Traducido para Rrebelión por Carlos Sanchis
Un terremoto político es en si mismo un acontecimiento raro. Cuando dos importantes terremotos políticos van uno tras otro en rápida sucesión, esto es casi inaudito.
Un terremoto así fue la elección de Amir Peretz como líder del Partido Laborista. El otro es el abandono de Sharon del Likud y la formación de un nuevo partido.
De repente, el paisaje político ha cambiado más allá del reconocimiento. Previamente habían dos montañas. Hay tres ahora y ninguna de ellas en las posiciones donde cualquiera de las dos había estado antes.
El Likud ha evolucionado durante los últimos 28 años a un partido de centro-derecha. Sus visiones nacionalistas extremas se han diluido con oportunismo y siempre con corrupción creciente. Su liderazgo se ha ido entrelazando con los extremamente ricos, quiénes han dictado su política económica, aun cuando la mayoría de sus votantes han pertenecido a los desfavorecidos.
El Partido Laborista se ha vuelto su propia lápida. Se ha convertido en una pálida copia del Likud, una especie de Likud 2. Su sepulturero principal, Simón Peres, también era su representante principal, mientras actuaba como el jefe de propaganda de Sharon por todo el mundo.
Este paisaje no existe más.
En el nuevo paisaje hay tres montañas, enfrentándose a tres direcciones diferentes.
– EL LIKUD ha regresado a lo que era antes de llegar al poder en 1977: una partido de la derecha radical. Éste es el partido Herut clásico, que cree en el Gran Israel (llamado en hebreo «Todo Eretz YIsrael»), del Mar Mediterráneo al río Jordán (por lo menos). Sen opone a cualquier acuerdo de paz con el pueblo palestino y quiere mantener la ocupación, hasta que las circunstancias permitan la anexión de todos los territorios ocupados. Puesto que también quiere un estado judío homogéneo, esto contiene un mensaje oculto: los árabes deben ser inducidos a dejar el país. En el lenguaje de la derecha, esto se llama «traslado voluntario». Sin embargo, el partido lleva cuidado de no explicar abiertamente esto fuera.
El Likud puede parlotear ahora sobre asuntos «sociales» para competir con Peretz por los votantes «orientales» ( principalmente norteafricanos). Pero desde la unificación del Partido Herut en los años sesenta con el difunto Partido Liberal, ha servido a los intereses de los muy ricos.
– EL PARTIDO DE SHARON (llamado Kadima, «Adelante») se construye sobre una mentira. Sharon ha declarado que la Hoja de Ruta es su única plataforma política. Pero la Hoja de Ruta estaba muerta antes de que naciera. Sharon no sueña – y nunca lo ha intentado – efectuar siquiera su parte de la primera fase de realización: la eliminación del centenar de nuevos asentamientos («fortines») que fueron establecidos después del 2000, y la congelación de todas las actividades de los asentamientos.
Sharon no hace un secreto de sus intenciones reales: anexionar a Israel el 58% de Cisjordania, incluso los «bloques de asentamientos» en constante expansión, así como varias » zonas de seguridad» (el extenso valle del Jordán y las carreteras entre los asentamientos) y el Gran Jerusalén, hasta el asentamiento de Ma’aleh Adumim. Puesto que no puede haber ningún socio palestino para semejante «solución», él planea llevar a cabo esto mediante un diktat unilateral, respaldado por la fuerza, sin diálogo con los palestinos.
Hasta donde a Sharon le concierne, los asuntos sociales son una molestia. Él quiere, por supuesto, publicar algún programa social para competir con Peretz y el Likud, pero realmente no le interesan.
– EL PARTIDO LABORISTA de Amir Peretz se concentrará en problemas socio-económicos y esperará atraer a las masas del público oriental que hasta ahora han votado por el Likud y el Shas (el partido de los judíos Orientales Ortodoxos). La oportunidad de victoria está aquí. Amir Peretz apoya un programa de una paz seria: negociaciones con los palestinos y el establecimiento de un estado palestino, en base a las fronteras de 1967. Representará esto en un contexto social: el dinero gastado en la guerra, la ocupación y los asentamientos se roba de los pobres y aumenta la brecha entre estos y los ricos.
Los consejeros de Peretz intentarán convencerlo para que «se centre» (hay una nueva palabra hebrea para esto) y para que diluya el mensaje de su paz para atraer a los votantes «en el medio». Si hace esto, aparecerá falto de confianza en sí mismo, de credibilidad y de un programa claro. Pero en todo caso, Peretz intentará dar énfasis a los problemas sociales y relegar los temas de la paz y la seguridad a un segundo lugar.
