Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis
La fuerza más dinámica hoy en la política israelí es el movimiento colono judío. Por naturaleza, es el elemento revolucionario fundamental del sionismo político cuya continuidad previene las negociaciones sobre el estatus final y mina cada vez más las oportunidades de una solución política al conflicto palestino-israelí.
Desde la ocupación de Israel de Cisjordania (incluyendo Jerusalén Este) y la Franja de Gaza en la Guerra de junio de 1967, los sucesivos gobiernos israelíes (Laboristas y » Likud) se han embarcado en una cruzada de colonización implacable de los territorios ocupados, en violación de las leyes internacionales, con notoriedad, las provisiones de la IV Convención de Ginebra de 1949 y las resoluciones de 242 y 338 de la ONU.
Con un apoyo incondicional y sostenido tanto político como económico por parte de la clase dirigente israelí desde 1967, Israel ha construido un total de 167 asentamientos en los territorios Palestinos Ocupados; 146 en Cisjordania (incluyendo 12 grandes asentamientos en el Jerusalén Este palestino), y 21 en la Franja de Gaza. La confiscación israelí de centenares de miles de acres de tierra palestina ha pavimentado el camino de la construcción de estos asentamientos ilegales.
La población de colonos judíos a lo largo de los territorios palestinos ocupados ha alcanzado una alarmante suma de 416.800 desde 1967 (224.224 en Cisjordania, 185.000 en Jerusalén Este, y 7.576 en la Franja de Gaza). Entretanto, la población palestina indígena de los territorios ocupados suma 3.8 millones (2.4 millones en Cisjordania y Jerusalén Este, y 1.4 millón en la Franja de Gaza).
Al tiempo que el gobierno israelí está a punto de completar la aplicación de su unilateral plan de «Desconexión,» está aprovechándose de la situación actual intentando simultáneamente completar el aislamiento de Jerusalén Este del resto de los territorios ocupados, particularmente en un momento en el que se dirigen esfuerzos políticos internacionales y la atención de los medios de comunicación global hacia el repliegue de los colonos judíos y del ejército israelí de la Franja de Gaza y de partes del norte de Cisjordania. En efecto, Israel está separando a más de 200.000 jerusalemitas palestinos de su vida social, política, y económica.
Las autoridades israelíes han confiscado recientemente más de 1,585 dunnums (aproximadamente 400 acres) de tierra palestina en Jerusalén Este: 87 dunnums (22 acres) del vecindario del Monte de los Olivos, 477 dunnums (119 acres) del vecindario de Al-Izariyyah, 809 dunnums (202 acres) del vecindario de Abu Dis, y 212 dunnums (53 acres) del de Al-Sawahra Al-Sharqiyyah.
Se piensa que las áreas confiscadas facilitan la construcción continuada del Muro de separación de Israel alrededor del asentamiento de Ma’ale Adumim en Jerusalén Este, en un esfuerzo claro de ampliar significativamente el asentamiento e incorporarlo prácticamente incorporarlo a los límites municipales de la ciudad. En efecto, el Muro alrededor de Ma’ale Adumim se estirará 14 Km adentro de Cisjordania; anexandose una área total más grande que la propia ciudad de Tel Aviv.
A través de la confiscación de estas áreas, Israel planea agregar 25.000 colonos a la población existente de Ma’ale Adumim que actualmente está en 30.000 colonos. La construcción ya está procediendo a agregar 2.100 unidades de viviendas que aproximadamente absorberán a 10.000 nuevos colonos. El Gobierno israelí también ha aprobado la construcción de unas 3.500 viviendas adicionales bajo el llamado «Plan E-1,» qué podría absorber estimadamente a unos 15.000 colonos.
Esta última construcción (3.500 viviendas) había sido congelada ante la exigencia de los EE.UU.; sin embargo, con la reciente confiscación de las áreas mencionadas, Israel está desafiando a la Administración Bush y al derecho internacional.
Estas peligrosas cumplirán eficazmente los premeditados planes para (1) aislar Jerusalén Este de Cisjordania rodeando la ciudad con una estructura de asentamientos y con la Verja o Muro de Separación, (2) acabar con la contigüidad territorial con el resto de los territorios palestinos, y (3) inclinar la balanza demográfica de Jerusalén en el favor de Israel manteniendo una mayoría judía a través de la incorporación de la población de colonos ilegales de Jerusalén, minando la posición palestina, por consiguiente, en cualquier negociación futura sobre el estatus final.
Estos sucesos subrayan claramente, una vez más, las evidentes violaciones de Israel de acuerdos anteriores, en particular las importantes provisiones de la Hoja de Ruta que inequívocamente estipula que ni Israel ni la Autoridad Palestina deben tomar pasos unilaterales que supediten las negociaciones sobre el estatus final, y que Israel debe congelar la construcción y expansión de asentamientos, incluyendo el crecimiento natural.
La desconexión de Israel de la Franja de Gaza no debe llevarse a cabo a expensas del aumento de la actividad colonizadora en Cisjordania. Estas medidas destructivas son una clara indicación de que el Gobierno israelí está utilizando su desconexión de Gaza como una tapadera para consolidar la construcción y expansión de asentamientos en Cisjordania, sobre todo en, y alrededor de, la ciudad de Jerusalén.
Los esfuerzos de Israel por engañar a la comunidad internacional al aceptar sus obligaciones legales para retirarse de la Franja de Gaza como un » compromiso doloroso» debe ser expuesto; los asentamientos en Gaza (y en Cisjordania) no se debieron de haber construido en primer lugar, son ilegales, y su desmantelamiento es meramente un revés parcial de las atrocidades cometidas por Israel contra el pueblo palestino a lo largo de las últimas 4 décadas.
Un estado palestino viable no puede establecerse en territorios fragmentados en Cisjordania (y la Franja de Gaza); toda la Franja de Gaza y toda Cisjordania, incluida Jerusalén Este, son clasificados como territorio ocupado bajo la ley internacional, de su contigüidad geográfica depende la base del estado palestino futuro. Estas últimas medidas adoptadas por el Gobierno de Sharon destruirán los propios fundamentos de la paz, puesto que desmantelar los asentamientos judíos y el retorno a las fronteras de junio de 1967 son requisitos esenciales para la solución de los dos estados.