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Cuando los colonos judíos fueron evacuados de la Franja de Gaza en agosto, los medios captaron cada llanto y desafiante movimiento en las cámaras. Pero ¿Cuánto fue real y cuando fue orquestado?

Fabricando un drama humano por una crisis política

Fuentes: The Guardian

Traducido del inglés para Rebelión por Nadia Hasan y revisado por Carlos Sanchis

En cada recuento del 2005, la desconexión israelí de la Franja de Gaza es destacada. Pocos pueden olvidar esas poderosas imágenes de angustiosos y llorosos colonos israelíes montando barricadas en sinagogas, lanzando, desde los techos de sus casas, ataques, harina y pintura a los soldados, o reticentemente desalojados de sus hogares, acompañados por desconcertados niños y adolescentes gritando. Los acontecimientos de Gaza tomaron el control de los medios internacionales en agosto. Desde entonces, ha sido citado como un audaz movimiento en el conflicto palestino-israelí, transformando la imagen de Ariel Sharon de un halcón a un valiente hombre de paz.

No está en discusión que la mayoría de los colonos evacuados estaban realmente devastados, o que la desconexión fue un momento histórico. Pero ¿Fuimos testigos, a través de la cobertura de los medios, de una narrativa de despliegue espontánea, o una pre-orquestada obra de teatro?

«Fue una obra maestra», dijo un editor gráfico de una importante agencia de noticias. «Después de todo, todos sentimos que jugamos a un juego y que nos utilizaron, comprados con espectaculares fotografías»: Este editor no está sólo en su situación. Otros periodistas implicados se refieren a «la tremenda manipulación» y al «mayor truco publicitario», o reclaman que el acontecimiento fue «definitivamente un montaje».

La mayor queja es que las escenas grabadas por los medios no fueron del todo reales. «Había un claro sentido que, a pesar de toda la angustia y caos sobre el terreno, la evacuación fue como un mecanismo», señaló Hazel Ward, un reportero de AFP.

Lo destacado estuvo en la resistencia de los colonos frente a la inevitable evacuación ante un fuerte pero compasivo ejército. Algunos reporteros señalan que esta historia fue negociada previamente.

David Ratner, reportero del periódico israelí Haaretz, describe tal acuerdo en Homesh, un antiguo asentamiento en el norte de Cisjordania. «Ellos mantuvieron reuniones donde los colonos dirían, ‘Mantengamos el acuerdo, no golpeemos a los soldados, nos tumbaremos en el terreno cogidos de nuestras manos», y los soldados dijeron, «Nosotros los separaremos, con pequeñas cuadrillas de cuatro soldados pero sin usar fuerza excesiva, y ustedes no tienen autorización para golpear a ningún soldado.’ Esto es lo que me dijo uno de los oficiales».

Él agrega que en el acuerdo quedó estipulado qué sería lo que los colonos podrían lanzar a los soldados y policías: harina esta BIEN, acido no estaba BIEN. «Un oficial me dijo que ellos acordaron que a los soldados podrían lanzar toda la comida que quisieran, tomates, garbanzos, encurtidos – en la medida en que los encurtidos no estuvieran enlatados.»

Ratnet señala que en el tiempo que más colonos visitó, los hechos no fueron espontáneos sino que estaban «completamente bajo control». Un periodista gráfico confirma esto. «Recuerda los informes desde Gush Katif [el mayor asentamiento de Gaza], en el contexto de las granes hogueras provocadas por los colonos, ¿acaso no parecía un informe desde Saigón? Era un acuerdo, los colonos les dijeron a los soldados que no iban a resistir mucho si pudiesen provocar el fuego.» Nadie sabe en qué medida se llevaron a cabo estas negociaciones o hasta donde llegaron. Un portavoz del Ejército Israelí señaló: «El Ejército Israelí no discute o revela los detalles de las negociaciones que se llevan a cabo a puerta cerrada».

Incluso, los colonos son bastante hostiles hacia los periodistas (dañando los equipos periodísticos y desinflando las ruedas de sus automóviles), pero los evacuados de Gaza y Cisjordania comprendieron la oportunidad mediática de la desconexión. Hay numerosas informaciones de histeria y llantos que aparecen escenificados frente a las cámaras.

Hay periodistas que han destacado el auténtico dolor de los colonos. «No estoy diciendo que la gente no se encontraba descorazonada,» dice Ward. «Pero cuando te das cuenta que la gente está haciendo un espectáculo frente a ti y tú lo estás mostrando al mundo, tiene una luminosidad ligeramente desagradable».

El resultado, algunos periodistas temen que los colonos y el gobierno tienen como objetivo hacer que la evacuación de Gaza parezca difícil (y, por lo tanto, irrepetible).

