor aún, que pretende que la lucha de los sin agua, no es contra el Estado neoliberal que maniata y sabotea la empresa pública, impidiéndole invertir y desarrollarse, ni los intereses mercantiles que han organizado una coalición detrás del objetivo de apropiarse del negocio seguro de distribuir agua y cobrar casi dos millones de facturas de Sedapal, sino los otros pobres y las capas medias que ven, con justa razón, en la concesión privada, el camino a un nuevo desequilibrio en su estructura de gasto por el encarecimiento del servicio, como ya lo sufrieron con tremenda intensidad durante la experiencia privatizadora de los años 90.

El 75% de limeños que se oponen a la privatización de la empresa pública del agua, y una mayoría aún más abrumadora de peruanos que rechazan la entrega de las empresas municipales de provincias, no responden a ninguna ideología. Lo que tienen es experiencia vivida y suficiente sentido común como para saber que un monopolio particular de un recurso vital, es nefasto. Porque si es cierto que el capital busca siempre ganar más, no es verdad a su vez que la única vía sea aumentar el número de usuarios, que es lo que Cruz ofrece en los cerros desabastecidos; sino que mucho más fácil es hacerlo incrementando la tarifa a los ya facturados. Esto es además lo que ha ocurrido con las privatizaciones de agua en Chile, Argentina, Bolivia, siendo especialmente significativo lo ocurrido en el distrito boliviano de El Alto, donde la concesionaria se comprometió a no subir tarifas y expandir la red, y lo que hizo fue exactamente lo contrario: aumentó el costo promedio del agua, de la misma agua que se proveía por la red pública, y no estableció nuevas conexiones.

Enemigo de los sin agua

Para circular la nota en la que me critica por la Internet, Abel Cruz se permite usar la expresión: WIENER ENEMIGO DE LOS SIN AGUA, aunque después muy coherentemente se refiera a mi ‘honestidad intelectual’, de la que nadie duda. Bueno, soy un honesto enemigo. Alguien que no se va a tomar el trabajo de contar su historia personal, que muy poco interesa, pero como cualquiera que me conoce sabe, no corresponde en lo más mínimo a la intención perversa de la frase citada más arriba. Conste, a su vez, que yo no he introducido ninguna de las calificaciones que se me viene a la mente sobre el papel que cumple Abel Cruz, y supongo que el titulo de esta respuesta no habrá de afectarlo porque propagandista es, y la privatización odiosa también es.

No sé la verdad que he hecho el señor Abel Cruz que valga la pena durante su vida. Y cómo llegó al puesto que ocupa y a convertirse en objeto mimado de la prensa privatizadora. Lo que sí le he oído reiterar hasta el cansancio es que su discurso anti Sedapal le había servido para que los medios lo tomen en cuenta y se conozca el problema de la fracción de habitantes de la capital no servidos por la red regular. En un debate en San Marcos tuve oportunidad de observarle los graves errores de esta estrategia de comunicaciones. Si es que fuera una estrategia. La nota que motiva estas palabras demuestra que ya pasó la raya. Es decir que se colocó directamente en el punto de vista de las empresas.

Veamos:

· Los contratos de concesión no sólo tienen derechos, sino obligaciones. Supuestamente yo he abierto alguna discusión en torno a este concepto. Pero no lo he hecho. Claro que todo contrato tiene contraprestaciones. El problema es cuando el Estado asume la posición de la parte débil, que es lo que se logra a través del sabotaje de los burócratas y tecnócratas privatistas, de los medios mentirosos que falsean la realidad de las empresas públicas y los dirigentes políticos y populares que apuntalan la campaña de que el Estado no puede y la transnacionales todo lo pueden. El balance de esto es conocido: los derechos de las empresas a aprovecharse de la gente es infinito, y sus obligaciones mínimas, y encima no se cumplen.

· Las empresas quieren vender más servicios a más personas para ganar más y eso se logra invirtiendo en tecnología, servicios, infraestructura, etc. ¿Será verdad?, ¿y por qué tantas empresas de la privatización no han traído un sólo centavo de inversión y se han limitado a manejar la caja de las facturaciones y créditos, que los pagarán los usuarios, como corresponde?

· Las tarifas son un asunto del regulador y si este no funciona, es por la incompetencia de los que gobiernan. Ah, qué gracioso. Cómo si los reguladores de Fujimori y Toledo no hubiesen sido hombres de paja de la privatización, que ‘regulan’ a favor de las empresas (para atraer la inversión privada, dicen) y no de los consumidores. La incompetencia del Estado se mide por recurrir a la privatización, para asuntos como dotar de agua a la población más pobre.

