Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Carlos Sanchis
¿Durante los últimos tres días, la comunidad internacional se ha estado preguntando, ¿qué significa la abrumadora victoria democrática de Hamas para la paz? Contestando a su propia pregunta, estadounidenses, europeos e israelíes empezaron lamentando la pérdida del » proceso de paz,» el fin de la Hoja de Ruta, y una probable reanudación de la violencia. El abrumador triunfo de Hamas que ganó 76 de los 132 escaños al legislativo, se ha interpretado como una llamada palestina a la violencia, y de un rechazo palestino a todo el progreso hecho con la desconexión de Gaza y a la reasunción de conversaciones entre Israel y la Autoridad Palestina.
Como resultado, sólo tres días después de las elecciones, los palestinos han comenzado ya a recibir el reproche de cualquier fracaso futuro en el camino a la reconciliación.
Esto es sumamente problemático por dos razones. Primero, el mundo ha enmarcado estas elecciones en términos de paz, y por tanto de ignorar la realidad de que estas elecciones eran más sobre las preocupaciones internas del pueblo palestino, y segundo, la comunidad internacional está lamentando la pérdida de un proceso que no existe. El proceso de paz de Oslo murió a finales de 2000, y los asesinatos selectivos de Israel, el estrangulamiento atenazador de Cisjordania, la expansión de los asentamientos y las tácticas unilaterales han descarrilado la Hoja de Ruta.
Los palestinos no están unidos en todo, pero ellos están unidos en la oposición y el sufrimiento bajo cuarenta años de ocupación israelí. La visión predominante entre los palestinos sobre el papel de Israel en estas elecciones, ha sido de manos arriba: la historia ha demostrado que todas las iniciativas dependen de Israel, sin importar qué acciones tomen los palestinos. Durante los últimos cuarenta años la ocupación sólo se ha ahondado, y en los recientes años las aperturas israelíes de compromiso han sido acompañadas por el nuevo Muro de Separación, confiscación de tierras, extensa violencia y control militar sobre todos los aspectos de la vida civil. El año pasado Israel dejó todas las nociones de negociación y se movió unilateralmente en todas sus decisiones, más notablemente en Gaza, no permitiendo ningún espacio para un gobierno palestino, sin importar cuán moderado pudiera ser.
Puesto que esperaban una resolución a la ocupación, los palestinos debieron mantenerse vivos. Doce años con una Autoridad Palestina bajo Fatah han hecho sumamente poco por mejorar la flagelada economía, o por construir una infraestructura social que proporcionara cuidados de la salud, transporte y educación. La ocupación israelí puede y debe ser culpada de todos estos fracasos, pero sin ninguna posibilidad a la vista de efectuar cambios sobre estas condiciones impuestas, los palestinos buscan que su Autoridad haga algo.
Al final del proceso democrático, está claro que la mayoría de votantes en Palestina eligieron a Hamas, pero no porque estén con todas las creencias de Hamas. Once partidos diferentes concurrieron a los escaños del legislativo, pero estas elecciones fueron en la práctica como una competición entre sólo dos, Fatah, y Hamas; entre el partido gobernante que ha demostrado su incapacidad para estructurar Palestina de una manera justa y sostenible, y su oposición que ya ha tenido éxito en gobernar partes de Gaza y que ha dado muchos servicios sociales enormemente necesarios para pobres y desempleados privados de derechos.
Hamas representa la esperanza en las áreas más importante de las vidas diarias de la población palestina en su contexto local y, lo más importante, tiene probados precedentes de comportamiento y realizaciones en provocar cambios. Los palestinos han vivido con lealtad bajo Yasser Arafat durante muchas décadas, pero ahora que él se ha ido y que su partido ofrece poco más de un apego a su legado y vacías promesas de corregir sus errores, su lealtad se está moviendo. Un voto a Hamas se convirtió en un castigo a Fatah por todos sus fracasos pasados, y una preferencia clara por el cambio contra el statu quo.
La comunidad internacional ha estado esperando y ha estado empujado durante mucho tiempo por una auténtica democracia en Oriente Próximo, y ahora tiene una. Las voces de las personas auténticamente corrientes palestinas se han oído y se han representado, y ahora es tiempo para que la comunidad internacional demuestre su creencia en el proceso democrático respetando esas voces. Si la resolución del conflicto está en escuchar los argumentos de ambos lados, las próximas semanas mostrarán cuán interesada está la comunidad internacional en considerar la posición palestina. Depende ahora de los agentes intermediarios de la paz y de Israel para determinar si las peticiones palestinas abrirán un diálogo real para la paz, o caerán en oídos sordos.