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Comunicado de prensa de BADIL

Victoria electoral de Hamas: un llamamiento a un buen gobierno y al respeto de los derechos palestinos

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Hamas se enfrenta al reto de encontrar vías para responder al legado y las multifacéticas expectativas públicas de su victoria y de su nuevo papel dirigente. Se ha descrito acertadamente el voto palestino como un terremoto o maremoto político que plantea profundos desafíos a la clase política palestina, incluyendo las fuerzas laicas de la izquierda palestina. Sin embargo, la pelota se encuentra ahora en el tejado de la comunidad internacional -diplomáticos, gobiernos y sociedad civil- que tendrá que demostrar si es capaz, y si está dispuesta, de escuchar el mensaje de los votantes palestinos en los territorios ocupados y de comprometerse con él.

Las elecciones del 25 de enero al Consejo Legislativo Palestino (PLC en sus siglas en ingles) se llevaron a cabo democrática y pacíficamente con un índice de participación cercano al 78%. Se trata de un éxito extraordinario, especialmente debido a la inherente contradicción entre elecciones democráticas y ocupación y colonización militares: los checkpoints israelíes en el ocupado Jerusalén este impidieron el libre acceso a los colegios electorales [situados] a las afueras de la ciudad, mientras que los votantes de la ciudad tenían que pasar por el engorroso procedimiento de enviar sus votos por correo en oficinas de correos israelíes rodeadas por las fuerzas de seguridad israelíes y policía de fronteras. En consecuencia, el índice de participación en Jerusalén ha sido bajo (41%). Aproximadamente dos terceras partes de los palestinos (6 millones) viven en el exilio y siguiendo los acuerdos de Oslo se les ha negado su derecho a participar [en las elecciones]. Los palestinos no eligieron a sus representantes en un Parlamento y un gobierno de un Estado soberano e independiente, sino en la Autoridad Palestina que tiene unos poderes muy limitados en una parte muy limitada de los territorios palestinos ocupados.

Los palestinos de los territorios ocupados eligieron a sus representantes en el Parlamento de 132 escaños emitiendo dos votos diferentes, uno para una lista estatal (66 escaños) y otro para candidatos individuales a nivel de distrito (66 escaños).

A pesar de que se esperaba que Hamas obtuviera buenos resultados en estas elecciones, su arrolladora victoria ha sorprendido a todos. En tiempos normales Hamas disfruta del apoyo estable de aproximadamente un tercio de la población palestina de los territorios ocupados y nadie -ni los votantes palestinos, ni las encuestas, ni los analistas locales o internacionales, ni la inteligencia israelí, ni siquiera el propio Hamas- había esperado que la combinación de su lista nacional «Reforma y cambio» y de candidatos individuales de Hamas iba a obtener 75 de los 132 escaños del nuevo parlamento palestino. Fatah ha obtenido 44 escaños, las fuerzas laicas y democráticas palestinas que habían formado cuatro listas separadas han obtenido un resultado combinado de 9 escaños, y los candidatos independientes, la mayoría de ellos apoyados también por Hamas, han obtenido 4 escaños.


¿Qué ha hecho que los palestinos opten por Hamas en las segundas elecciones al Consejo Legislativo Palestino? La respuesta tiene tanto un componente interno como uno externo. El principal componente interno es el cansancio y hastío generalizado por parte de la población del liderazgo político palestino de al Fatah que, como Autoridad Palestina, ha dirigido la vida política palestina desde los acuerdos de Oslo de 1993. El voto a Hamas es un voto por el cambio, por acabar con una situación en la que la ausencia de un buen gobierno y de un compromiso de servir al pueblo, las luchas internas, la corrupción y la arrogancia de los dirigentes ha dado como resultado una situación cada vez más deteriorada. Y los dirigentes electos de Hamas en municipios y consejos locales han demostrado ser unos servidores civiles más creíbles, imparciales y comprometidos que la vieja guardia de notables y de dirigentes comunitarios afiliados a al Fatah.

Además, el voto palestino a Hamas es un voto en contra de la Autoridad Palestina dirigida por al Fatah, cuyo compromiso con los derechos fundamentales y los principios de la lucha nacional palestina es extremadamente dudoso. La Autoridad Palestina ha llegado a ser tanto un prisionero como un socio indispensable en una interminable diplomacia cuyo objetivo es encubrir el hecho de que no se ha hecho nada para obtener una paz justa y duradera. La AP ha fracasado igualmente en emprender acciones contra aquellos de sus filas que públicamente minan el consenso nacional y la lucha por librarse de la ocupación, por el derecho al retorno de los refugiados y la autodeterminación. Ninguno de los candidatos de al Fatah conocido por su corrupción o por haber estado implicado en la Iniciativa de Ginebra, por ejemplo, ha sido elegido a nivel de distrito debido a su historial personal, mientras que 45 de los 66 escaños los obtuvieron candidatos afiliados a Hamas y respetados a nivel local. Los palestinos votaron por acabar con este status-quo y por un nuevo liderazgo que dirija la lucha palestina con determinación y claridad.

Por ultimo, el voto palestino por Hamas es un mensaje a Israel y a la comunidad internacional. Es un voto en contra de los intentos exteriores de establecer las normas de la democracia palestina, un signo de protesta contra las continuas interferencias en el proceso electoral por parte de gobiernos occidentales y de la Unión Europea, que amenazaron constantemente con retirar la ayuda económica y el apoyo político en caso de que Hamas llegara a la Autoridad Palestina. Es un mensaje a la comunidad internacional, especialmente al «Cuarteto», de que los palestinos ya no desean aceptar un enfoque del proceso de paz que se sostenga que el camino para resolver el conflicto consiste más en las «reformas» palestinas que en acabar con la ocupación y la colonización israelíes. Es un llamamiento a acabar con la impunidad israelí y por el respeto y cumplimiento de los derechos palestinos reconocidos por el derecho internacional.

A partir de ahora Hamas se enfrenta al importante reto de encontrar vías para responder al legado y a las multifacéticas expectativas públicas de su victoria y de su nuevo papel dirigente. Se ha descrito acertadamente el voto palestino como un terremoto o un tsunami que plantea profundos cambios en el cuerpo político palestino, incluyendo las fuerzas laicas de la izquierda palestina.

Sin embargo, la pelota se encuentra ahora en el tejado de la comunidad internacional -diplomáticos, gobiernos y sociedad civil- que tendrá que demostrar si es capaz, y si está dispuesta, de escuchar y de comprometerse con el llamamiento palestino por el cambio hacia un buen gobierno y por una postura basada en la lucha por la libertad, la justicia y la paz.