· En Lima, donde la distribución de la luz está concesionada, prácticamente el 100% de la población cuenta con servicio y con una continuidad de 99.99%. Falso. No es el 100% y puedo enumerar poblaciones que carecen de electricidad. Así representen el 1 o 0.5% de la cobertura. Después de todo los sin agua equivalen al 8% de la capital. Y es un indicador mucho más alto que otras ciudades del continente donde no se discute si privatizar. Además significa un esfuerzo de crecimiento de Sedapal en los últimos 20 años, que ha llegado a muchísimos lugares. Sobre el cableado de electricidad hay que mencionar además que la presencia de la empresa privada ha determinado dos tipos de conexión: la de los pobres que es aérea y peligrosa, la del resto de la ciudad que tiene redes subterráneas. Estoy seguro que la concesionaria inventará sistemas para protegerse de los pobres: como las tarjetas prepago que se usan en Sudáfrica, o el sistema de piletas (que Cruz le rechaza a Sedapal), pero que está consignado como la obligación del concesionario (no las conexiones directas) en las bases de la privatización de la empresa de Tumbes.

· Los asentamientos humanos cuentan con luz, teléfonos públicos, cabinas de Internet, pero, no tienen agua y desagüe. Hay asentamientos con luz y sin luz, con teléfonos públicos y sin ellos. Con cabinas de Internet y sin ellas. Con agua y sin ella. Pero Cruz quiere hacernos creer que los pobres tienen algunos servicios porque son privados, y carecen del más importante de todos porque es público. Ignora que la historia de los servicios en los barrios populares está ligada a largas luchas. Tanto que he llegado a escuchar en reuniones con gente de Comas e Independencia, que ellos se consideran más dueños de Sedapal, que sus actuales gerentes. La mayoría abrumadora de los pobres de Lima y del país, saben de donde vinieron las mejoras que ahora tienen en sus condiciones de vida. Por eso no creen el cuento de la privatización modernizadora.

¿Crear riqueza?

Wiener se pregunta que debemos hacer los limeños que no tienen agua, y tienen sed. La respuesta es simple: CREAR RIQUEZA. Pero yo no me he limitado a hacer preguntas. Cruz sabe que hice propuestas, pero las esconde como si yo estuviera víctima de algún desconcierto. Repetiré brevemente algunas de mis sugerencias: (a) que se utilicen los fondos del programa Juntos y de otros programas de ayuda directa, para invertir en la dotación de agua a los que carecen de este recurso; (b) ampliar la disponibilidad de agua de Sedapal a través del crédito Marca II, la limpieza del río Rímac, la racionalización del uso de agua en la ciudad, para aumentar la cobertura; (c) invitar a los grupos privados que quieran asociarse a Sedapal (y que Abel Cruz debe conocer), para extender y operar redes de agua hacia las zonas no abastecidas, estableciendo un sistema de compensaciones con la empresa pública para darle rentabilidad a sus inversiones; (d) establecer un nuevo sistema de gestión de Sedapal y las empresas de agua de provincias, con participación de la sociedad civil.

¿Qué propone Cruz?

Una palabrota, crear riqueza.

¿Y cómo se hace?

¿Con servicios caros, se crea riqueza?

¿Entregando las riquezas del país se crea riqueza?

¿Buscándose franceses, alemanes o estadounidenses para que manejen el agua se crea riqueza?

Mi corazón y mi cerebro, señor Abel Cruz, están donde deben estar. Con mi país y mi pueblo. Nunca los confundo con el lugar donde tengo mi bolsillo.

Raúl Wiener, cautivo de la ideología

Abel Cruz

El Sr. Wiener, resalta su honestidad intelectual, nadie duda de ella, Lo que aquí debatimos es la longevidad de sus ideas; la ideología lo hace ‘hipersensible’; parece Ud. un antiguo miembro, del desparecido Comité Central del Partido Comunista Ruso, que cuidaban como los antiguos, el fuego sagrado, en este caso: ‘la ideología del proletariado’. Lo que, queremos explicar aquí, es como el culto ideológico, te da una guía para la acción política, para interpretar la historia, una visión maniquea, reitero-bueno y mala- y como eres de los buenos, el discurso, la vida, es un himno sentimental que distorsiona la realidad. Veamos al verdadero Wiener, en acción:

