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La paz será justa o no será

Fuentes: Guardian Unlimited

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

¿Sentirán vergüenza alguna vez los políticos de Washington y Europa por su escandaloso doble rasero? Antes y después de la celebración de las elecciones palestinas de enero, han estado continuamente insistiendo en que Hamas debía cumplir ciertas exigencias. Quieren que reconozcamos a Israel, que abdiquemos de la resistencia y que nos comprometamos con cualquier tipo de acuerdo al que hubieran llegado en el pasado los dirigentes israelíes y palestinos.

Pero aún no hemos escuchado ni una sola exigencia hacia los partidos israelíes que tomaron parte en las elecciones de la pasada semana, aunque algunos de ellos defienden la expulsión total de los palestinos de sus tierras. Incluso el partido Kadima de Ehud Olmert, cuyos antecesores del Likud frustraron todos los esfuerzos de la OLP para negociar un acuerdo de paz, llevó a cabo su campaña electoral sobre la base de un programa que desafía las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Su unilateralismo supone una violación del derecho internacional. Sin embargo, nadie, ni siquiera el Cuarteto -cuyas propuestas para llegar a un acuerdo continúa desoyendo, al igual que hizo su predecesor Sharon- se ha atrevido a pedirle nada.

El unilateralismo de Olmert es una vía para el conflicto. Es un plan para imponer una situación permanente por la cual los palestinos acabarán con una patria troceada por la que ni siquiera podrán desplazarse debido a los masivos asentamientos judíos construidos en conculcación del derecho internacional acerca de la tierra que les ha sido ilegalmente incautada. Ningún plan funcionará nunca si no hay garantía, a cambio del fin de las hostilidades por ambas partes, de una retirada total israelí de toda la tierra ocupada en 1967, incluido Jerusalén Este; la liberación de todos nuestros prisioneros; el traslado de todos los colonos de todos los asentamientos; y el reconocimiento del derecho al retorno de todos los refugiados.

Todas las facciones y pueblo palestinos están de acuerdo en todos esos aspectos, incluida la OLP, cuyo resurgimiento es fundamental para que pueda volver a asumir su papel de portavoz de los palestinos y siga presentando su causa ante el mundo.

El problema no es con ningún grupo palestino particular sino con el rechazo de Israel a reconocer nuestros derechos básicos. Nosotros, en Hamas, queremos la paz y queremos que finalice el derramamiento de sangre. Hemos estado observando una tregua unilateral durante más de un año sin reciprocidad alguna por parte israelí. El mensaje de Hamas y de la Autoridad Palestina a las potencias mundiales es éste: no nos hablen más de reconocer el «derecho a existir» de Israel, o de liquidar nuestra resistencia, hasta que obtengan un compromiso por parte de los israelíes de retirarse de nuestra tierra y reconocer nuestros derechos.

Pocas cosas van a cambiar para los palestinos con el plan de Olmert. Nuestra tierra seguirá ocupada y nuestro pueblo esclavizado y oprimido por el poder ocupante. Ante eso, continuaremos comprometidos con nuestra lucha hasta que nos sean devueltas nuestras tierras y nuestra libertad. Los medios pacíficos tendrán sentido si el mundo está dispuesto a entablar un proceso justo y constructivo en el que tanto los israelíes como nosotros seamos tratados como iguales. Estamos enfermos y hartos de soportar el enfoque racista occidental hacia el conflicto por el cual los palestinos somos considerados como inferiores. Aunque somos las víctimas, ofrecemos nuestras manos para la paz, pero sólo para una paz basada en la justicia. Sin embargo, si los israelíes continúan atacando y matando a nuestro pueblo y destruyendo sus hogares, si siguen imponiéndonos sanciones, castigos colectivos y arrestando a hombres y mujeres por ejercer el derecho a la autodefensa, tenemos todo el derecho a responder con todos los medios posibles.

Hamas ha sido elegido libremente. Nuestro pueblo nos ha dado su confianza y nosotros nos hemos comprometido a defender sus derechos y hacer todo lo que podamos para dirigir sus asuntos mediante el buen gobierno. Si se dedican a boicotearnos a pesar de esta opción democrática -como han hecho hasta ahora EEUU y algunos de sus aliados- seguiremos empeñados en nuestra lucha, y nuestros amigos nos han prometido llenar el vacío. Confiamos en los pueblos del mundo, sabemos quienes se identifican con nuestra lucha. Esta es una buena oportunidad para llegar a la paz – si es que el mundo quiere realmente la paz.

Ismael Haniyed es el nuevo primer ministro palestino y un dirigente de Hamas.

Texto en inglés:

http://www.guardian.co.uk/comment/story/0,,1743628,00.html