Uno de los principios fundamentales de la estrategia militar es que el bando que escoge el campo de batalla tiene mayor oportunidad de ganarla, ya que su opción reflejará, por supuesto, sus requisitos particulares. Eso también es verdad para la batalla electoral.
Sharon es un general victorioso, y por consiguiente está interesado en poner la «seguridad» en el centro de la campaña electoral. Allí él tiene una ventaja grande sobre Peretz que fue un mero capitán de los cuerpos de mantenimiento. Cuando hay peligro para la seguridad de Israel, la gente confiará en Sharon, el Sabra (nacido en este país) del pueblo de Malal que irradia el aura de un líder militar.
Peretz es un líder sindical, un hombre nacido en Marruecos que creció en un pequeño pueblo de inmigrantes pobres, y que está interesado en poner los problemas socio-económicos en el centro de las elecciones. Cuando cientos de miles de personas viven bajo la línea de pobreza y ven la brecha social como su problema principal, pueden tratar los asuntos de seguridad como una preocupación secundaria.
Peretz debe conseguir que las masas interioricen la fórmula «Paz = Reducción de la brecha». Eso es bastante difícil. Durante mis diez años en la Knesset, hice docenas de discursos sobre esto, y no tuve éxito. En la conciencia del público, existe un tipo de bloqueo mental: al hablar sobre la economía, el conflicto nacional se ignora. Al hablar sobre el conflicto nacional, no quieren oír hablar de la economía. Peretz debe romper la partición y establecer la conexión entre las dos. Después de tantos sacrificios de sangre y dinero, el público puede estar maduro para esto.
Así que la batalla principal será sobre el propio campo de batalla: Seguridad o Brecha Social será su pieza central. Peretz debe pegarse a su programa, aun cuando toda clase de consejeros y personal de los medios de comunicación le instan desviarse de él y responder a los ataques de sus adversarios. Y, por supuesto, cada ataque «terrorista» ayudará a Sharon y al Likud. ( quienes aborrecen a Sharon afirman que él es bastante capaz de provocar semejantes ataques a sí mismo, iniciando acciones militares que exigen venganza.)
¿Cómo difiere el nuevo paisaje del viejo? Extrañamente bastante, muchos comentaristas ignoran el hecho más decisivo y manifiesto:
Todo el sistema ha sufrido un cambio a la izquierda.
El núcleo de Likud está atrancado en la derecha, donde siempre ha estado. Pero todos los otros se han movido.
El partido de Sharon que se ha escindido del Likud ha dejado su principal artículo de fe: el del » Todo Eretz Yisrael». Defiende la partición del país. El propio Sharon ha establecido el precedente de quitar asentamientos. Aunque malo, su programa político es: comparado con su posición anterior y la del Likud, mucho menos derechista. No se ha convertido en el «Laborista 2», como sus antagonistas del Likud afirman, pero se ha movido hacia la izquierda.
La elección de Amir Peretz constituye un importante movimiento del Partido Laborista hacia la izquierda real.
Esto es verdad para la solución del conflicto israelo-palestino así como para el problema social. Peretz no sólo trae consigo un programa social-democrático, él también obliga a todos los demás partidos a volverse en esta dirección, o por lo menos a pretenderlo.
Incluso Shas ha recordado de repente que es, después de todo, el partido de los desfavorecidos judíos orientales. Después de varios años en la extrema derecha, está reclamando ahora que su único líder, el rabino Ovadia Yossef, salió hace años en favor de devolver territorios por paz.
Desde hace años hasta ahora una situación anormal ha prevalecido en Israel y ha llevado locos a los científicos sociales: según todas las encuestas de opinión pública, la mayoría del público quiere la paz y está preparada para hacer casi todas las concesiones necesarias, pero en la Knesset esta posición casi en absoluto ha sido representada.
Durante todos estos años, mi optimismo ha irritado a muchas personas. Yo les decía a todos: esto no seguirá. Algún día, de una manera que nosotros no podemos prever todavía, este anormal estado se enderezará. De una u otra manera, la escena política se armonizará con la opinión pública.
Un terremoto causa cambios en la tierra, pero él mismo es originado por hondas fuerzas de la tierra. Esto también es verdad en vida política: los cambios escondidos en las profundidades de la conciencia pública son el resultado de cambios que son visible al ojo. La consecuencia es rápida y súbita, pero es el resultado de un proceso subterráneo largo, lento. Estoy orgulloso del papel que yo y mis compañeros hemos tenido en esto.
¿Qué pasará ahora? Eso depende de muchos factores. De nosotros, también.
26.11.05