Traducido del inglés para Rebelión por Nadia Hasan
Incluso los escritores del satírico programa «Eretz Nehederet» no podrían tener éxito en la composición de una farsa como esta. Todos aquellos que estén interesados en entender nuestras relaciones con los palestinos, están invitados a leer lo que ha sido escrito en los periódicos, en estos últimos 12 años, acerca de «el paso seguro» que Israel prometió habilitar en 1993, y que uniría Cisjordania con la Franja de Gaza.
Cualquier persona que repase estos archivos de prensa, descubrirá los principales componentes que caracterizan el comportamiento de Israel hacia los palestinos – evasivas, falta de un poco de buena voluntad y el fracaso de honrar los acuerdos.
En los archivos de Haaretz, el lector curioso puede encontrar 576 artículos que dan cuenta de la evolución de esta grotesca saga, cuyo capítulo final – como ahora – fue escrito a fines de esta semana: «Israel suspendió las conversaciones con los palestinos para la operación de los buses que unirían La Franja de Gaza y Cisjordania, decisión que fue tomada por el gabinete de seguridad, como resultado de los actos terroristas producidos en Netanya».
Entre este titular y aquel aparecido tres semanas atrás en Yedioth Ahronoth («Cientos de palestinos viajarán entre Ashkelon y Kiryat Gat»), además del publicado en Haaretz el 11 de agosto de 1994 («Rabin: Israel está listo para abrir un paso seguro la próxima semana»), se pueden contar cientos de noticias de este tipo. Estas reportan miles de horas de conversaciones, decenas de conferencias y comisiones, e innumerables reuniones, declaraciones y firmas de acuerdos en relación a establecer un paso entre las dos partes de la Autoridad Palestina.
¿Qué valor pueden tener todas estas conversaciones y acuerdos – avalados en cada detalle por cientos de estadistas, diplomáticos, oficiales expertos y militares, además de la participación americana, egipcia y europea – si el resultado de un «paso seguro» sólo ha sido implementado una sola vez, entre 1993, el año de Oslo, y el 2005, año de la desconexión? La próxima vez que Israel firme cualquier acuerdo con los palestinos, sería mejor recordar la suerte que ha corrido este «paso seguro».
Esto conlleva el bienestar básico de los seres humanos. Estudiantes que están impedidos de hacerlo, padres que están separados de sus hijos por años, enfermos que no pueden recibir tratamiento médico, y una economía que no puede establecerse. Esto también representa una amarga burla a las promesas internacionales, a los compromisos adquiridos y a lo que llamamos el «proceso diplomático».
¿Qué hemos prometido? ¿Qué hemos «examinado»? Ferrocarriles y autopistas subterráneas, carreteras y túneles elevados, puentes suspendidos e incluso un monorriel en columnas que unan Gaza y Hebron. ¿Cuál es el resultado? Incluso 10 estudiantes de Gaza, que estudian terapia física en la Universidad de Bethlehem, no han podido asistir a clases, tal como reportó Amira Hass en Haaretz – lo que fue anterior al ataque de Netanya. Los 47 kilómetros que separan Erez del checkpoint de Tarkumiya, continúan siendo los 47 kilómetros más largos del mundo, cruzando las colinas de la oscuridad.
Aquí tienen una pequeña recapitulación de esta situación: El Anexo I del «Acuerdo Interino» firmado en 1995, estipula: «En orden de mantener la integridad territorial de Cisjordania y la Franja de Gaza, como una sola unidad territorial, y promover el crecimiento económico, además de los vínculos demográficos y geográficos entre ellos, ambas partes deberán implementar las disposiciones de este Anexo, mientras se preserven y respeten sin obstáculos, el movimiento normal de personas, vehículos y bienes… entre Cisjordania y la Franja de Gaza».
Es así, como el principio formulado dos años antes, en la «Declaración de Principios» quedó expresado. En mayo de 1994, ya se había creado una unidad especial de la Policía de Frontera, para supervisar el tráfico en el paso seguro; en abril de 1995, se removió el último «bloque», cuando Israel aceptó mantener policía armada en el paso; en 1996, una editorial de Haaretz llamó a «levantar la demora innecesaria»; en 1997, el Ministro de Relaciones Exteriores, David Levy, informó «progresos en conversaciones con Arafat acerca del paso seguro»; en 1998, el candidato a la cancillería alemana, Gerhard Schroeder, aseguró haber escuchado «ideas extrañas» por parte del primer ministro Benjamín Netanyahu acerca de la apertura del paso; en octubre de 1999, se abrió el paso en la carretera 35. Israel anunció que a un cuarto de los automóviles no se les permitirá pasar debido a «defectos de seguridad»; y, en el mismo año, Austria y Alemania ofrecieron financiar una autopista elevada. El Primer Ministro Ehud Barak estuvo de acuerdo; en el 2000, una comisión internacional recomendó a Barak: no a una autopista elevado, pero si una subterránea.
Cerca de un año después, el paso fue clausurado cuando estalló la Intifada. Se denegó el permiso a cerca de la mitad de los que quisieron viajar a través del paso, incluso cuando éste estaba «abierto».
En el 2001, se mantuvo una discusión en la oficina del ministro de transportes Ephraim Sneh: un ferrocarril entre Gaza y Tulkarem a lo largo de la ruta dejada por los turcos. Simón Peres se manifestó entusiasta con la idea, al igual que el Primer Ministro Ariel Sharon.
Durante los cuatro años que han pasado, casi ningún palestino ha cruzado, por supuesto – no por un camino subterráneo o un puente elevado, ni siquiera a pie. ¿Qué fue necesario? Una pequeña unidad de escolta y buena voluntad.
El último acuerdo, hasta ahora, fue firmado cerca de tres semanas atrás. Condoleezza Rice anunció que se había alcanzado un acuerdo, luego de una noche de conversaciones y que, según este compromiso, comenzaría a operar un paso seguro entre Cisjordania y la Franja de Gaza, habilitado para «buses de convoyes», a partir del 15 de diciembre. «Este acuerdo tiene la intención de darle a los palestinos libertad de movimiento, de comerciar, de vivir una vida normal», declaró festivamente la secretaria de estado.
El 15 de diciembre llega esta semana y ningún bus pasará. Un simple terrorista y este acuerdo también se esfumó, como todos los que lo precedieron. Diplomáticos y generales ya se encuentran sudando por el siguiente acuerdo. Para Alia Siksik, quien quiso viajar a Ramallah desde Gaza cinco años atrás, con la intención de cuidar a su moribunda madre, rehusándosele el permiso, el próximo acuerdo ya no tendrá ningún sentido – su madre murió hace tiempo.
Fuente: Haaretz (www.haaretz.com), 10 de diciembre, 2005