‘Los procesos de privatización de servicios públicos entregan a administración de los inversores un mercado cautivo de usuarios conectados a una red, transfiriéndoles en realidad el derecho a facturarles’; ‘en mercados grandes como el de Lima, esto significa dos o tres millones de facturas mensuales, y una gigantesca oportunidad de hacer dinero, sin poner capital propio’; ‘Para que las empresas privatizadas inviertan en extender la red a los que no tienen cobertura, tienen que asegurase la recuperación por la vía de una mayor tarifa al resto’;

Falso: Es decir que los contratos de inversión, sólo, tendrían derechos y no obligaciones. Ni el Estado más oligofrénico del mundo lo aceptaría. De donde sale esa lógica Sr. Wiener. Además las empresas siempre buscan incrementar su negocio aumentando su mercado. Las empresas quieren vender más servicios a más personas para ganar más y eso se logra invirtiendo en tecnología, servicios, infraestructura, etc., además debemos recordar que los que no tienen agua y desagüe, pagan 10 veces mas de los que tienen el servicio de SEDAPAL, de lo que se trata es de que la gente viva con dignidad, las tarifas son un asunto del regulador y si este no funciona, es por la incompetencia de los que gobiernan.

‘En el caso de la electricidad, las empresas han dejado al Estado para que siga a cargo de la ampliación de la cobertura; con Edelnor y Luz del Sur, no ha habido una mejora dramática en la extensión del servicio a los limeños sin luz, a pesar que alargar el cableado eléctrico es mucho más barato que hacerlo con tuberías de agua y desagüe’;

Falso: En Lima, donde la distribución de la luz está concesionada, prácticamente el 100% de la población cuenta con servicio y con una continuidad de 99.99%. Es decir, con la inversión privada no solamente se amplió la cobertura sino que además se mejoró la calidad del servicio.

Otra es la realidad en las zonas donde la distribución de la energía está a cargo del Estado, no se ha ampliado la cobertura ni ha mejorado el servicio de manera importante. Hay ciudades como Cajamarca, en donde menos del 40% de la población tiene energía eléctrica. Eso no sucedería con inversión privada, pues necesitarían vender para ganar.

‘uno de los motivos que desalienta a los privados es precisamente que se trata de poblaciones pobres con poca capacidad de pago de sus recibos, que es lo que pasa con las conexiones de Telefónica en barrios populares, que permanecen largo tiempo suspendidas por incumplimiento con los vencimientos de las facturas’

Falso: Le reitero el negocio esta en ampliar el mercado, para ganar más, y en el caso de los teléfonos existen una ampliación en telefonía celular y tarifas populares. Lo paradójico, Sr. Wiener, es que, en los asentamientos humanos cuentan con luz, teléfonos públicos, cabinas de internet, pero, no tienen agua y desagüe. Vaya. Vea, la realidad, no la invente.

Wiener se pregunta que debemos hacer los limeños que no tienen agua, y tienen sed. La respuesta es simple: CREAR RIQUEZA. Sr. Wiener. Esta demostrado, que esta no sale del Estado, sino, de los hombres con imaginación, industriosos, con la ética del trabajo, no con la moral mendicante a las que nos han acostumbrados los ‘ideólogos de los pobres’. Le explico, los problemas del Perú, Sr. Wiener, tenemos un PBI per cápita aproximadamente de dos mil dólares por habitante (es el mismo de hace 30 años, debido a las ideologías mesiánicas que pretendían defender a los pobres), países como Corea del Sur que en la década del 50 tenia un per cápita inferior al Perú hoy, han quintuplicado su PBI por encima del nuestro.

La pobreza en el Perú, no se ha movido en 30 años, sigue siendo la misma 54%; la extrema pobreza 25% de peruanos que viven con menos de tres soles diarios. Esta es, la realidad, Sr. Wiener. Recuerde estas cifras: sub empleo, 6.5 millones; desempleo, 1.1 millones y empleo formal 4.4 millones, de una PEA de 12 millones de peruanos. De los cuales, casi 3 millones, son empleados por el sector privado formal. Sigamos, con el drama del Perú: el 80% de los jóvenes peruanos quieren irse del país, además de las pésimas condiciones del sistema de salud, de seguridad ciudadana, de educación, de inestabilidad jurídica, del inmenso déficit de infraestructura (18 mil millones de dólares que se requieren para tener mejores puertos, carreteras, aeropuertos, etc.) ¿quien va invertir en infraestructura? ¿El Estado o el sector privado? Indudablemente, será el sector privado, el Estado, no tiene fondos para hacerlo, pues no puede, con los salarios de maestros, médicos, policías etc., Por eso es necesaria la inversión privada en la creación de la riqueza, en el mejoramiento de calidad de vida de los peruanos, en el caso del agua y el desagüe, son dos millones en Lima metropolitana y cinco millones de provincianos que carecen de dicho servicio. Por eso apelamos al sector privado, para que ayuden a resolver este grave problema, se requieren 2 mil millones de dólares de inversión para el agua y el desagüe, que el Estado no los tiene. Realismo. Sr. Wiener.