Si la cobertura mediática hizo que la desconexión pareciera una «dolorosa concesión» de Sharon, también logró que el Ejército israelí quedara como héroe. Antes de esto, los soldados israelíes eran caracterizados en la prensa como una fuerza brutal, acosando a los palestinos en los puestos de control, demoliendo casas, disparando a niños y haciendo sangrientas incursiones en Gaza y Cisjordania. Ahora, aquí estuvieron, conduciendo la evacuación de los asentamientos con calma y dignidad, generalmente enfrentándose a agresiones verbales. «Dieron una oportunidad única, en el escenario, de presentarse a sí mismos como valientes, fuertes, tiernos; tú cítalo,» dice Ward.

Según Amelia Thomas, corresponsal de Middle East Times and Christian Science Monitor, esto también le pareció premeditado. «Estas grabaciones e imágenes mostrando a soldados compasivos, pero cuando tú lo ves en el lugar, no parece auténtico sino algo así como ¡Oh Dios, tengo que abrazar a otro colono!'». Otro fotógrafo es también cínico al describir esto como «Woodstock Gaza, 2005».

Cerca de 8000 colonos estaban viviendo en las áreas que fueron evacuadas. Aproximadamente la mitad de ellos se fueron sin montar escándalo antes de que comenzara la evacuación. Muchos de los cuales eran partidarios, y no realmente residentes. Se estima que aún quedan 24.000 colonos ilegales en la ocupada Cisjordania. El gobierno de Sharon, crucialmente, aprobó la expansión de los asentamientos en Cisjordania, que está siendo ejecutada actualmente. Muchos periodistas, especialmente los de medios escritos, sostuvieron que esto se reflejó en los informes acerca de la desconexión. Otros temieron que estos anuncios se perdieran en el drama general. «El problema es que, cuando tenemos imágenes tan buenas como estas, es fantástico, y se vuelve muy difícil ver más allá de esto», señaló un editor gráfico.

La preparación de los medios se realizó con meses de antelación y se basó en que la desconexión es un asunto extenso y combativo. El hecho llevó sólo seis días y nadie resultó gravemente lesionado. Los medios invirtieron gran cantidad de dinero y, tal como un periodista especuló, la cobertura debe reflejar la necesidad de «hacer valer el dinero gastado».

David Ratner, de Haaretz, sugirió que si los medios internacionales sobreestimaron el nivel de violencia que se podría desatar durante la desconexión, es porque no entienden por completo la cohesión que existe en la sociedad judía israelí. «Si los colonos realmente querían abrir fuego, podría haber sido muy fácil», dijo. «Pero el 99,9% nunca cruzaría esa línea».

Uno de los reporteros fue testigo cuando un rabino le preguntó a un joven colono si ellos pretendían mantener la lucha por un día o por una semana, a lo que éste le respondió: un día, ya que si se hace por más tiempo, el ejército parecerá débil. De hecho, los colonos perdieron toda credibilidad entre el público israelí cuando algunos de ellos fueron retratados insultando verbalmente a los soldados, calificándolos como Nazis.

Entonces, ¿la cobertura mediática era miope o fue manipulada? No se ha llegado a conclusiones definitivas de lo que pasó, pero cientos de periodistas deberán ser consultados y sus informes registrados con una exhaustiva panorámica de la desconexión. Pero si una investigación acerca de los medios no tiene lugar, es porque quizás los periodistas simplemente no lo quieren.

Después de 30 años en este negocio, Tami Allen-Frost, productora de ITN y Directora de la Asociación de Prensa Extranjera en Israel, señaló que, «Este fue el período más extenuante de mi vida profesional. Hubo una infinita frustración, discusiones con el ejército acerca del acceso de los medios a los asentamientos, incertidumbre, ya que los puntos clave estaban en movimiento, discusiones con la oficina central acerca de los costos y las dificultades del equipo, ya que nunca supimos cuantas personas podríamos tener y dónde.» Ella agregó que «Esto se desarrolló durante meses, llegando a un punto máximo entre junio y julio». Con grandes presupuestos, los medios inmediatamente incorporaron más personal para trabajar en la región.

Hay muchos periodistas que se mantienen firmes en la opinión de que sus informaciones fueron precisas, proporcionadas y equilibradas. Otros creen que es imposible decirlo. Algunas agencias no quieren verse envueltas en esta discusión: «Estamos aquí para dar las noticias, no para ser la noticia,» dijo un editor. Otro periodista informó que trató de hacer un análisis y que no llegó a ninguna parte: «Para mí, lo peor de todo es que mí compañía no quiso realmente hablar acerca de esto».

Miembros de la prensa liberal israelí parecen ser los más despreocupados acerca de la manipulación. «Nosotros estamos acostumbrados que aquí cada uno te tire mierda todo el tiempo», dijo un fotógrafo israelí. «Como cada cosa en este país, esta historia fue un partido que hubo que jugar y ahora se terminó y eso es todo.»