El plan estrella del primer ministro israelí, Ehud Olmert, se agrieta. Nadie, salvo los colonos radicales y la extrema derecha, va a oponerse al abandono de pequeños asentamientos en la Cisjordania ocupada desde 1967. Pero la promesa de establecer las fronteras definitivas de Israel, marginando a la Autoridad Nacional Palestina, tiene escaso porvenir. Choca la […]
El plan estrella del primer ministro israelí, Ehud Olmert, se agrieta. Nadie, salvo los colonos radicales y la extrema derecha, va a oponerse al abandono de pequeños asentamientos en la Cisjordania ocupada desde 1967. Pero la promesa de establecer las fronteras definitivas de Israel, marginando a la Autoridad Nacional Palestina, tiene escaso porvenir. Choca la iniciativa contra el rechazo frontal de la UE y de EE UU, que no está dispuesto a dar vía libre al proyecto.
El ministro de Asuntos Exteriores francés, Philippe Douste-Blazy, aseguró el miércoles en Jerusalén, en presencia de Tzipi Livni, su homóloga israelí: «Es inaceptable que una frontera declarada unilateralmente pueda ser aceptada por el mundo. No puede haber solución justa y duradera que no sea negociada». Y si París -apoyo del Estado judío en periodos cruciales de su breve historia y padrino de su programa nuclear- no respaldará la vía pregonada por Olmert durante la campaña electoral, Washington tampoco se inclina por dar un cheque en blanco al Ejecutivo dirigido por Kadima.
El sucesor de Ariel Sharon se reunirá el martes con el presidente George W. Bush. Fuentes diplomáticas europeas señalan que el jefe de Gobierno israelí se limitará a «tantear» su iniciativa, que prevé la anexión y expansión de las colonias más pobladas ubicadas en territorio bajo ocupación. Todo apunta a que el programa nuclear iraní acaparará mayor atención. «Estados Unidos no va a apoyar la delimitación unilateral de la frontera, ni financiará la evacuación y el desmantelamiento de las colonias», augura un diplomático occidental.
El muro y las vallas metálicas de más de 700 kilómetros -ilegales, según dictamen unánime del Tribunal Internacional de Justicia-, que Israel se propone concluir en un año, constituirían la frontera que el actual Gobierno hebreo pretende imponer. Pero los rechazos son contundentes y numerosos. En primer lugar, de todos los partidos palestinos, que no pueden aceptar la anexión de las colonias de Ariel, Gush Etzión y Maale Adumim, porque supondría fraccionar el territorio y convertir el eventual Estado palestino en un proyecto inviable. Pero la oposición se extiende a la comunidad internacional y a algunos partidos israelíes, incluidos los socios laboristas del Ejecutivo, que consideran que esas fronteras no pactadas supondrán la perpetuación del conflicto.
Negociación con Abbas El Gobierno de Olmert parece aquejado por la premura, consciente de que a su valedor Bush -que ya afirmó la necesidad de respetar la nueva realidad demográfica, en referencia a los asentamientos más nutridos de la Cisjordania ocupada- le restan poco más de dos años de mandato. Los principales asesores de Olmert han viajado a Washington para preparar la visita oficial y han constatado que altos funcionarios estadounidenses aconsejan la negociación con el presidente palestino, Mahmud Abbas.
El primer ministro y su titular de Exteriores, Livni, han rebajado el tono y cada día ponen más énfasis en que tratarán de negociar en meses venideros con Abbas, al que tachaban semanas atrás de dirigente «irrelevante». El discurso oficial israelí machacó con la idea de que la Autoridad Nacional Palestina se había convertido en un «Gobierno terrorista» tras el triunfo de Hamás en las elecciones de enero, sin hacer distingos entre la presidencia y el Ejecutivo islamista. Ahora recula el Gabinete israelí y exhibe empeño en entablar negociaciones con el mandatario palestino. Tras más de un año de menosprecio al dirigente, Livni se entrevistará el domingo con Abbas en Sharm el Sheij (Egipto).
«Necesitaron Olmert y los miembros de Kadima, antes príncipes del Likud, 30 años para comprender que la partición es la salvación del sionismo. Quienes dijeron esto fueron denostados como traidores. Ahora hay que preguntarse si se requerirán otros 30 años para que entiendan que fijar las fronteras unilateralmente sólo convertirá el estado de guerra temporal en definitivo», ha escrito el analista Zeev Sternhell.
(*) Sitio web: www.pazahora.net
http://www.pazahora.net/articulos/EEUU%20y%20la%20UE%20frenan%20el%20plan%20de%20Olmert.htm