Recuerde, Sr. Wiener, que el corazón esta a la izquierda, pero, por encima del corazón, esta, la razón, que es la fuerza que nos libera de prejuicios, de mitos, de opiniones arraigadas pero falsas. Utilicemos la razón como guía para alcanzar la libertad, y el desarrollo en el Perú

Cuando oigo hablar de realismo, por instinto, cuido mi billetera.

Y cuando me entero que se requieren más de 2 mil millones de dólares (casi dos Camiseas), para financiar la instalación de redes de agua potable y alcantarillado a la población desabastecida, que por supuesto el Estado no dispone, no puedo evitar sonreír de la audacia de juzgar que todos los demás son tan ignorantes como los propagandistas de las empresas trasnacionales.

En primer lugar, por cierto, por la obvia manipulación de las cifras que puede inflarse todo lo que se quiera si se trata de convencer que sólo cabe la privatización para cubrir los gastos, o desinflarse también a discreción si lo que se busca es justificar los reiterados incumplimientos de los compromisos de inversión. Para resolver los problemas del agua de las familias marginadas, se puede empezar con mucho menos, siempre y cuando la tecnocracia privatista: MEF, Proinversión, SUNASS, no amarren las manos de la empresa pública, entorpeciendo su plan de inversiones, congelando sus líneas de crédito, obligándola a inmovilizar parte de sus ingresos para una supuesta «reserva», etc.

Sería idiota, sino fuera malintencionada, la idea que pretende que la cuestión del agua se resume en quién es el que tiene una gran plata. Así en Lima, se habría podido alcanzar una cobertura de 92% a través del servicio público prestado por el Estado, pero no podría cubrir el 8% restante. Pero lo más interesante de todo esto es que mientras todos terminamos convencidos que «el Estado no tiene dinero», porque así lo repiten los ministros de economía, a su vez imaginamos que hay privados que sí tienen esos billetes que esperamos y que no hay necesidad de demostrarlo.

En el mundo hay tres empresas que concentran el 70% del mercado privado del agua y que están presentes en casi todos los proyectos de privatización en cinco continentes. Aquí, en América del Sur, se mueve casi sola la empresa francesa Suez, una de cuyas filiales es Tractebel, gran amiga del gobierno de Toledo, y que tiene el control del 80% del agua potable en Chile, incluida la ciudad de Santiago, la concesión de Buenos Aires y la de El Alto en Bolivia. ¿Alguien cree que existe una empresa capaz de meterse en negocios de 2 mil millones de dólares en cuatro, cinco o más países?

Evidentemente Abel Cruz habla de piedras y no de agua cuando aplica su realismo simplón acerca de quién es el que tiene la plata y debe resolver los problemas pendientes. Las empresas públicas y las privadas no son comparables en objetivos, aunque la tónica moderna haya hecho aceptar la posibilidad de contrastar la eficiencia de su gestión. De esta manera, Sedapal puede haber sido constituida con el propósito de llevar el agua al último de los habitantes de Lima, porque eso responde a una política de Estado y la empresa es el instrumento para lograr el objetivo de la forma más eficiente posible. Por eso es que Cruz puede demandarla por no cumplir con él y sus vecinos, a pesar de que ellos formalmente no son sus clientes y no tienen lazo contractual con ella.

Pero nadie constituye o desarrolla una empresa privada para tales fines. Como todos sabemos, su razón de ser es ganar dinero. Cruz ya lo entendió y por eso se despacha con el invencible argumento de que esta misma ambición desmedida será lo que llevará al capital hacia los desposeídos, con la intención de quedarse con una parte de los 10 soles que pagan por cilindro de agua sucia, y todos ganarán en la movida. Pero si esto fuera cierto: ¿cómo se explicaría el interés de los inversores por entrar en zonas de alta cobertura como Santiago, Buenos Aires, Londres, Atlanta. Lima y por qué es que no invierten en regiones ampliamente desabastecidas como los espacios rurales o ciertos países del África? Cualquiera entiende que el motivo es ganar dinero sí, pero con la menor inversión posible. La privatización en sustancia es eso. Es capital que se apropia de lo existente y no crea actividades nuevas, ni expande sustancialmente los negocios ni genera puestos de trabajo.